El hospital ideal pospandemia
El estudio de arquitectura OMA presenta una instalaci¨®n en Matadero Madrid que pone en tela de juicio el dise?o de los equipamientos sanitarios
Un grupo de arquitectos certifica la muerte del hospital contempor¨¢neo. En el parte m¨¦dico anotan una fecha clave en la palpitante historia global: el ¨²ltimo d¨ªa de 2019, cuando las instituciones sanitarias de Wuhan (China) informaron al mundo de 27 casos de neumon¨ªa con etiolog¨ªa desconocida y una exposici¨®n com¨²n al mercado local de animales vivos. Aquello fue el principio de un cambio de paradigma.
Pronto qued¨® claro que los principales anfitriones de este nuevo virus, el SARS-CoV-2, iban a ser precisamente aquellos pacientes a los que el progreso m¨¦dico logr¨® mantener con vida durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. En ese tiempo, las enfermedades intransmisibles ¡ªcomo el c¨¢ncer, la afecci¨®n cardiovascular, los problemas respiratorios o la diabetes¡ª se convirtieron en la principal causa de mortalidad mundial. Como consecuencia, muchos hospitales se diluyeron en una tupida red de atenci¨®n domiciliaria que aseguraba la calidad de vida del enfermo cr¨®nico. Para Reinier de Graaf, urbanista y socio del Office for Metropolitan Architecture (OMA), ¡°un siglo de progreso m¨¦dico ininterrumpido y la creciente esperanza de vida nos desarmaron para lo que estaba por llegar¡±.
El arquitecto holand¨¦s y su estudio ¡ªestablecido en R¨®terdam, Nueva York y Hong Kong¡ª a menudo eligen el terreno del arte para diseccionar los futuribles del urbanismo. Ahora el grupo presenta El hospital del futuro en el marco de la exposici¨®n Doce f¨¢bulas urbanas de Matadero Madrid, donde se aborda el porvenir de la metr¨®poli contempor¨¢nea a trav¨¦s de las especulaciones de 12 creadores. Sobre ese lienzo, la instalaci¨®n de OMA constituye un manifiesto audiovisual que cuestiona el actual dise?o de los espacios sanitarios y reflexiona acerca de una creciente medicalizaci¨®n de los lugares habitados. ¡°Los hoteles y las escuelas se transformaron en hospitales durante la pandemia, porque hab¨ªamos demolido los hospitales del pasado¡±, declara De Graaf por videoconferencia.
Hubo un tiempo en que esos grandes edificios sirvieron como inspiraci¨®n para so?ar con otra ciudad mejor. Desde Bernard Poyet, all¨¢ por 1786, hasta Le Corbusier, en 1965, diferentes autores han ensayado en los hospitales sus teor¨ªas urbanas y sociales. El primero dise?¨® la reconstrucci¨®n del hospital de Notre Dame de Par¨ªs con arreglo a una noci¨®n pan¨®ptica. Del centro geom¨¦trico irradiaban 16 radios para la enfermer¨ªa. El segundo proyect¨® en el hospital de Venecia las bondades de los achatados mat-buildings, cuya zonificaci¨®n horizontal sobre una estructura vertical en varios niveles facilitaba el aislamiento. ¡°Ninguna otra tipolog¨ªa arquitect¨®nica ha disparado tanto la imaginaci¨®n¡±, apunta De Graaf. Los proyectos describ¨ªan corredores anchos, habitaciones confortables y espacios de recreo.
La utop¨ªa de la comunidad inmune
Pero los procedimientos quir¨²rgicos y los avances cient¨ªficos generaron un declive de las unidades de cuidados y el modelo moderno envejeci¨® de golpe. Cuanto m¨¢s reciente es el hospital, menor resulta su vida ¨²til, sostiene De Graaf, describiendo una suerte de obsolescencia programada en la arquitectura. ¡°Las epidemias se repiten. Las infecciones persisten. Y dada la globalizaci¨®n, siempre ha existido el riesgo de algo parecido a la llamada gripe espa?ola¡±, cuenta el arquitecto. ¡°Solo cuando tuvimos problemas para acoger a tantos infectados, ca¨ªmos en la cuenta de lo ¨²tiles que habr¨ªan sido los viejos hospitales si no se hubieran demolido¡±. Ese tipo de enclave, descrito por Foucault en Vigilar y castigar (Siglo XXI) al hilo de la lucha contra la peste europea, se basaba en la frontera f¨ªsica. La l¨ªnea que divid¨ªa a los enfermos de los sanos resultaba m¨¢s que n¨ªtida, ¡°algo que la covid-19 ha difuminado, poniendo en duda la naturaleza constructiva del hospital¡±, lamenta el arquitecto.
La gesti¨®n pol¨ªtica y sanitaria del virus define los contornos de una emergente utop¨ªa sobre la comunidad inmune. En Asia, la persecuci¨®n de este ideal ha desatado distintos sistemas de control poblacional. Un ejemplo es Suishenban, aplicaci¨®n m¨®vil obligatoria en China para todo aquel que quiera acceder a los servicios p¨²blicos. El sistema utiliza los macrodatos que genera el tel¨¦fono m¨®vil y ofrece un c¨®digo QR con los tres colores del sem¨¢foro, determinando si la persona es peligrosa o no. ?El hospital del futuro exigir¨¢ esa transparencia digital a la sociedad civil?
La instalaci¨®n en Matadero lanza este y otros interrogantes que, apoyados en im¨¢genes de archivo televisivo, se quedan sin resolver. Tal vez el hospital del futuro sea autosuficiente, como un invernadero, y produzca todo lo que necesita para su actividad. O quiz¨¢ funcione como un nolugar, porque se imponga el tratamiento individualizado del paciente. La maquinaria podr¨ªa liberar al personal de tareas rutinarias como la limpieza o la cocina. Qui¨¦n sabe: lo ¨²nico evidente es que el hospital del futuro estar¨¢ en constante transformaci¨®n, ¡°como un teatro que se adapta a cada funci¨®n¡±, dicta una voz femenina en el v¨ªdeo de OMA. Desde diciembre de 2019, cada ciudadano del mundo es un potencial paciente. Y la gran conurbaci¨®n global se parece a la sala de espera de un hospital.
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