C. Tangana, ¡®El madrile?o¡¯: un sindi¨®s lleno de pelotazos
Al cantante se le va la mano con los invitados (hasta 15), pero acierta con unas canciones adictivas en el disco m¨¢s esperado del pop espa?ol

D¨¦jenme contarles antes de entrar en materia musical algo que seguramente se le escape al lector, por ocurrir en los departamentos estrat¨¦gicos: el eficaz plan de lanzamiento de El madrile?o, ¨²ltimo disco de C. Tangana, que no concibe la improvisaci¨®n. Todo lleva planificado meses y compone un relato, el de la b¨²squeda de la gloria, que seguramente tendr¨¢ el final deseado. Se van dando pasos cuidadosamente estudiados: goteo de canciones, v¨ªdeos molones, portadas en revistas de tendencias, apariciones en programas de televisi¨®n para entrevistas complacientes, elecci¨®n de colaboradores, firmas de discos en centros comerciales, un cocido en un restaurante caro solo para invitados influyentes¡
Todo recuerda a los a?os noventa, cuando las compa?¨ªas de discos contaban con amplios presupuestos y no reparaban en el coste de los caprichos. Sumemos a esto, claro, lo que no exist¨ªa entonces, la potencia de unas redes sociales bien utilizadas. Y aqu¨ª est¨¢n C. Tangana y El madrile?o, o c¨®mo un rapero se ha convertido en la estrella del pop espa?ol del momento.
Es como comer con las manos grasientas gallinejas vestido de Gucci, y pasearse luego orgulloso con un lampar¨®n en la solapa
Estamos ante un disco de celebraci¨®n, lleno de m¨²sica que aporta placer y reivindica la canci¨®n popular espa?ola (y latina) no desde el pastiche, sino desde alguien excitado y fascinado por los descubrimientos que realiza y que pretende alterarla desde la posmodernidad. Es como comer con las manos grasientas gallinejas vestido de Gucci, y pasearse luego orgulloso con un lampar¨®n en la solapa.
Tambi¨¦n es un ¨¢lbum en el que a C. Tangana (Ant¨®n ?lvarez, Madrid, 30 a?os) se le ha ido la mano con los colaboradores. Hasta 15, en una declaraci¨®n de principios musicales que no parece impostada. Algunos de los participantes son tan referenciales que se invierten los papeles: la rockera canci¨®n Hong Kong parece una canci¨®n de Andr¨¦s Calamaro con C. Tangana de colaborador; lo mismo ocurre con la sensacional Nominao, dominada por Jorge Drexler; o Los tontos, esta vez con la imponente presencia de un Kiko Veneno en registro festivo. Son temas donde el rapero, quiz¨¢ obnubilado por la talla del socio, deja el camino libre. ?Importa esta pleites¨ªa? No si las canciones son tan inapelables.
Nos encontramos un trabajo que renuncia a la cohesi¨®n, a ser escuchado del tir¨®n. Va con los tiempos: El madrile?o se disfruta picoteado, porque cualquier canci¨®n que suene es un pelotazo, unas piezas que en su mayor¨ªa no superan los tres minutos, no vaya a ser que nuestro nivel de atenci¨®n claudique y busque otros est¨ªmulos. El hilo que conecta las 14 piezas se sostiene en esa forma indolente de cantar de C. Tangana, como si hiciera pucheros (s¨ª, como los ni?os), voces que se deslizan sigilosamente, muchas veces acertadamente tratadas con autotune. Cuando se anima a cantar ortodoxamente recuerda (y ahora es cuando hay que enarcar la ceja) a Dani Mart¨ªn. Escuchen Un veneno (con Jos¨¦ Feliciano) y lo comprobar¨¢n.

Dentro de su caos, El madrile?o viene a recordar que la b¨²squeda de la modernidad pasa por atraer hacia ella a las ra¨ªces. C. Tangana lo desarrolla con solvencia y, muchas veces, brillantez, ya sea hurgando en la espa?olidad o en la latinidad. El artista se arrima con respeto, pero sin renunciar a la manipulaci¨®n siempre en beneficio de la canci¨®n, a la rumba, el guaguanc¨® (un tipo de rumba cubana), la bossa nova, el bolero¡ Se adjudica pr¨¦stamos de aqu¨ª y de all¨¢. Las letras comulgan con este sindi¨®s general: algunas son bonitas historias rom¨¢nticas, otras canallitas, o despechadas, o sexuales, o reflexiones sobre la fama... Poca acci¨®n social o pol¨ªtica, que s¨ª surge en Los tontos, con Kiko Veneno: ¡°No te escucho, hablas mucho, a ver si te callas./ Cuando quieras baja a ver./ Ya ver¨¢s la que te espera¡±. Buena parte del m¨¦rito del disco recae en el barcelon¨¦s Alizzz (Cristian Quirante de nombre real), productor, compositor, instrumentista... El hombre que lo hace todo y templa con sentido la pasi¨®n desbordada de C. Tangana.
Muriendo de envidia, con la c¨¢tedra del sonero cubano Eliades Ochoa como socio, se alza como de lo mejor del ¨¢lbum. Son tres canciones en una, y eso que solo dura tres minutos. Comienza como una rumba, continua con trap electr¨®nico y acaba salsera. Maravilloso. Y qu¨¦ decir de esa parte de la letra, extra¨ªda de la canci¨®n Lola, que dedic¨® El Pesca¨ªlla a su mujer, Lola Flores: ¡°Se est¨¢n muriendo de envidia, las flores, las estrellas y la Marbella, porque dios te hizo Lola, m¨¢s bonita que a todas ellas¡±. C. Tangana quita el polvo a la canci¨®n espa?ola en m¨¢s temas, como Cuando olvidar¨¦, donde extracta una entrevista a Pepe Blanco, un riojano que se movi¨® en los cuarenta y cincuenta a la sombra de Juanito Valderrama o Antonio Molina. ?Hemos dicho que el disco incluye T¨² me dejaste de querer?
Est¨¢ por ver si es el nacimiento de un nuevo pop espa?ol o algo que olvidaremos en unos a?os. ?Pero a qui¨¦n le importa? Es pop placentero. Disfrut¨¦moslo hoy y ya veremos ma?ana¡
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