Macron pide asumir el legado de Napole¨®n sin ocultar sus sombras
El presidente franc¨¦s conmemora en un discurso y un acto en los Inv¨¢lidos el bicentenario de una figura hist¨®rica a la vez glorificada e inc¨®moda en Francia
El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, cree que los pa¨ªses deben mirar de frente a la historia, asumir sus miserias. Y piensa que tan poco sentido tiene barrerlas bajo la alfombra, como derrocar estatuas o condenar cr¨ªmenes pret¨¦ritos con los criterios actuales. ¡°Napole¨®n Bonaparte forma parte de nosotros¡±, dijo el mi¨¦rcoles al conmemorar el bicentenario de la muerte de uno de los tres personajes hist¨®ricos capitales de Francia en los ¨²ltimos siglos, junto a Luis XIV y el general De Gaulle. ¡°Del imperio renunciamos a lo peor¡±, resumi¨®, ¡°y del emperador hemos embellecido lo mejor¡±.
El ejercicio no era sencillo. El discurso de Macron en el Instituto de Francia ¡ªla academia de academias, a la que Napole¨®n perteneci¨®¡ª, y el posterior acto solemne en el que deposit¨® una corona de flores en la tumba en los Inv¨¢lidos, fueron una novedad. Desde que en 1969 el presidente Georges Pompidou conmemor¨® a Napole¨®n en Ajaccio, su ciudad natal en la isla de C¨®rcega, ¡°no se hab¨ªa visto nada parecido¡±, declar¨® al diario L¡¯Opinion el historiador Arthur Chevallier, especialista en el bonapartismo.
La memoria de Napole¨®n es una obsesi¨®n de Francia desde que muri¨® a los 51 a?os cautivo de los brit¨¢nicos en la isla de Santa Elena. Existen m¨²ltiples napoleones. El general que consolid¨® la Rep¨²blica tras la Revoluci¨®n y el que se proclam¨® emperador. El fundador del moderno Estado de derecho franc¨¦s y el jefe de clan que gobern¨® como un tirano y dej¨® un rastro de sangre y fuego en Europa. El hombre de la Ilustraci¨®n y el que reinstaur¨® la esclavitud en las colonias francesas despu¨¦s de que la Revoluci¨®n la hubiese abolido.
En el discurso, de 18 minutos, Macron inst¨® a ¡°no ceder ante la tentaci¨®n de un proceso anacr¨®nico que consistir¨ªa en juzgar el pasado con las leyes del presente¡±. Pero no esquiv¨® los cr¨ªmenes y errores. El restablecimiento de la esclavitud, dijo, fue ¡°una falta, una traici¨®n del esp¨ªritu de la Ilustraci¨®n¡±. ¡°En sus conquistas, nunca se preocup¨® verdaderamente de las p¨¦rdidas humanas¡±, prosigui¨®. Y record¨®: ¡°Goya inmortaliz¨® la masacre cruel de civiles espa?oles en mayo de 1808. Desde entonces hemos colocado el valor de la vida humana por encima de todo, tanto en las guerras como ante las pandemias¡±.
Eran otros tiempos, seg¨²n dio a entender el presidente de la Rep¨²blica, antes de recordar el legado m¨¢s presentable: la pacificaci¨®n interna de Francia tras diez a?os de turbulencias revolucionarias y contrarrevolucionarias, el C¨®digo civil, y unas instituciones y una organizaci¨®n administrativa que en parte siguen en pie.
Macron se refiri¨® a otro aspecto de Napole¨®n con el que a ¨¦l ¡ªl¨ªder joven y reformista, lector de novelas decimon¨®nicas y a quien se compara a veces con un personaje rom¨¢ntico¡ª le gusta identificarse. ¡°A quienes juzgan que los destinos est¨¢n trazados, las existencias escritas por adelantado, el recorrido del ni?o de Ajaccio convertido en amo de Europa demuestra claramente que un hombre puede cambiar el curso de la historia¡±, dijo. ¡°Nos gusta Napole¨®n porque su vida tiene el sabor de lo posible, porque es una invitaci¨®n a arriesgarse, a confiar en la imaginaci¨®n, a ser plenamente uno mismo¡±.
Nos gusta Napole¨®n porque su vida tiene el sabor de lo posible, porque es una invitaci¨®n a arriesgarse, a confiar en la imaginaci¨®n, a ser plenamente uno mismoEmmanuel Macron
Napole¨®n, tal como lo retrat¨® Macron, es una especie de doctor Jekyll y M¨ªster Hyde, ¡°¨¢guila y ogro¡±, ¡°Alejandro y Ner¨®n¡±, ¡°encarnaci¨®n tanto de la libertad como de la represi¨®n policial¡±, ¡°alma del mundo como lo describi¨® Hegel y demonio de Europa¡±.
?C¨®mo hacer la s¨ªntesis? ¡°Somos, los franceses, una sociedad hist¨®rica, un pa¨ªs del tiempo largo que avanza sin borrar, sin negar ni renegar, sino reinterpretando sin cesar, reconociendo, entendiendo: una naci¨®n-palimpsesto¡±, explic¨® el presidente, que a los veintipocos a?os fue asistente del fil¨®sofo de la historia Paul Ricoeur y ve en la memoria y en la historia ¡ªse trate del trauma de la guerra de Argelia o del papel franc¨¦s en el genocidio de Ruanda¡ª un aspecto central en su acci¨®n p¨²blica. ¡°[Napole¨®n] dec¨ªa: ¡®De Clodoveo al Comit¨¦ de Salvaci¨®n P¨²blica, lo asumo todo¡¯. Y nosotros seguimos asumi¨¦ndolo todo¡±.
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