Kae Tempest busca la luz
Figura clave del ¡®spoken word¡¯, triunfa en Madrid con un largo poema narrativo que invita a encontrar la esperanza en un mundo siniestro, para el que las entradas se agotaron en pocas horas
Al margen de su celebrado rap costumbrista y de sus elogiados libros de poes¨ªa, Kae Tempest lleva dos d¨¦cadas coloc¨¢ndose delante del micr¨®fono con aplaudidos espect¨¢culos de spoken word. Todo forma parte de una misma voluntad de conectar con el desconocido que tiene delante, ya sea en fiestas queer de espacios autogestionados o en tiendas de Louis Vuitton situadas en los barrios m¨¢s pijos de Londres, en cuya periferia obrera naci¨® hace 35 a?os. ¡°Recitar poemas pone a toda la sala a la misma altura¡±, sostiene Tempest en su reciente Conexi¨®n (Sexto Piso), obstin¨¢ndose en ignorar el estatus estelar que ha alcanzado en los ¨²ltimos a?os: sus entradas se agotan en cuesti¨®n de horas y est¨¢ prohibido difundir im¨¢genes de sus espect¨¢culos sin el acuerdo de sus representantes.
Tras un a?o y medio sin pisar un escenario, Tempest logr¨® subirse este s¨¢bado al del auditorio del Centro Cultural Conde Duque, en Madrid, solo un d¨ªa despu¨¦s de hacerlo en el festival Barcelona Poes¨ªa. La extrema modestia de su dispositivo ¡ªun escenario vac¨ªo, un micr¨®fono, un foco cegador¡ª y de su propia po¨¦tica contrasta con el calado emocional, y tambi¨¦n pol¨ªtico, que logran alcanzar los versos de Tempest, que se define como persona no binaria desde el verano pasado, lo que impone el ejercicio oulipiano de comentar su trabajo con un lenguaje que no siempre nos ofrece las herramientas para hacerlo con la naturalidad que merecer¨ªa.
En su recital po¨¦tico, Tempest retom¨® los versos de su ¨¢lbum The Book of Traps and Lessons, editado en 2019, cuando todav¨ªa se llamaba Kate. Esta vez, sin los arreglos del superproductor Rick Rubin, lo que les confiere una crudeza y un poder¨ªo a¨²n mayores. Dos a?os despu¨¦s de ser grabadas, sus estrofas se transforman en un largo poema narrativo adelantado al aqu¨ª y al ahora, como si lo pronunciara un enajenado que escupe lecciones de lucidez bajo la lluvia en un parque londinense. ¡°Una par¨¢bola apta para el presente, donde el narrador se da cuenta de la oscuridad que reina en el mundo y decide dirigirse hacia un lugar de amor, ternura, alegr¨ªa, comunidad y compa?¨ªa¡±, la defini¨® Tempest antes de arrancar.
Tempest deambula por el escenario con un dramatismo pueril en el mejor de los sentidos, con el que transmite sentimientos inteligibles hasta sin subt¨ªtulos
Sus versos, lib¨¦rrimos y llenos de cesuras invisibles, contienen im¨¢genes de aliento b¨ªblico (profetas, peregrinos, elixires sagrados), pero tambi¨¦n ese realismo sucio que tan bien se les da a los brit¨¢nicos (cervezas bajo el sol, cuerpos que enturbian el agua de la ba?era, citas que terminan sin beso), la pirotecnia aliterativa del mejor hip hop y una dramaturgia lim¨ªtrofe con el stand up. Tempest deambula por el escenario con un dramatismo poco afectado, pueril en el mejor de los sentidos, con el que siempre consigue transmitir sentimientos n¨ªtidos, inteligibles hasta sin subt¨ªtulos, que en su funci¨®n madrile?a brillaron, incomprensiblemente, por su ausencia. ¡°Si no entend¨¦is cada palabra, no os preocup¨¦is. Le pondr¨¦ una dosis extra de coraz¨®n. Llegaremos juntos al final¡±, se compadeci¨® al comenzar.
En el desenlace, hubo que darle la raz¨®n. Su espect¨¢culo nunca parece la exhibici¨®n de memoria de un ni?o superdotado que recita el n¨²mero pi de cabo a rabo, sino el relato de un ser vulnerable que insiste en buscar la luz en un mundo siniestro. Postrado en la cama sin poder conciliar el sue?o, el narrador encuentra el consuelo en los rostros ajenos (Tempest siempre cita a Blake y Jung como referentes, pero ah¨ª est¨¢ tambi¨¦n Levinas). ¡°Hay tanta paz en las caras de los dem¨¢s. Yo amo las caras de los dem¨¢s¡±, rezan sus ¨²ltimos versos. Al reflejarse en otra mirada, en un iris dispar pero semejante, puede que uno logre encontrar, con la mezcla de delirio y clarividencia que desprenden sus versos, la posibilidad remota y quim¨¦rica de volver a empezar.
Babelia
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