Xavier G¨¹ell: ¡°Barcelona era el faro del sur de Europa y se ha hecho m¨¢s peque?a¡±
El novelista y director de orquesta barcelon¨¦s publica ¡®Si no puedes, yo respirar¨¦ por ti¡¯, la primera parte de una tetralog¨ªa sobre las andanzas de varios compositores
Este hombre es un volc¨¢n lleno de historias. Antes de esta entrevista, en un restaurante de Madrid, cont¨® algunas, sobre su familia, sobre el amor, sobre ¨¦l mismo y sobre la vida alrededor. Despu¨¦s ya fue menos privado. Es Xavier G¨¹ell (Barcelona, 65 a?os), que a los 17 ya era director de orquesta y productor musical y que ahora escribe novelas a partir de la vida de grandes m¨²sicos. Su tetralog¨ªa Cuarteto de guerra (Galaxia Gutenberg) comienza ahora con ...
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Este hombre es un volc¨¢n lleno de historias. Antes de esta entrevista, en un restaurante de Madrid, cont¨® algunas, sobre su familia, sobre el amor, sobre ¨¦l mismo y sobre la vida alrededor. Despu¨¦s ya fue menos privado. Es Xavier G¨¹ell (Barcelona, 65 a?os), que a los 17 ya era director de orquesta y productor musical y que ahora escribe novelas a partir de la vida de grandes m¨²sicos. Su tetralog¨ªa Cuarteto de guerra (Galaxia Gutenberg) comienza ahora con Si no puedes, yo respirar¨¦ por ti, su versi¨®n de la peripecia ¨ªntima de B¨¦la Bart¨®k, y proseguir¨¢ con las andanzas de Strauss, Shostak¨®vich y Sch?nberg.
Pregunta. ?Qu¨¦ es un director de orquesta?
Respuesta. El que es capaz de aunar elementos para poder hacer una totalidad. La m¨²sica es trascender esa realidad emp¨ªrica y llevarla a una realidad espiritual, y que pasa de comp¨¢s en comp¨¢s, lo que quiere decir que el comp¨¢s cuatro es consecuencia de los tres primeros.
La m¨²sica resistir¨¢ a pesar de la pandemia y de todos los desastres de la humanidad
P. ?De qu¨¦ sirve la met¨¢fora de la m¨²sica hoy?
R. La m¨²sica persistir¨¢ a pesar de la pandemia y de todos los desastres que ha habido a lo largo de la humanidad. Beethoven y Mozart seguir¨¢n siendo referencias sustanciales para los seres humanos. No es que ellos quisieran trascender, es que llevaban un bicho en su interior y ten¨ªan la necesidad de sacarlo.
P. ?Este tiempo se podr¨ªa explicar en t¨¦rminos musicales?
R. Es un tiempo de duda, de miedo ante el futuro, de desesperanza, de sufrimiento, como tantos otros. La m¨²sica ayuda al ser humano a preguntarse para qu¨¦ vivimos, por qu¨¦ el bien es mejor que el mal, por qu¨¦ hay que vivir la naturaleza de otra manera si queremos que nuestros hijos hereden este planeta. A diferencia de la palabra, la m¨²sica no dice nada, pero lo sugiere todo. Por eso los escritores que han tenido ese ritmo musical, escriben mejor que los otros.
P. ?Qu¨¦ composici¨®n podr¨ªa ser el fondo musical de esta tragedia?
R. Cualquiera de Beethoven donde expresa la tragedia del ser humano, su capacidad y su necesidad de ir m¨¢s all¨¢, de trascenderlo y de superarlo. El final de la Novena es bien significativo para explicar c¨®mo el hombre, desde las dificultades grandes, tiene que llegar al l¨ªmite, no solo tiene que limitarse a ser lo que es, sino a lo que de verdad puede llegar a ser.
P. ?A usted lo ha salvado la m¨²sica?
R. Hago m¨²sica desde que tengo uso de raz¨®n. No concibo una vida sin la m¨²sica, y s¨ª, me ha ayudado a superar dificultades¡ Mahler, sobre todo. Beethoven me ha hecho entender la vida, la m¨²sica del siglo XX es de una riqueza extraordinaria, aunque poco conocida a partir del final de la Segunda Guerra Mundial. Fue lo que m¨¢s me preocup¨® hacer en mi etapa de productor musical.
Beethoven me ha hecho entender la vida, la m¨²sica del siglo XX es de una riqueza extraordinaria, aunque poco conocida a partir del final de la Segunda Guerra Mundial
P. ?C¨®mo empez¨®?
R. Vengo de una familia muy liberal; mi padre sab¨ªa de las dificultades de ser un profesional de la m¨²sica, as¨ª que me hizo estudiar Derecho, pero luego apoy¨® mi decisi¨®n de llegar a ser director de orquesta. Y fue mi t¨ªo abuelo Eusebio L¨®pez Sert, pianista, quien me encarril¨® a superar la reticencia de aquella burgues¨ªa a la dedicaci¨®n a la m¨²sica profesional. Mi t¨ªo abuelo ten¨ªa una vida afectiva complicada y luch¨® para ser libre, una vida dif¨ªcil y a veces tr¨¢gica.
P. ?Le ha pesado su apellido?
R. Mi familia est¨¢ vinculada a Gaud¨ª por mi abuelo G¨¹ell, amigo profund¨ªsimo del arquitecto. Quisieron juntos transformar Barcelona, que hoy no se entiende sin ellos. Hicieron el Parque G¨¹ell, la Colonia G¨¹ell o el Palacio G¨¹ell y otras obras. Trabajaron para hacer de Barcelona una ciudad m¨¢s acogedora. Toda la obra importante la hace Gaud¨ª con G¨¹ell. Y hoy la consecuencia de esa asociaci¨®n la veo deshecha; Barcelona ha pasado de ser cosmopolita a convertirse en provinciana, como consecuencia del nacionalismo. Los pueblos tienen derecho al suicidio, a ir al infierno si quieren, pero no se trata de que sean unos cuantos los que lo decidan. Barcelona era el faro del sur de Europa y se ha hecho m¨¢s peque?a, m¨¢s local.
P. A los 17 a?os fue de los m¨¢s j¨®venes directores del mundo...
R. Acompa?¨¦ a Montserrat Caball¨¦ en Puerto Ban¨²s [Marbella, M¨¢laga] en un programa de Verdi y Puccini. Hubo una bruma densa en el concierto. No nos ve¨ªamos ni los m¨²sicos. Pero ah¨ª inici¨¦ una relaci¨®n muy positiva con Montserrat y la dirig¨ª por much¨ªsimos lugares del mundo. Mi primer frac era un desastre. Mi t¨ªo, el que ser¨ªa editor de Tusquets Toni L¨®pez, que me acompa?aba, me oblig¨® a plancharlo. Hubo tardanza, pero llegu¨¦ a tiempo de que Montserrat limitara la bronca que me merec¨ªa. Luego trabaj¨¦ con Franco Ferrara y con Leonard Bernstein. Este era una persona arrolladora, que sab¨ªa que en todo g¨¦nero hab¨ªa m¨²sica buena y m¨²sica mala. Ten¨ªa un car¨¢cter variado; te hac¨ªa sentir en el cielo, porque te alentaba, pero a veces era intransigente y seco, seco. Me ense?¨® a buscar la esencia de la m¨²sica en una libertad sin prejuicios, a sentir que hab¨ªa que tratar una canci¨®n de los Beatles como una obra de Schubert. Y no me puedo olvidar de Sergiu Celibidache. ?l me ense?¨® que el objetivo primero de la m¨²sica es alcanzar la libertad del ser humano a trav¨¦s del sonido f¨ªsico.
P. En su libro sobre B¨¦la Bart¨®k introduce reflexiones que pueden imaginarse tambi¨¦n como suyas sobre el populismo y la xenofobia que regresan.
R. Por supuesto. El momento actual tiene el gran problema, como lo tuvo en la ¨¦poca de Bart¨®k, del nacionalismo que termin¨® impulsando el nazismo en la Europa de la que ¨¦l se exili¨®. El ser humano no aprende de su historia y vuelve a caer en los mismos errores. Eso es desesperante. Vivimos en un mundo nefasto. Y en este momento hemos de volver a empezar.
P. De usted se ha dicho que es optimista y batallador. Y esos adjetivos se los adjudica tambi¨¦n a Bart¨®k.
R. En 1940, el momento m¨¢s c¨¢lido de su carrera, Bart¨®k es considerado uno de los cuatro o cinco compositores m¨¢s importantes y respetados de Europa. Y aunque no es jud¨ªo ni tiene necesidad de exiliarse, lo abandona todo para emprender un viaje a lo desconocido solo para dejar constancia de su radical oposici¨®n a las dictaduras de Horthy en Hungr¨ªa, de Mussolini en Italia y de Hitler en Alemania, para que su ejemplo, ya que era muy conocido, sirviese de algo. En Estados Unidos se le van cerrando puertas y es sometido a vivir en la miseria. Amo los personajes sobre los que escribo, los saco fuera de m¨ª y destaco sus principios ¨¦ticos, el amor, la duda, las contradicciones brutales que tiene la vida, en definitiva, la muerte. Y este es el gran tema de Bart¨®k, obsesionado por componer un concierto que le haga famoso en todo el mundo y sea la herencia de la que vivan los suyos. Ese tercer concierto es su obsesi¨®n, del que dejar¨¢ inconclusos los 17 ¨²ltimos compases.
P. ?Esa energ¨ªa con la que lo aborda le salva a usted tambi¨¦n del desfallecimiento?
R. Por supuesto. Paso por ser una persona optimista y luchadora, pero yo mismo no me considero as¨ª. Soy v¨ªctima de esa imagen que he creado. Me planteo por qu¨¦ la lucha de la creaci¨®n en un mundo que es nefasto, donde no se atiende nada m¨¢s que a razones banales, y donde lo verdaderamente grande es potenciado en aras de la frivolidad. Uno no es ni lo que uno cree ser, ni lo que uno representa. Uno est¨¢ en medio de esas dos cosas.