¡®Siervos¡¯: represi¨®n checoslovaca en expresivo blanco y negro

Han querido ser siervos de Dios, pero lo son sobre todo del Estado. En los a?os ochenta, en la Checoslovaquia controlada por la Uni¨®n Sovi¨¦tica, los seminarios estaban vigilados por comisarios pol¨ªticos comunistas. Una represi¨®n que manten¨ªa a los mandos de la Iglesia entre una espada y una pared no demasiado acordes con su labor de concordia: deb¨ªan colaborar con el Estado a cambio del mantenimiento de su actividad. Mientras, los j¨®venes seminaristas ten¨ªan que lidiar con una doble opresi¨®n: una, en cierto modo deliberada; la otra, absolutamente impuesta.

Un periodo que relata con poderoso aspecto visual la producci¨®n eslovaca Siervos, tercer largometraje de Ivan Ostrochovsky, en el que destacan su formidable trabajo fotogr¨¢fico con el blanco y negro, obra de Juraj Chlpik, y una puesta en escena donde los brillantes encuadres, sin gratuidades, ayudan a la narraci¨®n con belleza y expresividad dram¨¢tica.

¡°Trabajo para ustedes¡±, les dice el funcionario del Gobierno, interpretado por el gran actor rumano Vlad Ivanov (La Gomera). Pero la prohibici¨®n de lecturas y las violaciones de los secretos de confesi¨®n dan paso a las desapariciones y a los cr¨ªmenes de Estado. Un clima de terror en el que no solo la fotograf¨ªa reluce como elemento formal. Tambi¨¦n un dise?o sonoro disfrazado de fantasmal banda sonora que acaba acogiendo a una obra escueta, vigorosa y compleja, ganadora del premio a la mejor direcci¨®n en la pasada Seminci de Valladolid.