¡®Expediente Warren: obligado por el demonio¡¯, terror con el piloto autom¨¢tico

El 24 de noviembre de 1981, un hombre llamado Arne Cheyenne Johnson fue condenado por homicidio en primer grado, con la particularidad de que, por primera vez en la historia judicial de EE UU, el acusado se hab¨ªa declarado inocente ¡°por posesi¨®n demon¨ªaca¡±. Un caso real en el que intervinieron, como ayudantes de la parte defensora, los famosos demon¨®logos inspiradores de la saga El conjuro, de la que hoy se estrena Expediente Warren: obligado por el demonio, su octava entrega y tercera protagonizada por el matrimonio de expertos en lo sobrenatural y, al menos ella, clarividente.

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Y quiz¨¢ sea el hecho de saber que estamos ante acontecimientos vividos por seres humanos aut¨¦nticos ¡ªprobablemente sacados de quicio o impostados, y con toda seguridad convertidos en material dram¨¢tico por la fuerza de Hollywood¡ª, adem¨¢s de ampliamente tratados por la prensa de la ¨¦poca, lo ¨²nico que sostenga una pel¨ªcula un tanto decepcionante, por mustia en el apartado visual, y que puede que tampoco contente a los fan¨¢ticos pues estamos ante la menos terror¨ªfica de la saga.

Como siempre, la pareja que interpretan Vera Farmiga y Patrick Wilson tiene carisma, pero esta vez el encargado de la direcci¨®n, Michael Chaves, parece incapaz de levantar el relato sobre unos cimientos casi m¨¢s relacionados con lo policial que con lo diab¨®lico, aspecto articulado esta vez a partir del satanismo, aunque sin el empuje suficiente para fascinar. Y ah¨ª el cl¨ªmax final resulta paradigm¨¢tico: fuegos artificiales con dos posesiones narradas en paralelo, que tienen m¨¢s que ver con el (presunto) espect¨¢culo que abruma que con el terror que hiela. Pese a tratarse de una producci¨®n menor y de una historia mucho m¨¢s b¨¢sica, Chaves hab¨ªa demostrado en La monja, su trabajo anterior para el serial, poseer un gusto especial para el tratamiento de las texturas y para las angulaciones de la c¨¢mara; sin embargo, esta vez parece una pel¨ªcula realizada con el piloto autom¨¢tico, o con el freno de mano puesto desde arriba para no arriesgar en demas¨ªa.