Alma Guillermoprieto: ¡°Mientras pueda andar por el mundo me seguir¨¦ asomando a lo que pasa¡±
La periodista y escritora mexicana, premio Princesa de Asturias, est¨¢ descontenta con el momento que experimenta el oficio, pero mantiene intactas sus ganas de narrar
Tiene 72 a?os y es periodista desde que, en Nicaragua, cuando la revoluci¨®n, decidi¨® que ten¨ªa que contar lo que ve¨ªa. Era 1976. Ella, mexicana de nacimiento, latinoamericana de vocaci¨®n, iba para bailarina y algo tiene de ese ritmo exigente su forma de ejercer el oficio. Es de las mejores periodistas del mundo, por ello ha recibido premios incontables, como el Princesa de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades y el Ortega y Gasset a su trayectoria profesional. Esa forma de hacer, clara, informada, exigente, tiene reflejo en algunos libros memorables como Al pie de un volc¨¢n te escribo o La Habana en un espejo, y en el reciente reportaje sobre los sue?os rotos de Colombia que acaba de aparecer en The New York Review of Books. No est¨¢ contenta con el momento del oficio ni de algunos de sus propios sue?os, los de Cuba o Nicaragua, por ejemplo. Hablamos por videoconferencia, ella desde M¨¦xico, donde pasa una temporada.
Pregunta. ?C¨®mo cree que se ha cubierto la pandemia en el mundo?
Respuesta. Creo que aqu¨ª [M¨¦xico] y en Colombia han faltado recursos, porque obviamente ahora los recursos no sobran para cosas in¨²tiles como el periodismo. Han faltado recursos para hacer un cubrimiento, por un lado, cient¨ªfico, local, y no reproducir notas de agencia, y por otra, desde el lado humano.
P. Su regi¨®n ha sido su territorio de periodista. Usted se estren¨® con la ilusi¨®n de Nicaragua, y m¨ªrela ahora.
R. La tristeza que da ver a Nicaragua regresar al punto cero, y en condiciones quiz¨¢ m¨¢s dif¨ªciles para deshacerse de la dictadura¡ Tuvimos la sensaci¨®n de gran avance y ahora tenemos la sensaci¨®n no solo de gran retroceso sino de empeoramiento. La situaci¨®n en M¨¦xico, a causa del narco, es m¨¢s violenta que nunca, m¨¢s horrorosa que nunca. Y en Colombia la lucha contra la violencia se ve imposibilitada por la extrema fragmentaci¨®n de los de los grupos que se disputan el territorio¡ La violencia enorme no llega ah¨ª a los excesos grotescos de M¨¦xico. Y todas las v¨ªas de la democracia liberal parecen tapadas desde Per¨² y Brasil hasta, por qu¨¦ no decirlo, M¨¦xico. ?Venezuela? No voy hace a?os, porque tengo la sensaci¨®n de que da vueltas sobre s¨ª misma.
P. ?Hay alguna maldici¨®n sobre esa regi¨®n que convierta la ilusi¨®n en desgracia?
R. Tal cual. Hay factores elementales que han impedido el avance. Una es que ning¨²n Gobierno ha tenido una pol¨ªtica revolucionaria hacia la educaci¨®n. Han fallado los esquemas de educaci¨®n hasta en Estados Unidos. La educaci¨®n universitaria pone ¨¦nfasis en las licenciaturas de modo que, como dec¨ªa Ricardo III, dan ganas de deshacerse de tantos abogados, que en ¨²ltimo caso solo han servido para institucionalizar la corrupci¨®n y la violencia¡ La falta de educaci¨®n que padecemos nos ha hecho vulnerables a mercachifles asentados en el poder. El exceso de corrupci¨®n en el sistema educativo ha hecho un da?o profundo a la democracia.
¡°Me preocupa much¨ªsimo la situaci¨®n de los periodistas en Nicaragua, perseguidos a la manera venezolana¡±
P. De vuelta a Nicaragua¡ El presidente que sali¨® de aquella ilusi¨®n es ahora un dictador y Sergio Ram¨ªrez, vicepresidente entonces, est¨¢ perseguido por aquel. ?C¨®mo siente este periodo?
R. Cada vez con m¨¢s preocupaci¨®n y m¨¢s dolor. Me preocupa much¨ªsimo la situaci¨®n de los periodistas en Nicaragua, perseguidos de manera est¨²pida, a la manera venezolana. No s¨¦ si decir esperanzas, pero lo ¨²nico que me da esperanzas es que veo al d¨²o Ortega-Murillo muerto de p¨¢nico, porque es p¨¢nico exclusivamente lo que explica esas medidas persecutorias que se les van a revertir¡ Encarcelar a todos los candidatos con cargos absolutamente inventados es muestra de un profundo miedo. ?A qu¨¦ le tienen tanto miedo? Piensan que est¨¢n amenazados en sus puestos porque saben que son incapaces.
P. Ha pasado Trump, otra amenaza continental. ?Qu¨¦ consecuencias tuvo, y no solo para el periodismo?
R. Trump no se ha ido. Puede que no vuelva a ser candidato, pero el fen¨®meno que produjo a Trump no se ha ido y puede incluso que no est¨¦ muy debilitado. Ese fen¨®meno posibilitado por la ignorancia, por un sistema educativo fallido, una econom¨ªa profundamente desigual, eso sigue ah¨ª, y esa masa electoral sigue buscando un proceso. Y eso seguir¨¢ teniendo consecuencias en nuestros pa¨ªses, en los pa¨ªses hispanoparlantes. Por lo dem¨¢s, Trump, el alg¨²n momento, tiene que haber estudiado a Hugo Ch¨¢vez. Ch¨¢vez fue el gran precursor de todo esto. Este estaba muy consciente de Trump, lo imitaba, desped¨ªa a los ministros con ¡°est¨¢s despedido¡±, como si fuera estuviera en el programa El aprendiz. Ch¨¢vez fue un modelo para Trump, y este ha posibilitado, a su vez, a toda esta serie de payasos. El expresidente norteamericano ten¨ªa, conscientemente, mucho de payaso, sab¨ªa que eso le funcionaba bien.
¡°El periodismo est¨¢ bajo el asedio de las ¡®fake news¡±
P. Hace 11 a?os nos dec¨ªa que el oficio que practica iba a decir adi¨®s de veras a Gutenberg¡ ?C¨®mo ve hoy este trabajo?
R. El periodismo impreso est¨¢ visto que no sobrevive m¨¢s. Todos los medios han hecho su reconversi¨®n a internet. Y periodismo digital, o impreso, o del tipo que sea, est¨¢ bajo el asedio de las fake news, que hasta el momento han tenido m¨¢s ¨¦xitos, han instalado a m¨¢s gobernantes, que el periodismo serio. As¨ª que creo que ten¨ªa raz¨®n, adi¨®s a Gutenberg. Sea una situaci¨®n permanente o no lo sea, es imposible predecir el futuro.
P. ?Qu¨¦ consecuencias tendr¨¢ que tambi¨¦n se diluya el esp¨ªritu del oficio que abraz¨®?
R. Veo que los j¨®venes, ?o les j¨®venes, d¨¦jeme hablar con cierta modernidad en el lenguaje inclusivo!, entran al oficio con el mismo entusiasmo encendido e incendiario que siempre, lo que pasa es que econ¨®micamente no les da el periodismo, la reporter¨ªa. No hay ni siquiera en los medios el presupuesto para hacer grandes reportajes, algo general en Am¨¦rica Latina. Por otro lado, una persona joven que quiera casarse y tener familia y una casita propia se ha de ir del oficio porque no les da para sobrevivir. Eso es una tragedia.
¡°Como cronista de largo aliento siento que ni siquiera me estoy peleando con los medios audiovisuales. No, creo que ya perd¨ª¡±
P. ?Qu¨¦ preguntas se hace ahora sobre este oficio que antes no se hiciera?
R. Hablo de m¨ª. Parece ciencia ficci¨®n, pero me he cuestionado cu¨¢nto tiempo va a sobrevivir la palabra escrita como tal¡, e incluso cu¨¢nto tiempo, si es que sobrevivimos en el planeta, va a durar esta forma de comunicarnos entre les seres humanes. No s¨¦: vienen implantes cerebrales, una serie de cambios tan profundos en la manera de reproducirse los espec¨ªmenes humanos, y unos cambios tan radicales en las maneras de comunicarnos, que por lo pronto me parece que la palabra escrita est¨¢ solamente despreciada. Pero lo vemos en todos los medios, incluyendo en EL PA?S y en el New York Times, que fue vanguardia en esto, la producci¨®n de videos para transmitir informaci¨®n es cada vez mayor, y su calidad tambi¨¦n lo es. Como cronista de largo aliento siento que ni siquiera me estoy peleando con los medios audiovisuales. No, creo que ya perd¨ª.
P. ?Ya claudic¨®?
R. No he claudicado. Acabo de sacar una nota sobre Colombia, no he claudicado. Pero siento que cada vez mi p¨²blico es m¨¢s peque?o. Nunca fue grande, y ahora es mucho m¨¢s peque?o.
¡°La juventud colombiana, que es la que a mi me interesa ahora, pasa de ciclos de enorme alegr¨ªa a gran decepci¨®n¡±
P. ?Qu¨¦ marca para usted a las personas de hoy?
R. La juventud colombiana, que es la que a m¨ª me interesa ahora, pasa de ciclos de enorme alegr¨ªa a gran decepci¨®n y eso condiciona su forma de ser. La alegr¨ªa de los acuerdos de paz, la inmensa desilusi¨®n de ver c¨®mo el Gobierno actual desbarata la protesta contra este Gobierno justamente, la evidencia de ver que ese movimiento va siendo tomado por los m¨¢s violentos, y c¨®mo la prensa va fij¨¢ndose cada vez m¨¢s en esos protagonistas violentos... Ilusi¨®n, desilusi¨®n, ilusi¨®n, desilusi¨®n.
P. Antes, en el recuento de la realidad latinoamericana, no incluimos Cuba, tan excepcional para usted¡
R. Esto que voy a decir suena mal y suena feo, pero es la verdad: a partir de la llegada de Obama y la muerte de Fidel, Cuba se volvi¨® un pa¨ªs diferente para m¨ª, sent¨ª que hab¨ªa perdido la Cuba que hab¨ªa habitado. As¨ª que no me mantengo muy al tanto, no entiendo muy bien lo que est¨¢ pasando, no entiendo lo que est¨¢ haciendo el r¨¦gimen, y por eso no he mencionado Cuba, porque tampoco la comprendo.
P. ?No deja que este oficio en extinci¨®n desaparezca de su alma?
R. Soy un dinosaurio sin duda alguna, pero mientras pueda andar por el mundo, mientras no est¨¦ impedida f¨ªsicamente de hacerlo, me seguir¨¦ asomando a lo que pasa, estar¨¦ llena de curiosidad por el mundo, aunque no tan frecuentemente. Pero mientras pueda seguir observando el mundo y tenga ganas de contarles ese cuento a mis amigos, lo seguir¨¦ haciendo. Qu¨¦ otra cosa voy a hacer si no.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.