Jessica Chastain se convierte en la telepredicadora m¨¢s pol¨¦mica de Estados Unidos
La actriz presenta en el concurso ¡®Los ojos de Tammy Faye¡¯, la vida de una conocida evangelista: ¡°No me gusta hacer pel¨ªculas c¨®modas, me interesa poner al p¨²blico entre la espada y la pared¡±
Durante una d¨¦cada, Jessica Chastain (Sacramento, 44 a?os) ha llevado en sus entra?as el personaje de Tammy Faye Bakker. ¡°Es curioso, porque, que yo recuerde, nunca he estado en un proyecto de largo recorrido del que me haya bajado¡±, recuerda Chastain. ¡°Cuando me pongo en serio, soy muy leal¡±, concede. En 2012 vio el documental Los ojos de Tammy Faye y supo al momento que ah¨ª hab¨ªa un fil¨®n. Fuera de Estados Unidos, casi nadie conoce a Tammy Faye Bakker, pero en su pa¨ªs su figura ha sido tan idolatrada como arrastrada por el fango. Rein¨® junto a su marido, Jim Bakker, en el mundo de los telepredicadores durante los a?os setenta y ochenta, juntos construyeron el parque de atracciones m¨¢s grande de su pa¨ªs ¡ªdestinado, obviamente, a sus seguidores, cristianos evangelistas¡ª, levantaron un imperio cuyos cimientos eran puro barro. Cuando sali¨® a la luz la ingenier¨ªa contable de Jim Bakker y sus infidelidades, aquel mundo se derrumb¨®. Alrededor de ellos saltaron como buitres los otros teleevangelistas, que nunca hab¨ªan acabado de aceptar a la pareja, cuyos mensajes iban envueltos en m¨²sica y risas, en unos colores pop opuestos al gris de los otros pastores. Adem¨¢s, Tammy Faye lanzaba sermones de amor a los homosexuales en plena pandemia del sida, cantaba en vez de pregonar y viv¨ªa obsesionada con su f¨ªsico.
Chastain ha llegado ahora al final de su camino. Los ojos de Tammy Faye (han repetido el t¨ªtulo del documental para la ficci¨®n) se presenta en el concurso del festival de San Sebasti¨¢n antes de su estreno comercial, que en Espa?a est¨¢ previsto para febrero. En el filme, el guion va un paso m¨¢s all¨¢ y entra en un debate de calado: la diferencia entre espiritualidad y religi¨®n. ¡°Veo a Tammy como una mujer muy espiritual, que choca contra los grandes predicadores de los setenta, l¨ªderes con una clara visi¨®n de la religi¨®n como instituci¨®n. Ella en cambio se ce?¨ªa al amor¡±. La actriz vive una especie de s¨ªndrome de Estocolmo con el personaje, tras siete a?os estudiando su voz (cercana a la de Betty Bop), sus gestos y su comportamiento. ¡°La he analizado desde todos los puntos de vista posibles, con mi habitual radar para personajes llenos de claroscuros y grietas, y, de verdad, era como una ni?a, rebosante de inocencia. En su puridad crey¨® que todo era posible¡±.
Entonces, ?era una adelantada a su tiempo? ¡°En realidad, las mujeres que han luchado por la igualdad de g¨¦neros siempre han parecido adelantadas a su tiempo¡±, aclara. ¡°Es cierto que habitamos una sociedad que juzga por el aspecto, y que Tammy fue muy meticulosa y exagerada en ese sentido. A cambio, nunca sigui¨® las reglas. Y desde luego, cre¨® una enorme controversia a su alrededor, especialmente por su cari?o a la comunidad LGTBI. En 1994 sonaba a radical, hoy los derechos de las minor¨ªas ya han sido aceptados en mi pa¨ªs, as¨ª que ese devenir le hubiera sido m¨¢s f¨¢cil¡±. Siendo un personaje tan controvertido, ?no le preocupa que parte del p¨²blico estadounidense se oponga al filme incluso sin verlo? ¡°Bueno, eso me ha pasado tantas veces en mi carrera [carcajada]. Los estrenos de varias de mis pel¨ªculas no fueron buen recibidos, probablemente porque sus protagonistas femeninas, vamos, la que suelo encarnar yo, chocaba con lo que esperaba el espectador. No me gusta hacer pel¨ªculas c¨®modas, me interesa poner al p¨²blico entre la espada y la pared, generar conversaciones... Creo en hacer cine como un acto pol¨ªtico, que provoque un debate en t¨¦rminos de racismo o identificaci¨®n sexual. As¨ª que el hecho de que alguien se oponga a mi trabajo suena hasta normal¡±.
Y ah¨ª entra a analizar lo que supone la figura de Tammy Faye en EE UU. ¡°Es una historia muy americana. Aquellos predicadores impulsaron la llegada a la presidencia de Ronald Reagan. Ella misma cre¨ªa fervientemente en esa idea de que vivimos en el mejor de los pa¨ªses, en el ¡®Dios bendiga Am¨¦rica¡¯. Y la realidad no es as¨ª, como nos ha demostrado la presidencia de Donald Trump y la actual derecha alternativa¡±.
¡°Creo en hacer cine como un acto pol¨ªtico, as¨ª que el hecho de que alguien se oponga a mi trabajo suena hasta normal¡±
Es cierto que en la carrera de Chastain no hay pel¨ªculas banales. Aunque empez¨® en 2004, el p¨²blico no le puso cara hasta que se convirti¨® en estrella del teatro con Salom¨¦, bajo el manto protector de Al Pacino, y despu¨¦s de los estrenos, en 2010 y 2011, de La deuda, Take Shelter, El ¨¢rbol de la vida (que en realidad lleg¨® a las salas a?os despu¨¦s de su rodaje) y Criadas y se?oras. Con esta pel¨ªcula obtuvo su primera candidatura al Oscar, y volvi¨® a los premios de Hollywood con La noche m¨¢s oscura. ¡°Durante el confinamiento, mucha gente recuper¨® El caso Sloane, por ejemplo, que hab¨ªa tenido un mal recibimiento, y redescubrieron el filme. O f¨ªjate en Interstellar, en la que de repente encontraron que se escond¨ªa una historia de amor. ?Por supuesto! Por eso la hice¡±.
?Es Los ojos de Tammy Faye una met¨¢fora de la industria cinematogr¨¢fica? Si los grandes predicadores fueran los ejecutivos de los estudios de Hollywood, podr¨ªan entenderse sus movimientos primero de rechazo, despu¨¦s de absorci¨®n y finalmente de destrucci¨®n de Tammy Faye como reflejo de lo que ha pasado durante d¨¦cadas con actrices y directoras, que han batallado por su propia voz. ¡°Te dir¨ªa que en el trasfondo puede que s¨ª, pero Tammy nunca batall¨®, nunca se plante¨® su vida en t¨¦rminos de lucha. Hac¨ªa lo que quer¨ªa, nunca reflexion¨® sobre sus movimientos y decisiones¡±. ?Y c¨®mo lleva la carga de prot¨¦sicos que ha necesitado para parecerse f¨ªsicamente a su personaje? ¡°Ayudan y a la vez dificultan el trabajo. Solo pod¨ªa usar mis ojos, porque hasta cambi¨¦ mi voz y mis movimientos¡±. ?No pens¨® en dirigir ella misma una historia en la que estaba tan implicada? ¡°Hab¨ªa d¨ªas en que entraba en maquillaje a las tres y media de la ma?ana... Era imposible con tanta pr¨®tesis, pero eso ocurrir¨¢ en alg¨²n momento, seguro. Solo necesito un guion del que yo sienta que mi mirada servir¨¢ para hacerlo crecer¡±.
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