La aventura interminable de Corto Malt¨¦s

Corto Malt¨¦s y su creador, Hugo Pratt, pertenecieron a un mundo libre y peligroso, fueron h¨¦roes sin fronteras que se mov¨ªan por oc¨¦anos y territorios unas veces a medio explorar, otras en guerra y en ocasiones cansados y rebosantes de historia como Irlanda o Venecia. El misterioso marino errante se convirti¨® en un s¨ªmbolo de la aventura, pero tambi¨¦n de la solidaridad y del intento de entender y de convivir con otras culturas, uno de los temas que recorren la obra de su creador. El fallecimiento de Pratt, en 1995, no acab¨® con Corto, un personaje que se ha resistido a envejecer en un planeta en el que cada vez encaja menos y cuyas historias han continuado los espa?oles Rub¨¦n Pellejero y Juan D¨ªaz Canales en tres tebeos.

La promesa de aventuras de Corto Malt¨¦s se mantiene viva con la edici¨®n de Una cita pendiente (Confluencias), un precioso libro ilustrado en el que Hugo Pratt narra un viaje a los Mares del Sur en busca de sus referencias vitales y literarias; con un nuevo Corto, Oc¨¦ano Negro (Norma), en el que Martin Quenechen y Bastian Vic¨¨s llevan al personaje al mundo actual ¡ªun salto que los fans m¨¢s ac¨¦rrimos han recibido con cierto desconcierto¡ª, y con una exposici¨®n en la que se cruzan los destinos del personaje y de su creador, la realidad y la ficci¨®n, Hugo Pratt. Lignes d¡¯horizons, que actualmente puede verse en Burdeos.

¡°Corto se ha convertido en un icono¡±, explica Patrizia Zanotti, representante mundial de los derechos de Hugo Pratt y que acompa?¨® al narrador italiano en su viaje al Pac¨ªfico. ¡°Es un s¨ªmbolo que encarna valores cl¨¢sicos como la sensibilidad hacia otras culturas y otras poblaciones. Son temas cada vez m¨¢s importantes. Sobre todo despu¨¦s del periodo que estamos viviendo, la gente necesita tener ganas de so?ar, de hacer viajes, necesita mensajes positivos. Y todo eso lo tenemos en Corto. Creo que ahora, despu¨¦s de que haya sido retomado por autores de otras generaciones, es m¨¢s importante que hace una d¨¦cada¡±.

En Una cita pendiente, el escritor italiano relata su viaje al Pac¨ªfico en 1992 en busca de los recuerdos inventados que forman su vida. ¡°Hugo Pratt pose¨ªa una cualidad¡±, escribe Zanotti en el pr¨®logo. ¡°Lograba sentirse como en su propia casa en cualquier lugar. Parec¨ªa regresar siempre a un ambiente conocido, casi familiar, incluso cuando visitaba esos lugares por primera vez¡±. Pratt cont¨® como nadie el inmenso oc¨¦ano Pac¨ªfico en la primera aventura de su marino, La balada del mar salado, convertido ahora en un cl¨¢sico de la literatura, un viaje a la vez ¨¦pico e ¨ªntimo, un relato de aventuras y de amor imposible.

La protagonista, Pandora, da calabazas a Corto a pesar de que este le confiesa: ¡°Precisamente porque no te pareces a ninguna me gustar¨ªa encontrarte siempre en cualquier lugar¡±. Ese tono, entre lo peque?o y lo inmenso, entre la aventura exterior e interior, marcar¨¢ el resto de sus viajes porque todos transcurren en un ¨²nico espacio, la humanidad, y relatan la historia de un h¨¦roe indestructible y derrotado.

Sin embargo, Pratt nunca hab¨ªa estado en aquellos escenarios que amaba y dibuj¨®. Se documentaba de manera obsesiva con National Geographic, pel¨ªculas cl¨¢sicas, fotograf¨ªas, mapas, libros¡­ Hab¨ªa descrito con una mezcla de intuici¨®n e imaginaci¨®n lugares remotos que no hab¨ªa visitado, aunque el hecho de que fuese capaz de recrearlos de una forma tan poderosa demuestra el poder de las historias. ¡°Fui al Pac¨ªfico buscando o, quiz¨¢s, persiguiendo un sue?o¡±, escribe Pratt en el libro, publicado por primera vez en Italia en 1994 y en Francia en 1995. ¡°Me lo hab¨ªa encontrado varias veces a lo largo de mi vida, a mitad de camino entre lo real y lo imaginario; en un mundo encantado, inundado por las ilustraciones que hab¨ªa podido ver, por las historias que hab¨ªa podido leer, incluso por los colores con los que hab¨ªa so?ado¡±.

El propio Corto Malt¨¦s explica en El d¨ªa de Tarowean: ¡°No me atrever¨ªa a discutir qu¨¦ es la realidad y qu¨¦ es la ficci¨®n. Confieso que yo mismo tengo mis dudas¡±. Este ¨¢lbum, el ¨²ltimo de la continuaci¨®n de la serie que est¨¢n realizando Juan D¨ªaz Canales y Rub¨¦n Pellejero, acaba justo donde empieza La balada del mar salado.

El objetivo del viaje era la tumba de Robert L. Stevenson en el Monte Vaea, en Samoa. El autor de La isla del tesoro, el gran referente vital y literario de Pratt, era conocido como tusitala, el que cuenta historias. Pero la selva fue m¨¢s fuerte que ¨¦l y al final tuvo que contentarse con contemplar la sepultura desde un helic¨®ptero. Como su personaje, Pratt tambi¨¦n construy¨® su vida a base de derrotas y sue?os no cumplidos.

¡°Corto Malt¨¦s y Pratt perduran en la memoria de diferentes generaciones gracias al car¨¢cter an¨¢rquico y extremadamente libre de ambos¡±, explica Juan D¨ªaz Canales. ¡°Ni Pratt ni su personaje se amoldaron a ning¨²n formato, ni f¨ªsico, ni literario, ni mucho menos gr¨¢fico. Sus historias son una especie de caj¨®n de sastre m¨¢gico donde cabe la poes¨ªa, la pol¨ªtica, la m¨ªstica, el entretenimiento e incluso la erudici¨®n. La f¨®rmula de Pratt es arriesgada y compleja pero consigue crear historias muy personales que parad¨®jicamente hacen part¨ªcipe al lector en un nivel emocional que raramente se alcanza en la narrativa¡±.

La exposici¨®n que puede verse en el Museo de Aquitania de Burdeos (sur de Francia) hasta el pr¨®ximo 6 de febrero insiste precisamente en esa mezcla de la que surgen los relatos de Corto Malt¨¦s, a trav¨¦s de todo tipo de objetos que reflejan la infinitud geogr¨¢fica de sus aventuras, pero tambi¨¦n se apoya en m¨²sicas y libros que aparecen en las historias de Corto. Ofrece muchas planchas originales que muestran la osada mezcla de estilos que marca la obra de Pratt. Los dibujos que acompa?an Una cita pendiente permiten tambi¨¦n contemplar la capacidad del narrador para saltar de una t¨¦cnica a otra, desde unos cercanos a la l¨ªnea clara en algunos tebeos hasta acuarelas evocadoras del Pac¨ªfico que bordean la abstracci¨®n. Pratt nunca dej¨® de investigar, de jugar, de buscar, siempre quiso ir un poco m¨¢s lejos. Como escribe al final del libro: ¡°Mi padre ten¨ªa raz¨®n: encontr¨¦ mi isla del tesoro. La encontr¨¦ en mi mundo interior, en la gente que conoc¨ª, en mi trabajo: pasar la vida al lado de un mundo imaginario fue mi isla del tesoro¡±.