Meterse en la mirada del asesino de masas
El catedr¨¢tico Vicente S¨¢nchez-Biosca analiza en el libro ¡®La muerte en los ojos¡¯ el denominador com¨²n de fotograf¨ªas tomadas por nazis, jemeres rojos o yihadistas
La mirada de Hout Bophana parece desafiar al objetivo de la c¨¢mara del perpetrador en su ¨²ltimo retrato. Luego ser¨ªa interrogada, torturada, ejecutada y lanzada a una fosa com¨²n. Corr¨ªan los ¨²ltimos meses de 1976 y los primeros de 1977. Se presentaron varias pruebas contra ella: ser una persona formada, hablar idiomas y, sobre todo, escribir cartas de amor. La joven camboyana era la esposa de un monje budista que se hab¨ªa unido a la revoluci¨®n de los jemeres rojos hasta llegar a ser la mano derecha de un jerarca del r¨¦gimen comunista. Cuando este cay¨® en desgracia, la purga alcanz¨® a Bophana al descubrirse cinco de sus cartas en la casa de su marido. Fue acusada de occidental, de espiar y arrastrar a su amado hacia la conspiraci¨®n. Interrogada por su antiguo profesor de Literatura, recibi¨® un golpe mortal en la cabeza y despu¨¦s fue degollada el mismo d¨ªa que su marido. El genocidio camboyano caus¨® entre un mill¨®n y medio y tres millones de muertos.
Apenas nada de este drama se deja traslucir en la fotograf¨ªa de Bophana que Vicente S¨¢nchez-Biosca vio en el Museo del Genocidio de la antigua prisi¨®n de Tuol Sleng, en Camboya. ¡°Sin embargo, cuando se le tom¨® esa fotograf¨ªa para ficharla ya estaba condenada a muerte¡±, explica el catedr¨¢tico de Comunicaci¨®n Audiovisual de la Universitat de Val¨¨ncia sobre la imagen elegida para ilustrar la portada de su libro La muerte en los ojos. Qu¨¦ perpetran las im¨¢genes del perpetrador, recientemente publicado por Alianza Editorial.
En sus becas de investigaci¨®n en Camboya, S¨¢nchez-Biosca recab¨® distintas im¨¢genes tomadas por los perpetradores directos de las atrocidades o por sus c¨®mplices, principalmente. Algunas reflejan directamente todo el horror de la vejaci¨®n en sus m¨²ltiples y atroces detalles o en el punto de vista que adopta el que las toma. Otras, como la Bophana, precisan de un trabajo de documentaci¨®n y contextualizaci¨®n para integrarlas en su materia de estudio: las im¨¢genes fotogr¨¢ficas, de v¨ªdeo o de cine de genocidios, cr¨ªmenes de masas o vejaciones humanas tomadas por los perpetradores, sean nazis en el gueto de Varsovia, yihadistas del Estado Isl¨¢mico ejecutando a un periodista norteamericano, paramilitares serbios de los Scorpions en la matanza de Srebrenica o soldados estadounidenses torturando a iraqu¨ªes en la prisi¨®n de Abu Ghraib. La casu¨ªstica es muy amplia y variada.
¡°Me he centrado en la modalidad de im¨¢genes de los perpetradores, tomadas por ellos como parte de la instrumentalizaci¨®n, de la deshumanizaci¨®n de la persona y de la vejaci¨®n. La idea consiste en concebir ese acto fotogr¨¢fico o cinematogr¨¢fico como un acto, es decir, como una serie de im¨¢genes performativas que provocan un impacto inmediato en el observador¡±, explica el autor de libros como El pasado es el destino. Propaganda y cine del bando nacional en la Guerra Civil (con R. R. Tranche, C¨¢tedra, 2011). ¡°Esas im¨¢genes tienen en com¨²n el hecho de que obligan a quienes las observan a mirar por los mismos ojos de los perpetradores, nos obligan a colocarnos en el indeseable lugar de quien ejerci¨® la violencia¡±, se?ala.
La mayor¨ªa de estas im¨¢genes tienen en su origen una circulaci¨®n estrecha, semiclandestina, entre los miembros que comparten la misma ideolog¨ªa o el mismo sentir. No obstante, si caen en manos del enemigo se consideran autoacusatorias, circulan en el sentido inverso al que le dio el autor. Por ejemplo, el uso que los aliados hacen de las im¨¢genes filmadas o tomadas por los nazis en los campos de concentraci¨®n de los jud¨ªos.
Tambi¨¦n forman parte de su an¨¢lisis las im¨¢genes de los libertadores, ¡°de aquellos que llegan tarde al crimen y representan lo que ocurri¨® a trav¨¦s de las consecuencias, como los aliados que pusieron en marcha la pedagog¨ªa del horror¡±, a?ade. Aunque no lleg¨® a filmar directamente en los lugares, Alfred Hitchcock aconsej¨® c¨®mo rodar esas im¨¢genes para que fueran m¨¢s efectivas, seg¨²n se recuerda en la nueva obra de este intelectual valenciano, de 64 a?os, fundador de un grupo de investigaci¨®n sobre la relaci¨®n entre acontecimientos traum¨¢ticos, el cine y la fotograf¨ªa y sobre los lugares de cr¨ªmenes de masas convertidos en lugares de conmemoraci¨®n.
S¨¢nchez-Biosca se detiene en La muerte en los ojos en una foto que aparentemente no capta ninguna atrocidad, pero que revela el horror del r¨¦gimen nacionalsocialista. Muestra el solaz de un amplio grupo de soldados de las SS en 1944, cuando ya se cern¨ªa la derrota alemana, descansando en un id¨ªlico refugio de monta?a, tras la ¨²ltima gran operaci¨®n para gasear a centenares de miles de jud¨ªos de Hungr¨ªa. ¡°Consumada la obra, se reir¨¢ con camarader¨ªa entre caba?as, campos y monta?as, mientras se canta al ritmo de un acorde¨®n, cada uno ocupando su lugar, con el sentido de pertenencia caracter¨ªstico de las im¨¢genes del perpetrador. Es una imagen para circular entre los que piensan como nosotros; el crimen y el horror est¨¢n fuera de campo, en otro lugar. La imagen estaba dentro de un ¨¢lbum personal, lo que tiene su sentido¡±, explica.
Mayor audiencia posible
¡°Hay im¨¢genes de perpetradores muy dif¨ªciles de identificar, son muy complejas en todas sus mutaciones¡±, agrega. Tambi¨¦n cambian con el tiempo. Por ejemplo, la circulaci¨®n semiclandestina, que las caracterizaba inicialmente, se rompe en mil pedazos con la eclosi¨®n de la actual sociedad de la imagen y de las redes sociales y el uso que hacen de ellas los terroristas del Estado Isl¨¢mico, entre otros. El catedr¨¢tico desmenuza el v¨ªdeo de la brutal decapitaci¨®n del periodista estadounidense James Foley en 2012 en Irak, rodado con muchos medios y sofisticaci¨®n, nada que ver con las antiguas grabaciones pedestres, con el prop¨®sito de llegar a la mayor audiencia posible.
Adem¨¢s, el autor de No-Do. El tiempo y la memoria (con R. R. Tranche, C¨¢tedra, 1993) incluye en su objeto de estudio im¨¢genes de la persecuci¨®n religiosa tomadas por milicianos y por c¨¢maras de operadores no identificados en la guerra civil espa?ola. ¡°Son im¨¢genes parad¨®jicas, incruentas, en las que no hab¨ªa muertos, pero socavaron mucho el prestigio de la Rep¨²blica. Simulaban el fusilamiento del Sagrado Coraz¨®n de Jes¨²s en el cerro de los ?ngeles, con un punto grotesco, blasfemo. Cuando cayeron en manos del enemigo, fueron utilizadas para acusar al mostrar el supuesto car¨¢cter anticlerical de la Rep¨²blica, parad¨®jicamente, a trav¨¦s de lo que un estudioso de este asunto denomin¨® ¡°el martirio de las cosas¡±.
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