Jonathan Brown ante ¡®Las Meninas¡¯
El profesor hab¨ªa crecido rodeado por las obras adquiridas por su madre, una coleccionista pionera de Dada y Fluxus
La primera vez que tuve ocasi¨®n de conocer al profesor Jonathan Brown fue hace m¨¢s de treinta a?os en Nueva York, siendo yo becaria Fulbright. Un amigo com¨²n me hab¨ªa encomendado la traducci¨®n de un texto del especialista en Vel¨¢zquez que iba a ser publicado en Espa?a. Quer¨ªa dejarlo en manos de alguien que le garantizara un resultado a la altura, un historiador del arte.
No era tarea f¨¢cil. De una prosa impecable ¡ªpara m¨ª Jonathan Brown es sobre todo un escritor¡ª, redactada en un ingl¨¦s digno de poetas como T. S. Eliot, construida sobre frases cortas y puntuaci¨®n medida, me sonaba a menudo a poco en castellano. El texto era corto, pero exig¨ªa trabajo. Y estaba desde luego dispuesta a hacerlo. El autor tambi¨¦n. Recuerdo que pasamos muchas sesiones en su despacho del Institute of Fine Arts de la Universidad de Nueva York discutiendo el complejo trasvase de la puntuaci¨®n, muy diferente al castellano en los mejores textos en ingl¨¦s. Los dos ¨¦ramos exigentes y solo lo dimos por concluido cuando los dos estuvimos conformes frente al resultado. Para m¨ª fue la maravillosa serendipia de encontrar al que ser¨ªa mi mentor primero y mi amigo despu¨¦s, pues no tard¨¦ en trasladarme para investigar bajo su tutela.
Mi tema estaba relacionado con el arte actual, pero los comentarios del Prof. Brown eran sagaces y acertados, de alguien que se mueve con comodidad en el periodo. No sab¨ªa entonces que Jonathan Brown hab¨ªa crecido rodeado por las obras adquiridas por su madre, una coleccionista pionera de Dada y Fluxus. A trav¨¦s de ella hab¨ªa conocido a Rauschenberg, Barnett Newman, Claes Oldenburg, Ad Reinhardt o Maciunas, a cuyo estudio hab¨ªa acompa?ado a la madre en su primera visita.
En aquel momento achacaba su ¡°modernidad¡± a la pasi¨®n de Brown por Las Meninas, la obra m¨¢s contempor¨¢nea de la historia de la pintura, sobre la cual no dej¨® de hacerse preguntas, algunas inesperadas hasta que el Prof. Brown las plante¨® con el rigor y la brillantez que caracterizan sus textos. Pese a todo, sus intereses por el arte espa?ol fueron mucho m¨¢s all¨¢. Por este motivo, algunos de sus disc¨ªpulos ¨Cen un trabajo intergeneracional, adem¨¢s¨C editamos el que ha resultado ser, fatalmente, el ¨²ltimo libro de Jonathan Brown, aparecido en la Editorial C¨¢tedra en 2020: No solo Vel¨¢zquez, una colecci¨®n de art¨ªculos que abarcan desde coleccionismo y mecenazgo ¨Csus pasiones recurrentes¨C hasta el dibujo o el siglo XX. El Prof. Brown no dej¨® de trabajar en el volumen y estuvo pendiente de la selecci¨®n, de la marcha del libro: otra maravillosa oportunidad de recordar su esp¨ªritu cr¨ªtico y su exigencia, en especial consigo mismo.
Su lugar favorito del mundo
El destino quiso que pudiera ver el libro publicado y pudiera asistir a una presentaci¨®n organizada por Zoom en el centro KJC de la Universidad de Nueva York, al cual estuvo Brown muy ligado desde sus inicios, gracias a su directora, Jordana Mendelson, otra exalumna del Institute of Fine Arts de la Universidad de Nueva York. En la presentaci¨®n estuvieron representados los dos lados de ese oc¨¦ano suyo que para Brown un¨ªa, nunca separaba. Y de nuevo el cruce de generaciones de disc¨ªpulos y amigos que, pese a la distancia, nos sentimos muy cerca a trav¨¦s de la presencia callada del profesor Brown. No falt¨® Miguel Falomir, director del Prado, que durante el rato que duraron las palabras, evoc¨® a ese Prado, invisible tambi¨¦n, el museo que tanto am¨® Jonathan Brown.
Ahora se hace presente, mientras le recordamos, y le veo sonriente y distinguido en esa foto de hace tiempo al lado de Las Meninas que fue, tal vez, su lugar favorito del mundo. Aparece en el recuerdo junto a su esposa, Sandra Brown, una excepcional profesional que al tiempo supo ser una presencia luminosa para todos nosotros, la comunidad de disc¨ªpulos que han ido conformando unas amistades que duran m¨¢s de treinta a?os tambi¨¦n y para los cuales el Prof. Brown es el v¨ªnculo indeleble, el que ense?a c¨®mo hay que aprender a cuidar de esa comunidad que se va dando el testigo entre generaciones. He aqu¨ª otro de los grandes regalos que nos deja como herencia su ense?anza.
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