¡®El pacto¡¯: la cara oscura de la autora de ¡®Memorias de ?frica¡¯

El turbante, las perlas y la cara afilada y dura en la que ya se adivinaban algunos surcos de su vejez. Karen Blixen ya era una celebridad literaria cuando conoci¨® al joven poeta Thorkild Bj?rnvig. La complicada relaci¨®n de amistad que entablaron cuando ella ten¨ªa 62 a?os y ¨¦l 30 centra la nueva pel¨ªcula del veterano cineasta dan¨¦s Bille August (73 a?os), ganador del Oscar y la Palma de Oro por Pelle el conquistador y, otra vez de la Palma de Oro, por Las mejores intenciones.

El pacto es una pel¨ªcula atractiva aunque no acabe de cumplir despu¨¦s de dos horas su promesa de arrojar luz sobre un episodio de la vida de Karen Blixen, cuya vanidad literaria, alcanzada con el seud¨®nimo de Isak Dinesen, no fue suficiente para amortiguar su soledad. La actriz Birthe Neumann da vida a una diva crepuscular y vamp¨ªrica a la Gloria Swanson en el El crep¨²sculo de los dioses que se ofrece como tutora y mecenas del aspirante a literato que interpreta Simon Bennebjerg, con el que la escritora establecer¨¢ una relaci¨®n de poder enfermiza que no acaba de transmitir ni el dolor y ni la angustia que deja entrever su endemoniado laberinto. A Simon Bennebjerg, en la piel de Thorkild Bj?rnvig, le falta nervio y en general solo Birthe Neumann funciona en su papel de una mujer atormentada y envilecida. El pacto pinta a una Blixen cham¨¢nica moviendo los hilos a su antojo con un amargo rictus en la boca, pero el resto de los personajes no est¨¢n a la altura del dolor y tormento de su personaje.

La pel¨ªcula de Bille August viene a completar la fascinaci¨®n del cine con Karen Blixen, una galer¨ªa que incluye desde pel¨ªculas tan artesanales como la espa?ola Karen, de Mar¨ªa P¨¦rez Sanz, a la famosa superproducci¨®n de Hollywood Memorias de ?frica, de Sydney Pollack. Entre una y otra, el cineasta dan¨¦s apela por un biopic que roza un g¨¦lido tono melodram¨¢tico y en el que destacan la fotograf¨ªa y direcci¨®n de arte alrededor de la bell¨ªsima casa de Rungstedlund en la que vivi¨® hasta su muerte la escritora y que aqu¨ª, con sus preciosas paredes verdes y su invernadero, expresan toda la pesadumbre y elegancia de una mujer atrapada en la amargura.