Annie Ernaux: ¡°Francia se ha hecho de derechas¡±
La premio Nobel dio su ¨²ltima entrevista a EL PA?S el pasado mes de abril
¡°Detesto a mi padre porque cada ma?ana la cascada de pis atraviesa el tabique, hasta la ¨²ltima gota¡±. Son muchas las frases, p¨¢rrafos y p¨¢ginas que van convirtiendo ese tabique tambaleante en un muro f¨¦rreo para separar una infancia de clase popular en el bar de barrio de sus padres de una edad adulta entre libros y habitaciones limpias, pera esta es una de las m¨¢s expresivas. Annie Ernaux necesit¨® levantar ese muro para huir de una vida de mugre, hules y cajas destartaladas que se acumulaban baj...
¡°Detesto a mi padre porque cada ma?ana la cascada de pis atraviesa el tabique, hasta la ¨²ltima gota¡±. Son muchas las frases, p¨¢rrafos y p¨¢ginas que van convirtiendo ese tabique tambaleante en un muro f¨¦rreo para separar una infancia de clase popular en el bar de barrio de sus padres de una edad adulta entre libros y habitaciones limpias, pera esta es una de las m¨¢s expresivas. Annie Ernaux necesit¨® levantar ese muro para huir de una vida de mugre, hules y cajas destartaladas que se acumulaban bajo el mostrador y que tan bien ha reflejado en Los armarios vac¨ªos, nuevo libro que publicar¨¢ en unos d¨ªas Cabaret Voltaire en Espa?a, el primero de su carrera en Francia. Ernaux est¨¢ estos d¨ªas en Madrid, donde relata su tristeza por la derechizaci¨®n de Francia en v¨ªsperas de las elecciones presidenciales de ma?ana.
El libro retrata esa tensi¨®n entre dos clases sociales que la ha convertido en lo que la autora nacida en Lillebonne en 1940, llama ¡°tr¨¢nsfuga de clase¡±. A un lado: los clientes que se tambaleaban borrachos al salir del bar dejando vomitonas que limpiaba su madre. Al otro: la educaci¨®n estirada del colegio de pago y una moralina cat¨®lica que convert¨ªa en pecado su curiosidad. All¨ª, la vulgaridad a la que no quer¨ªa pertenecer, aunque pertenec¨ªa. Aqu¨ª, la ¡°buena educaci¨®n¡± a la que tampoco pertenec¨ªa, pero llave hacia la formaci¨®n y las letras. Y en medio, pasadizos que se abr¨ªan entre ambos mundos como amenazas de que todo lo avanzado siempre pod¨ªa retroceder: un aborto, una sonda roja en el extremo de unas pinzas que m¨¢s que arrancarle una criatura le estaban arrancando una condena a permanecer.
Pregunta. Se ha declarado tr¨¢nsfuga de clase. ?Siente que ha traicionado su origen?
Respuesta. Es un sentimiento muy personal que me acompa?a desde que me hice profesora, cuando mi padre se estaba muriendo en 1967 y yo estrenaba mi primer trabajo en un instituto con chicos de todos los or¨ªgenes sociales. Perd¨ªa a mi padre y sent¨ªa que le hab¨ªa ignorado, que ya no pod¨ªamos decirnos nada m¨¢s, que nuestra historia se hab¨ªa acabado. Y la conciencia de esos dos hechos simult¨¢neos me record¨® el origen del que yo proced¨ªa y al que ya no pertenec¨ªa. Para mis alumnos yo era la autoridad, la clase dominante, y fui consciente de esa fractura. Ese sentimiento de traici¨®n ha crecido, aunque siempre he tomado parte por ellos, por los de mi origen.
P. ?Ha sentido siempre esa lucha por dejar el pasado atr¨¢s?
R. No estoy segura de que sea una lucha porque la sociedad tambi¨¦n la provoca y crea esos tr¨¢nsfugas de clase. Desde que sacaba buenas notas y me dec¨ªan en clase que ten¨ªa que superar a mis padres, ya estaba atrapada en ese sistema. De alguna manera te sacan del lugar del que sales de forma perniciosa. Yo no vest¨ªa como las dem¨¢s, no era como las dem¨¢s y mi venganza fueron las notas.
Ernaux, premio Formentor de 2019, autora que ha encontrado su reconocimiento m¨¢s s¨®lido en los ¨²ltimos a?os, es conocida como la gran maestra de la literatura de la intimidad, de la autoficci¨®n y, sobre todo, como la escritora que ha sabido retratar toda aquella experiencia femenina que no ten¨ªa reflejo literario. Lo ha hecho en La mujer helada, en Pura pasi¨®n, Una mujer, Los a?os y m¨¢s de veinte obras que hilan ese tejido ¨ªntimo, personal, con que ha ido describiendo su vida contra los elementos.
P. La literatura nos ha ofrecido modelos de mujer retratados por hombres: Madame Bovary, Anna Karenina¡ ?Cree que lo hicieron con fidelidad?
R. Cuando Flaubert escribi¨® Madame Bovary estaba hablando de mujeres, s¨ª, pero se puede decir que no era su problema. Escrib¨ªa con su visi¨®n, con su comprensi¨®n de las mujeres, y est¨¢ bien conseguido desde ese punto de vista. Yo me reconoc¨ª en Ana Karenina y su capacidad de vivir una pasi¨®n como la que siente por Vronsky, por ejemplo. En mi caso, yo siempre me siento exterior a lo que escribo. Para m¨ª la escritura es una b¨²squeda de la verdad de las situaciones, de los afectos, de todo lo que ocurre en la vida.
P. ?Y hay una verdad literaria distinta de la verdad de la vida?
R. Es que la verdad de la vida la encuentro en la literatura, la encuentro escribiendo. La verdad de la vida est¨¢ en trozos, en atisbos, en sentimientos que no son necesariamente la verdad. Y la escritura es el medio para expresarlo, nunca de forma definitiva porque eso no existe, nunca hay una verdad definitiva. Esa es la trampa del lenguaje. Cuando empleamos palabras en la vida parece que nos lo hemos dicho todo de forma absoluta, pero esto es mucho m¨¢s complejo. Yo no me f¨ªo de las palabras, no me f¨ªo del todo de las palabras. Corrijo: me f¨ªo de las palabras solo cuando est¨¢n colocadas en una estructura en la que la frase, el p¨¢rrafo y esas palabras van a ayudar a construir el libro.
P. ?C¨®mo encuentra le mot just, esa palabra exacta, como dec¨ªa Flaubert? ?Le resulta dif¨ªcil, escribe y reescribe?
R. S¨ª, para m¨ª es dif¨ªcil, pero no hago correcciones sin fin. Puedo esperar a que surjan las palabras, a que ocurran. Quito muchas de mi cabeza, no de la p¨¢gina. Escribo mucho mirando hacia arriba, esperando a que las cosas me vengan de la memoria. Puedo mirar la p¨¢gina en blanco mucho tiempo.
P. ?Qu¨¦ lugar siente que ocupa en la literatura? ?En la literatura de la intimidad, de la autoficci¨®n?
R. Todo eso son palabras. Para m¨ª la escritura es el medio de aclarar las cosas que he sentido y que hasta ahora no ten¨ªan una realidad. Lo hago a trav¨¦s de mi propia experiencia, de ah¨ª el t¨¦rmino autobiogr¨¢fico. Es un trabajo a la vez que una b¨²squeda de la realidad a trav¨¦s de la intimidad y a trav¨¦s de lo personal, que no es lo mismo. Se trata de buscar la realidad a trav¨¦s del sentir personal, s¨ª, es eso.
P. ?Se sit¨²a en un espacio de literatura de mujer?
R. Los hombres han escrito sobre mujeres y ahora al fin las mujeres est¨¢n escribiendo sobre s¨ª mismas, es una realidad hist¨®rica y sociol¨®gica. Y ha venido poco a poco. Olympe de Gouges reclam¨® que si podemos subir al cadalso a que nos ahorquen tambi¨¦n podemos escribir.
P. ?Pero existe una literatura de mujeres?
R. No, creo que no. Pero hay ¨¢mbitos en los que las mujeres son capaces de explorar su propia experiencia y que los hombres ignoran porque no lo han experimentado: solo una mujer puede explorar su propia sexualidad o la maternidad. En Los armarios vac¨ªos hablo de un aborto clandestino porque para m¨ª era fundamental y quer¨ªa hacerlo. Tambi¨¦n hablo del deseo, del cuerpo. En La mujer helada he descrito la desigualdad entre dos estudiantes de letras que se casan. Siempre he tenido conciencia de que ten¨ªa que escribir sobre la vida real de las mujeres, era una obligaci¨®n. Nunca he separado las dos cosas.
P. Usted pertenece a la generaci¨®n del 68. ?Se han cumplido los sue?os de esa generaci¨®n?
R. No. No. No. Hemos conseguido cosas capitales para las mujeres, como el control de la producci¨®n o la contracepci¨®n, pero no es suficiente. Las mujeres que hoy tienen 40 o 50 no pueden saber lo que era la vida antes del aborto legal y la contracepci¨®n, hab¨ªa que renunciar a la sexualidad o vivir siempre en el miedo. Hemos conseguido esas libertades, pero nos hab¨ªamos olvidado de que los hombres no hab¨ªan cambiado.
P. ?Y no han cambiado todav¨ªa?
R. La sociedad ha seguido m¨¢s o menos igual, al menos en Francia, una sociedad bastante machista, con hegemon¨ªa masculina. En el trabajo, en el interior de la pareja, de las familias o en las relaciones sexuales ha habido un privilegio masculino, las mujeres se ten¨ªan que callar cuando eran v¨ªctimas de violaci¨®n o de comentarios, siempre hab¨ªa que estar a disposici¨®n del hombre. Eso ha evolucionado poco a poco. Gracias a la educaci¨®n mixta, al acceso a los estudios, pero incluso en los a?os 2000 la palabra feminismo no estaba bien vista. El Me Too s¨ª ha supuesto un antes y un despu¨¦s.
P. ?Y la moral cat¨®lica que describe? ?Pervive su dominio?
R. La moral cat¨®lica ha desaparecido a la vez que la religi¨®n cat¨®lica. En Francia el islam ocupa un gran espacio y la religi¨®n cat¨®lica se ha evaporado literalmente. Quedan los bautizos, bodas, entierros¡ Para la moral cat¨®lica del siglo XX el cuerpo era fuente de pecado.
P. ?C¨®mo explica que el domingo compitan dos opciones de derecha en Francia, sin izquierda? ?Francia se ha hecho de derechas?
R. S¨ª, s¨ª. Es un pa¨ªs de derechas, pero con una gran fuerza en torno a la Francia Insumisa, M¨¦lenchon, que se ha despertado. El Partido Socialista nunca dej¨® de llegar a acuerdos con el liberalismo y abandon¨® a las clases populares en los noventa.
P. ?Y por qu¨¦ se ha hecho Francia de derechas?
R. Porque los partidarios de esas opciones abogan por el orden, porque tienen miedo a la presencia de una inmigraci¨®n que ha sido demonizada y en la que no solo es responsable la familia Le Pen. Mitterrand tuvo un papel, Chirac tambi¨¦n, que hablaba del ¡°olor¡± de los inmigrantes, que les estigmatizaba. Y el asunto del velo... cuando llegaron chicas veladas y muchos lo convirtieron en asunto de Estado. Y no hemos salido de ah¨ª, ese discurso del velo lo ha usado la derecha y desgraciadamente tambi¨¦n los socialistas y al final han fortalecido al partido de Le Pen. Estoy profundamente triste por lo que est¨¢ pasando en Francia porque hay una parte de mi pa¨ªs que est¨¢ realmente apartada. Yo no me reconozco ni en uno ni en otra y percibo el sentimiento de que Francia va a ser gobernada solo por una parte de su poblaci¨®n. La gente no se va a reconocer en sus gobernantes y una parte de Francia se sentir¨¢ totalmente excluida.
En todo caso, concluye esta escritora partidaria de M¨¦lenchon, el domingo ir¨¢ a votar a Macron por una raz¨®n clara: ¡°Me da miedo que gane la extrema derecha¡±.