Una segunda oportunidad para las escritoras olvidadas
Un espacio en la Feria del Libro en Bogot¨¢ le da una segunda oportunidad a obras de escritoras colombianas olvidadas por la historia de la literatura. La obra de teatro de Amira de la Rosa, ¡®Los Hijos de Ella¡¯, tendr¨¢ un puesto en primera fila
Amira de la Rosa, una talentosa escritora de teatro de principios del siglo XX, olvidada por canon literario, estar¨¢ de alguna forma presente en la Feria Internacional del Libro en Bogot¨¢ la noche del s¨¢bado. Aunque esta barranquillera falleci¨® hace varias d¨¦cadas, en 1974, encontr¨® la forma para colarse en la FilBo y tener una segunda oportunidad para hablar de un tema tab¨²: el peso que la sociedad le impone a las mujeres con la maternidad. Hasta donde se tiene registro, su obra de teatro titulada Los Hijos de ella ¨Csobre una mujer condenada por su familia al no poder tener un hijo¨C solo se ha presentado una sola vez ante un p¨²blico, en 1939 y en Caracas. Ahora, 83 a?os despu¨¦s, el tel¨®n se abre de nuevo para presentar sus palabras.
¡°Es una obra que me gusta porque habla de un tema muy actual¡±, dice Pilar Quintana, novelista colombiana y quien es en parte responsable del regreso de la autora. Desde hace unos meses, Quintana impuls¨® con el Ministerio de Cultura una iniciativa para reeditar los libros de 18 autoras colombianas que nunca fueron publicadas o que fueron olvidadas por los p¨¦nsums acad¨¦micos y las editoriales. Amira de la Rosa fue una de ellas.
¡°Cuando uno lee esta obra, claro, hay cosas que son de la ¨¦poca¡±, dice Quintana. ¡°Pero en otras ves la misma exigencia que se le impone a las mujeres: que si no ten¨¦s hijos a cierta edad te preguntan ¡®?pasa algo raro contigo?¡¯. Y se asumi¨® que la culpa de no tener hijos es de la mujer, que la infertilidad es un problema femenino¡±. Una de las novelas m¨¢s vendidas, y premiadas de Quintana, La Perra, de 2017, era precisamente sobre una protagonista que sufr¨ªa por no haber tenido un hijo y el castigo que la sociedad le impon¨ªa por ello. La sorpresa fue que, casi un siglo antes, Amira de la Rosa ya estaba contando la misma historia en Los hijos de Ella. Pero su obra no fue, en ese entonces, un ¨¦xito editorial.
¡°Me ahogo¡±, grita en la obra Regina, la protagonista de Los Hijos de Ella, una mujer de ¨¦lite que lleva ocho a?os casada con Ernesto y no ha podido tener un hijo con su marido. Y Ernesto, que le es infiel, es un esposo cruel. ¡°Me molesta todo, te lo he dicho cien veces. Todo. Estoy harto de tus ridiculeces¡±, le grita ¨¦l. La suegra tambi¨¦n est¨¢ lejos de ser una aliada. ¡°Cuando los hombres se van de casa, la culpa siempre es de la mujer, que no se las hizo agradable¡±, sentencia ella, Do?a Luisa. Y si tener a su familia en contra no es suficiente, las mujeres del pueblo tambi¨¦n chismosean con su desgracia. ¡°Se sabe que es est¨¦ril¡±, especula una. ¡°Lo que es es una m¨¢rtir¡±, le reclama otra.
¡°Me di cuenta de que es una obra completamente feminista¡±, dice la actriz Natalia Helo, que interpreta a Regina en la lectura de la obra que ocurrir¨¢ en la FilBo el s¨¢bado en la noche. ¡°Aunque la obra se escribi¨® en los a?os 30, ella es contempor¨¢nea. La obra defiende lo que defienden las mujeres hoy¡±. A Regina, hace un siglo, le ahoga lo mismo que a muchas en el siglo XXI: el ser vista como un ¨²tero y nada m¨¢s. El ser medida o querida solo por su capacidad o incapacidad de tener hijos.
La obra de teatro se complica cuando entra en escena un beb¨¦ hu¨¦rfano de madre, y cuyo padre no es claro, pero que Regina decide adoptar. ¡°Yo no puedo permitir que por una dignidad rid¨ªcula [como no ser la madre biol¨®gica] se muera un ni?o que no tiene la culpa de nada¡±, dice en un momento Regina. Ser madre, maternar, es mucho m¨¢s que parir. Y ser padre es mucho m¨¢s que un t¨ªtulo. Regina sabe que Ernesto siempre ha querido tener hijos, dice, pero ¡°m¨¢s por el qu¨¦ dir¨¢n que por otra cosa¡±.
De Amira de la Rosa se sab¨ªa muy poco, y si sus reflexiones sobre la maternidad fueron biogr¨¢ficas o no, no se sabe nada . Un teatro en Barranquilla lleva su nombre, aunque pocos saben qu¨¦ escribi¨® la mujer que tiene su nombre all¨ª. Un curioso editor colombiano sab¨ªa de ella porque la poeta chilena Gabriela Mistral se hab¨ªa referido alguna vez a Amira de la Rosa como ¡°pura sinceridad suelta y limpia¡±. Eso le di¨® un pista. Despu¨¦s de buscarla un tiempo encontr¨® su obra, a principios de este siglo, en un viejo ba¨²l propiedad de una restauradora de arte barranquillera. All¨ª estaba, escondida, Los Hijos de Ella.
Amira de la Rosa no es la ¨²nica autora que est¨¢ teniendo una segunda oportunidad en la FilBo. Entre los stands de la feria tambi¨¦n est¨¢n copias nuevas de Tengo los pies en la cabeza, autobiograf¨ªa de Berich¨¢, una escritora ind¨ªgena u¡¯wa que critic¨® a los misioneros que trataron a su pueblo como menores de edad. O est¨¢ la autobiograf¨ªa que escribi¨® la monja Francisca Josefa de Castillo, en el siglo XVIII, que los editores consideran es ¡°la m¨¢s antigua publicaci¨®n firmada por una mujer en Colombia¡±. O est¨¢ Mi Cristo Negro de Teresa Mart¨ªnez de Varela, una escritora afrocolombiana que cont¨® la historia del ¨²ltimo l¨ªder negro fusilado por el Estado, en 1907, y cuya sentencia de muerte fue motivada por una sociedad racista.
¡°Algunas de estas mujeres s¨ª fueron le¨ªdas en su tiempo, como Soledad Acosta de Samper¡±, cuenta Quintana sobre la autora de Una Holandesa en Am¨¦rica. ¡°Cuando ella muri¨®, hubo dos d¨ªas de duelo nacional y llegaron mensajes de toda Am¨¦rica Latina, y su obra fue traducida. Pero luego el canon fue sacando a estas mujeres, como si ellas fueran escritoras de segunda¡±. En la FilBo, este a?o, Amira de la Rosa y otras m¨¢s vuelven a ser escritoras escritoras de primera.
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