Susan Meiselas, una vida de fot¨®grafa entre la industria del sexo y las guerras de Centroam¨¦rica
La estadounidense, premio PHotoEspa?a 2022, habla de su c¨¦lebre trabajo sobre ¡®strippers¡¯ en EE UU, con el que se dio a conocer hace medio siglo y del que puede verse una muestra en una colectiva en Madrid, y de los conflictos que ha cubierto
Fotografiar a mujeres de espect¨¢culos de striptease en la costa Este de Estados Unidos, la revoluci¨®n sandinista en Nicaragua, pr¨¢cticas sadomasoquistas en un selecto club de Nueva York, los kurdos masacrados por Sadam Husein¡ La gran fot¨®grafa Susan Meiselas (Baltimore, 73 a?os) dice que su discurso ¡°consiste en no dedicarse a un solo tema¡±, sino que le gusta ¡°ir en zigzag¡±, y acompa?a esta palabra de un movimiento de su mano y una onomatopeya: ¡°Chuj, chuj¡±. Meiselas ha estado en Madrid porque le han dado por su trayectoria el premio PHotoEspa?a 2022, ¡°en reconocimiento a su aproximaci¨®n a la fotograf¨ªa como herramienta de denuncia de causas sociales y pol¨ªticas¡±. Sin embargo, en la entrevista con este peri¨®dico, el 8 de junio, matiz¨® que le gusta m¨¢s referirse a la fotograf¨ªa ¡°como puente que invita a la conexi¨®n¡±.
En esa misma fecha dio una charla en la Fundaci¨®n Telef¨®nica, en la que se explay¨® sobre el trabajo con el que se dio a conocer y que le abri¨® las puertas de la m¨ªtica agencia Magnum, Carnival Strippers. Nacida en 1948, Meiselas era una veintea?era cuando fotografi¨® las actuaciones de strippers en carpas itinerantes que recorr¨ªan localidades donde los hombres buscaban desfogarse ¡°tras acabar la ¨¦poca de la cosecha¡±, explica Meiselas sentada despu¨¦s de su conferencia y de haber saludado a su amiga Cristina Garc¨ªa Rodero, que estaba entre el p¨²blico. Cuando la vio, la abraz¨® y le dijo: ¡°?Te he estado buscando!¡±, en un espa?ol con acento estadounidense, el que aprendi¨® de sus a?os trabajando en Centroam¨¦rica.
Antes de eso, en los veranos de 1972 a 1975, retrat¨® en blanco y negro a las mujeres que se desnudaban y a los hombres que las miraban en funciones de medio pelo. Fue por casualidad durante un viaje en el que se acerc¨® a una fiesta rural con una carpa que anunciaba ¡°Chicas a gog¨®¡±. Meiselas adopt¨® lo que en alguna ocasi¨®n ha llamado la t¨¦cnica de ¡°la mosca en la pared¡±. ¡°Me mostraba, pero sin ser el centro de atenci¨®n. No quer¨ªa colarme, sino que me acogiesen y estuvieran a gusto. Si no, no pod¨ªa trabajar. Fue un proceso sutil, en el que te vas ganando la confianza de esas personas¡±.
Una familiaridad respaldada por las m¨¢s de 200 horas de grabaci¨®n de entrevistas con aquellas mujeres, que ¡°ve¨ªan en su actividad una forma de dejar sus vidas en el pueblo¡±. ¡°Yo las escuchaba, hasta que ve¨ªa un momento de apertura y las fotografiaba. Yo asum¨ªa que no ten¨ªa por qu¨¦ tener derecho a retratarlas ni que ellas me contaran sus historias¡±.
Una veintena de esas im¨¢genes pueden verse hasta el 4 de septiembre en la colectiva titulada Sculpting Reality, en el C¨ªrculo de Bellas Artes, la principal exposici¨®n de PHotoEspa?a de este a?o, que tiene continuaci¨®n en la Casa de Am¨¦rica. La respetuosa mirada de Meiselas logr¨®, de un mundo s¨®rdido, extraer desnudos de gran belleza y dignidad en las retratadas, que se sent¨ªan especiales ante su c¨¢mara. Es un an¨¢lisis sociol¨®gico, pero sin ¨¢nimo de moralizar ni juzgar. ¡°Para algunos fot¨®grafos su estilo es lo m¨¢s importante, yo no pienso as¨ª, solo quer¨ªa expresar lo que ve¨ªa, crear una tensi¨®n visual que enganchara al p¨²blico sin que dijeran: ¡®Ah, es una foto de Meiselas¡±. Sobre c¨®mo desarroll¨® ese trabajo, a?ade: ¡°Pude hacerlo en color, pero cuando hab¨ªa poca luz no funcionaba bien. Tampoco me gustaba usar flash, odio el flash, me da la sensaci¨®n de que lo interrumpe todo¡±.
Formada en un m¨¢ster de pedagog¨ªa y un curso de fotograf¨ªa en Harvard, apasionada de la antropolog¨ªa, empez¨® dando clases a adolescentes del Bronx con la fotograf¨ªa como v¨ªa para introducirles en la lectura y la escritura: ¡°Les invitaba a ver el mundo que les rodeaba y la c¨¢mara era la excusa. Les dec¨ªa: ¡®Id a un sitio donde no encaj¨¦is¡¯. As¨ª abr¨ªan su territorio conocido. Lo importante no es lo que aprendes, sino c¨®mo¡±.
Meiselas entiende las preguntas en espa?ol, del que introduce palabras sueltas en sus respuestas. Es la ocasi¨®n para recordar su trabajo como documentalista m¨¢s reconocido: Nicaragua, de 1981. Confiesa que lleg¨® sin tener ni idea de lo que pasaba en el pa¨ªs, pero acab¨® tomando en color una imagen ic¨®nica, The Molotov Man, en la que se ve a un joven guerrillero con boina negra y camisa militar en la que asoma un rosario a punto de arrojar un c¨®ctel molotov fabricado con una botella de Pepsi-Cola mientras sostiene un fusil en la otra. Una instant¨¢nea que se reprodujo en p¨®steres, carteles, murales o cajas de cerillas, aunque ella desvela la apropiaci¨®n m¨¢s sorprendente: ¡°La vi usada para conseguir dinero precisamente para luchar contra los sandinistas, pero ah¨ª no puedo hacer nada, est¨¢ fuera de mi control, pasa hoy tambi¨¦n con las fotos que haces con el m¨®vil. Las subes a la nube y¡ Yo lo que quiero con mi fotograf¨ªa es crear un contexto y as¨ª la imagen se entender¨¢ mejor¡±.
En esa ¨¦poca, Meiselas iba con dos c¨¢maras al cuello, una para tirar en blanco y negro y la otra para color. ¡°Estuve as¨ª hasta finales de los ochenta, luego lo dej¨¦. Entonces, la mayor¨ªa de diarios publicaban sus fotos en blanco y negro, as¨ª que aunque las hiciera en color, Magnum las distribu¨ªa en blanco y negro¡±, explica quien tambi¨¦n ha cubierto los conflictos de El Salvador, Colombia, Chile o a los emigrantes que viven en la frontera entre M¨¦xico y EE UU.
Meiselas volvi¨® a moverse en zigzag cuando decidi¨® documentar en el trabajo titulado Pandora¡¯s Box el ambiente de un selecto club neoyorquino para sadomasoquistas. ¡°Me entendieron mejor cuando hice esto, hab¨ªan pasado 20 a?os desde Carnival Strippers y se vio como un an¨¢lisis de la evoluci¨®n de la industria del sexo¡±.
Sobre la c¨¦lebre agencia para la que trabaja, explica que recibe encargos, pero habla con m¨¢s pasi¨®n de una labor reciente: formar a colegas de distintas partes del mundo. ¡°Acabo de volver de Beirut, donde he estado como mentora de un grupo de 15 fot¨®grafos de la zona. Magnum tiene que reinventarse constantemente, ha cumplido [en abril] 75 a?os. Cuando Capa y Cartier-Bresson la crearon, no ten¨ªan ni idea de que iba a sobrevivir hasta hoy¡±.
Meiselas, que ha estado en mil batallas, reflexiona sobre el papel de su profesi¨®n en la guerra de Ucrania. ¡°Hoy es muy dif¨ªcil ser un humano con conciencia. Estamos viendo tanto y podemos hacer tan poco¡ es una contradicci¨®n moral. Qu¨¦ significa ver en el m¨®vil a cada minuto las vidas de otras personas y no poder intervenir eficazmente por ellos. Da la sensaci¨®n de que cuanto m¨¢s sabemos, m¨¢s complicado es hacer algo¡±. Al menos, parece consolarle que ¡°las fotos sirven de prueba cuando se cometen cr¨ªmenes de guerra¡±. ¡°Siempre he trabajado despu¨¦s de que sucediesen los conflictos, si documentaba una masacre era despu¨¦s de que hubiese pasado. Lo de hoy es extra?o, que se est¨¦n recopilando pruebas ahora, al momento de pasar¡±.
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