Un crimen entre plantas y arist¨®cratas cierra la saga policiaca de Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu
Veinti¨²n a?os y diez libros despu¨¦s el novelista culmina la serie protagonizada por la jueza Mariana de Marco con ¡®Asesinato en el Jard¨ªn Bot¨¢nico¡¯
En el principio hubo un libro atascado y la decisi¨®n de ¡°hacer pluma¡± escribiendo otra cosa. As¨ª naci¨® el personaje de la jueza de instrucci¨®n Mariana de Marco, un secundario en No acosen al asesino, la primera novela policiaca de Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu (Madrid, 78 a?os), que acab¨® por tomar completamente la escena en la gran apuesta que lanz¨® el escritor y cr¨ªtico. Ahora se cumplen 21 a?os desde que se propuso escribir 10 novelas con De Marco como protagonista, y el ciclo termina con Asesinato en el Jard¨ªn Bot¨¢nico (Destino).
La semana pasada, en el mismo escenario madrile?o donde transcurre la entrega final de la saga, Guelbenzu record¨® que cuando empez¨® no hab¨ªa mucho policiaco femenino. Tampoco detectives privados ¡°cultos y con mucho dinero¡± como en la tradici¨®n anglosajona, de ah¨ª que apostara por una jueza de instrucci¨®n. Adem¨¢s, frente a la idea cl¨¢sica de un investigador que nunca cambia, como H¨¦rcules Poirot de Agatha Christie, ¨¦l ha querido que su protagonista evolucionara y la ha acompa?ado desde los 39 a los 50 a?os, ¡°un periodo complejo de madurez para una mujer¡±. Ah¨ª se ha detenido, y aunque la jueza no muere, el final es ¡°duro y dram¨¢tico¡±, adelant¨® el autor, y a?adi¨® divertido que, a?o tras a?o, se ha ido encontrando con lectores en la Feria del Libro de Madrid que le preguntaban con soltura por De Marco y sus amores como si ella fuera una persona de carne y hueso.
¡°Estaba harto de detectives cenizos que no acaban de creer en la justicia, no se entienden con su hija y su mujer les enga?a¡±, coment¨® ir¨®nico el novelista. ¡°Por eso Mariana de Marco es bastante optimista, decidida y peleona. No es guapa, pero tiene muy buena pinta y es muy alta, algo que incomoda al machista ib¨¦rico¡±. Es el tipo de mujer que habr¨ªa entusiasmado a su gran amigo el novelista Juan Garc¨ªa Hortelano, a?adi¨® en la charla con una decena de periodistas, y por eso Guelbenzu le dedica esta serie de novelas. La construcci¨®n del personaje, explic¨®, le ha preocupado m¨¢s que la de las tramas que han transcurrido principalmente en un pueblo de Cantabria, aunque esta ¨²ltima sucede en Madrid en uno de sus lugares favoritos de la ciudad. ¡°He venido mucho, incluso a ver c¨®mo podaban para ver si aprend¨ªa yo a hacerlo¡±, cont¨®.
?vido lector de novelas policiacas cl¨¢sicas, director editorial del sello Taurus en los setenta y de Alfaguara hasta 1988, el veterano cr¨ªtico de Babelia, describi¨® la historia y evoluci¨®n de este g¨¦nero nacido en la Europa de entreguerras. ¡°Estos libros trataban de alegrar, establec¨ªan un juego con normas para que el lector pudiera descubrir qui¨¦n era el asesino, lo que en el mundo anglosaj¨®n llaman Who Dunnit. En los a?os cuarenta, Dashiell Hammett saca los cr¨ªmenes del c¨ªrculo cerrado de un entorno familiar o de amigos y los lleva a la calle¡±, explic¨®. Aquello permiti¨® con el paso de los a?os que las novelas negras se convirtieran en ¡°la gran coartada para hacer cr¨ªtica social¡± y que ¡°gente con poca imaginaci¨®n haya acabado por crear un barullo que, personalmente, no me gusta nada¡±, afirm¨® Guelbenzu. ?l reniega de ¡°lo sangriento, la perversi¨®n absurda y los psic¨®patas¡±.
En Asesinato en el Jard¨ªn Bot¨¢nico el crimen es por envenenamiento, y los personajes ¡°tienen posibilidades y casas con jard¨ªn¡±. Las sospechas recaen en un club de amigos del Jard¨ªn Bot¨¢nico, presidido por un arist¨®crata y del que la v¨ªctima formaba parte. La narraci¨®n de la novela intercala una cr¨®nica que escribe la pareja de la jueza, un periodista de investigaci¨®n que lamenta el giro que han tomado los medios en la era cibern¨¦tica, y la voz de la propia De Marco que habla en primera persona. ¡°El di¨¢logo es una de las cosas m¨¢s dif¨ªciles en una novela, porque permite crear a los personajes, y ellos son quienes pueden coherentemente expresar las ideas. Como dec¨ªa una editora que trabaj¨® conmigo: las novelas tienen que tener pensamiento, pero no se tiene que notar. Yo huyo de la cr¨ªtica social¡±.
En las dos d¨¦cadas transcurridas desde que Guelbenzu arranc¨® con la historia de la jueza De Marco, la novela negra y criminal se ha convertido en un notable fen¨®meno editorial, repleto de propuestas y subg¨¦neros y con una calurosa acogida por parte del p¨²blico. Tras posar para las fotos, el autor reflexion¨® sobre este auge recordando la explicaci¨®n que ha dado la novelista estadounidense Joyce Carol Oates: todo escritor contempor¨¢neo tiene nostalgia de la novela tradicional y por eso escriben novela negra. ¡°La novela del siglo XIX es de temas, en un sentido amplio. En el siglo XX, despu¨¦s de Joyce y Woolf, el problema central es el lenguaje. El g¨¦nero policiaco es la vuelta a lo convencional, el anhelo del para¨ªso perdido, de hacer novelas como Dickens¡±.
?Y ¨¦l no volver¨¢ a De Marco nunca m¨¢s? ¡°Enfrentarme al folio en blanco y pensar que voy a pasarme los pr¨®ximos dos a?os dedicado a algo que quien lo lea lo terminar¨¢ en un fin de semana no est¨¢ en mis planes¡±, confes¨®, aunque admiti¨® que est¨¢ trabajando en dos borradores de novelas que ten¨ªa atascados, como hace 20 a?os.
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