Joyce Carol Oates: ¡°Expongo el horror a?adido de la violaci¨®n de la v¨ªctima por el p¨²blico¡±
La veterana autora estadounidense publica ¡®Violaci¨®n. Una historia de amor¡¯, una novela que entra de lleno en un asunto ladeado en el mundo del arte, las pantallas y la cultura en general
La crudeza de la violaci¨®n ¡ªy especialmente todas sus consecuencias¡ª ha sido un tema generalmente ladeado en el mundo del arte, las pantallas y la cultura en general, por elegir un verbo capaz de contener varias opciones: en ocasiones frivolizado; en general marcado por estereotipos; y a veces, omitido como concepto, como esos cuadros de Tiziano o Rubens en los que los s¨¢tiros ¡°poseen¡± a Diana y sus ninfas cuando no parece que ellas est¨¦n disfrutando mucho. Varias series y libros como Believe Me, El cuento de la criada, La?titia o el fin de los hombres o Anatom¨ªa de un esc¨¢ndalo han renovado con ¨¦xito la representaci¨®n de la violaci¨®n en la estela del movimiento Me Too, pero hay una pionera que merece un alto en el camino.
Es Joyce Carol Oates, la veterana autora nacida en Lockport (Nueva York) hace 83 a?os, cuyo libro Violaci¨®n. Una historia de amor (Contrase?a) llega a Espa?a como un aldabonazo en la puerta de estos tiempos en los que crecen las manadas y el acto del consentimiento debe ser protegido por ley ante quienes a¨²n mantienen dudas. Pero, atenci¨®n, Violaci¨®n¡ no es un libro escrito al calor del MeToo y una nueva sensibilidad ambiental, sino en 2004, cuando seguramente la receptividad era diferente o menor. Joyce Carol Oates responde por correo electr¨®nico a EL PA?S.
Cuando una comunidad se vuelve contra la v¨ªctima y la opini¨®n p¨²blica se pone del lado de los violadores, la situaci¨®n se vuelve especialmente tr¨¢gicaJoyce Carol Oates
¡ª Lo escribi¨® mucho antes del MeToo. ?Hemos aprendido al fin a hablar de abusos y violaciones?
¡ª Hemos aprendido, pero solo hasta cierto punto. En EE UU hay muchas fuerzas reaccionarias que pretenden recortar los derechos de la mujer y que desear¨ªan hacernos retroceder a los a?os cincuenta.
En realidad, la autora hab¨ªa abordado este mismo tema en Qu¨¦ fue de los Mulvaney y I¡¯ll take you there, pero hasta Violaci¨®n¡ no hab¨ªa tratado ¡°esa experiencia traum¨¢tica de un modo tan directo, enfocando la novela desde la escena misma de la agresi¨®n, con sus innumerables consecuencias no solo para la v¨ªctima, sino tambi¨¦n para su hija y quienes la rodean¡±. ¡°Cuando una comunidad se vuelve contra la v¨ªctima y la opini¨®n p¨²blica se pone del lado de los violadores, la situaci¨®n se vuelve especialmente tr¨¢gica¡±.
Ese es precisamente el valor de esta novela corta cuyo primer cap¨ªtulo se titula precisamente: ¡°Se lo ten¨ªa merecido¡±. Una madre joven, guapa y separada decide atajar de vuelta a casa tras celebrar el 4 de julio y se adentra con su hija por el camino del lago. El asalto salvaje de una pandilla de la zona a la mujer hasta dejarla hecha trizas, la experiencia de la ni?a escondida entre las barcas y las voces siguientes que tratan de culparla por borracha, por atractiva, por sola, por buscahombres y tantas cosas que nos suenan se convierte en manos de Oates en una destilaci¨®n de la peor cara que puede adoptar la sociedad ante el sufrimiento de una v¨ªctima. ¡°A¨²n es bastante habitual que se culpe a la v¨ªctima del crimen que ha sufrido¡±, dice Oates. ¡°Si la sociedad encuentra una forma de culparla, la culpar¨¢, porque cuesta mucho derrochar ciertas emociones como la simpat¨ªa y la piedad. Incluso hoy, en 2022, una v¨ªctima de violaci¨®n en EE UU es reacia a denunciar por miedo a la recriminaci¨®n. Hay escandalosas historias de violaciones en el ambiente militar y de mujeres castigadas con severidad por hablar claro¡±. Por ello en este libro ha querido ¡°exponer el horror a?adido: la violaci¨®n de la v¨ªctima por el p¨²blico¡±.
¡ª ?Y qu¨¦ significa este libro para usted, personalmente?
¡ª Toda mi literatura de ficci¨®n tiene una conexi¨®n personal y privada que se encarna en la historia a corta distancia. Hay muchas formas de violaci¨®n, incluida la del alma.
El libro de Carol Oates aterriza en un momento en que la violaci¨®n ha encontrado una nueva forma de narrarse en el universo audiovisual, analiza F¨¢tima Arranz, soci¨®loga y profesora de la Complutense, autora de un informe exhaustivo, Estereotipos y relaciones de g¨¦nero en las series nacionales. ¡°Hoy vemos un avance, hay series internacionales trabajando estos temas con un tratamiento distinto de las mujeres ante la violencia¡±, asegura, en las que ¡°aparecen al fin mujeres de verdad y no tontas y estereotipadas, y se dibuja la violaci¨®n como lo que es, sin banalizar como si fuera una visita al m¨¦dico¡±.
Pioneros y relatos renovadores
Arranz no olvida por ejemplo Hable con ella, de Pedro Almod¨®var, ¡°en la que el director deriva al renacimiento de una mujer¡± a partir de una violaci¨®n. En realidad, el director manchego ha sido recurrente en el uso de la violaci¨®n en pel¨ªculas como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del mont¨®n, Kika o La piel que habito con una mirada que hoy dif¨ªcilmente resistir¨ªa en pie. En su d¨ªa, pero en otro plano, escandaliz¨® Irreversible, de Gaspar No¨¦, en la que el p¨²blico abandon¨® la sala en la que se proyectaba en Cannes al no poder resistir los nueve minutos que dura la violaci¨®n de Monica Bellucci. Isabelle Huppert tambi¨¦n relata una experiencia traum¨¢tica en Elle (Paul Verhoeven), como antes Perros de paja (Sam Peckimpah), La naranja mec¨¢nica (Kubrick) o Frenes¨ª (Hitchcock). Sin olvidar el uso de la mantequilla que Bertolucci y Marlon Brando pactaron sin conocimiento de Maria Schneider en El ¨²ltimo tango en Par¨ªs, un suceso que pertenece ya a la cruda realidad del rodaje y no a la ficci¨®n.
La soci¨®loga experta menciona series como El cuento de la criada o Believe me como renovadores y capaces de incluir la realidad desde el punto de vista de una mujer. Tambi¨¦n lo hace Downton Abbey en alguna temporada, cuando la doncella es asaltada en las cocinas por uno de los invitados a la mansi¨®n. E imprescindible recordar la pel¨ªcula Thelma y Louise, acaso pionera en la huida y la libertad que se expresa en ella tras una violaci¨®n que trunca la vida de estas dos mujeres que solo quer¨ªan divertirse de verdad, y no como el asaltante asume cuando suplica: ¡°Solo nos est¨¢bamos divirtiendo un poco¡±.
En el plano literario, el mito de venganza femenina como rebeli¨®n contra la violencia machista que supuso Thelma y Louise fue actualizado por Virginie Despentes en F¨®llame. Pero en literatura la infamia qued¨® sobre todo consagrada por Pablo Neruda, que narr¨® la violaci¨®n que ¨¦l mismo perpetr¨® a una camarera de hotel en Ceil¨¢n: ¡°Una ma?ana, decidido a todo, la tom¨¦ fuertemente de la mu?eca y la mir¨¦ cara a cara. No hab¨ªa idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dej¨® conducir por m¨ª sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama (¡) El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneci¨® todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hac¨ªa bien en despreciarme¡±, relata el Nobel en Confieso que he vivido (1974). Desde el plano opuesto, libros como El cuento de la criada de Margaret Atwood o La?titia y el fin de los hombres de Ivan Jablonka, origen de las citadas series, han narrado experiencias desde el punto de vista de la mujer y las consecuencias perpetuas que sufrir¨¢, al estilo de Oates.
En el libro de Joyce Carol Oates, la palabra ¡°violaci¨®n¡± no est¨¢ en el vocabulario de la ni?a, a la que, sin embargo, el hecho va a cambiar la vida.
¡ª ?Es un t¨¦rmino que deber¨ªamos utilizar m¨¢s a menudo y m¨¢s alto frente al silencio?
¡ª El MeToo ha sido valiente y revolucionario. Esperemos que su idealismo no sea malogrado por los l¨ªderes pol¨ªticos mis¨®ginos. Es muy dif¨ªcil hablar claro a los hombres con poder. En EE UU las mujeres y las j¨®venes est¨¢n aprendiendo la triste lecci¨®n de que cada generaci¨®n tiene que definirse de nuevo por completo, porque sus derechos no son permanentes, como muchos hab¨ªan asumido.
Se refiere la autora al Tribunal Supremo, que prepara una sentencia contra el derecho al aborto ¡°que inaugurar¨¢ una nueva ¨¦poca de hostilidad y pol¨ªtica divisoria¡±. La v¨ªctima de su libro, concluye, ¡°tiene que luchar por su identidad y sopesar si merece la pena probar que ha sido una v¨ªctima y no una persona que se ha buscado su infortunio ella sola¡±.
¡°Por desgracia, no tengo mucha fe en que los tribunales estadounidenses hagan justicia a las mujeres y sean imparciales; hay muchos prejuicios¡±.
Violaci¨®n¡ completa su t¨ªtulo con las palabras ¡°una historia de amor¡± porque, en ¨²ltima instancia, ¡°adem¨¢s de tragedia es un triunfo: los individuos pueden ayudarse mutuamente en los momentos de las grandes crisis. En el trauma personal tambi¨¦n existe la posibilidad del amor desinteresado¡±. Y ese amor desinteresado es el broche final a un libro duro, envolvente y necesario.
Babelia
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