Gaspar No¨¦: ¡°Ya no le tengo miedo a la muerte¡±
El cineasta francoargentino estrena ¡®Vortex¡¯, una indagaci¨®n en la demencia senil, con la que ¨¦l ha convivido por su madre, su abuela y su suegra, y su primer rodaje tras sufrir un derrame cerebral a finales de 2019
Con su segunda pel¨ªcula, Irreversible (2002), cuyo motor narrativo era la violaci¨®n, mostrada en una secuencia de nueve minutos, del personaje de Monica Bellucci, Gaspar No¨¦ ya anunci¨® que su carrera no se ir¨ªa por las ramas del cine evasivo o de tem¨¢ticas amables. El bonaerense, hijo del pintor Luis Felipe No¨¦, devino en enfant terrible franc¨¦s ¡ªvive en Francia desde su ¨¦poca de estudiante¡ª, y ha ido acumulando t¨ªtulos como Enter The Void (donde se r¨ªe de la reencarnaci¨®n), Love (porno con eyaculaci¨®n en 3D) o Cl¨ªmax (nunca una fiesta pastillera fue rodada mejor). A sus 58 a?os estrena el pr¨®ximo viernes en Espa?a Vortex, su s¨¦ptimo largo, los ¨²ltimos d¨ªas de una pareja de ancianos encerrados en un piso parisiense anegado de libros, recuerdos y medicinas. Mientras ¨¦l, un cr¨ªtico de cine de la vieja escuela, quiere rematar un ¨²ltimo libro (le da vida el maestro del terror Dario Argento), ella (interpretada por la m¨ªtica actriz francesa Fran?oise Lebrun, protagonista de La mam¨¢ y la puta) empieza a perderse en la marejada de la demencia senil. Y el hijo de ambos bastante tiene con mantenerse a flote huyendo de las drogas.
No¨¦ habla de forma queda e ininterrumpida. La charla acontece en una de sus numerosas visitas a Espa?a (¡°En cuanto me invitan, vengo¡±, se excusa con una sonrisa), y no duda en sumergirse en sus dolores personales, los que han conformado Vortex: las demencias seniles de su madre, su abuela y su suegra, y su derrame cerebral.
Pregunta. ?Ha reflexionado sobre su propia muerte?
Respuesta. La he visto demasiado de cerca. Mi madre muri¨® en mis brazos hace nueve a?os. Cuando alguien sufre mucho, la muerte es el momento de su liberaci¨®n. Para esa persona, y para su familia. Volvi¨® la paz. Y meses antes vi la contracara de esta situaci¨®n, cuando sufr¨ª un derrame cerebral. Al entrar en el hospital me dijeron que ten¨ªa una posibilidad sobre seis de morir. Y pasados los cuatro d¨ªas, hab¨ªa otro 35% de posibilidades de que falleciera. Sal¨ª indemne, como el 15% de las personas que lo sufren, y tras tres semanas de morfina, cables y cuidados, volv¨ª a casa a hacer reposo. Dos meses m¨¢s tarde, lleg¨® el confinamiento mundial, que a m¨ª me pill¨® en reposo por prescripci¨®n m¨¦dica, viendo pel¨ªculas de Mizoguchi... Por este recorrido, hoy ya no le tengo miedo a la muerte.
P. ?Hubo algo que le aferr¨® a la vida?
R. ?Sabes qu¨¦ me mantuvo vivo? El jaleo que tengo con mis colecciones de libros, afiches... No pod¨ªa dejar eso as¨ª a otras personas. Y pens¨¦ en mi padre, que est¨¢ muy mayor, y le destrozar¨ªa la vida muri¨¦ndome antes que ¨¦l. Yo estaba cansado, me quer¨ªa dejar ir, mi cerebro retumbaba con explosiones volc¨¢nicas... Pero pens¨¦ en el l¨ªo que dejaba atr¨¢s.
P. ?La muerte ha sido bien retratada en el cine?
R. No mucho. Desde luego, s¨ª en el cine japon¨¦s, que ha mostrado muy bien la vejez, como en La balada de Narayama, en la versi¨®n de 1958 de Kinoshita. Y el alzh¨¦imer menos a¨²n. Me impresion¨® Lejos de ella, de Sarah Polley, con una trist¨ªsima secuencia sexual. En la vida, no recuerdo haber asistido a ning¨²n entierro. Ahora todo es incineraci¨®n, cenizas que vuelan. No queda nada.
Mi madre muri¨® en mis brazos hace nueve a?os. Cuando alguien sufre mucho, la muerte es el momento de su liberaci¨®n. Para esa persona, y para su familia¡±
P. ?Pens¨® en la visi¨®n del alzh¨¦imer de Amor, de Michael Haneke?
R. Por supuesto. Es estupenda, pero tambi¨¦n muy est¨¢tica. Yo busqu¨¦ un estilo m¨¢s documental. Escrib¨ª un guion de 10 p¨¢ginas, y sencillamente puse a los actores en situaci¨®n. E improvisaron. A m¨ª me gusta ese trabajo colectivo. Si no, har¨ªa c¨®mics. En esa casa intestino, un piso alargado con techos bajos y todas las paredes cubiertas de estanter¨ªas al que atraviesa el v¨®rtice de la senilidad, rodamos entre confinamientos en 2020. Y eso aport¨® una sensaci¨®n de premura.
P. En Vortex dibuja a toda una generaci¨®n de cin¨¦filos.
R. El piso es un decorado. Sin embargo, los libros, los carteles, los afiches, no. Muchos son m¨ªos. Pens¨¦ en la generaci¨®n de mi padre, incluso en la de Dar¨ªo Argento, que ten¨ªan entre veinte y treinta a?os en la d¨¦cada de los sesenta. Intelectuales de izquierdas, los de Mayo del 68, para quienes los libros son como amigos con quienes comparten la casa y que te ayudan a vivir. Para ellos, las fotos son testimonios necesarios. No s¨¦ c¨®mo ser¨¢ la casa de una pareja de ancianos dentro de cuarenta a?os. No se compran libros, no se imprimen fotos... ?C¨®mo ser¨¢n esos hogares sin objetos personales? Puedes guardar 20.000 fotos dentro de tu m¨®vil, pero fuera de ¨¦l no hay nada.
P. Ya hab¨ªa trabajado con la pantalla partida en largometrajes previos. ?Por qu¨¦ repetir?
R. Por su sencillez. Todo el cine es conceptual, en la vida no existe plano contraplano, solo tu punto de vista, pero dentro del lenguaje cinematogr¨¢fico la pantalla partida es sencillo. Apoya el concepto de la pel¨ªcula, de matrimonio que a veces est¨¢ junto y a veces separado. Sinceramente, no cre¨ª que fuera a funcionar tan bien. De repente, el poder mostrar en pantalla el vac¨ªo que deja la muerte de alguien subraya que la existencia es la suma de los puntos de vista que constituyen un momento, una realidad.
P. Al cr¨ªtico parece importarle la obra que quedar¨¢ tras su muerte. ?Y a usted?
R. [risas] A m¨ª me recordar¨¢n por Irreversible, eso tiene poco arreglo.
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