Anna Freixas: ¡°Invento palabras, como Rosal¨ªa¡±
Psic¨®loga, es la autora del ensayo ¡®Yo, vieja¡¯, que va por su sexta edici¨®n. En verano le gusta ¡°pecar¡± con el vino de Rueda con hielo y est¨¢ aprendiendo carpinter¨ªa
Anna Freixas (Barcelona, 76 a?os) es psic¨®loga y feminista. Es la autora del ensayo Yo, vieja (Capit¨¢n Swing, 2021), que va por la sexta edici¨®n, en la que se rebela contra la infantilizaci¨®n que hace la sociedad sobre ¡°los viejos¡±, as¨ª los llama y se llama, sin rodeos. Freixas se mud¨® a C¨®rdoba por amor. Su marido, el artista Juan Serrano, falleci¨® hace dos a?os. Atiende al tel¨¦fon...
Anna Freixas (Barcelona, 76 a?os) es psic¨®loga y feminista. Es la autora del ensayo Yo, vieja (Capit¨¢n Swing, 2021), que va por la sexta edici¨®n, en la que se rebela contra la infantilizaci¨®n que hace la sociedad sobre ¡°los viejos¡±, as¨ª los llama y se llama, sin rodeos. Freixas se mud¨® a C¨®rdoba por amor. Su marido, el artista Juan Serrano, falleci¨® hace dos a?os. Atiende al tel¨¦fono desde C¨¢diz, donde tiene un piso y est¨¢ pasando un verano de ¡°relativo descanso¡±. Estos d¨ªas de calor bebe vino de Rueda con un hielito. ¡°Suena a pecado, pero me gusta pecar¡±.
Pregunta. ?C¨®mo acab¨® en C¨®rdoba?
Respuesta. Por amor. Conoc¨ª en Barcelona al artista Juan Serrano, consider¨® que iba a ser la mujer de su vida.
P. ?C¨®mo lleva el duelo? ?C¨®mo se encuentra?
R. Bien y mal. Tengo un duelo esquizofr¨¦nico. Estoy viviendo la felicidad del ¨¦xito del libro, que ha supuesto un bombazo para m¨ª, pero, por otro lado, siempre con el hueco del compartir, del preguntar, de la complicidad. Vivo dos realidades paralelas.
P. ?Usted de d¨®nde se siente?
R. Llevo 41 a?os viviendo en C¨®rdoba. En Catalu?a soy una andaluza y en Andaluc¨ªa una catalana. Me siento, como dec¨ªa Hannah Arendt, una paria. Me encanta.
P. ?Su vejez es distinta de la de sus padres?
P. A mis 76 a?os, por mucho que sea de una familia peque?a burguesa catalana, soy mucho menos convencional. Mis inquietudes sexuales o religiosas a ellos les parecer¨ªan ciencia ficci¨®n.
R. ?La pandemia le aport¨® perspectiva sobre la vejez?
P. Me llev¨® a otro planeta. Descubr¨ª que hab¨ªa much¨ªsimos viejos o viejas en residencias, que no son espacios de los que entras y sales y puedes manejar tu propia libertad. Son lugares donde se te priva de toda capacidad de gesti¨®n de tu propia vida.
P. ?C¨®mo renovar¨ªa las residencias?
R. En las actividades que se proponen veo un desprecio total hacia qui¨¦nes fueron esas personas. No tienes pasado, no tienes presente y no tienes futuro. Podemos aprender, ense?ar, opinar, desear, rechazar. En vez de esto te ponen a matar el tiempo. Nos queda poco tiempo, ?tenemos que matarlo?
P. El papel de los hijos ajenos durante la pandemia tampoco le gust¨®.
P. La gente dec¨ªa ¡°mi hija no me deja hacer tal¡±. O ¡°mi hijo me tiene prohibido esto otro¡±. Ese es un amor envenenado, nos lo tenemos que hacer revisar todos. Los hijos, el Gobierno y los viejos y las viejas. Prefiero morirme estrellada con tres covid encima que con alguien usurpando mi capacidad de decisi¨®n.
P. ?Moraleja?
R. Cuando te digan que hacen algo por tu bien, sal pitando.
P. ?Un asunto sobre el que haya cambiado de opini¨®n?
R. M¨¢s que un cambio de opini¨®n te dir¨ªa que estoy haciendo una progresiva deconstrucci¨®n de certezas en numerosos aspectos de la vida. Un ejemplo ser¨ªa acerca de la objetividad en general y en concreto de la presunta objetividad de la ciencia; he ampliado mi campo de escucha. Los a?os me han hecho menos dram¨¢tica y mejor persona.
P. ?Cu¨¢l su plato predilecto en verano?
R. Yo vivir¨ªa de tomate rosa y huevo duro con un chorrito de aceite de oliva.
P. ?C¨®mo se llama el ¨²ltimo ¨¦xito de Rosal¨ªa?
R. Ay, es un nombre propio raro¡
P. Despech¨¢.
R. Eso es. Me gusta mucho que use un lenguaje propio. Yo invento palabras, como ella.
P. ?Qu¨¦ opina sobre la prohibici¨®n del aborto aprobada en EE UU?
R. Es un atentado a la libertad de las mujeres. En esto soy muy radical: las ¨²nicas que podemos opinar sobre este asunto somos las mujeres. Me preocupa mucho el efecto contagio y de envalentonamiento que pueda tener.
P. ?Y de la divisi¨®n del feminismo qu¨¦ opina?
R. El feminismo ha sido un movimiento de libertad y de sumar, de hacer grande la vida de las mujeres y de las ni?as, de acoger. Yo cuanto m¨¢s vieja soy m¨¢s claro tengo esto y menos dogmatizo. Conforme envejezco me estoy volviendo m¨¢s humana.
P. ?Me explica lo de la carpinter¨ªa?
R. Recibo clases una vez al mes. Descubr¨ª este taller a ra¨ªz de mi amistad con los arquitectos de la asociaci¨®n Espacio Pl¨¢stico. He hecho un macetero grande para mi terraza de C¨¢diz, estoy intentando hacer unas l¨¢mparas a partir de una obra de Juan [Serrano].
P. ?Qu¨¦ le aporta?
R. Cuando estoy all¨ª no pienso en otra cosa. Y para demostrarme que nada est¨¢ vetado con la edad respecto a nuestros deseos.
P. Lo de no pensar en otras cosas ha sonado a v¨ªa de salvaci¨®n.
R. Lo que quiero decir es que haciendo carpinter¨ªa no puedes poner la cabeza a funcionar o te machacas un dedo. Es una terapia l¨²cida muy agradable. Ahora le mando una foto de la jardinera que me he hecho.
P. Form¨® parte del coro Averroes, de la Universidad de C¨®rdoba.
R. Me encantaba, pero empec¨¦ a tener una p¨¦rdida importante en el o¨ªdo derecho. No quiero ocultarlo. Y Juan entonces empeor¨®, fue una etapa dura.
P. ?C¨®mo lleva el calorazo de este verano?
R. En verano hace calor. Soporto muy mal a la gente que se pasa el d¨ªa quej¨¢ndose. En mi casa est¨¢ prohibido quejarse de la comida. Yo he pensado qu¨¦ comemos, lo he descongelado, lo he cocinado, solo se puede alabar. He trabajado en Nicaragua o en la India, he visto mucha pobreza y me parece que nosotros tenemos mucho que agradecer. Religiosidad cero, porque apostat¨¦, pero compasi¨®n s¨ª, y mucha.