Las residencias de ancianos p¨²blicas de gesti¨®n privada registraron la mortalidad m¨¢s alta en la primera ola en Madrid
La mortalidad en los 18 centros de gesti¨®n indirecta fue de un 21,9% entre marzo y abril de 2020, mientras que en los de titularidad y gesti¨®n p¨²blica fue del 7,4%, seg¨²n una investigaci¨®n liderada por una epidemi¨®loga
En las 470 residencias de mayores que funcionaban en la Comunidad de Madrid durante la primera ola de la pandemia, las m¨¢s golpeadas por la covid de toda Espa?a, se produjeron 9.468 muertes de residentes entre marzo y abril de 2020, seg¨²n las cifras facilitadas por el Gobierno regional a trav¨¦s del Portal de Transparencia. Con estos datos en la mano, un estudio, publicado en la revista internacional Epidemiologia y liderado por la epidemi¨®loga Mar¨ªa Victoria Zunzunegui, analiza el impacto de la mortalidad seg¨²n la titularidad p¨²blica o privada de los centros y su modelo gesti¨®n ¨Dp¨²blica, indirecta, concertada o privada¨D. Su principal conclusi¨®n es que la mortalidad ¡°m¨¢s alta¡± se produjo en las residencias p¨²blicas y de gesti¨®n privada o indirecta. En cambio, la menor se registr¨® en las residencias 100% p¨²blicas.
A Zunzunegui, profesora honoraria de la Universidad de Montreal pero a la que sigue muy ligada a trav¨¦s de actividades acad¨¦micas y cient¨ªficas, el estallido del coronavirus en marzo de 2020 la pill¨® ejerciendo de abuela en EE UU y cuando ya llevaba cuatro a?os jubilada. ¡°Vi lo que estaba ocurriendo en las residencias de Madrid, una aut¨¦ntica cat¨¢strofe, y decid¨ª que era motivo suficiente para volver al trabajo y ponerme a fondo con ello¡±, cuenta por tel¨¦fono a EL PA?S esta experta en epidemiolog¨ªa del envejecimiento.
En agosto de 2020, comenz¨® a colaborar con la plataforma Actuar Covid, que engloba a 1.200 profesionales sanitarios, con los que public¨® los primeros informes sobre lo ocurrido en las residencias en la segunda y en la tercera ola de la covid. Este nuevo estudio se centra en lo peor de lo peor, la primera ola. Adem¨¢s de Zunzunegui, lo firman Fran?ois B¨¦land, tambi¨¦n docente en Montreal; Fernando Garc¨ªa L¨®pez, m¨¦dico del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa; y el periodista Manuel Rico, director de investigaci¨®n en InfoLibre, que aport¨® las bases de datos y su experiencia de investigaci¨®n en el sistema de cuidados de larga duraci¨®n.
En los dos peores meses de la pandemia, la mortalidad en las residencias fue del 18,5%: muri¨® cerca de uno de cada cinco residentes. Zunzunegui matiza que, para hacer el c¨¢lculo, se tom¨® como base el n¨²mero total de plazas disponibles y no las ocupadas. La raz¨®n es que no disponen de los datos, aunque saben que la ocupaci¨®n era ¡°muy alta, las residencias estaban muy llenas¡±. Un informe del Imserso la cifra entre el 92% y el 94%.
Se trata, adem¨¢s, de fallecimientos por todas las causas, de las que 7.290 se produjeron en las propias residencias y sin asistencia m¨¦dica. Solo 2.178 de las muertes, el 23%, ocurrieron en hospitales. ?Cu¨¢ntas fueron por covid? Tampoco se sabe, ya que los datos que han podido recabar son parciales. ¡°De las 7.290 en residencias, 1.118 fueron confirmadas por covid, 4.676 presentaban s¨ªntomas compatibles y 1.496 por otras causas¡±, detalla la experta. Sin embargo, nada se sabe de las personas que terminaron sus d¨ªas en hospitales. ¡°No est¨¢ disponible la causa de la muerte¡±, lamenta la investigadora.
Por este motivo, decidieron centrar el estudio en todas las causas de muerte, m¨¢xime teniendo en cuenta que muchos de los fallecidos por otros motivos son en realidad muertos indirectos de la covid, ya que el protocolo de exclusi¨®n del 18 de marzo, que negaba el traslado a los hospitales a los mayores con discapacidad, impidi¨® su derivaci¨®n. ¡°El protocolo dur¨® tres semanas, pero la vuelta a la derivaci¨®n fue paulatina¡±, recuerda Zunzunegui. A su juicio, la crisis del covid evidenci¨® que ¡°el sistema de cuidados de larga duraci¨®n no estaba preparado para resistir una pandemia¡± y las decisiones que se tomaron condujeron a ¡°una masacre¡±. El protocolo ¡°fue una decisi¨®n muy cruel e injusta¡± y Zunzunegui est¨¢ trabajando ahora para estimar cu¨¢ntas muertes se podr¨ªan haber evitado si no se hubiera aplicado.
De las 470 residencias operativas en la primera ola, 405 eran privadas y 65 p¨²blicas ¨D43 regionales y 22 municipales¨D. Dentro de las 43 p¨²blicas regionales, 25 estaban gestionadas directamente por la Administraci¨®n y 18 mediante un concierto. De las 22 municipales, solo dos son 100% p¨²blicas. Esto, que puede parecer un matiz, no es en absoluto balad¨ª porque, tal y como demuestra el informe, la vida de los residentes dependi¨® de en manos de qui¨¦n estuviera su residencia.
Las conclusiones del informe son reveladoras. En las residencias de titularidad y gesti¨®n p¨²blica, que supon¨ªan el 12% del total de 51.938 plazas disponibles, la mortalidad fue la m¨¢s baja de todas las tipolog¨ªas de centros, el 7,4%. Sin embargo, en las 18 residencias de titularidad p¨²blica pero con gesti¨®n privada, que sumaban el 5% de las plazas, la mortalidad fue la m¨¢s elevada de todos los modelos de titularidad y gesti¨®n: el 21,9%.
En las residencias propiedad de entidades privadas sin ¨¢nimo de lucro ¨Dpor ejemplo, de entidades religiosas¨D y con todas sus plazas privadas, fue del 12,7%. En centros aportaban el 8% de las plazas. En los centros 100% privados, es decir, de titularidad y gesti¨®n privadas con ¨¢nimo de lucro y sin plazas concertadas ¨Del 26% del total de plazas¨D, ascendi¨® al 13,8%. En las residencias privadas con ¨¢nimo de lucro pero que tienen puestos concertados con la administraci¨®n ¨Del grueso de las plazas disponibles, el 42%¨D, la mortalidad subi¨® al 20,6%. Y, por ¨²ltimo, en los centros privados sin ¨¢nimo de lucro que tienen plazas concertadas con el sector p¨²blico ¨Del 12% del total¨D, fue de 17%.
Estas cifras se calculan ¡°igualando las condiciones despu¨¦s de tener en cuenta otros factores que influyen en la mortalidad, como el tama?o del centro, de la poblaci¨®n donde se encuentra localizada la residencia, el n¨²mero de residentes positivos y el hospital de referencia¡±. Estudiar cu¨¢l era el hospital de referencia fue clave ¡°para considerar el efecto del protocolo de la Consejer¨ªa de Sanidad que excluy¨® de la atenci¨®n hospitalaria a mayores que viv¨ªan en residencias¡±.
¡°A igualdad de condiciones, la mortalidad en las residencias 100% privadas es casi el doble que en las 100% p¨²blicas¡±, subraya la epidemi¨®loga. Pero el dato ¡°todav¨ªa m¨¢s importante¡± es que la mortalidad en centros con plazas concertadas o de gesti¨®n indirecta fue casi tres veces superior a la ocurrida en los de gesti¨®n y titularidad p¨²blica, a?ade Zunzunegui, para quien est¨¢ claro que ¡°cuando el sector p¨²blico contrata con el privado, la mortalidad se dispara¡±.
Los epidemi¨®logos concluyen que los resultados de su investigaci¨®n son ¡°un testimonio de las consecuencias letales de la colaboraci¨®n p¨²blico-privada en el sector de los cuidados residenciales en la Comunidad de Madrid¡± y ponen de manifiesto la necesidad de una ¡°profunda transformaci¨®n del sector¡±. Tambi¨¦n llaman a ¡°tomas medidas para que no vuelva a ocurrir¡± y a que realice ¡°una investigaci¨®n sobre lo que ocurri¨® en las residencias de Madrid esos dos meses¡±.
Para Zunzunegui, urge desarrollar ¡°un sistema de informaci¨®n que permita establecer un control de calidad¡± e ¡°inspecciones sistem¨¢ticas y efectivas¡±, ya que las que hay son ¡°aisladas y se avisa a la residencia de la visita¡± y las multas, ¡°muy peque?as¡±. ¡°El sistema de control es muy deficiente¡±, critica la experta, que cita un art¨ªculo, publicado en 2019 por este diario, en el que se revela que de las 18 residencias de gesti¨®n indirecta hubo juicios en 14 y muchas fueron multadas, pero 13 renovaron la concesi¨®n. ¡°Las residencias son lo m¨¢s opaco que hay y es una estrategia consciente que obedece a los intereses de la Administraci¨®n y de las empresas¡±, ya que impide la rendici¨®n de cuentas a las familias de los residentes y a la opini¨®n p¨²blica, censura la experta, que hace hincapi¨¦ en que los mayores ¡°son la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable, sin voz ni voto ni capacidad de defenderse¡±.
La investigadora, que tambi¨¦n trabaj¨® en la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica y en el centro de Salud P¨²blica de la Universidad Aut¨®noma, conoce de primera mano el sector de las residencias madrile?o, ya que particip¨® en un estudio internacional en el que sigui¨® la salud de 2.000 mayores de los centros de Legan¨¦s de 1992 a 1999. Aquel estudio, que dio para 45 art¨ªculos cient¨ªficos, concluy¨® que la ciudad del cintur¨®n de Madrid ten¨ªa la esperanza de vida m¨¢s alta de todas las analizadas en Finlandia, Holanda, Israel, Suecia e Italia. ¡°Ahora, con la covid, se ha rebajado mucho¡±, lamenta Zunzunegui, que celebra el acuerdo alcanzado el martes por Ministerio de Derechos Sociales y las comunidades para llevar a cabo ¡°una reforma muy profunda del sector¡±. Aunque la propuesta inicial era ¡°mucho mejor y perfectamente factible¡±, lo acordado supone ¡°un paso hacia delante¡±.
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