Madera entre las manos
Los talleres para fabricar muebles dirigidos a profesionales y aficionados toman fuerza en espa?a como tendencia
Un bot¨®n del p¨¢nico. Esto es lo que hay que pulsar en una nave de un pol¨ªgono industrial de Alcorc¨®n (Madrid) si se necesita a la polic¨ªa, a los bomberos o una ambulancia. Por el momento, nadie lo ha activado. Tocan madera al decirlo, pero lo cierto es que todas las personas que entran aqu¨ª est¨¢n bien aleccionadas. ¡°Estas m¨¢quinas son como dinosaurios. Mejor no meter la mano donde no se debe. Si no sientes seguridad al usarlas, lo hacemos por ti¡±, dice el ingl¨¦s Warren Batt a un grupo de alumnos que aprenden a construir un taburete en Made de Madera, su coworking de ebanistas. ¡°Yo trabajaba en inversiones en un banco. Ten¨ªa todo lo que quer¨ªa, pero odiaba lo que hac¨ªa. As¨ª que en 2008 abr¨ª mi propio taller y en 2012 lo cerr¨¦ por la crisis¡±, cuenta. No fue el ¨²nico.
¡°El 60% de los negocios que trabajaban la madera cerraron en esos cuatro a?os. La gente mayor con experiencia se jubil¨® y se cre¨® un hueco entre quien ten¨ªa el conocimiento y quien quer¨ªa aprender¡±, a?ade. En 2018, inspirado en los talleres compartidos que conoc¨ªa en Estados Unidos o Alemania, decidi¨® montar el suyo. Consigui¨® inversores, encontr¨® una nave amplia con buena luz en un pol¨ªgono industrial de Alcorc¨®n, la equip¨® con las mejores herramientas del mercado y a finales de 2019 abri¨® Made de Madera. Desde entonces, habitan este lugar profesionales de la ebanister¨ªa que alquilan espacio y maquinaria para desarrollar su actividad y tambi¨¦n aficionados. ¡°Cada uno tiene su habilidad y todos compartimos conocimiento¡±, apunta Warren. El mejor ejemplo es Juan Manuel Alonso, que dej¨® su carrera pol¨ªtica en Alcorc¨®n para volcarse en la artesan¨ªa y ahora trabaja como ebanista y mano derecha de Warren. ¡°Esto es una comunidad donde no hay secretos. Se hacen cosas incre¨ªbles como bicicletas de madera, instrumentos musicales, y gente que empieza sin tener ni idea crea su propio proyecto con clases particulares. Todos nos ayudamos¡±, a?ade.
Hoy es s¨¢bado y un grupo de aficionados aprende a hacer taburetes en uno de los cursos monogr¨¢ficos que oferta Warren. Cuesta 120 euros con comida incluida, dura ocho horas y las plazas vuelan en cuanto lo anuncia en su Instagram. El perfil de los alumnos es muy diverso. Algunos parten de cero y otros repiten.
¡°Soy consultora, me paso el d¨ªa delante del ordenador y necesito crear algo con mis manos¡±, dice una chica al presentarse. La rodean una arquitecta, un t¨¦cnico de sanidad, una ejecutiva de cuentas y dos dise?adores. ¡°Ense?amos a usar las m¨¢quinas necesarias y les damos confianza para que sepan que pueden hacerlo¡±, a?ade Warren. A las seis de la tarde, los alumnos posan para una foto alzando su propio taburete terminado como un trofeo. Para algunos ser¨¢ el inicio en la ebanister¨ªa; para otros, una buena experiencia que recordar.
A m¨¢s de 600 kil¨®metros, el mismo esp¨ªritu colaborativo impregna el ambiente de unas naves industriales recuperadas en el barrio de la Verneda, en Barcelona. Llevaban a?os abandonadas hasta que Pedro Pineda, que ven¨ªa de crear espacios de fabricaci¨®n n¨®madas en ferias de dise?o europeas y abrir un coworking en la capital catalana, impuls¨® la mudanza de TDMC a este lugar. ¡°En 2018 alquilamos estas naves vac¨ªas y las hemos ido acondicionando. Empezamos con 900 metros cuadrados y ahora contamos con 2.500¡±, explica. ¡°Los talleres de carpinter¨ªa en Barcelona suelen ser estrechos, oscuros, en los bajos de los edificios y con muchas limitaciones por las molestias a los vecinos. Para nosotros era importante un sitio donde poder hacer ruido, generar polvo, tener luz natural, espacio donde movernos, y esto solo lo consegu¨ªamos si nos un¨ªamos muchos¡±, explica. En TDMC son 110 usuarios, la mitad profesionales y la otra aficionados. ¡°Funciona como un gimnasio con una cuota y depende de las necesidades que tengas pagas m¨¢s o menos. La b¨¢sica son 81 euros al mes, que dan derecho a 20 horas de uso, explica. ¡°Hoy en d¨ªa somos uno de los coworking para fabricantes m¨¢s grandes de Europa¡±, asegura. Tienen 1.300 metros cuadrados de taller compartido y 1.200 de parcelas personales para los que quieren su propio espacio, y maquinaria para trabajar metal, madera y pl¨¢stico a nivel industrial. ¡°Por aqu¨ª ha pasado desde un juez que quer¨ªa hacer los juguetes a su nieto hasta chavales que crean su propio monopat¨ªn, arquitectos que construyen casas modulares o el que viene con la furgoneta y se la camperiza [que se adaptan como autocaravanas]¡±, cuenta. Los usuarios de TDMC tambi¨¦n son de muchas partes del mundo. ¡°Alguien que no sabe nuestro idioma igual no podr¨ªa ser abogado, pero carpintero s¨ª¡±.
La mayor¨ªa de estos talleres colaborativos, asentados ya en otros pa¨ªses, emergen en ciudades espa?olas como Barcelona, Madrid, Valencia o Sevilla pensando tambi¨¦n en el tejido social de su entorno. Si Made de Madera se abre a becarios de la escuela p¨²blica de arte La Palma de Madrid para que aprendan c¨®mo funciona un negocio, en espacio T11 de Sevilla las vecinas del barrio de San Gil acuden a cortar trozos de madera para sus casas. ¡°T11 comenz¨® en un corral¨®n artesano de Triana en 2013 cuando varios carpinteros y otras iniciativas nos unimos para coger un espacio y comprar maquinaria entre todos para abaratar costes y que as¨ª otros profesionales pudieran usarla¡±, cuenta Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez-Laulh¨¦, uno de los cooperativistas de T11 y experto en fabricaci¨®n digital. En 2018 se mudaron a una antigua f¨¢brica de sombreros del siglo XIX abandonada en el centro hist¨®rico de Sevilla. ¡°Podr¨ªamos habernos ido a un pol¨ªgono, pero queremos estar aqu¨ª por compromiso con la ciudad y para mejorar nuestro alrededor¡±, cuenta. Adem¨¢s, imparten cursos como el de introducci¨®n a la carpinter¨ªa para aprender el uso b¨¢sico de cada m¨¢quina. ¡°As¨ª la gente puede interactuar con ella para buscar soluciones relativamente asequibles a la hora de montar sus muebles¡±, aclara. Y asegura tener todo tipo de p¨²blico. ¡°Hacemos un servicio de equipamiento a nivel barrio porque en la ciudad no tenemos esa cultura de garaje tan habitual en EE UU o en la Espa?a rural. Aqu¨ª es dif¨ªcil encontrar lugares donde fabricarte tus cosas y este tipo de espacios es la soluci¨®n¡±, reflexiona.
En la misma f¨¢brica, adem¨¢s de los espacios de construcci¨®n, hay otros de oficina en los que conviven arquitectas, ONG o proyectos de impacto ambiental. Todos saben que, igual que sucede en ebanister¨ªa, la uni¨®n hace la fuerza.
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