Antony Beevor: ¡°La diplomacia convencional y el futuro de la geopol¨ªtica ser¨¢n muy diferentes¡±
El historiador brit¨¢nico analiza la guerra de Ucrania y el contexto global con motivo de su ¨²ltimo libro en el Hay Festival de Segovia
El historiador brit¨¢nico Antony Beevor (Londres, 75 a?os) cree que el a?o 2022 ser¨¢ el m¨¢s relevante del siglo XXI. La guerra de Putin contra Ucrania ¨Dentre otros escenarios ¨D ha trastocado el tablero internacional, y esto traer¨¢ consecuencias. ¡°Tenemos que tener cuidado porque, si no, encontraremos los mismos peligros que en los a?os 30¡å. Se refiere a la d¨¦cada que dio paso a la II Guerra Mundial. Beevor, experto en esta contienda y un historiador imprescindible para entender los conflictos b¨¦licos del siglo XX, ha charlado este s¨¢bado sobre el contexto global actual junto al escritor Antonio Mu?oz Molina en el Hay Festival Segovia. El motivo, la publicaci¨®n del ¨²ltimo libro del brit¨¢nico, Rusia: revoluci¨®n y guerra civil, 1917-1921 (Cr¨ªtica).
Nadie esperaba un conflicto en Europa de esta magnitud. ¡°Desde la II Guerra Mundial todos hemos vivido en la ilusi¨®n de que la guerra hab¨ªa acabado y Occidente ten¨ªa el destino seguro. No tenemos el control en absoluto¡±, dijo el historiador en la sede de IE University ante 200 personas. Ese conocimiento profundo sobre la historia de Rusia, de la que trata su ensayo, le ha valido tambi¨¦n para extraer unas conclusiones sobre el mandato de Vladimir Putin. ¡°La raz¨®n por la que se han hecho tantos errores al juzgar a Putin es porque lo juzgamos desde nuestro propio sesgo racional. Occidente no entiende el s¨ªntoma del dictador, que tiene resentimiento y un inter¨¦s propio¡±. Si Putin y el presidente de China rompen sus promesas, ?d¨®nde est¨¢ entonces el futuro de la democracia convencional?, reflexion¨® el historiador militar. ¡°Putin sabe lo que quiere y llegar¨¢ hasta el final. Debemos asumir que la democracia convencional y el futuro de la geopol¨ªtica ser¨¢ muy diferente¡±, a?adi¨®.
Hubo un momento de la historia en que los l¨ªderes, contaba Beevor, cre¨ªan en la necesidad de equilibrio en el mundo y de evitar una guerra nuclear: ¡°Pero eso a Putin le da igual. Quiere crear el miedo como jefe g¨¢nster que es, porque en su idioma el temor es sin¨®nimo de respeto, se basa en resentimiento, no en el sustento ideol¨®gico ni en la diplomacia del pasado. ?l solo busca seguir en el poder¡±.
El ¨²ltimo ensayo del historiador cuenta la Rusia despu¨¦s del zarismo, la lucha entre la alianza de socialistas moderados y mon¨¢rquicos reaccionarios contra el Ej¨¦rcito Rojo de Trotsky y la posterior dictadura de Lenin. Hubo dos temas principales que a Mu?oz Molina le impresionaron del libro; de un lado, ese derrumbe inmediato del r¨¦gimen zarista. Del otro, la extrema crueldad, sufrimiento y miseria de todas y cada una de las etapas. Un horror que se describe con todo lujo de detalles en el libro a trav¨¦s de las vidas de diferentes protagonistas, y entre los que se encuentran destacados personajes s¨¢dicos.
?Queda algo de esa tradici¨®n en el horror de las tropas de Putin hoy?, quiso saber Mu?oz Molina. ¡°No se puede generalizar sobre ning¨²n pa¨ªs, es una de las lecciones m¨¢s importantes que extraje del estudio de la Primera Guerra Mundial¡±, introdujo el historiador. S¨ª que apunt¨®, en cierto modo, a las emociones: ¡°No se puede decir que haya un ADN ruso m¨¢s predispuesto a la violencia, pero s¨ª que queda una especie de autoimagen y memoria; se ve¨ªan como un arma natural de guerra¡±. Europa tambi¨¦n pas¨® por etapas terror¨ªficas, a?adi¨®, aunque despu¨¦s evolucion¨®. ¡°En Rusia las cosas no cambiaron, la crueldad sigui¨® ah¨ª y se consideraba algo natural¡±.
¡°Un historiador brit¨¢nico dice que si el estudio de la Historia te hace sentir orgulloso es que no est¨¢s estudiando Historia¡±, brome¨® en un momento Antonio Mu?oz Molina. ?Por qu¨¦ entonces siempre est¨¢ sometida a presiones, a esa tendencia de convertirse en ideolog¨ªa?, quiso saber. ¡°Vivimos una sobresimplificaci¨®n de la Historia. Lo vital es entender por qu¨¦ las cosas ocurrieron como ocurrieron, y luego condenar. Es deber del historiador no imponer un juicio moral¡±.
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