Olivier Mannoni, traductor de ¡®Mein Kampf¡¯: ¡°El lenguaje conspiracionista es totalitario, no admite r¨¦plica¡±
El franc¨¦s ha dedicado una d¨¦cada al texto de Adolf Hitler en el marco de ¡®Historiar el mal¡¯, edici¨®n cr¨ªtica de ese volumen dirigida por el historiador Florent Brayard
Olivier Mannoni (Tours, 62 a?os) es uno de los m¨¢s experimentados traductores del alem¨¢n al franc¨¦s. La lista de los autores que ha traducido es un compendio de la literatura y el pensamiento en lengua alemana del siglo XX: Freud, Zweig, Kafka, Sloterdijk... Tambi¨¦n se ha encarado con uno de los textos m¨¢s dif¨ªciles, y sin duda el m¨¢s pernicioso, en esta lengua: Mein Kampf (Mi lucha) de Adolf Hitler. Mannoni tradujo de nuevo el texto en el marco de Historiar el mal, edici¨®n cr¨ªtica de Mein Kampf en franc¨¦s dirigida por el historiador Florent Brayard. Dedic¨® una d¨¦cada a este trabajo. Lo cuenta en Traduire Hitler (Traducir a Hitler), reci¨¦n publicado en Francia por ?ditions H¨¦lo?se d¡¯Ormesson.
PREGUNTA. ?Qu¨¦ supone ser el traductor de Hitler?
RESPUESTA. ?Por suerte tengo muchas otras etiquetas! Soy el traductor de un libro llamado Historiar el mal, parte de un equipo que ha hecho de historiadores sobre un texto importante para el trabajo hist¨®rico. Es un trabajo de grupo, cient¨ªficamente irreprochable. Es un libro que desmonta una por una las mentiras de Hitler en su texto, porque Mein Kampf es un libro conspiracionista, de mentiras tanto sobre su biograf¨ªa como sobre los fen¨®menos que intenta describir.
P. ?C¨®mo describir¨ªa su estilo?
R. Su lenguaje es perverso, se funda sobre una gran confusi¨®n en el razonamiento, con errores de l¨®gica. Usa t¨¦cnicas de escritura que sumergen al lector en una confusi¨®n mental total. Acumula t¨¦rminos. Muchos adverbios, muchos adjetivos. Un pensamiento circular. Largos discursos rimbombantes. Y, al final, designa a un enemigo, un culpable. Y ah¨ª, al designar el culpable, las frases son extremadamente simples, muy claras.
P. ?El estilo es el hombre?
R. S¨ª. De un lado, hay una especie de paranoia que se expresa en la forma del lenguaje. He conocido a verdaderos paranoicos y, cuando hablan, pueden establecer cinco o seis hechos, todo va muy r¨¢pido, y los unen con falsas conjunciones l¨®gicas y parece que hayan expuesto un razonamiento. Logran decir, por ejemplo, que su casa est¨¢ situada en un eje entre las Pir¨¢mides y Washington. Esto lo he conocido. Y lo describen como algo l¨®gico y evidente. Y esto se ve en Hitler. Es una l¨®gica loca. Nunca nadie obtuvo un examen psiqui¨¢trico claro de Hitler, pero lo seguro es que el suyo era un cerebro a la vez muy confuso y muy directo: lleg¨® al poder, lo mantuvo diez a?os y su poder tuvo consecuencias monstruosas. No es simplemente una confusi¨®n que desemboca en confusi¨®n, sino en la acci¨®n.
P. ?Qu¨¦ aprendi¨® sobre Hitler, traduciendo Mein Kampf?
R. Creo que, por la naturaleza misma de su razonamiento ¨Cque es un razonamiento exterminador aunque la Shoah no se mencione en Mein Kampf¨C este no puede expresarse dentro de la l¨®gica. El fondo y la forma van juntos. Trabajando con una colega sobre Donald Trump, me di cuenta de que tiene t¨¦cnicas parecidas, salvando todas las distancias, porque Trump no es un nazi. Pero la violencia de Trump pasaba tambi¨¦n por discursos incomprensibles. Y veo lo mismo en discursos conspiracionistas. Es decir, no es tanto que haya cambiado mi opini¨®n sobre Hitler al hacer esta traducci¨®n, como sobre el tipo de lenguaje que utiliza y sus consecuencias hasta hoy d¨ªa.
El discurso conspiracionista presenta paralelismos evidentes con aquella ¨¦poca¡±
P. ?Lo ve hoy d¨ªa?
R. Es flagrante. El discurso conspiracionista presenta paralelismos evidentes con aquella ¨¦poca.
P. ?Qu¨¦ paralelismos?
R. La acumulaci¨®n de hechos inverificables y un tipo de razonamiento y discurso que no permite discusi¨®n. Es un lenguaje totalitario en la medida que no admite r¨¦plica. No se puede debatir con un conspiracionista, es imposible. Aunque le demuestre que se equivoca, le dir¨¢ que es porque no mira las cadenas de televisi¨®n correctas o que usted es un cordero incapaz de reaccionar.
P. ?Hay un v¨ªnculo directo entre escribir y razonar mal y confusamente, las ideas confusas y extremas, y Auschwitz?
R. Hay una falta de claridad en el pensamiento, un rechazo de la raz¨®n. En Hitler y los nazis hay un lado m¨ªstico: no son racionalistas. Recrearon una especie de religi¨®n. Este misticismo general contribuy¨® ampliamente a todo esto. El misticismo en la escritura es la exaltaci¨®n, el ¨¦nfasis y un rechazo de la raz¨®n y de la l¨®gica.
En Hitler y los nazis hay un lado m¨ªstico: no son racionalistas. Recrearon una especie de religi¨®n¡±
P. ?No tuvo la tentaci¨®n de mejorar, al traducirlo, el estilo confuso de Hitler?
R. Los traductores, incluso con un texto malo, intentamos mejorarlo para que sea legible en franc¨¦s. Cuando uno se encuentra con una frase con cuatro o cinco adverbios, del estilo ¡°¨¦l estaba tan extraordinariamente feliz que tom¨® r¨¢pidamente el primer tren para estar absolutamente seguro de no perderlo¡±, uno se dice, ?vaya frase! Y lo que se hace es quitar el tan, el r¨¢pidamente... Este es nuestro trabajo, lo que se nos pide, a menos que el autor tenga la voluntad de hacerlo as¨ª. Al principio, cuando hab¨ªa seis adverbios en el texto de Hitler, dejaba tres.
P. Despu¨¦s, decidi¨® volver al estilo original.
R. Yo hab¨ªa entregado una versi¨®n que intentaba hacer que el texto fuese accesible al lector franc¨¦s. El director de la edici¨®n de Historiar el mal, Florent Brayard, me dijo que quer¨ªa otra cosa: todo el texto, reproduciendo todo lo que lo hac¨ªa ilegible en alem¨¢n. Y eso fue lo que hicimos: un espejo del texto de Hitler manteniendo todas sus caracter¨ªsticas, todos los defectos.
Babelia
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