El ¡®Apocalypse Now¡¯ de Calamaro: ¡°El ego se disuelve con las contrariedades y el LSD¡±
El argentino reedita ¡®Honestidad brutal¡¯, un disco desmedido, gestado en nueve meses de creaci¨®n febril y en los que el m¨²sico lleg¨® a pesar 57 kilos
?Qu¨¦ le dir¨ªa el Andr¨¦s Calamaro de hoy, con 61 a?os, al de 37, la edad que ten¨ªa usted cuando se public¨® Honestidad brutal? ¡°Lo mismo que dir¨ªa a cualquier cantor: que hable menos y cante m¨¢s¡±.
Andr¨¦s Calamaro public¨® Honestidad brutal en 1999, un disco de 37 canciones y dos horas y 21 minutos de duraci¨®n, un trabajo apabullante y visceral donde el m¨²sico, en estado de gracia, vuelca las angustias de su alma, por aquella ¨¦poca quebrada. Se grab¨® durante nueve enloquecidos meses y en cuatro pa¨ªses. Al cantante le cost¨® un divorcio y una p¨¦rdida de peso considerable. La b¨¢scula se qued¨® en 57 kilos. ¡°Qu¨¦ maravilla. Da gusto comprarse ropa cuando est¨¢s tan flaco. Y la compraba de a mill¨®n de pesetas [era 1999, todav¨ªa no hab¨ªa llegado el euro]¡±, dice hoy el cantante. Los proveedores de sustancias psicotr¨®picas tambi¨¦n formaron parte del disco, y no precisamente para cambiar un micr¨®fono de lugar. Escuchando historias sobre la gestaci¨®n de Honestidad brutal, lo extra?o es que todos terminasen vivos. Estos d¨ªas se reedita el disco a lo grande, como le gusta a este artista insaciable: el ¨¢lbum original con 62 canciones adicionales. Se llama Honestidad brutal. Extra brut.
Se ha hablado mucho del exceso que supuso en todos los ¨¢mbitos este trabajo. El mismo Calamaro lo calific¨® como ¡°un campo de batalla¡±, su Apocalypse Now, la epop¨¦yica pel¨ªcula de Francis Ford Coppola de 1979 y su salvaje rodaje. Pasados 23 a?os, al artista argentino le ha dado tiempo de encontrar el sentido a lo que buscaba con esa desmedida grabaci¨®n: ?gestionar el duelo por una relaci¨®n sentimental acabada, experimentar intelectualmente con el exceso o hinchar su propio ego? ¡°El objetivo lo fuimos descubriendo sobre la marcha. No empezamos con un plan ni un dise?o de producci¨®n. Terminamos una gira, regados de alegr¨ªas, sustancias y buenas compa?¨ªas, estilo Lemmy, de Mot?rhead. Ten¨ªa escritos unos versos en un cuaderno, entramos al estudio dom¨¦stico de mi hermano [Javier Calamaro, tambi¨¦n m¨²sico] y grabamos una semana. Luego seguimos alquilando estudios, a veces dos al mismo tiempo; entre el hedonismo ¨¢spero y nueve meses m¨¢s de grabaciones profesionales. El ego se disuelve con las contrariedades y el LSD. He vivido siete u ocho dictaduras militares, con la opini¨®n publica en contra, la polic¨ªa, la justicia y las cancelaciones duras del siglo pasado. Ego es una palabra cutre que los psiquiatras ni usan, un clich¨¦ burgu¨¦s¡±. Andr¨¦s Calamaro, que se encuentra de gira en Colombia, responde a las preguntas por correo electr¨®nico. Lo argumenta: ¡°La entrevista oral se me da fatal si no es en la radio; una entrevista que se imprime y se lee bien puede responderse por escrito¡±.
Una cosa resulta incuestionable en la elaboraci¨®n de Honestidad brutal: fue respetuoso con el estilo de vida tradicional del rock and roll. Eso que se imagina el lector con una diferencia: el objetivo era no dormir, encadenar noches en el estudio, terminar una letra m¨¢s, a?adir un teclado en aquel estribillo, grabar la versi¨®n 48 de Los aviones. ¡°Lo que hicimos supera la imaginaci¨®n de This Is Spinal Tap [la famosa pel¨ªcula que exagera y parodia el mundo del rock]. D¨ªas y noches interminables sin Las Vegas, grabando m¨²sica sin molestar m¨¢s que a los vecinos que, no una sola vez, intentaron expulsarme bajo amenazas expl¨ªcitas o denuncias a la polic¨ªa¡±. Algunos de los que estuvieron con el m¨²sico han dicho que temieron que una ma?ana no despertara¡ los pocos d¨ªas que dorm¨ªa. ¡°Exageran un poco, provengo de una familia longeva¡±, responde con iron¨ªa. Y a?ade: ¡°Preferimos una vida intensa sin privarnos de nada. Adem¨¢s, en 1999 est¨¢bamos aconsejados por Antonio Escohotado y Baudelaire, nada pod¨ªa salir completamente mal. Crecimos en una ¨¦poca chunga para ser adolescentes, ahora queremos prolongar la juventud toda la vida. De todas formas, soy bastante moderado. Los excesos fueron una temporada de pocos a?os: los adictos saben que algo que puede terminarse no es realmente preocupante. Conozco mis l¨ªmites, soy abstemio y no fumo las marihuanas cultivadas en un ba?o con luz el¨¦ctrica. Soy un gourmet y ya lo era hace 25 a?os¡±. Adem¨¢s de algunos kilos, el cantante perdi¨® algo m¨¢s durante la grabaci¨®n: ¡°Tuve un divorcio que me cost¨® bastante: el dinero en el banco, las propiedades y un Mercedes Benz. Luego, mis gastos los pagu¨¦ de mi bolsillo, qu¨¦ ingenuidad. Si lo hiciera de nuevo, har¨ªa pagar las fiestas a la Warner¡±.
Calamaro hab¨ªa roto Los Rodr¨ªguez en 1996 para lanzarse en solitario. Alta suciedad se public¨® en 1997 y lo convirti¨® en una de las grandes estrellas del rock en castellano. Era un disco de solo 14 canciones, rock elegante con ¨¦xitos como Loco, Flaca o la hermosa Media Ver¨®nica. Despu¨¦s de la gira de Alta suciedad, se instal¨® en su vida el frenes¨ª. Rompi¨® con su pareja, M¨®nica Garc¨ªa, y comenz¨® a tomar forma Honestidad brutal. Te quiero igual, Los aviones, Me pierdo, M¨¢s duele o Aquellos besos son canciones que hablan de naufragios sentimentales. El ¨¢lbum se imprimi¨® con esta dedicatoria: ¡°Por M¨®nica¡±. Al preguntarle hoy por ello, el artista responde: ¡°Elegir entre 50 chavalas ¡ªo una novia de muchos a?os¡ª es un detalle distinguido: respeto por una relaci¨®n importante y la puerta abierta para empezar de nuevo las veces que haga falta. Los olvidos tambi¨¦n constan como detalles honorables. Antes y despu¨¦s de Honestidad brutal estaba en una relaci¨®n con una muy buena ¡ªy bonita¡ª mujer. Lo que pas¨® en aquella ¨¦poca fue m¨¢s bien un r¨¦quiem para un soltero de temporada, una versi¨®n inversa de estar de Rodr¨ªguez¡±.
Pero en un ¨¢lbum tan arrogante caben muchas m¨¢s tem¨¢ticas. Obsesionado con Bob Dylan, el m¨²sico argentino inocul¨® el recitado dylaniano en temas que radiograf¨ªan a una Argentina convulsa en aquellos tiempos (cu¨¢ndo no) en la torrencial Clonazep¨¢n y circo o en No tan Buenos Aires. Pocos d¨ªas antes de la edici¨®n del disco surgi¨® la posibilidad de que Calamaro fuera telonero de la gira espa?ola de Bob Dylan. Se toc¨® la tecla adecuada y sucedi¨®. El argentino toc¨® en formato ac¨²stico algunos de los temas de Honestidad brutal adem¨¢s de una composici¨®n de la estrella de la noche, Seven Days (la canci¨®n, por cierto, se incluye ahora en la reedici¨®n). Corri¨® el rumor de que a Dylan le molest¨® que el telonero interpretara un tema suyo. Calamaro lo desmiente: ¡°Eso es un cuento: se lo pregunt¨¦ personalmente y estaba encantado. La gira fue ¨¢spera porque mi conducta no era la mejor, pero fuimos casi siempre puntuales, utilizamos los operadores de ellos, comimos con los m¨²sicos. Dylan es reservado, pero fue amable conmigo. De m¨ª nadie esperaba ni siquiera que dijera adi¨®s¡±.
Durante aquellos largos meses, el m¨²sico tens¨® la cuerda de la lealtad. El volumen de su drama era alto y en ese trance es dif¨ªcil escuchar a los dem¨¢s. ?l asume hoy que ¡°es posible¡± que hubiese estado bien que alguien le hubiese echado el freno. De lo complicado de la grabaci¨®n puede reportar el neoyorquino Joe Blaney, que se encarg¨® de la producci¨®n. En 2014, el periodista Dar¨ªo Manrique public¨® el libro Honestidad brutal o la huida hacia delante de Andr¨¦s Calamaro. El autor contact¨® con Blaney para hablar de la intrahistoria del disco. El productor respondi¨®: ¡°Lo siento, pero no quiero hablar de aquella grabaci¨®n. La creaci¨®n de este ¨¢lbum fue una experiencia horrible para m¨ª, una pesadilla¡±. Calamaro reconoce que ¡°fue un poco ¨¢spero¡±, pero sostiene que siguen ¡°siendo amigos¡±. ¡°Nos escribimos con frecuencia. Y resulta que volvimos a trabajar juntos, en la reedici¨®n de Alta suciedad y en esta de Honestidad Brutal¡±. Manrique cuenta a este peri¨®dico el regusto agridulce que le produjo el libro: ¡°La experiencia de escribir un libro con una materia prima tan apasionante como Honestidad brutal fue una maravilla: es un disco torrencial, lleno de buenas canciones con docenas de cosas para contar. Luego la experiencia fue otra¡ Primero, porque Calamaro se despeg¨® del proyecto, incluso con cierta hostilidad, negando que fuera un disco de separaci¨®n y usando el argumento de que yo pretend¨ªa meterme en el lado m¨¢s rosa y de cotilleo, cosa que no era as¨ª. Calamaro solo quer¨ªa hablar de los aspectos musicales (¡°mira c¨®mo suena esta guitarra, usamos una Fender blablabl¨¢¡±), poco del ca¨®tico e hipercreativo proceso de grabaci¨®n y nada en absoluto de las letras o la inspiraci¨®n tras ellas. Y, por ¨²ltimo, no s¨¦ si por expl¨ªcita indicaci¨®n de Calamaro o porque pensaban que es lo que ¨¦l querr¨ªa, la gran mayor¨ªa de los entrevistados (colaboradores suyos en el disco) se cortaban a la hora de contar cosas. ¡®Si yo te pudiera contar¡¡¯ fue una de las frases que m¨¢s escuch¨¦, por desgracia¡±.
Lo fascinante de este disco es que no existe paja, un inmenso logro teniendo en cuenta que hablamos de casi 40 canciones. Se impone la variedad de estilos y un alto nivel l¨ªrico. Se escucha rock fiero, blues, baladas, pop delicioso, funk, reggae, alguna experimentaci¨®n interesante, tango, ritmos latinos¡ La voz transmite verdad: solo hay que escuchar la temblorosa Los aviones. Incluso la circense Maradona, con la introducci¨®n del propio futbolista, deriv¨® en el mejor himno jam¨¢s compuesto para el astro. Un disco que conforma un relato con b¨¢sicamente un mensaje: todos tenemos que vivir amigablemente con nuestras decepciones.
Despu¨¦s del extenuante periodo de Honestidad brutal, cualquiera se hubiese tomado con mesura su siguiente paso. Pero hablamos de Calamaro: el a?o siguiente se superar¨ªa con El salm¨®n, un trabajo qu¨ªntuple de 103 canciones. El cantor continuaba entonando m¨¢s y m¨¢s.
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