La paradoja de la poes¨ªa: tremendo prestigio, poqu¨ªsimas ventas, un poco de odio
Los cinco ¨²ltimos premios Cervantes han sido poetas, sin embargo, no es el g¨¦nero que atrae a m¨¢s lectores
Rafael Cadenas. Cristina Peri Rossi. Francisco Brines. Joan Margarit. Ida Vitale. Los cinco ¨²ltimos ganadores del Premio Cervantes, aunque en ocasiones hayan cultivado otros g¨¦neros, pueden ser considerados principalmente poetas. Grandes poetas. Cinco a?os consecutivos en los que el premio m¨¢s prestigioso de la literatura en castellano, otorgado por el Ministerio de Cultura y Deporte, ha reca¨ªdo sobre los practicantes de los versos. Esta retah¨ªla de galardones viene a reafirmar una paradoja que no es en absoluto novedosa: la poes¨ªa es el g¨¦nero m¨¢s prestigiado, pero, al mismo tiempo, est¨¢ muy lejos de ser el m¨¢s vendido o el m¨¢s le¨ªdo. ?Por qu¨¦ se da este fen¨®meno?
¡°La poes¨ªa es entrega total por parte del autor y, adem¨¢s, pura creaci¨®n destilada. La belleza, el ritmo, el compromiso que est¨¢ en la poes¨ªa, creo que eso es ¨²nico. La poes¨ªa no puede no ser honesta. Y por eso la necesitamos los lectores¡±, opina Mar¨ªa Jos¨¦ G¨¢lvez, directora general del Libro y Fomento de la Lectura y secretaria del jurado del Cervantes. En efecto, algunos lectores necesitan la poes¨ªa, pero no son tantos. De hecho, uno de los adagios m¨¢s populares sobre el g¨¦nero es que la poes¨ªa tiene pocos lectores, pero que estos son los ¡°mejores¡±, signifique eso lo que signifique. Sobre si el hecho de que se haya premiado a cinco poetas ha sido motivo de alg¨²n tipo de reflexi¨®n o discusi¨®n espec¨ªfica dentro del jurado, G¨¢lvez no puede ser expl¨ªcita: ¡°Lo deliberado debe ser mantenido en secreto¡±, dice, ¡°pero s¨ª puedo decir que todos los par¨¢metros y elementos de valoraci¨®n se estudian y se debaten con amplitud y con profundidad¡±.
En el vaiv¨¦n de los gustos literarios a trav¨¦s del tiempo parece que la poes¨ªa, salvo en las versiones juveniles y digitales que han dado algunos zambombazos en los ¨²ltimos a?os, cumple un papel honor¨ªfico y, por lo tanto, secundario. ¡°Hay g¨¦neros muy de moda, como la cr¨®nica period¨ªstica, la autobiograf¨ªa o, siempre, la novela, pero los poetas, que ya son casi figuras simb¨®licas m¨¢s que otra cosa, se est¨¢n llevando los premios m¨¢s importantes¡±, dice el escritor, poeta y cr¨ªtico literario Carlos Pardo. Tambi¨¦n se?ala el hecho llamativo de que, siendo los autores premiados muy coherentes y de largu¨ªsima trayectoria, ¡°no han sido los m¨¢s visibles de sus respectivas generaciones, sino que se han mantenido alejados de los focos medi¨¢ticos¡±.
Por ejemplo, el ¨²ltimo Cervantes, el venezolano Rafael Cadenas, no es demasiado conocido por el p¨²blico espa?ol, como confirma Jes¨²s Garc¨ªa S¨¢nchez, m¨¢s conocido como Chus Visor, cabeza de la prestigiosa editorial de poes¨ªa Visor Libros, que tiene publicados en sus reconocibles vol¨²menes de tapas negras a varios de los premiados. ¡°Yo he ido editando a Rafael Cadenas porque me gustaba como poeta, pero lo cierto es que nunca ha vendido mucho¡±, se?ala. ?Se nota un subid¨®n de ventas despu¨¦s de un premio de este tipo? ¡°La verdad es que no mucho¡±, contin¨²a, ¡°los premios de novela s¨ª que hacen que se vendan grandes tiradas, pero en poes¨ªa no se nota demasiado¡±.
Las ventas de la poes¨ªa
¡°Yo creo que la novela tiene p¨²blico, y la poes¨ªa tiene lectores¡±, declara Jaime Siles, poeta y catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Cl¨¢sica, jurado, adem¨¢s, de varios premios. ¡°Esto es una gran diferencia: consiste en que el lector de poes¨ªa es un colaborador tanto del poeta como del texto, un lector activo, mientras que el lector de novela es un lector pasivo¡±. Seg¨²n este punto de vista, el lector espa?ol prefiere la pasividad. La facturaci¨®n de la poes¨ªa (junto con el teatro) en 2021 fue de 7,4 millones de euros, un 0,8% del total, seg¨²n el informe Comercio Interior del Libro. La novela se llev¨® una buena porci¨®n de la tarta: 503 millones, un 19,5%, solo superada por todo el grueso de los libros de no ficci¨®n (incluyendo manuales, libros acad¨¦micos...), que acapararon el 30%. La producci¨®n de poes¨ªa, de 701 t¨ªtulos publicados (incluyendo aqu¨ª tambi¨¦n los de teatro), palidece al lado de la publicaci¨®n novel¨ªstica, con 9.539 t¨ªtulos, seg¨²n el citado informe, realizado por la Federaci¨®n de Gremios de Editores.
Eso s¨ª, un fen¨®meno ocurri¨® en los ¨²ltimos a?os dentro del mercado po¨¦tico, que fue fuertemente sacudido por la aparici¨®n de un tipo de poes¨ªa pol¨¦mica por su adanismo, dirigida, en principio, a un p¨²blico joven y a la que se ha llamado de diferentes maneras: parapoes¨ªa, poes¨ªa de internet o de Instagram o poes¨ªa pop tardoadolescente (como la bautiza Mart¨ªn Rodr¨ªguez-Gaona en su ensayo La lira de las masas. Internet y la crisis de la ciudad letrada, publicado por P¨¢ginas de Espuma). Algunos autores de esa corriente, que ya ha transitado por su cenit, tuvieron ventas de decenas de miles de ejemplares, algo impensable antes (y despu¨¦s) para un poemario, excepto si lo escribe Joaqu¨ªn Sabina (que, por cierto, prepara nuevo libro de sonetos para Visor, del que se espera sea un superventas).
¡°La poes¨ªa ha tenido un prestigio adicional derivado sobre todo de su postura cr¨ªtica de denuncia y resistencia durante el franquismo¡±, dice Siles, ¡°lo que le confiri¨® una importante fuerza moral¡±. A pesar de todo, si se piensa en grandes escritores de la primera mitad del XX probablemente saldr¨¢n poetas (Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, los poetas de la generaci¨®n del 27, la del 36, la del 50¡), pero parece que la segunda mitad del siglo acab¨® dominada por el g¨¦nero que hoy parece hegem¨®nico: la novela. Eso s¨ª, la novela, muchos de cuyos subg¨¦neros son incluso tachados de subliteratura, nunca ha alcanzado ese respeto reverencial que la poes¨ªa conserva, como sacrosanta guardiana del lenguaje y las experimentaciones a su alrededor.
Por esa misma aura fantasmal de intensidad y experimentaci¨®n, porque hay poes¨ªa que es dif¨ªcil de leer o que, directamente, no se entiende, tambi¨¦n es f¨¢cil aborrecerla y quiz¨¢s as¨ª la aborrezcan muchos lectores e incluso algunos poetas: ¡°A m¨ª tampoco me gusta. / Al leerla, sin embargo, con un desprecio perfecto, descubres en / ella, al cabo, un lugar para lo genuino¡±, escribi¨® la estadounidense Marianne Moore en unos versos famosos. En el ensayo El odio a la poes¨ªa (Alpha Decay), el escritor y cr¨ªtico Ben Lerner recuerda que no hab¨ªa lugar para los poetas en la Rep¨²blica de Plat¨®n, reflexiona sobre esa animadversi¨®n que en ocasiones pueden producir los versos por ser in¨²tiles, peligrosos o desagradables, y trata de desentra?ar el frecuente fen¨®meno del odio a la poes¨ªa. Pero al final¡ ¡°Todo lo que le pido a los que la odian ¨Dy yo tambi¨¦n soy uno de ellos¨D es que se esfuercen por perfeccionar el desd¨¦n que sienten, que incluso consideren la posibilidad de aplicarlo a los poemas mismos, porque all¨ª, lejos de disiparse (¡) esto de lo que hablamos podr¨ªa llegar a parecerse al amor¡±, escribe Lerner. Para Siles, el ¡°ense?oramiento¡± de la novela y el desinter¨¦s por la poes¨ªa tiene que ver con el que juzga un fen¨®meno de nuestro tiempo: ¡°La depauperaci¨®n del lenguaje¡±.
Los poetas y los premios
¡°La poes¨ªa parece avanzar a golpe de premios, dice el poeta y cr¨ªtico Luis Bagu¨¦ Qu¨ªlez. ¡°Los premios de poes¨ªa joven sirven para descubrir nuevas voces, y los de consagraci¨®n... pues tambi¨¦n. Estoy convencido de que este a?o el Cervantes no ha consolidado a Rafael Cadenas, sino que se ha limitado a hacerlo visible. Pero si uno se imagina a los novelistas haciendo porras para ver a qui¨¦n le cae el gordo, que lo gane un poeta (casi) siempre tiene algo de sorpresa¡±. Es otra leg¨ªtima consideraci¨®n a ra¨ªz de los ¨²ltimos Cervantes: puede que en ning¨²n otro g¨¦nero haya tantos premios, o que estos sean tan importantes en las trayectorias de los autores como en la poes¨ªa. Por lo general, los poetas ans¨ªan una estanter¨ªa en casa llena de trofeos, como la que tienen algunos clubes de f¨²tbol.
El Cervantes tiene la particularidad de que se otorga a una carrera literaria completa (existe otro premio gordo exclusivo para los versos, el Reina Sof¨ªa de Poes¨ªa Iberoamericana, obtenido en su ¨²ltima edici¨®n por Olvido Garc¨ªa Vald¨¦s), pero la mayor¨ªa de los cert¨¢menes (convocados por fundaciones, ayuntamientos, diputaciones...) se enfocan a la obra in¨¦dita, ya sea para j¨®venes talentos o para poetas con tablas. A trav¨¦s de ellos, en caso de tener ¨¦xito, los autores cumplen al menos tres objetivos de un solo disparo: se consigue publicar el poemario (a veces con editoriales de prestigio), se ingresa algo de dinero (a veces un buen pico: el premio Loewe est¨¢ dotado con 25.000 euros, muy lejos del Planeta de novela, que es un mill¨®n) y se consigue algo de repercusi¨®n en la prensa (todo de manera proporcional al prestigio del premio obtenido). ¡°Para los poetas, los premios pueden ser un atajo para la publicaci¨®n¡±, explica Chus Visor, ¡°yo tengo una lista de espera para publicar los poemarios que me interesan de tres o cuatro a?os, pero los libros premiados que publico los tengo que tener en la calle en menos de seis meses¡±.
Para Berta Garc¨ªa Faet, con varios galardones en su haber, el hecho de que un gran premio literario no especialmente dedicado a los poetas sea copado por estos le parece ¡°una feliz casualidad¡±. ¡°No es algo deliberado ni refleja una especial estima de los cr¨ªticos, la academia, las instituciones y los lectores por la poes¨ªa¡±, contin¨²a, ¡°al contrario, sigue siendo un g¨¦nero hoy agridulcemente minoritario¡±. Lo agrio porque no existen las condiciones para que los poetas lleguen a c¨ªrculos m¨¢s all¨¢ de la frecuente endogamia del sector, lo dulce porque tampoco la poeta se ve a s¨ª misma ¡°le¨ªda de forma masiva o con las cadenas que trae lo best seller¡±. Las condiciones materiales asociadas a la pr¨¢ctica de la poes¨ªa son pr¨¢cticamente inexistentes, nadie en su sano juicio se plantea seriamente sobrevivir como poeta, lo que, por otro lado, tambi¨¦n tendr¨ªa algo de extra?o: tan asociada est¨¢ la precariedad a la poes¨ªa que lo contrario parece impensable o directamente contrapo¨¦tico. La pureza de la poes¨ªa la hace inmiscible con el vil metal. Tal vez esa pobreza po¨¦tica explique el ansia de premios: ¡°Si no hay dinero, al menos que haya honor¡±, dice Chus Visor, para quien ¡°los poetas son el gremio art¨ªstico m¨¢s competitivo¡±.
¡°Los reconocimientos y apoyos (econ¨®micos), sea a la producci¨®n o a la divulgaci¨®n de nuestra obra (v¨ªa premios, residencias, becas, festivales, programas culturales en los mass media, ayuda a la publicaci¨®n, ayuda a la traducci¨®n) son absolutamente necesarios, y ojal¨¢ hubiera muchos m¨¢s¡±, concluye Garc¨ªa Faet.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.