?Qu¨¦ tiene que ver el tocino con la gram¨¢tica? ?Por qu¨¦ decir ¡°as¨ªn¡± fue correcto? La gran aventura ling¨¹¨ªstica del proyecto Coser
El libro ¡®Como dicen en mi pueblo¡¯ recoge el plan que estudia el habla de los mayores en la Espa?a rural, iniciado por la acad¨¦mica y catedr¨¢tica de Lengua espa?ola In¨¦s Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez en 1990
La matanza del cerdo es muy importante para estudiar el le¨ªsmo. ?Qu¨¦ tiene que ver el tocino con la gram¨¢tica? La respuesta puede encontrarse en el Coser, pron¨²nciese C¨®ser, siglas de Corpus Oral y Sonoro del Espa?ol Rural, el proyecto para conocer c¨®mo hablan las personas mayores de los pueblos que inici¨® en 1990 la fil¨®loga In¨¦s Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, catedr¨¢tica de Lengua espa?ola en la Universidad Aut¨®noma de Madrid y miembro de la Real Academia Espa?ola (RAE). Son ya 31 a?os de encuestas en los que, acompa?ada de alumnos y colegas, han recorrido casi todas las provincias de Espa?a, hasta sumar 1.910 horas de grabaci¨®n de charlas con 2.960 vecinos, con una edad media de 74 a?os, con los que hablan de sus asuntos cotidianos: los animales, las fiestas, la familia, la caza, el monte o el tiempo. Un extracto de ese trabajo herc¨²leo se recoge en el libro Como dicen en mi pueblo (Pie de P¨¢gina), que muestra, con textos de 12 autores, algunos ejemplos de esas catas ling¨¹¨ªsticas.
¡°Este libro naci¨® como un regalo¡±, dice Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez en un sal¨®n de la Fundaci¨®n Ram¨®n Men¨¦ndez Pidal, la casa en Madrid donde vivi¨® y trabaj¨® el fil¨®logo e historiador gallego. ¡°El d¨ªa en que cumpl¨ª 60 a?os [17 de diciembre de 2021] me hicieron una videollamada varios exalumnos que estaban en distintos sitios para decirme que hab¨ªan decidido publicar un libro de divulgaci¨®n del Coser¡±. Tres han sido las editoras: Ana Estrada Arr¨¢ez, profesora de ling¨¹¨ªstica espa?ola en la Universidad Complutense de Madrid; Beatriz Mart¨ªn Izquierdo, licenciada en filolog¨ªa hisp¨¢nica, y Carlota de Benito Moreno, profesora de ling¨¹¨ªstica iberorrom¨¢nica en la Universidad de Z¨²rich y autora del blog Se me va de la lengua. A la homenajeada le reservaron el pr¨®logo y el peliagudo cap¨ªtulo sobre el le¨ªsmo, el la¨ªsmo y el lo¨ªsmo.
La g¨¦nesis del Coser se remonta a cuando Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez empez¨® a dar clases de dialectolog¨ªa (el estudio de las variedades del espa?ol). ¡°La bibliograf¨ªa que hab¨ªa era antigua para poder estudiar la lengua rural¡±, la que le interesaba. As¨ª que empez¨® a organizar pr¨¢cticas a pie de campo en las que ¡°se hac¨ªa hablar a la gente en conversaciones distendidas, sin inducirles a nada, para ver, por ejemplo, c¨®mo usaban los pronombres¡±. ¡°Ten¨ªan que ser charlas sobre conocimientos que ellos tuvieran y que fuesen diferentes a los de las poblaciones de las ciudades. Vimos en seguida que hab¨ªa muchas variantes gramaticales que no estaban estudiadas y surgi¨® la idea de la grabaci¨®n sistem¨¢tica¡±.
La web del Coser incluye mapas con los nombres de los pueblos en los que se ha trabajado, fotograf¨ªas; est¨¢n las ¡°muestras dialectales¡±, lo investigado: el uso de los posesivos, la concordancia, la negaci¨®n, los adverbios¡ Y la joya de la corona: los archivos sonoros en los que se puede escuchar, por ejemplo, a una vecina de Medina Sidonia (C¨¢diz) hablar de los motes que se pon¨ªan en su pueblo: ¡°A mi hermano le llamaban El Pesca¨ªlla porque mi padre vend¨ªa pescado¡±.
Una labor cient¨ªfica que, con el lema de ¡°describir sin juzgar¡±, como se?ala el libro, trata de ¡°contribuir a desterrar los prejuicios contra las hablas rurales, consideradas peores sin ning¨²n fundamento¡±. Uno de los cap¨ªtulos est¨¢ dedicado a la palabra as¨ª (y sus variedades as¨ªn y ans¨ª), ¡°que en su momento pudieron ser correctas, pero hoy no est¨¢n recomendadas; me da igual si algo es incorrecto, lo que me interesa es saber por qu¨¦ se dice¡±, a?ade Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez. Sobre as¨ªn (adverbio de marcado car¨¢cter andaluz), Carlota de Benito explica que el mecanismo por el que se a?ade esa -n ¡°est¨¢ tambi¨¦n en otras palabras que s¨ª triunfaron, como invierno, que, en realidad, ajustada a su etimolog¨ªa deber¨ªa ser ivierno¡±; por eso los osos hibernan y no inviernan. ¡°Mientras que la palabra ans¨ª no siempre fue considerada como propia de hablantes menos cultos. Cervantes la empleaba en el Quijote incluso en boca de un virrey¡±, se apunta en el libro. Ans¨ª pas¨® de moda en el siglo XVIII y cay¨® en el saco de las palabras incorrectas.
Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, especialista en textos medievales peninsulares, apunta el cambiante caso del la¨ªsmo y el le¨ªsmo, ¡°que fueron recomendados por la Academia hasta el siglo XIX, pero luego esta cambi¨® de opini¨®n¡±. ¡°Ahora el le¨ªsmo se acepta porque est¨¢ muy generalizado, se ha extendido a hablantes de zonas que antes no eran le¨ªstas, como Andaluc¨ªa¡±. En cuanto al la¨ªsmo, que es tan habitual escucharlo en programas de televisi¨®n, ¡°est¨¢ en la lengua oral incluso de personas universitarias, ?son por ello incultas?¡±, se pregunta. ¡°Somos prejuiciosos con las formas ling¨¹¨ªsticas que no coinciden con las nuestras¡±.
Beatriz Mart¨ªn Izquierdo cuenta, en conversaci¨®n telef¨®nica, c¨®mo se desenvolv¨ªan sobre el terreno para conseguir cada a?o la cosecha del Coser: ¡°Se intentaban grabar en la provincia escogida audios con una duraci¨®n de 45 minutos al menos cada uno¡±. Cuando llegaban a un pueblo no hab¨ªa lugar para timideces: ¡°Al primero que ve¨ªas le hablabas, si no pod¨ªa, ibas a otro, pero no busc¨¢bamos a alguien que fuera culto¡±. Las dificultades pod¨ªan venir m¨¢s por hacer las encuestas en la calle, ¡°con ruidos de coches, perros ladrando, campanas o personas que se acercaban¡±. Los vecinos eran ¡°en general amables¡± y mostraban esa hospitalidad hacia el desconocido con el que se pega la hebra que lleva a ¡°sacarle de comer de todo¡±.
El volumen menciona fen¨®menos ling¨¹¨ªsticos de las zonas biling¨¹es de la Pen¨ªnsula, ¡°en las que cuando se habla en castellano se le transfieren aspectos de su lengua materna¡±, agrega Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez. Un cl¨¢sico en ¨¢reas catalanohablantes es ese uso del verbo haber que tanto choca al resto: ¡°Hab¨ªan muchos estudiantes¡±, lo que, dicho con propiedad, es ¡°hacer concordar el objeto directo en las expresiones existenciales con el verbo haber¡±. Como dicta la l¨®gica, en esos territorios ¡°hay una interferencia mutua¡± entre ambos idiomas.
Otro cap¨ªtulo est¨¢ dedicado al fen¨®meno de la paragoge, que estudiaron en Canarias y consiste en a?adir una -e a algunos sustantivos e infinitivos acabados en -r. Una costumbre que en otros lugares suena a juego, a humor (como decir habere por haber). Tras mucho preguntar, por fin en el municipio tinerfe?o de La Victoria de Acentejo encontraron la piedra Rosetta de la paragoge: Pedro el de la cantina, un se?or de 81 a?os al que cuando le preguntaron si as¨ª se llamaba respondi¨®: ¡°Servidore¡±.
En el otro extremo del pa¨ªs se da esa variaci¨®n en los tiempos verbales tan caracter¨ªstica de los vascos que los lleva a decir: ¡°Si tendr¨ªa (en vez de tuviera o tuviese) dinero, me comprar¨ªa una casa¡±. Enrique Pato, que dedic¨® su tesis doctoral a este tema, el empleo de formas verbales indicativas en vez de subjuntivas, explica en esta obra que ese uso tambi¨¦n da en otras zonas, ¡°como el sur de Cantabria o el norte de Palencia¡±, y que, al igual que otros fen¨®menos que nos puedan chirriar, viene de antiguo, de la Edad Media, y el Camino de Santiago favoreci¨® su expansi¨®n.
Uno de los apartados m¨¢s interesantes es el dedicado a los diminutivos, escrito por Beatriz Mart¨ªn. En Espa?a, el rey de los diminutivos es -ito / -ita, pero, ?por qu¨¦ hay tantos tipos? Est¨¢n el -i?o / -i?a gallego, el -¨ªn / -¨ªna asturiano, el -uco / -uca c¨¢ntabro, adem¨¢s de -illo / -illa, -ico / -ica¡ ¡°No solo transmiten disminuci¨®n de tama?o, son a veces una forma de expresar afecto o emoci¨®n, y por eso son muy sensibles a la variaci¨®n y son distintos en cada zona¡±, apunta Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez. Mart¨ªn agrega que ¡°es un fen¨®meno complejo porque hay mezcla de usos, y adem¨¢s suelen depender del contexto¡±. As¨ª recuerda cuando escuch¨® en un pueblo decir a alguien ¡°una docenilla¡±. Fueran casta?as o melones, siempre ser¨¢n 12 unidades por mucho diminutivo que le pongamos.
La RAE, ¡°una 'influencer' muy potente¡±
Sobre el poder de influencia que la RAE tiene en cómo hablamos español, Fernández-Ordóñez reflexiona: “La Academia recomienda, pero la lengua es propiedad de la gente”, y recuerda al exdirector de la RAE Fernando Lázaro Carreter, filólogo, que publicaba en la prensa sus célebres artículos de El dardo en la palabra, en los que reconvenía con humor las incorrecciones. “Mucho de lo que él reprimía se ha acabado generalizando porque así ha sido la voluntad colectiva. La Academia es una influencer muy potente, pero no llega al cien por cien de los hablantes. Corregir algo contra la corriente social lleva al final a que haya que claudicar”. ¿Lo entienden así todos los académicos o hay quien prefiere seguir batiéndose en ese duelo? “Poco a poco ha calado en los académicos la idea de los filólogos de que la norma emana del uso colectivo”.
Babelia
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