?Por qu¨¦ seguimos utilizando la imagen de las brujas que crearon los inquisidores?
Varias iniciativas internacionales tratan de romper con el estereotipo de mujer de nariz prominente y sonrisa diab¨®lica y restituir la memoria de las v¨ªctimas del mayor feminicidio de la historia
Aunque es ampliamente conocido que las mujeres v¨ªctimas de la caza de brujas no eran hechiceras adoradoras de Sat¨¢n, aunque el propio t¨¦rmino ¡°caza de brujas¡± se refiera ahora a la persecuci¨®n de inocentes, la imagen que ha trascendido y que se sigue difundiendo es la de la mujer mayor, fea, con una gran nariz y una verruga, de aliento maloliente y sonrisa diab¨®lica, acompa?ada de un gato negro y montada en una escoba. Algunas incluso lucen una incomprensible piel verde. Es decir, un aspecto parecido al que difundieron en los pueblos los inquisidores y los cazadores de brujas, la manera en la que las imaginaban aquellos que las tem¨ªan, el relato de los vencedores.
¡°La caza de brujas es el feminicidio m¨¢s grande de la historia, pero no se estudia en las escuelas o en las universidades. No solo se ha olvidado, sino que se ha convertido en una leyenda. La bruja es un personaje de f¨¢bula, casi un chiste¡±, explic¨® la pensadora italoestadounidense Silvia Federici, autora de obras como Calib¨¢n y la bruja (Traficantes de sue?os), en la presentaci¨®n del II Encuentro Feminista Internacional sobre la Caza de Brujas, celebrado en el museo Reina Sof¨ªa y en la librer¨ªa Traficantes de Sue?os, ambos en Madrid, el pasado mes de octubre.
Basta con hacer una b¨²squeda en un banco de im¨¢genes en internet, como Getty Images, para comprobar c¨®mo ha calado el estereotipo. Aparecen miles de archivos donde la bruja es representada a la manera habitual. A veces en grabados antiguos, a veces en fiestas de Halloween, a veces perdidas en bosques brumosos, a veces en juegos en escuelas infantiles. A veces la que va disfrazada de brujita es una ni?a juguetona, otras veces es una mujer en pose er¨®tica. A veces la imagen trata de infundir miedo, otras veces es una caricatura inofensiva. Pero siempre son las brujas de la escoba y el sombrero puntiagudo. As¨ª es como se recuerda a las que fueron v¨ªctimas de una matanza.
Recordar bien a las brujas
¡°Es preciso recuperar de forma fidedigna la memoria de aquellas mujeres que fueron asesinadas, encarceladas, desterradas o torturadas¡±, explica Beatriz Garc¨ªa, una de las promotoras de la Campa?a por la memoria de las mujeres perseguidas por brujer¨ªa, que tiene grupos de lectura e investigaci¨®n en varias ciudades de Espa?a, pero tambi¨¦n en Quito o en Nueva York. En Espa?a han recorrido varios lugares donde tuvo lugar la persecuci¨®n de mujeres; en el mapeo realizado se encuentra el caso de las brujas de Laspa¨²les, sucedido en este municipio de Huesca en 1593, donde 24 mujeres acusadas de brujer¨ªa fueron torturadas y ahorcadas, y donde un parque tem¨¢tico recuerda hoy su historia (en el que se utiliza la iconograf¨ªa habitual de la bruja de silueta negra y sombrero picudo). O el de Miraflores de la Sierra, en la Comunidad de Madrid, donde, a mediados del siglo XVII, dos mujeres viudas y pobres fueron culpadas por una serie de inexplicables muertes de ni?os y enviadas a la prisi¨®n de la Inquisici¨®n en Toledo.
¡°Encontramos que en muchos lugares en los que hubo caza de brujas no existe memoria¡±, dice Garc¨ªa, ¡°lo sorprendente es que en aquellos en los que s¨ª existe, e incluso all¨ª donde se explican los hechos hist¨®ricos tal y como sucedieron, sigue utiliz¨¢ndose la imagen cl¨¢sica de la bruja en la iconograf¨ªa, los souvenirs o las fiestas populares¡±. La figura de la hechicera es muy anterior a la caza de brujas de la era moderna, existe desde que existen las mitolog¨ªas y las literaturas. Algunas son malvadas, como la bruja Circe, que Ulises se encuentra en la Odisea y que transforma a los hombres en bestias. Otras son benevolentes, como las magas, por ejemplo, la dama del lago que en el ciclo art¨²rico custodia la prodigiosa espada Excalibur. Pero la imagen estereot¨ªpica de la hechicera maligna, como la anciana que come ni?os y que fabrica ung¨¹entos y venenos en el fondo del bosque, es la propia de la caza de brujas de la Edad Moderna, y la m¨¢s difundida hoy.
¡°Algunas mujeres acusadas de brujer¨ªa eran prominentes, pero la gran mayor¨ªa eran mayores y pobres, muchas de las cuales ten¨ªan conocimientos de medicina o hierbas y no ten¨ªan un hombre que las protegiese¡±, explica la qu¨ªmica Adela Mu?oz, que lleg¨® al mundo de las brujas investigando sus ung¨¹entos y venenos y ha publicado el libro Brujas. La locura de Europa en la Edad Moderna (Debate). ¡°Eran poderosas en la mente de los cazadores de brujas, pero no en la realidad¡±, a?ade la autora.
La pervivencia de la imagen perversa de las brujas, cuando en realidad fueron mayormente campesinas sin ninguna relaci¨®n con los aquelarres a medianoche o el trato con machos cabr¨ªos, se debe a diferentes factores. El peso de la tradici¨®n, su replicaci¨®n en numerosos productos culturales, desde cuentos de terror g¨®tico hasta pel¨ªculas y musicales, o la rentabilidad del estereotipo de la bruja a la hora de vender productos, idear atracciones de feria o generar inter¨¦s tur¨ªstico en ciertos lugares.
En algunos municipios de Espa?a se celebran festejos relacionados con la caza de brujas: el Ball de las Bruixes en Viladrau, Girona; la Feria de las Brujas en Sant Feliu Saserra, Barcelona; las Fiestas de la Bruja en Alcantarilla, Murcia; la Noche de Brujas en Soport¨²jar, Granada¡ Aunque en el discurso oficial de estos eventos suele hacerse hincapi¨¦ en el car¨¢cter ficticio de las acusaciones de brujer¨ªa, se sigue representando a estas mujeres de manera estereotipada y en algunos sitios hasta se recrea el ahorcamiento o la quema de brujas en clima festivo. En Catalu?a abundaron los procesos a mujeres acusadas de brujer¨ªa (y abundan hoy las festividades), tanto que a principios de 2022 el Parlament aprob¨® una resoluci¨®n que insta a ¡°reparar la memoria¡± de estas mujeres v¨ªctimas de una ¡°persecuci¨®n mis¨®gina¡±, impulsando estudios acad¨¦micos o promoviendo su inclusi¨®n en los callejeros.
En Terrasa, Barcelona, un caso olvidado en el que se ahorc¨® a seis supuestas brujas volvi¨® a emerger cuando el Archivo Hist¨®rico public¨® un monogr¨¢fico con la documentaci¨®n del proceso, sucedido a principios del siglo XVII. La red feminista de la ciudad recogi¨® el guante y colabor¨® en la difusi¨®n, por ejemplo, mediante paseos donde se visita los lugares en los que vivieron aquellas mujeres o donde fueron torturadas. ¡°Ahora se est¨¢ empezando a hacer una revisi¨®n m¨¢s consciente de la iconograf¨ªa de las brujas, pero de forma muy lenta¡±, dice Clara Massana, del Grup per a la Recuperaci¨® de la Mem¨°ria Hist¨°rica de les Bruixes de Terrasa, ¡°queremos que la gente sienta verg¨¹enza de estas im¨¢genes: hay que dar la verdadera dimensi¨®n del feminicidio m¨¢s grande de la historia de la humanidad¡±.
Curiosamente, tambi¨¦n se ha heredado una visi¨®n positiva de las brujas, aunque menos difundida. ¡°Sucede cuando a la bruja se le quitan sus connotaciones perversas y se la deja en mujer poderosa, como s¨ªmbolo de empoderamiento¡±, dice Mu?oz. Un colectivo estadounidense entre 1968 y 1970, por ejemplo, hizo feminismo de guerrilla, muy propio del radicalismo de la ¨¦poca, bajo el nombre WITCH, que significa bruja y que era el acr¨®nimo en ingl¨¦s de Conspiraci¨®n Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno. No sin dosis de humor, las integrantes de WITCH realizaban actos de protesta y performances ataviadas con toda la imaginer¨ªa brujil, lanzando sortilegios delante de la bolsa de Wall Street o celebrando aquelarres p¨²blicos. Un libro publicado por la editorial La Felguera cuenta su historia: mediante esta actitud se reapropiaban para sus fines del estigma de la bruja. Hay quien las ve como precursoras de otros movimientos como las Guerrilla Girls, Pussy Riot o Femen.
La caza de brujas y el nacimiento del capitalismo
Las explicaciones del fen¨®meno de la caza de brujas que sucedi¨® en aquel momento concreto de la historia son variadas: la psicosis colectiva, la publicaci¨®n del Malleus Maleficarum, un muy difundido manual de caza de brujas publicado por los dominicos Heinrich Kramer y Jacob Sprenger en 1487, la cristalizaci¨®n de la misoginia exacerbada, las din¨¢micas de las creencias religiosas o de la propia Iglesia.
La aproximaci¨®n de Silvia Federici se centra en lo pol¨ªtico y lo econ¨®mico. El paso del sistema feudal al capitalismo, seg¨²n sus investigaciones, necesit¨® del disciplinamiento de las mujeres para replegarlas al papel reproductivo en el ¨¢mbito dom¨¦stico. Esa disciplina se consigui¨® con la caza de brujas, de igual manera que, como observ¨® Marx, el capitalismo necesit¨® del expolio de las tierras comunales o el esclavismo, en los procesos llamados de acumulaci¨®n de capital originaria. ¡°Se produjo un cambio y una nueva tipolog¨ªa de mujer: pasiva, obediente, sin derechos¡±, explica Federici, ¡°hasta hace poco la mujer no era una persona jur¨ªdica y ten¨ªa que ser representada por un hombre para cualquier gesti¨®n¡±. La caza de brujas no se qued¨® en Europa o Estados Unidos, sino que se transmiti¨® a todas las colonias, de la mano de misioneros y conquistadores.
En este sentido, la caza de brujas, que asociamos con el pasado, contin¨²a en lugares de Latinoam¨¦rica, Asia o ?frica, seg¨²n se expuso en el encuentro celebrado en Madrid y citado al principio, y seg¨²n denuncian informes de Naciones Unidas, organizaci¨®n que mantiene una Red de Brujer¨ªa y Derechos Humanos. En una resoluci¨®n de julio de 2021, la ONU insta a los Estados a tomar todas las medidas necesarias para eliminaci¨®n de la violencia relacionada con las acusaciones de brujer¨ªa. Seg¨²n Federici, Estados y grandes empresas utilizan estas acusaciones para aprovecharse del persistente pensamiento m¨¢gico, crear la discordia en las comunidades y romperlas desde dentro, con fines extractivistas. ¡°As¨ª se pretende destruir la relaci¨®n comunitaria, con el fin del expulsar a la poblaci¨®n y privatizar la tierra. No debemos dejar que esta historia se olvide¡±, concluy¨® la pensadora, ¡°no es una historia del pasado, sino del presente¡±. Por eso, a juicio de las activistas por la recuperaci¨®n de la memoria, la frivolizaci¨®n de las representaciones de las brujas es hoy a¨²n m¨¢s grave.
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