El poso cultural de la disidencia sexual: 80.000 obras rastrean la conciencia LGTBIQ
Madrid acoge la nueva sede del Archivo Arkh¨¦, un importante conjunto de documentos, publicaciones y objetos ligados a las vanguardias latinoamericanas
A los 19 a?os, cuando estudiaba en la universidad, Halim Badawi (Barranquilla, Colombia, 40 a?os) adquiri¨® una antigua edici¨®n de La pintura flamenca en Bogot¨¢, un raro op¨²sculo publicado por el historiador Francisco Gil Tovar en los a?os sesenta, y las colecciones completas de dos revistas colombianas de los setenta, Pl¨¢stica y Prisma. ¡°Ya en aquel entonces ten¨ªa la idea de crear un archivo¡±, explica Badawi. Dos d¨¦cadas despu¨¦s de aquellas primeras adquisiciones, lo que comenz¨® como una colecci¨®n persona...
A los 19 a?os, cuando estudiaba en la universidad, Halim Badawi (Barranquilla, Colombia, 40 a?os) adquiri¨® una antigua edici¨®n de La pintura flamenca en Bogot¨¢, un raro op¨²sculo publicado por el historiador Francisco Gil Tovar en los a?os sesenta, y las colecciones completas de dos revistas colombianas de los setenta, Pl¨¢stica y Prisma. ¡°Ya en aquel entonces ten¨ªa la idea de crear un archivo¡±, explica Badawi. Dos d¨¦cadas despu¨¦s de aquellas primeras adquisiciones, lo que comenz¨® como una colecci¨®n personal ha acabado convirti¨¦ndose en el Archivo Arkh¨¦, un conjunto de 80.000 piezas ¡ªpublicaciones indexadas y clandestinas, fotograf¨ªas, documentos, cartas, manifiestos, obras de arte y objetos¡ª que desde el pr¨®ximo febrero estar¨¢ oficialmente instalado en un local de la madrile?a calle del Doctor Fourquet.
En plena zona caliente del arte contempor¨¢neo, a pocos metros del Museo Reina Sof¨ªa y de galer¨ªas como Mois¨¦s P¨¦rez de Alb¨¦niz, Helga de Alvear y Espacio M¨ªnimo, la nueva sede del Archivo Arkh¨¦ dar¨¢ continuidad en Madrid a los esfuerzos de sus fundadores, Badawi y el abogado Pedro Felipe Hinestrosa (Pasto, Colombia, 48 a?os), que ya probaron a abrirlo al p¨²blico en Bogot¨¢ en 2016. Tras su mudanza a Madrid a ra¨ªz de la pandemia, el 20 de febrero se inaugurar¨¢ la primera exposici¨®n con fondos de la colecci¨®n ligados a la memoria LGTBIQ. No es, sin embargo, la primera vez que su archivo se expone en la capital. En la exposici¨®n Giro gr¨¢fico, que se clausur¨® en el Reina Sof¨ªa el pasado octubre, ya hab¨ªa pr¨¦stamos de la colecci¨®n: unos ejemplares de la revista Ventana Gay, la primera dedicada al colectivo en Colombia, y varios carteles del orgullo LGTBIQ mexicano.
Ahora que las muestras de arte contempor¨¢neo han normalizado incluir, adem¨¢s de obras de arte, documentos y materiales como publicaciones, carteles, apuntes, fotograf¨ªas¡ª, y tras el impacto que ha suscitado en el sector la adquisici¨®n por parte del Estado espa?ol del Archivo Lafuente, un conjunto privado especializado precisamente en este tipo de materiales, la entrada de Arkh¨¦ en la escena madrile?a responde al esp¨ªritu de los tiempos. El propio Badawi, con experiencia como comisario y cr¨ªtico de arte, empez¨® a atesorar estos materiales para suplir su ausencia en los archivos oficiales. ¡°En ocasiones no encontraba las cosas que necesitaba en los archivos p¨²blicos¡±, explica. ¡°Empec¨¦ a guardarlas yo para mis propias investigaciones¡±.
Este empe?o coincidi¨® con el surgimiento de una nueva ruta global del arte contempor¨¢neo ligada a ferias y museos de M¨¦xico o Miami. ¡°En ocasiones el coleccionismo privado de arte puede ser bastante mezquino, y Arkh¨¦ naci¨® como una cr¨ªtica a ese coleccionismo dominante, de pinturas de gran formato de firmas famosas, que acaban colgadas encima de una chimenea. Nosotros conservamos los despojos de la sociedad, los panfletos, los fanzines e incluso las revistas gais que los museos colombianos no quer¨ªan, porque las consideraban pornogr¨¢ficas. Hay un desprecio cultural claro hacia este tipo de materiales, y la colecci¨®n pretende justo lo contrario: que los investigadores puedan acceder a estos fondos para escribir sobre esas obras o incluirlas en sus muestras¡±.
La colecci¨®n del Archivo Arkh¨¦, que ya se encuentra parcialmente instalada en el espacioso s¨®tano de su nueva sede madrile?a, est¨¢ dividida en dos focos principales. El primero est¨¢ ligado al arte latinoamericano, e incluye joyas como un ejemplar del Manifiesto Antrop¨®fago de Oswaldo de Andrade, el movimiento que convulsion¨® la cultura brasile?a en 1928. Tambi¨¦n hay publicaciones peri¨®dicas editadas por gigantes como el uruguayo Joaqu¨ªn Torres-Garc¨ªa ¡ªpor ejemplo, la revista Removedor, publicada entre 1942 y 1945¡ª o t¨ªtulos seminales de las vanguardias latinoamericanas, como el manifiesto Cuaderno del Bachu¨¦, publicado en Colombia en 1930. Esta secci¨®n de la colecci¨®n, que incluye un inventario exhaustivo de libros, revistas y folletos de arte desde el siglo XIX hasta hoy, aspira a reivindicar la identidad cultural de la regi¨®n andina, ¡°que ha sido subestimada por los museos¡±, explica Badawi, ¡°especialmente en su parte m¨¢s gr¨¢fica y pol¨ªtica¡±.
El compromiso pol¨ªtico define el segundo eje de la colecci¨®n, que sus fundadores definen como Archivo Queer y documenta la evoluci¨®n y la expresi¨®n de la disidencia sexual desde finales del siglo XIX, aunque algunas de sus piezas se remontan al siglo XVI. Es la parte del archivo que m¨¢s ha crecido en los ¨²ltimos a?os, y sus coordenadas exceden el ¨¢mbito latinoamericano para abarcar los cinco continentes. Tambi¨¦n los objetos que incluye son m¨¢s diversos: hay revistas y fanzines, pero tambi¨¦n cartas, fotograf¨ªas personales ¡ªentre las que hay todo un archivo gr¨¢fico del transformismo a principios del siglo XX¡ª e incluso vestidos, trofeos y bandas de coronaci¨®n que testimonian el auge de la cultura drag en Am¨¦rica Latina y que permiten reconstruir la historia silenciada de las minor¨ªas sexuales. ¡°Nos interesan los materiales de la vida cotidiana¡±, explica Hinestrosa, ¡°especialmente los museos no los quieren, y cuando muere el t¨ªo gay o la t¨ªa travesti, sus familiares los destruyen porque sienten verg¨¹enza al ver expuesta la vida privada de sus parientes. De ah¨ª que sea un territorio muy f¨¦rtil para trabajar¡±.
El archivo incluye varios fondos con nombre y apellido, como el del activista e investigador venezolano Edgar Carrasco, fundador de Entendido, la primera publicaci¨®n gay de Venezuela. ¡°Quiso que nosotros conserv¨¢ramos sus fondos, que no solo incluyen publicaciones y manuscritos, sino tambi¨¦n su correspondencia con grupos LGTBIQ de todo el mundo, e ilustra c¨®mo circulaban estas ideas en una ¨¦poca en que no exist¨ªa internet¡±, explica Badawi. Tambi¨¦n han incorporado el fondo del activista Le¨®n Zuleta, asesinado en 1993, y fondos menos ortodoxos como los ¨¢lbumes de fotograf¨ªas y recortes de prensa de la transformista Madorilyn Crawford, una pionera de la escena drag colombiana de los a?os noventa.
Un ejemplar de la lujosa revista alemana Der Eigene (1906), considerada la primera publicaci¨®n para homosexuales de la historia, ejemplifica otra vertiente del archivo queer: documentar la explosi¨®n de la cultura ligada a la disidencia sexual en las d¨¦cadas previas al surgimiento de los fascismos. Por ejemplo, con una primera edici¨®n de las Can?oes, de Antonio Botto (1921), un poemario homoer¨®tico que suscit¨® un encendido debate en las letras portuguesas al que no fue ajeno Fernando Pessoa, defensor del autor y traductor de sus poemas al ingl¨¦s. O novelas fr¨ªvolas y elegantes como las de ?lvaro Retana y Pedro Morante en el Madrid de los a?os veinte. Entre las joyas de la colecci¨®n hay un ejemplar de Por los caminos de Sodoma (1932), una novela publicada bajo seud¨®nimo por el escritor colombiano Bernardo Arias Trujillo, de la que apenas quedan ejemplares desde que su familia decidiera destruirlos tras su impresi¨®n.
Una nutrida representaci¨®n de revistas beefcake estadounidenses (publicaciones en las que se mostraban hombres semidesnudos en poses atl¨¦ticas) de los a?os cincuenta sirve como transici¨®n al surgimiento del activismo a partir de los a?os sesenta: revistas como Gay Power en Estados Unidos, Fuori en Italia o Bolet¨ªn Lambda en Espa?a ilustran la explosi¨®n contracultural de una escena que acog¨ªa tanto suntuosas publicaciones en color como fanzines escritos a m¨¢quina y fotocopiados de manera casi clandestina. En estas publicaciones la est¨¦tica va siempre unida al activismo: en el n¨²mero cero de Madrid Gai (1983) hay una secci¨®n de noticias breves que denuncia casos concretos, con nombres y apellidos, de discriminaci¨®n contra homosexuales.
En el otro extremo del espectro ideol¨®gico, una bandera arco¨ªris convertida en pancarta a favor de Donald Trump ilustra las luces y sombras del colectivo y de su historia. ¡°Es un tipo de material que nunca habr¨ªamos comprado como coleccionistas privados, pero que tiene sentido en una colecci¨®n como esta, que tambi¨¦n aspira a recoger las contradicciones de lo queer¡±, explica Badawi.