Secretos de supervivencia: c¨®mo hacer un chaleco salvavidas con condones
Dos libros extravagantes ofrecen consejos e ideas que pueden ser ¨²tiles (o no) para afrontar lo que venga en 2023
Puedes eliminar los piojos cubri¨¦ndote el pelo con mayonesa, el elixir bucal Listerine es un eficaz repelente de mosquitos (y tambi¨¦n el Vicks VapoRub, que de hecho repele a cualquiera); un sujetador (en realidad medio) puede convertirse en una eficaz m¨¢scara para defenderse en una alerta de fuga qu¨ªmica y con dos condones inflados unidos con dos cordones de zapatos o hilo dental te haces un efectivo chaleco salvavidas procediendo as¨ª: 1. Infle los condones, 2. Ate el extremo con el cord¨®n, 3. Ate los cordones entre ellos, 4. Sosteniendo un cond¨®n inflado en la mano izquierda, guie el segundo cond¨®n bajo el brazo izquierdo, p¨¢selo por debajo de la espalda y col¨®quelo bajo el brazo derecho, 5. Coloque los condones inflados a la altura del pecho. 6. Entre en el agua despacio para prevenir que los condones inflados exploten. 7. Flote. M¨¢s cosas: Es f¨¢cil construir una antorcha con un tamp¨®n, que tambi¨¦n es ¨²til para taponar las heridas de bala (lo hicieron las tropas estadounidenses en Vietnam); el m¨®vil, una lata de refresco o cerveza o una pastilla de jab¨®n metidos en un calcet¨ªn se convierten en un arma ¨²til para enfrentarse a un terrorista, al que tambi¨¦n puedes intentar estrangular con el cable de los auriculares (siempre que no uses inal¨¢mbricos)¡
Estos son algunos de los muchos y en general ins¨®litos consejos pr¨¢cticos que ofrece un libro que me ha regalado estas Navidades, con retranca, mi cu?ado Rogelio ¡ªque sabe de mi torpeza para el bricolaje¨D: Last-Minute Survival Secrets, 128 Ingenious Tips To Endure The Coming Apocalypse And Other Minor Inconveniences (Secretos de supervivencia de ¨²ltima hora, 128 ingeniosos consejos para aguantar el apocalipsis que viene y otras peque?as inconveniencias), de Joey Green (Chicago Review Press, 2015).
Es una obra con 250 p¨¢ginas llenas de ideas que nunca se me hubieran ocurrido, al menos yendo sereno (utilizar una bolsa de patatas fritas para encender un fuego o esparcir su contenido por el suelo para crear una improvisada alarma contra los ladrones), y de las que hay varias que a pesar de que el autor detalla minuciosamente las instrucciones, soy incapaz no ya de realizar, sino de entender (i.e., c¨®mo construir una estufa con una lata de at¨²n o revivir una bater¨ªa de coche agotada con aspirina): tambi¨¦n es verdad que no solo suspend¨ªa las manualidades en el bachillerato sino f¨ªsica y qu¨ªmica. El libro, en la l¨ªnea de otros de mi biblioteca como el Manual de supervivencia en situaciones extremas (Salamandra, 2001), la Gu¨ªa de los Seal (La Esfera, 2018) o el tan pr¨¢ctico How to Have Sex In The Woods (Three rivers press, 1999), incluye algunas cosas que siempre he querido saber hacer como abrir una cerradura con un clip, usar un boli como arma a la manera de las novelas de Trevanian, crear una br¨²jula con un corcho y una aguja, convertir en lanzallamas un espray de laca o de desodorante, o cocinar un huevo frito con una plancha de planchar (en cocinar as¨ª era un hacha Jack Kerouac). Por lo que explica el libro, es b¨¢sico llevar siempre encima adem¨¢s de preservativos ¡ªcon numerosas aplicaciones pr¨¢cticas, aparte de la obvia, tipo cubrir el ca?¨®n del fusil (!)¡ª unos pantis, que sirven para hacerte una red de pesca, filtrar agua, protegerte de las sanguijuelas en un pantano o atar a un tipo malo.
El autor del libro, el susodicho Green, es un inveterado ap¨®stol de la supervivencia y del bricolaje extremo (?gafas para la nieve con una caja de cereales!), que ha alumbrado y valga la palabra otro medio centenar de obras, entre ellas The Ultimate Mad Scientist Handbook y Dumb History: The Stupidest Mistakes Ever Made y que se retrata en la que nos ocupa a bordo de una balsa hecha con una puerta que flota gracias a 50 botellas de agua mineral vac¨ªas sujetas debajo con cinta aislante (Green a?ade una silla plegable y un remo hecho de un palo de escoba y una raqueta de ping-pong).
La casualidad ha querido que haya ca¨ªdo en mis manos al mismo tiempo otro libro no menos extravagante de consejos para vidas tan poco resolutivas y aventureras como la m¨ªa: El arte de viajar, la gu¨ªa de los aut¨¦nticos exploradores, de sir Francis Galton (Singular, 2019), que al principio me pareci¨® una notable broma escrita por alguien que se hac¨ªa pasar por un personaje tipo James Parker, el padre de Jane en Tarz¨¢n de los monos (1932) que buscaba el legendario cementerio de los elefantes en una expedici¨®n de safari cl¨¢sico ¡ªpor cierto a Parker lo encarnaba en la pel¨ªcula el gran secundario sir C. Aubrey Smith, presente en las versiones can¨®nicas de El prisionero de Zenda y Las cuatro plumas, y gran jugador de cricket¡ª. Qu¨¦ otra cosa pensar de una obra que dedica apartados a ¡°temas de disciplina¡±, ¡°fortificaci¨®n del campamento¡±, ¡°c¨®mo guardar las armas por la noche¡±, ¡°comportamiento con los nativos¡± (¡°muestre m¨¢s confianza hacia los salvajes de la que realmente siente¡±), ¡°c¨®mo desenvolverse en un entorno hostil¡±, o ¡°atar prisioneros¡± (aqu¨ª no salen los pantis). El libro recomienda ir de exploraci¨®n con traje de tweet y meter en la maleta (que cargaran siempre los porteadores), entre otras muchas prendas sorprendentes, ¡°una boina escocesa para irse a la cama¡±.
Resulta, que sir Francis Galton (Sparkbrook, Birmingham, 1822-Haslemer, Surrey, 1911) no solo existi¨®, por supuesto, sino que es un personaje muy notable que fue explorador (cartografi¨® el sudoeste de ?frica) y cient¨ªfico, antrop¨®logo, ge¨®grafo, meteor¨®logo, inventor (incluso del mejor m¨¦todo para hacer t¨¦), psic¨®logo y pionero de la eugenesia, entre otras cosas.
Primo de Darwin, tambi¨¦n fue crimin¨®logo y un avanzado en la aplicaci¨®n de las estad¨ªsticas a la ciencia. Cre¨® un laboratorio antropom¨¦trico en el que (previo pago de unos chelines) te hac¨ªan un pormenorizado estudio f¨ªsico para establecer tus capacidades; fue el primero en describir el fen¨®meno de la regresi¨®n a la mediocridad, tan preocupante. Miembro destacado de la Royal Geographic Society, viaj¨® y explor¨® mucho, que es lo que nos ocupa, y public¨® su gu¨ªa The Art of Travel en 1855 (tambi¨¦n escribi¨® Narrativa de un explorador en Sud¨¢frica).
Hoy lees El arte de viajar con cierto estupor, pero con indudable fascinaci¨®n. Est¨¢ lleno de datos que quiz¨¢ en la actualidad no resulten muy pr¨¢cticos (o no tanto como lo que sugiere el amigo Green de aliviar el dolor de muelas con salsa Tabasco) pero que enriquecen sin duda tu conversaci¨®n, como la manera de acampar cuando buscas el paso del Noroeste o que una forma de proveerte de agua en una expedici¨®n africana es obteni¨¦ndola del est¨®mago de un rinoceronte blanco: la precisi¨®n no es balad¨ª porque nunca has de beber de un rinoceronte negro, puesto que ¡°este animal come el cactus venenoso¡±. Galton aprovecha para recordar que su primo Charles Darwin escribi¨® sobre personas que han bebido el agua que hay en el pericardio de las tortugas y que es bastante pura y dulce (la de los rinocerontes, siempre blancos, ¡°sabe a mosto¡±).
El mundo del que habla Galton no es desde luego el nuestro sino m¨¢s bien el de exploradores victorianos como Mungo Park, Moffat o Gordon Cumming (no confundir con su sobrino que hac¨ªa trampas en el bacarr¨¢), el aventurero escoc¨¦s y cazador a destajo que canjeaba rifles por marfil a los kwena (hombres cocodrilo) y al que se cita, como a los otros, varias veces en el libro. As¨ª, se entienden consejos como el de encender un fuego haciendo una chispa con una pistola de pedernal, levantar una tienda improvisada juntando dos rifles puestos en pie y extendiendo una lona, o portar l¨¢tigo. Sir Galton recomienda llevar cinco libros, pero todos son del tipo de las tablas de logaritmos. Samuel Baker polemiz¨® con Galton sobre la mejor forma de cruzar un r¨ªo con un caballo (nuestro hombre consideraba que agarr¨¢ndote a la cola).
Se leen con curiosidad consideraciones como ¡°si un hombre de la partida fallece, escriba un informe detallado del asunto¡± o ¡°dele sepultura de forma que no puedan desenterrarlo las alima?as¡±. No obstante, algunos consejos siguen siendo ¨²tiles: ¡°no avance irreflexivamente¡±, ¡°inter¨¦sese en el progreso del viaje y no espere con ansia su fin¡±, ¡°recuerde llevar vocabularios de todas las tribus que vaya a visitar¡±, ¡°dondequiera que vaya encontrar¨¢ bondad entre las mujeres¡±, o ¡°por desgracia, un hombre perdido, especialmente en el desierto, suele perder la entereza; pero puede consolarse con las estad¨ªsticas de sus posibilidades¡±. Asimismo, es oportuno anotar que ¡°nunca hay que acampar a sotavento de un pantano¡± o lo ¨²til que es romper un huevo fresco dentro de las botas antes de pon¨¦rselas, pues ablanda la piel.
El interesante cap¨ªtulo de las bestias de carga observa que las mulas ¡°requieren hombres que conozcan sus h¨¢bitos secretos y extra?os, caprichos raros y vicios ocultos¡±, y que aunque puede crearse v¨ªnculos con ellas, los caballos, los bueyes y los asnos, ¡°nunca se establecen lazos de amistad con los camellos¡±.
Pertrechados con estos dos libros no estoy seguro de que podamos afrontar todo lo que nos pueda traer este reci¨¦n comenzado 2023, pero sin duda estaremos entretenidos. ?Saben c¨®mo construirse una antena de wi-fi con una lata de conservas?...
Babelia
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