El esp¨ªritu libertario de los ¡®beatniks¡¯ irrumpe en el hipercontrolado siglo XXI
Anagrama pone en marcha una Biblioteca Jack Kerouac y recuperar¨¢ otras obras de su generaci¨®n inspiradoras para los j¨®venes actuales
El a?o 1956, Jack Kerouac solicit¨® un puesto de vigilante de incendios forestales en un monte del Estado de Washington conocido como Pico Desolaci¨®n. Por entonces, hab¨ªa publicado una novela ¡ªEl pueblo y la ciudad¡ª y hab¨ªa conseguido que un editor le aceptase la segunda, En el camino. Este editor consideraba que deb¨ªa hacer algunos cambios en la novela. Era demasiado larga y enrevesada. Por entonces, Kerouac ya hab¨ªa empezado a golpear su m¨¢quina de escribir sincopadamente, a ritmo de bebop, dejando fluir un enloquecido, so?ador y m¨ªstico mon¨®logo interior que convert¨ªa la experimentaci¨®n formal de James Joyce en algo real y apasionante, lleno de vida. Y sigui¨® haci¨¦ndolo mientras esperaba esos cambios, all¨ª arriba, en Pico Desolaci¨®n. Fruto de aquella ¨¦poca fue su libro ?ngeles de desolaci¨®n, que apenas pas¨® una peque?a temporada en librer¨ªas espa?olas a principios de los 70. Ahora acaba de ser reeditado, en un momento en el que la generaci¨®n beat est¨¢ de vuelta.
El movimiento beat, que lideraron Kerouac, Allen Ginsberg, William S. Burroughs y que cont¨® tambi¨¦n con John Clellon Holmes, Neal y Carolyn Cassady o Lawrence Ferlinghetti, as¨ª como un pu?ado de brillantes poetas, entre ellos Hettie Jones, Gary Snyder y Diane Di Prima, fue entendido como movimiento contracultural. Hasta entonces, finales de los 50, la vida de los hombres y las mujeres en Estados Unidos no pod¨ªa consistir en otra cosa que no fuese crecer, encontrar trabajo, casarse, tener hijos, esperar la muerte. Los beatniks, antecesores de los hippies y de la liberaci¨®n de finales de los 60 y los 70, fueron los primeros en tomar conciencia de su importancia ¡ªlos creadores se sab¨ªan impulsores de algo que iba a cambiar vidas¡ª y los ¨²ltimos en llevar sus preceptos hasta las ¨²ltimas consecuencias.
¡°Realmente vivieron como defend¨ªan que deb¨ªa vivirse. Eran de verdad. Algo reivindicable en el mundo de hoy, en el que necesitamos aplicaciones como el BeReal para volver a sentirnos de verdad¡±. El que habla es Ferran Mu?oz, editor de Anagrama, encargado de la reedici¨®n de ?ngeles de desolaci¨®n y de otras obras beatnik que el sello de Jorge Herralde, con Silvia Ses¨¦ al frente, ha decidido recuperar. ¡°Ojal¨¢ puedan ser ¨²tiles en el mundo hipercontrolado de hoy. Ojal¨¢ inspiren otra vez a los j¨®venes a dejarse llevar¡±, dice Ses¨¦. Y explica tambi¨¦n que Kerouac, ¡°como autor que es se?a de identidad de la editorial, necesitaba su propia biblioteca¡± (en la colecci¨®n Compactos, la m¨¢s asequible, con intenci¨®n, precisamente, de llegar a nuevos lectores), como Vladimir Nabokov o Patricia Highsmith. A los t¨ªtulos que pod¨ªan encontrarse habitualmente y que, seg¨²n Mu?oz, ¡°siguen vendi¨¦ndose y reedit¨¢ndose a?o tras a?o¡±, se acaban de sumar cuatro inencontrables hasta ahora: Maggie Cassidy, Big Sur, Tristeza y el mencionado ?ngeles de desolaci¨®n. Con imagen renovada ¡ªilustraciones de Eva Mutter¡ª y nuevas traducciones de Antonio-Prometeo Moya.
¡°Publicar a la generaci¨®n beat es una de las cosas de las que me siento m¨¢s orgulloso¡±, dice Jorge Herralde, que ley¨® En el camino en cuanto pudo hacerse con un ejemplar, y que no hab¨ªa pensado en el hecho de que ¡°podr¨ªa haber una nueva generaci¨®n que necesita volver a la carretera y huir de lo establecido¡±, pero, dice, ¡°ser¨ªa deseable y acaso posible¡±. Tambi¨¦n recuerda cuando estuvo en City Lights, el epicentro del movimiento. ¡°Llegu¨¦ a conocer a Lawrence Ferlinghetti y visit¨¦ su librer¨ªa City Lights en varias ocasiones. En ella me recomend¨® a un desconocido Charles Bukowski, a quien publicamos de inmediato y seguimos adelante con su obra, que tuvo, y sigue teniendo, un gran ¨¦xito en Espa?a¡±, a?ade. ¡°Anagrama empez¨® a publicar a Kerouac en 1986, y a continuaci¨®n a William S. Burroughs o a Allen Ginsberg, entre otros¡±, asegura tambi¨¦n. Antes, t¨ªtulos como El pueblo y la ciudad o el propio ?ngeles de desolaci¨®n los hab¨ªa publicado la desaparecida Luis de Caralt en 1971.
Que el regreso se est¨¦ produciendo ahora, justo un a?o despu¨¦s del centenario del nacimiento de Jack Kerouac, no es casual. ¡°Ahora por fin los derechos hab¨ªan quedado libres¡±, dice Herralde. Y no ¨²nicamente de Kerouac. Anagrama va a publicar tambi¨¦n The Joan Anderson Letter, de Neal Cassady ¡ªuna novela epistolar del muso de Kerouac, en el que ¨¦l es uno de los dos personajes principales¡ª, y la biograf¨ªa de su mujer, Carolyn, Off The Road. Y la primera novela del autor de En el camino, la mencionada y monumental El pueblo y la ciudad. ¡°Todo el mundo relaciona lo beat con los j¨®venes, y la sensaci¨®n es que a nivel literario se ha olvidado de qu¨¦ forma abrieron caminos. Los beatniks encontraron un estilo propio y una manera de estar en el mundo. Ampliaron las posibilidades de la escritura y de la conciencia. Leerlos hoy puede ser muy inspirador¡±, sentencia Silvia Ses¨¦, que apunta que la recuperaci¨®n est¨¢ vinculada a distintos proyectos como el de la Escola Bloom, que a trav¨¦s de seminarios pretende promover ¡°la lectura atenta¡± de todos ellos.
Y con ¡°lectura atenta¡± se refiere a una lectura estrictamente literaria. ¡°Hoy leemos menos en contexto hist¨®rico, y hay m¨¢s de una generaci¨®n de j¨®venes que no saben qui¨¦nes fueron los beatniks, ni qu¨¦ son las vanguardias est¨¦ticas, ni c¨®mo se dio la crisis del realismo, o de d¨®nde vienen los hippies. Han vivido ya las nuevas maneras de expresarse sin saber c¨®mo se han formado¡±, dice Mu?oz. Pero los j¨®venes no son los ¨²nicos que pueden toparse con algo nuevo. Porque ¡°leer a los beatniks con una visi¨®n adulta tambi¨¦n cambia lo que pens¨¢bamos de ellos¡±, explica. Sobre todo en lo que respecta a la experimentaci¨®n formal y a la comuni¨®n con la naturaleza que se da en, por ejemplo, ?ngeles de desolaci¨®n, tan cercana al nature writing que casi podr¨ªa considerarse parte de ese g¨¦nero hoy en auge. Un Kerouac entrevisto en Los vagabundos del Dharma que aqu¨ª se ampl¨ªa, y que no deja de hacerlo. ¡°Las primeras novelas de Kerouac tambi¨¦n son muy distintas de las ¨²ltimas¡±, a?ade el editor. Sea cual sea el caso, los beatniks han vuelto.
Babelia
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