Muere la escritora croata Dubravka Ugresic, enemiga de los nacionalismos que destruyeron Yugoslavia
Ensayista, fallecida en ?msterdam a los 73 a?os, era una referencia de la literatura transnacional y feminista
¡°Nac¨ª y crec¨ª en Yugoslavia, un pa¨ªs socialista con seis rep¨²blicas y el serbocroata como idioma oficial. El tsunami nacionalista, que provoc¨® una guerra civil para unos y una guerra defensiva para otros, destruy¨® todo eso¡±. La vida de la escritora Dubravka Ugresic estuvo marcada por la desaparici¨®n de la casa yugoslava (para ella ¡°la ¨¦poca dorada de esa zona geogr¨¢fica¡±), y lo traum¨¢tico de este proceso fue una fuente de inspiraci¨®n para desarrollar su creatividad, pero tambi¨¦n una plataforma desde la que comprender nuestro tiempo.
Nacida en Kutina (en la actual Croacia), en 1949, desde los a?os setenta public¨® literatura infantil y cuentos, pero la popularidad le llegar¨ªa con la novela Stefica Cvek en las fauces de la vida (1981), adaptada al cine por Rajko Grlic (1984); aqu¨ª ya subyacen elementos que caracterizar¨¢n su obra: su voluntad de desmontar los estereotipos de la feminidad articulados por una perspectiva masculina hegem¨®nica, el recurso a la intertextualidad para situar su obra en un contexto cultural de largo espectro y la fragmentaci¨®n como patr¨®n para observar una realidad incongruente que interpela al sentido cr¨ªtico del lector.
Empleada en el Instituto de Teor¨ªa de la Literatura en Zagreb desde 1974, tras estudiar Literatura comparada y Literatura rusa, public¨® varios trabajos acad¨¦micos sobre esta ¨²ltima, entre ellos edit¨® junto con el eslavista Aleksandar Flaker el Glosario de la vanguardia rusa (1984), adem¨¢s de traducir a Dani¨ªl Jarms y Bor¨ªs Pilniak del ruso al croata. Todo ese conocimiento no solo salpicar¨¢ su obra literaria y ensay¨ªstica, sino que le servir¨¢ para fundamentar su aparato ideol¨®gico. Este se basar¨¢ en una comprensi¨®n human¨ªstica fuera de la zona naci¨®n, para trazar l¨ªneas discursivas entre el espacio occidental y Europa del este, y desgranar c¨®mo afectan al individuo los grandes dilemas existenciales m¨¢s all¨¢ de las aproximaciones convencionales a la pol¨ªtica. Precisamente, su novela Forzando un flujo de la conciencia (1988), galardonada con los prestigiosos premios NIN y Mesa Selimovic, plantea desde la s¨¢tira una conferencia internacional de escritores donde emerge una cr¨ªtica a la romantizaci¨®n occidental del comunismo, pero tambi¨¦n se precipitan sucesos delirantes que dan cuenta de la naturaleza imprevisible del ser humano.
En esa l¨ªnea de pensamiento, el nacionalismo que imper¨® con la disoluci¨®n de Yugoslavia tuvo una respuesta cr¨ªtica por su parte. En agosto de 1992, publicaba en el peri¨®dico Die Zeit, y m¨¢s tarde en The Independent on Sunday, un art¨ªculo, contra el ambiente pol¨ªtico croata durante la guerra, que caus¨® un enorme revuelo medi¨¢tico. Hac¨ªa una referencia socarrona a unas latas que se vend¨ªan como souvenirs en las calles de Zagreb con el escudo de la sahovnica [de Croacia] y el mensaje: ¡°Aire croata limpio¡±, y lo asociaba con los tiempos de histeria y purificaci¨®n nacionalista a trav¨¦s de un anuncio de pastillas para la tos: ¡°Con el aire limpio croata se respira mejor¡±. La escritora lo record¨® as¨ª: ¡°Ni siquiera pens¨¦ que un peque?o ensayo, cuyo poder, en mi opini¨®n, no exced¨ªa el alcance de un petardo de A?o Nuevo, resonar¨ªa en el p¨²blico croata como una bomba, y que la met¨¢fora de la lata apretar¨ªa la soga alrededor de mi cuello¡±.
Ese mismo a?o, en diciembre, sal¨ªa publicado en el semanario local Globus, un art¨ªculo titulado ?Las feministas croatas violan a Croacia!, donde se acusaba a Ugresic y a otras cuatro escritoras y periodistas (Rada Ivekovic, Slavenka Drakulic, Jelena Lovric y Vesna Kesic) participantes en el Pen International, en R¨ªo de Janeiro, de haber boicoteado, con declaraciones concebidas como anticroatas, la candidatura para el congreso siguiente, que se celebrar¨ªa en Dubrovnik. Las intelectuales fueron tildadas como ¡°las brujas de R¨ªo¡±. Ante la pol¨¦mica, Ugresic declar¨®: ¡°En lugar de estar en la frontera de mi pa¨ªs, preferir¨ªa caminar por la frontera de la literatura o sentarme en la frontera de la libertad de expresi¨®n¡±.
Obligada por las circunstancias, se march¨® primero a Berl¨ªn, y luego situ¨® su residencia habitual en ?msterdam. En una entrevista expresaba que no ten¨ªa ning¨²n problema con Croacia, sino con el ambiente cultural croata, y de hecho en adelante publicar¨ªa sus novelas en Belgrado. Preguntada en 2003, se?al¨®: ¡°Yo no publico en Serbia, sino que me publica la editorial Samizdat B92 y su editor Dejan Ilic¡±. La autora siempre realzaba su negativa a convertirse en una representante nacional, contraria a que la literatura europea se convirtiera en una competici¨®n eurovisiva. De esta visi¨®n dej¨® testimonio en su ensayo La cultura de la mentira (1996), donde reivindicaba la obligaci¨®n moral del intelectual de enfrentarse al nacionalismo (al serbio y al croata en particular), planteamiento que volver¨¢ en otros ensayos, como No hay nadie en casa (2005), Europa en sepia (2013), Karaoke kultura (versi¨®n revisada, 2015) o La edad de la piel (2019), donde cuestiona otros temas como los procesos de homogeneizaci¨®n cultural, la econom¨ªa de mercado, la burocratizaci¨®n o la situaci¨®n de los refugiados.
En las dos obras que le dieron fama internacional, El museo de la rendici¨®n incondicional (1997) y El ministerio del dolor (2004), confluyen el tema de la soledad y el destierro forzado como condici¨®n f¨ªsica y emocional que se reconcilia con una realidad deprimente mediante recuerdos y pensamientos nost¨¢lgicos. Para la escritora, los seres humanos somos resultado de continuidades hist¨®ricas, donde la memoria no es meramente caprichosa. En sus dos siguientes novelas, Baba yaga puso un huevo (2008) y Zorro (2018) desembocan respectivamente dos motivaciones que han atravesado su carrera literaria: reconfigurar los t¨¦rminos en los que hist¨®ricamente interpretamos el papel de la mujer y su propensi¨®n a la metaliteratura, como estrategia narrativa que incide en un intimismo que escapa a los riesgos de lo superficial y lo gen¨¦rico.
Repartida entre el ¨¢mbito acad¨¦mico de Holanda, Hungr¨ªa, Estados Unidos y Alemania, nunca dej¨® de seguir la actualidad pol¨ªtica posyugoslava e internacional, publicando en peri¨®dicos y revistas literarias, y concediendo entrevistas, tan cercana con sus lectores como mordaz en el duelo dial¨¦ctico. Su obra ha sido traducida a casi todas las lenguas europeas y pudo disfrutar del reconocimiento internacional: fue galardonada con numerosos premios, como el Neustadt (considerado el Nobel estadounidense), as¨ª como los ¨²ltimos a?os estuvo en las quinielas para lograr el Nobel. Hizo v¨¢lidas sus palabras: ¡°Hace unos a?os, mi entorno cultural (nacional) me declar¨® bruja y me quem¨® en la hoguera en los medios de comunicaci¨®n con una alegr¨ªa indisimulada. [¡] Hoy, desde mi perspectiva n¨®mada, solo puedo estar agradecida a ese antiguo entorno. Me gan¨¦ el dinero con el que comprarme la escoba yo misma. Y vuelo sola¡±.
Babelia
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