El feminismo por alegr¨ªas de LaboratoriA, una lecci¨®n de clase
El grupo, que naci¨® en Barcelona en 2017, presenta el primer boceto de ¡®Qu¨¦ quiere la ni?a¡¯, una reivindicaci¨®n de la calle y una denuncia de las condiciones de trabajo de las artistas
Lo que se va a ver, o¨ªr y sentir en la Nave de Terneras del distrito de Arganzuela (Madrid) el 1 de abril a las 20 horas no es un cuadro flamenco, ni un concierto. Se titula Qu¨¦ quiere la ni?a y hay quien lo llamar¨ªa performance y otros, work in progres, es decir, un trabajo en construcci¨®n, un pensar sobre la marcha hasta dar con la tecla. Sin embargo, lo que hacen las integrantes de LaboratoriA se define f¨¢cilmente: es flamenco. Sin m¨¢s, a secas, aunque a¨²n haya a quien le extra?e que cinco mujeres vestidas con mono de trabajo, sin flores en la cabeza, ni tocaor que las acompa?e, puedan apa?¨¢rselas solas. ¡°Cuando actuamos en Extremadura, algunas personas del p¨²blico se sorprendieron de ver un espect¨¢culo con fuerza y con calidad formado por mujeres¡±, explica la guitarrista, Isabelle Laudenbach, que en su d¨ªa fue parte del grupo Las Migas y que sigue teniendo que contestar preguntas sobre su vocaci¨®n de tocaora que nunca tuvieron que atender Manolo Sanl¨²car o Paco de Luc¨ªa.
Este s¨¢bado actuar¨¢ junto a sus compa?eras, las cantaoras Cristina L¨®pez y Ana Brenes y las bailaoras Marina Paje y Aina N¨²?ez, que no estar¨¢ sobre las tablas aunque su ausencia ser¨¢, en realidad, una presencia muy poderosa. ¡°Bailar embarazada es maravilloso¡±, explica la artista por tel¨¦fono en su s¨¦ptimo mes de gestaci¨®n, motivo por el que no bailar¨¢ en Madrid. Su circunstancia, sin embargo, es uno de los motores de este show, marcado como los cuatro anteriores, por una mirada feminista al mundo jondo. ¡°He bailado hasta hace muy poco para visibilizar este momento vital en el que parece que la mujer artista se esfuma y abandona su profesi¨®n¡±, explica una mujer que form¨® a Rosal¨ªa para las coreograf¨ªas de los directos de su primer gran primer ¨¦xito mundial, El mal querer.
De la catalana fueron compa?eras Brenes, Laudenbach y L¨®pez en la Escola Superior de M¨²sica de Catalunya (ESMUC), uno de los criaderos flamencos de Barcelona, donde naci¨® la formaci¨®n en 2017. Lo hicieron con un espect¨¢culo cuyo t¨ªtulo ya era toda una declaraci¨®n de intenciones: Una mujer fue la causa. Esta es la primera frase de una letra que dice: ¡°Una mujer fue la causa de la maldici¨®n primera. / No hay maldici¨®n en el mundo que de la mujer no venga¡±. Otra declaraci¨®n de intenciones, pero de siglos pasados. Porque eso es lo que hacen estas cinco mujeres: interpretar la realidad y contarla desde su g¨¦nero, que en su caso es ser mujeres y flamencas, porque como recuerda L¨®pez a este diario, ¡°el flamenco siempre ha sido hijo de su tiempo¡±. Por eso ella, que adem¨¢s de cantaora es ingeniera en telecomunicaciones, ha creado un instrumento que le permite hacer sonar el movimiento de los cuerpos, y maneja la loop station porque piensa que la electr¨®nica adem¨¢s de multiplicar las posibilidades de su voz y del sonido, ¡°es parte del momento que vive hoy el flamenco¡±.
Ese momento exige hablar de un embarazo sin pareja como el de N¨²?ez, pero tambi¨¦n de c¨®mo es vivir divididas en mil tareas. ¡°Algo que queremos transmitir en este espect¨¢culo es la fragmentaci¨®n de nuestras vidas: siempre pasando de una cosa a otra, de un trabajo a otro, con mil compromisos laborales y personales... Y de c¨®mo nos cuesta salir de ese c¨ªrculo para poder sobrevivir porque la verdad, ojal¨¢ pudi¨¦ramos comer de uno solo de nuestros proyectos¡±, relata Laudenbach. Por tanto, LaboratoriA habla de precariedad porque si el mensaje feminista marca al grupo desde sus inicios tambi¨¦n lo hace otro de clase que hace que pocas veces se refieran a s¨ª mismas como artistas, sino como ¡°trabajadoras del arte¡±. El mono azul de trabajo con el que bailan, cantan y tocan es un s¨ªmbolo. Tambi¨¦n uno de los palos que representar¨¢n en Madrid, un preg¨®n, cante popular que absorbi¨® el flamenco y que recoge los dichos, el aire y el fondo de oficios como el de la venta ambulante. Suelen ser alegres y dichos para vender el g¨¦nero y atraer a los clientes. O a las clientas. Del que ellas parten es uno muy conocido, el que cant¨® el m¨ªtico Manuel Vallejo, y del que sale el t¨ªtulo del espect¨¢culo: ¡°Lleg¨® el frutero, ?venid a comprarme, muchachas! ?Qu¨¦ quiere la ni?a? Si le ofrezco la pi?a no quiere, las manzanas no las pu¨¦ ni ver, ni las uvas de Almer¨ªa... ?Qu¨¦ es lo que quiere ust¨¦?¡±.
Esa ni?a caprichosa que retrataba ah¨ª Vallejo no representa a ninguna de las cinco mujeres que componen LaboratoriA, ni a tantas otras, que saben bien lo que quieren. Por eso acaban el preg¨®n como si todas fueran vendedoras que empiezan ofreciendo ¡°pesca¨ªto¡± en una plaza donde acaban vendiendo sus conciertos y hasta su tiempo libre ¡°a dos reales¡±.
Ese regusto de la injusticia est¨¢ en todo lo que hace LaboratoriA donde todo lo hacen en grupo: cantar, bailar, crear y hasta conciliar, porque la maternidad de Aina N¨²?ez va a ser un reto en el que van a estar todas implicadas para que la bailaora no desaparezca del mapa. ¡°La mujer artista suele perder su identidad como trabajadora del arte cuando es madre. Y a m¨ª la verdad que me da un poco de miedo dejar de ser bailaora y sentirme solo madre...¡± Hay miedo, como dice, pero tambi¨¦n las ganas y el plan de hacer las cosas de otra manera. Eso les infunde energ¨ªa y una alegr¨ªa que transmiten en todas sus actuaciones, pues creen que adem¨¢s de hacer algo por cambiarlas, es m¨¢s fruct¨ªfero re¨ªrse de las injusticias, que llorarlas. Por eso, aunque son capaces de sacarle a una seguiriya todo su jugo tr¨¢gico, Aina, Isabelle, Ana, Cristina y Marina prefieren la picard¨ªa de los tanguillos, la chispa de las alegr¨ªas y por supuesto, la celebraci¨®n de la vida que lleva impl¨ªcita la rumba, que por algo nacieron en Barcelona.
Babelia
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