Un periodista colaboracionista que sobrevivi¨® en la Barcelona de Franco
Un libro reconstruye a trav¨¦s de recortes de prensa y testimonios in¨¦ditos la historia de Fernand-Joseph Saut¨¨s, simpatizante de los nazis que huy¨® de Francia al final de la Segunda Guerra Mundial
Cuando el 13 de julio de 1945 el colaboracionista franc¨¦s Fernand-Joseph Saut¨¨s fue condenado a muerte por traici¨®n, hac¨ªa casi un a?o que este olvidado activista de extrema derecha viv¨ªa en Barcelona. Residir¨ªa en la ciudad casi tres d¨¦cadas m¨¢s. Saut¨¨s hab¨ªa sido y ser¨ªa un periodista reaccionario de segunda, pero la reconstrucci¨®n de su olvidada trayectoria permite vislumbrar un lado oscuro de la historia europea del siglo XX: la trama de relaciones entre el fascismo franc¨¦s y el primer franquismo durante la Guerra Civil y los a?os de la ocupaci¨®n nazi.
Las huellas que dej¨® las ha recopilado Xavier Juncosa en archivos y hemerotecas. Los ocho a?os que ha dedicado a desempolvar al personaje los acaba de dar a conocer en el volumen Fernand-Joseph Saut¨¨s. Periodisme i extrema dreta entre la Fran?a col.laboracionista de P¨¦tain i l¡¯Espnya de Franco (Col¡¤lecci¨® N¨¨mesi Hist¨°ria) que reproduce prensa de la ¨¦poca y centenares de documentos in¨¦ditos. Son cartas a gerifaltes del r¨¦gimen, informes del contraespionaje franc¨¦s, procesos judiciales, decenas de art¨ªculos antisemitas o entrevistas al Ram¨®n Serrano Su?er todopoderoso o al mariscal P¨¦tain que gobernaba en Vichy. La investigaci¨®n es gigantesca y la conclusi¨®n clarificadora: Saut¨¨s fue uno de tantos hijos nacidos del huevo de la serpiente y su incubadora, la contrarrevoluci¨®n espa?ola.
¡°Nosotros mantenemos, aqu¨ª tambi¨¦n, el buen combate por la misma causa¡±. En febrero de 1937 as¨ª se presentaba por carta a un dirigente del protogobierno franquista. La causa era el reaccionarismo mon¨¢rquico como alternativa a la democracia liberal y ¨¦l la defend¨ªa con vehemencia desde el periodismo tras un proceso de radicalizaci¨®n propio de aquel tiempo.
Nacido en 1898, cerca de la ciudad de Perpi?¨¢n, Fernand-Joseph Saut¨¨s era hijo de un comerciante de vino que simpatizaba con la causa mon¨¢rquica. Antes de cumplir los 20 fue voluntario en la Primera Guerra Mundial y en el frente italiano sufri¨® un ataque con gas. Durante la posguerra, ese joven de car¨¢cter impulsivo y vehemente, adem¨¢s de pedir una pensi¨®n como excombatiente, se radicaliz¨®. Primero vivi¨® en las cercan¨ªas de Par¨ªs, cada vez m¨¢s comprometido con el principal foco de irradiaci¨®n reaccionaria de su pa¨ªs: la Action Fran?aise, que desde los a?os veinte tambi¨¦n irradiaba en Madrid, Bilbao o Barcelona. Al regresar al sur de Francia, Saut¨¨s se integr¨® en los grupos de acci¨®n de ese movimiento y empez¨® a colaborar en sus ¨®rganos regionales de difusi¨®n.
Su sinton¨ªa con el golpe contrarrevolucionario espa?ol era absoluta. Comparte ideolog¨ªa e imaginario con los enemigos de la Rep¨²blica. As¨ª queda claro desde el primer art¨ªculo que dedica a la Guerra Civil. Est¨¢ la Espa?a del Frente Popular, financiada por el Komintern sovi¨¦tico, y est¨¢ la del Cid y Teresa de ?vila, que simbolizan lo mejor de sus ¡°hermanos de raza¡±. La raza es la de los latinos frente a jud¨ªos y comunistas.
Saut¨¨s escrib¨ªa en franc¨¦s, hablaba en catal¨¢n y comprend¨ªa el espa?ol. Empez¨® a destacar de veras a principios de 1939, al contar la derrota republicana, entrevistar a autoridades del nuevo r¨¦gimen y publicar en el medio cl¨¢sico de la extrema derecha francesa. Cuando se vio en la portada de Action Fran?aise, orgulloso, Miquel Mateu ¡ªempresario del c¨ªrculo de confianza de Franco, alcalde franquista de Barcelona y despu¨¦s embajador en Francia¡ª descubre a quien ser¨¢ su periodista de cabecera en Francia. La relaci¨®n con ese influyente millonario ser¨¢ clave en la vida de Saut¨¨s.
La familia Mateu era propietaria del peri¨®dico decano de la prensa barcelonesa: el Diario de Barcelona. Decantado hacia posiciones reaccionarias durante la Segunda Rep¨²blica, reapareci¨® en noviembre de 1940 y Saut¨¨s ser¨ªa uno de sus corresponsales. Aunque firmaba sus cr¨®nicas desde Vichy ¡ªcapital del estado presidido por el mariscal P¨¦tain, un estado mucho menos t¨ªtere de lo que hemos pensado¡ª, las redactaba en su casa del Rosell¨®n. Su primera interpretaci¨®n de la derrota francesa era contundente: ¡°Nosotros hemos tocado las consecuencias de 70 a?os de democracia burguesa¡±.
Los vasos comunicantes entre ese franquismo y el reaccionarismo franc¨¦s son mucho m¨¢s intensos de lo que pensamos. Saut¨¨s lo evidencia. Durante ese per¨ªodo tambi¨¦n fue una firma regular de una de las tribunas m¨¢s populares del colaboracionismo: el semanario Gringoire. El historiador Juncosa analiza con detalle esta publicaci¨®n que hab¨ªa apoyado al franquismo durante la Guerra Civil ¡ªtodo tipo de reportajes y vi?etas¡ª y que se comprometi¨® con la pol¨ªtica de Vichy durante la ocupaci¨®n.
El periodista Saut¨¨s era una pieza de esa pol¨ªtica editorial, dedicado b¨¢sicamente a informar sobre la Espa?a franquista. Esa posici¨®n le permit¨ªa acceder a los c¨ªrculos de poder colaboracionista franc¨¦s, lo que daba mayor calidad a los art¨ªculos que publicaba en Espa?a. Aqu¨ª destacaba por entrevistar a P¨¦tain o al intelectual Charles Maurras ¡ªsu maestro¡ª y all¨ª por publicar entrevistas en Gringoire con Serrano Su?er o escribir reportajes sobre la Espa?a que, seg¨²n ¨¦l, renac¨ªa gracias a la pol¨ªtica del franquismo.
Del periodismo a la pol¨ªtica solo hay un paso. Y lo da. Es un publicista del nuevo orden y el poder nazi en Francia le autoriza a cruzar la frontera con frecuencia e incluso a llevar armas de fuego. A este hombre provocador, con la liberaci¨®n francesa iba a ocurrirle lo mismo que a otros escritores del semanario donde publicaba. Algunos fueron asesinados durante la depuraci¨®n, otros condenados, pero indultados por De Gaulle y algunos se fugaron de Francia para sobrevivir. Saut¨¨s, por ejemplo.
El 18 de agosto de 1944, el d¨ªa que Perpi?¨¢n y la regi¨®n del Rosell¨®n fueron liberadas, Saut¨¨s huy¨® en direcci¨®n a Espa?a y probablemente ese mismo d¨ªa ya cruz¨® la frontera. Lo protege el alcalde Mateu. Al cabo de pocas semanas ya volv¨ªa a escribir en el Diario de Barcelona; pero mejor usar un pseud¨®nimo: Jos¨¦ Malart. Su temor es que Francia, tras Hitler, sea dominada por Stalin, y la posici¨®n de sus art¨ªculos no dejar¨¢ de ser ambigua. Escribe desde Barcelona, donde se ha instalado, y sobre ¨¦l se hab¨ªa escrito tambi¨¦n en la misma ciudad. Notas breves de informaci¨®n como esta del 5 de abril de 1944: ¡°Agente a sueldo de la Gestapo que deber¨¢ arrestarse inmediatamente tras el desembarco aliado¡±. La acumulaci¨®n de datos como estos prefiguraba la sentencia en ausencia: condenado a muerte por traici¨®n.
Durante los a?os siguientes su nombre sigui¨® apareciendo en las listas de colaboracionistas elaboradas en Barcelona por el espionaje franc¨¦s. Pero ¨¦l vivi¨® con cierta tranquilidad, publicando en prensa espa?ola y francesa.
A principios de la d¨¦cada de los cincuenta, Saut¨¨s pidi¨® que su caso fuera revisado y logr¨® la revocaci¨®n de la condena a muerte. Incluso logr¨® que le fuese concedida la Legi¨®n de Honor como soldado de la Primera Guerra Mundial. Los tr¨¢mites se solaparon con una desgracia: su hijo, creyente como ¨¦l en una Francia eterna, se alist¨® al Ej¨¦rcito franc¨¦s y muri¨® en combate luchando en Indochina. En 1974, enfermo grave, fue trasladado a Perpi?¨¢n. La decisi¨®n de la familia era que muriese en el Rosell¨®n. Nadie lo record¨® en los peri¨®dicos donde escribi¨®. Ni all¨ª ni aqu¨ª.
Babelia
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