Bruce Springsteen, con m¨¢s rango que nunca
El rockero, al que nunca le ha gustado que le llamen ¡®The Boss¡¯, ha arrancado su gira europea con la popularidad intacta y convertido, seg¨²n el presidente Biden, en ¡°la esencia inquebrantable de lo que significa ser estadounidense¡±
A Bruce Springsteen no le gusta que le llamen The Boss (el jefe). Los que trabajan para ¨¦l lo saben y jam¨¢s nadie lo dir¨¢ en su presencia. Es el jefe, en tanto que est¨¢ encima de hasta el ¨²ltimo detalle de su m¨²sica y su carrera y tiene la ¨²ltima palabra, pero no quiere ese t¨ªtulo. Fuentes de su equipo, con el que lleva trabajando m¨¢s de 35 a?os, cuentan que no tiene ning¨²n tipo de capricho oficial cuando viene a Espa?a. Siempre viene acompa?ado de familiares y amigos y le gusta ¡°ir a su aire¡± en un pa¨ªs en el que ha veraneado y su hija tiene amigas. Conoce bien Barcelona ¡ªdonde este domingo repite, tras el ¨¦xito del viernes, en el arranque de su gira europea¡ª, San Sebasti¨¢n y Madrid, donde aprovech¨® en las ¨²ltimas dos visitas para escaparse a Toledo. Springsteen, siempre con la popularidad intacta, ha llegado a esta gira europea que ha comenzado en la ciudad condal con mayor rango que nunca.
Hace poco m¨¢s de un mes recibi¨® la Medalla Nacional de las Artes, el m¨¢s prestigioso reconocimiento cultural de Estados Unidos. El Congreso concede este galard¨®n cada a?o a un reducido grupo de personalidades art¨ªsticas en virtud de su trayectoria e impacto en la cultura y la sociedad estadounidenses. A sus 73 a?os, Springsteen, quien atesora premios Grammy y Oscar, se suma a una prestigiosa lista donde hay escritores como Harper Lee, Ray Bradbury, Saul Bellow o Philip Roth, directores de cine como Billy Wilder, George Lucas o Clint Eastwood, actores como Kirk Douglas, Al Pacino, Barbara Streisand, Gregory Peck o Meryl Streep, pintores como Jacob Lawrence y editores de c¨®mics como Stan Lee. En el apartado musical, el m¨¢s poblado desde que se otorgan estos premios en 1985, comparte reconocimiento con Bob Dylan, Aretha Franklin, Ella Fitzgerald, Johnny Cash, Quincy Jones, Ray Charles, Celia Cruz o Fats Domino, entre otros. En una ceremonia en la Casa Blanca, en la que tambi¨¦n fue galardonado el cantante Jos¨¦ Feliciano, Biden asegur¨® en su discurso que Springsteen es ¡°la esencia inquebrantable de lo que significa ser estadounidense¡±.
Springsteen y Biden son amigos, o al menos guardan una relaci¨®n estrecha desde que el m¨²sico decidi¨® apoyar p¨²blicamente al Partido Dem¨®crata. Estos d¨ªas se ha vuelto a escenificar en Barcelona la amistad entre Springsteen y el expresidente estadounidense Barack Obama, quien asisti¨® al concierto de este viernes y cen¨® el jueves con ¨¦l y el director Steven Spielberg en el restaurante Amar de Barcelona. Los encuentros en Espa?a de amigos ilustres ya sucedieron en otras giras, como con Tom Hanks o Martin Scorsese, quien le fue a ver en 2005 aprovechando que estaba grabando el anuncio navide?o anual de Freixenet. Solo que con Obama ha ganado una amistad presidencial. Ambos publicaron en oto?o de 2021 el libro Renegados, que reun¨ªa las conversaciones de un podcast que hicieron en el que recordaban sus infancias y reflexionaban sobre la sociedad estadounidense, la vida, el matrimonio, la paternidad y su amor por la m¨²sica. Springsteen se convirti¨® en el bardo del ¡°Yes, we can¡± cuando apoy¨® la candidatura de Obama a la presidencia de Estados Unidos. En enero de 2009, con la hist¨®rica toma de posesi¨®n del primer mandatario afroamericano en Washington, una imagen dio la vuelta al mundo: la de Springsteen subido a la escalinata del Lincoln Memorial, con tan solo una guitarra y acompa?ado por un coro gospel, para celebrar la llegada de Obama. Luego, se le uni¨® Pete Seeger, leyenda del folk combativo, para cantar This Land is Your Land. Cuatro a?os antes, Springsteen hab¨ªa liderado la gira Vote For Change para pedir la salida de George W. Bush de la Casa Blanca, pero sin alistarse a ning¨²n partido pol¨ªtico.
Los agoreros dir¨¢n que el m¨²sico de Nueva Jersey se ha trabajado con los dem¨®cratas esta medalla. Podr¨ªa ser si no fuera porque su implicaci¨®n siempre tuvo que ver m¨¢s con razones de conciencia social que pol¨ªtica. Sin embargo, la detonaci¨®n que explicar¨ªa su definitiva toma de participaci¨®n pol¨ªtica habr¨ªa que hallarla m¨¢s lejos: poco despu¨¦s del 11-S. Fue cuando un ciudadano se le acerc¨® al m¨²sico en el aparcamiento de un centro comercial y le dijo: ¡°Bruce, te necesitamos¡±. El pa¨ªs estaba da?ado por el ataque de las Torres Gemelas y sumido en un estado entre la paranoia y la depresi¨®n. Y la s¨²plica de ese an¨®nimo hizo su efecto en el autor de Born in the USA, quien meses despu¨¦s publicar¨ªa el disco The Rising, participar¨ªa en eventos de homenaje a las v¨ªctimas estadounidenses y empezar¨ªa a te?ir sus discursos y entrevistas de una carga pol¨ªtica y una profunda responsabilidad c¨ªvica.
A partir de ah¨ª, no solo se relanz¨® su carrera, renovando su imagen en las nuevas generaciones y alcanzando a un p¨²blico m¨¢s global que llega hasta hoy, sino que fue consciente de su gran peso simb¨®lico en la sociedad estadounidense, la misma a la que hab¨ªa retratado desde principios de los setenta con sus vi?etas de tipos corrientes sobreviviendo en el d¨ªa a d¨ªa. Springsteen se elev¨® y se gust¨® hasta l¨ªmites insospechados en su papel de ¡°la voz del ciudadano medio estadounidense¡±. Y se moj¨® para echar a Bush en plena guerra de Irak y, luego, alistarse con el Partido Dem¨®crata y combatir la deriva nacional con Donald Trump. Y, a medida que se involucraba m¨¢s, se dio m¨¢s importancia, demasiada en ocasiones. Y, a veces, por eso, Springsteen se hace demasiado solemne cuando en realidad, como cantan The Rolling Stones, It¡¯s only rock¡¯n¡¯roll.
Espect¨¢culo perfecto
Con todo, el rock¡¯n¡¯roll es un espect¨¢culo que domina a la perfecci¨®n, como tambi¨¦n su imagen de m¨²sico cercano y campechano, que nunca se olvida de saludar a los trabajadores locales que preparan cada concierto en coordinaci¨®n con su equipo. Un ejemplo se vio estos d¨ªas en Barcelona en un v¨ªdeo que circul¨® entre sus seguidores. Los fans esperan en la puerta del hotel a que llegue el m¨²sico. Cuando pasa ante ellos, se para a firmar aut¨®grafos y hacerse selfis. Una ni?a se tira una foto con ¨¦l y Springsteen dice: ¡°?Puedo hacer algo m¨¢s por ti, peque?a?¡±. Y la ni?a responde: ¡°?Puedes darle un abrazo a mi madre?¡±. La madre est¨¢ justo al lado, m¨¢s impresionada que su propia hija de tener al ¨ªdolo tan cerca. Bruce ¡ªsiempre Bruce en estas ocasiones¡ª se acerca a la madre y se queda abraz¨¢ndola unos segundos mientras la ni?a se emociona junto a su madre. Es una constante: Bruce sabe atender a sus seguidores.
Dec¨ªa de joven que su objetivo era que, con lo visto en el escenario, el fan sintiese que se le hab¨ªa devuelto el precio de la entrada. Una filosof¨ªa que sigue aplicando, aunque los precios se hayan disparado y, en su caso, est¨¦ en el ojo de la pol¨¦mica por lo que pas¨® el pasado verano con su gira estadounidense. Fue por el uso de los precios din¨¢micos, sujetos a una variaci¨®n en funci¨®n de la demanda y en los que un algoritmo va cambiando el importe de las entradas seg¨²n las solicitudes en tiempo real de la venta digital. En Barcelona, no se ha llevado a cabo este sistema por el que algunos llegaron a pagar en EE UU hasta 5.000 euros debido a la alta demanda. Devolver ese dinero con m¨²sica es un esfuerzo ¨ªmprobo al que Springsteen parece dedicarse incluso con ¨¦xito. Habr¨ªa que inventarse un nuevo apodo para ¨¦l solo por ello.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.