Mahler se cuela por todos los rincones de Leipzig
La segunda edici¨®n del festival dedicado al compositor en la ciudad sajona arranca con m¨²ltiples actividades y dos excelentes versiones de las sinfon¨ªas ¡®Quinta¡¯ y ¡®Segunda¡¯, del Concertgebouw y la Gewandhaus
Gustav Mahler no fue feliz en Leipzig (Alemania). Cuando el compositor ten¨ªa 26 a?os, pas¨® 22 meses en la ciudad sajona, entre agosto de 1886 y marzo de 1888, como segundo director de su Stadttheater. Fue una etapa marcada por sinsabores profesionales y sentimentales, que apenas suele destacarse en su biograf¨ªa. Pero el historiador y archivista de la orquesta Gewandhaus, Claudius B?hm, asegura que en esos meses Mahler descubri¨® su vocaci¨®n como compositor. En su libro de 2011, Mahler in Leipzig, document¨® con precisi¨®n ese periodo en que inici¨® su ciclo Des Knaben Wunderhorn (El cuerno maravilloso del muchacho), escribi¨® su Primera sinfon¨ªa y redact¨® los esbozos de la Segunda.
Ese libro fue la justificaci¨®n para crear un Festival Mahler en Leipzig, en mayo de 2011, con motivo del centenario de su muerte. Dos semanas en las que desfilaron nueve orquestas de talla mundial, junto a la Gewandhaus. Pero la pandemia oblig¨® a posponer, en mayo de 2021, su segunda edici¨®n, que tiene lugar estos d¨ªas con leves variantes sobre lo inicialmente previsto. La notable ausencia de las Filarm¨®nicas de Berl¨ªn y Viena se ha compensado con la Budapest Festival Orchestra y la Filarm¨®nica Checa. Y, en el apartado brit¨¢nico, a la Sinf¨®nica de Londres le ha sustituido la Orquesta de la Ciudad de Birmingham.
¡°En esta edici¨®n hemos intentado ampliar el repertorio del festival¡±, explicaba ayer domingo, Andreas Schulz, director ejecutivo de la Gewandhaus. ¡°Para su inauguraci¨®n, el pasado 11 de mayo, programamos en versi¨®n de concierto la ¨®pera Los tres Pintos, de Carl Maria von Weber, que complet¨® Mahler durante sus a?os en Leipzig¡±, a?adi¨®. Pero son muchas m¨¢s las novedades en estos primeros d¨ªas. Aparte de un recital de Igor Levit, que incluy¨® el adagio de la D¨¦cima sinfon¨ªa en una transcripci¨®n pian¨ªstica, y de una serie de clases magistrales y recitales de Thomas Hampson, dedicadas a sus lieder para voz y piano, ha habido casi de todo: m¨²sica de c¨¢mara, presentaciones de libros y pel¨ªculas, charlas de especialistas en Mahler e incluso teatro.
El pasado 14 de mayo se present¨® el libro, de Franz Willnauer, Frauen um Mahler (Mujeres alrededor de Mahler). Y se habl¨® de su affaire con Marion von Weber, esposa del capit¨¢n Carl von Weber, que hab¨ªa propuesto a Mahler terminar y publicar la referida ¨®pera c¨®mica Los tres Pintos, de su abuelo. Y ahora sabemos que Marion era una cult¨ªsima ama de casa de origen ingl¨¦s por la que el joven Mahler sinti¨® fascinaci¨®n. Con ella comparti¨® las intimidades de la composici¨®n de su Primera sinfon¨ªa y hasta lleg¨® a proponerle que huyeran juntos.
La segunda presentaci¨®n bibliogr¨¢fica tuvo lugar, el pasado 19 de mayo, en la Escuela Superior de M¨²sica y Teatro ¡°Felix Mendelssohn Bartholdy¡±, un edificio inaugurado cuando Mahler trabajaba en la ciudad. El escritor y actor Robert Seethaler habl¨® de su novela Der letzte Satz (El ¨²ltimo movimiento) y ley¨® su primer cap¨ªtulo. Un interesante retrato psicol¨®gico del compositor ambientado durante su ¨²ltimo viaje en barco a Nueva York. La charla cont¨® con la music¨®loga y estudiosa mahleriana, Ann-Katrin Zimmermann, y sus perspicaces preguntas al novelista acerca de su forma de rellenar con la imaginaci¨®n los recovecos no documentados del compositor.
La serie de conciertos sinf¨®nicos arranc¨® el jueves, 18 de mayo, el mismo d¨ªa en que falleci¨® Mahler. Andris Nelsons dirigi¨® como titular a la Orquesta de la Gewandhaus en la Sinfon¨ªa n¨²m. 2, aunque el concierto se repiti¨® ayer domingo, d¨ªa 21. El segundo concierto incluy¨®, el viernes, 19 de mayo, a la Filarm¨®nica de M¨²nich en un largu¨ªsimo programa formado por la Cuarta sinfon¨ªa y La canci¨®n de la tierra bajo, bajo la direcci¨®n de Tugan Sokhiev.
Su versi¨®n de la n¨²m. 4 mahleriana result¨® demasiado contemplativa. Hablamos de una especie de sinfon¨ªa al rev¨¦s que Mahler ide¨® a partir de la canci¨®n final Das himmlische Leben (La vida celestial). Un ingenuo cielo lleno de violines donde la m¨ªstica se confunde con la iron¨ªa. Pero, tras un primer movimiento sin apenas suspensi¨®n, falt¨® el tono grotesco del scherzo y tampoco el movimiento lento adquiri¨® mucho vuelo espiritual. La soprano Christiane Karg cant¨® muy bien el movimiento final, aunque sin llegar a dar vida a sus palabras.
La canci¨®n de la tierra fue superior en la segunda parte. Es verdad que Sokhiev parti¨® m¨¢s pendiente de soldar la paleta orquestal que del tono sard¨®nico, en el Canto b¨¢quico de la aflicci¨®n de la tierra, pero todo mejor¨® con el paso de los minutos y las canciones. La Filarm¨®nica de M¨²nich mostr¨® aqu¨ª sus mejores bazas, tanto por la solidez de sus trompas como por el h¨¢bil cacareo de sus maderas. Los dos solistas proven¨ªan del reciente Trist¨¢n e Isolda en el Teatro Real. El tenor Andreas Schager volvi¨® a imponer el enorme tama?o de su voz, con tanta maestr¨ªa como crudeza. Y la mezzo Ekaterina Gubanova elev¨® con suprema musicalidad La despedida, que fue lo mejor de todo el concierto.
No fue f¨¢cil llegar a tiempo al concierto nocturno, del pasado viernes. Empezaba quince minutos despu¨¦s del final de La canci¨®n de la tierra, aunque a una distancia de casi 4 km de Augustusplatz. La evang¨¦lica Philippuskirche acogi¨® la rareza de escuchar el arreglo para dos pianos de Bruno Walter, de la Sinfon¨ªa n¨²m. 2 de Mahler. Una interpretaci¨®n de Walter Zoller y Gregor Meyer que son¨® cre¨ªble y permiti¨® disfrutar de las maravillas contrapunt¨ªsticas de la partitura. Destac¨® el mordaz e ir¨®nico scherzo y especialmente el extenso movimiento final, al que sumaron una trompeta en la distancia, una soprano y una mezzosoprano sobre el escenario y un coro mixto distribuido por las tribunas.
La m¨²sica de c¨¢mara abri¨® la jornada del s¨¢bado, 20 de mayo, en la Sala Mendelssohn de la Gewandhaus. Tres solistas de la orquesta de la casa, el concertino Frank-Michael Erben, el violista Anton Jivaev y el violonchelista Valentino Worlitzsch, se combinaron con la pianista Yulianna Avdeeva en el Cuarteto con piano en la menor, de Mahler. Se trata de su composici¨®n m¨¢s antigua, de 1876, aunque conservada incompleta (un extenso andante y 36 compases de un scherzo). Fue una excelente interpretaci¨®n a la que a?adieron el Cuarteto con piano (1988), de Alfred Schnittke, donde utiliza con lenguaje moderno el material incompleto del referido scherzo mahleriano. Y, antes del concierto sinf¨®nico, el music¨®logo Walter Werbeck abord¨®, en el antiguo ayuntamiento de Leipzig, el siempre espinoso tema de la modernidad en Mahler. Un debate que no permite comprender la inmensa popularidad y aceptaci¨®n que hoy tiene su m¨²sica.
La Quinta sinfon¨ªa, del s¨¢bado 20, era el ¨²nico concierto oficialmente ¡°agotado¡± seg¨²n el programa general del festival. La explicaci¨®n pod¨ªa ser la popularidad de la obra, cuyo adagietto fue asediado por la frivolidad cinematogr¨¢fica. Pero hab¨ªa un atractivo adicional: la Orquesta del Concertgebouw de ?msterdam. La interpretaci¨®n del conjunto holand¨¦s bajo la direcci¨®n de Myung-Whun Chung obtuvo la mayor ovaci¨®n hasta el momento, con toda la sala puesta en pie. No obstante, la interpretaci¨®n comenz¨® con una an¨¦cdota, pues el excelente solista de trompeta del Concertgebouw, Miro Petkov, emborron¨® levemente el primer esforzando de la fanfarria que abre la obra. Pero fue un espejismo, ya que en el resto no hubo m¨¢cula.
La grandeza de la versi¨®n que escuchamos de la Quinta radic¨® en su ideal ubicaci¨®n en el punto medio, sin excesos ni carencias. Prueba de ello fueron los diez minutos del adagietto. Chung dirigi¨® de memoria, mostrando a la orquesta donde est¨¢n las ¡°espumas rugientes¡± o las ¡°estrellas danzantes¡± que Mahler confes¨® a Alma en una carta. Lo mejor fue el rondo-finale donde la orquesta elev¨® su urdimbre contrapunt¨ªstica. No pod¨ªa haber mejor homenaje a Bach, que tanta relaci¨®n tiene con esta ciudad y sinfon¨ªa. De hecho, el pasado jueves, 18 de mayo, se dedicaron dos sesiones (en alem¨¢n e ingl¨¦s), en el Bach-Archiv, a presentar la reciente adquisici¨®n de los 59 vol¨²menes de la Bach Gesellschaft que perteneci¨® a Mahler y que tanto consult¨® durante la composici¨®n de esta obra.
La noche del s¨¢bado termin¨® con un exquisito recital del conjunto vocal masculino Amarcord, en el Paulinum de la universidad, formado por cinco antiguos exalumnos de la Escuela de Santo Tom¨¢s. A medio camino entre el Hilliard Ensemble y los King¡¯s Singers, deleitaron al p¨²blico con varios arreglos de lieder del ciclo Des Knaben Wunderhorn, como Wo die sch?nen Trompeten blasen (Donde tocan las hermosas trompetas) que aderezaron con fanfarrias vocales.
El Festival Mahler de Leipzig tiene algo de competici¨®n entre grandes orquestas. Y resulta interesante comprobar que casi todas incluyen alg¨²n joven m¨²sico espa?ol. Si la Filarm¨®nica de M¨²nich cuenta con el contrabajista cartagenero Emilio Yepes, a las filas del Concertgebouw ha regresado la obo¨ªsta tambi¨¦n de Cartagena, M¨ªriam Pastor, tras un tiempo en la Orquesta de Par¨ªs. Y en la Gewandhaus de Leipzig hay dos j¨®venes espa?oles: la violinista guipuzcoana Olatz Ruiz y el violonchelista malague?o Pedro Pel¨¢ez.
La comparaci¨®n entre Concertgebouw y Gewandhaus se sald¨®, la ma?ana del domingo, 21 de mayo, con un admirable empate. Pero las magn¨ªficas versiones escuchadas de la Quinta y la Segunda fueron muy diferentes. Si Chung tiende a unificar los largos movimientos mahlerianos, Andris Nelsons opta por fragmentarlos. Con ello consigue momentos sobrecogedores, pues adem¨¢s extrema los contrastes din¨¢micos desde lo inaudible hasta lo feroz. Pero tambi¨¦n corre el riesgo de que la m¨²sica deje de fluir, pues sus movimientos sobre el podio se han ralentizado considerablemente.
Tras el allegro maestoso inicial, Nelsons respet¨® los 5 minutos de descanso indicados en la partitura y opt¨® por sentarse al lado del podio. Hizo una pausa m¨¢s breve tras el andante moderato, el otro movimiento cuyo material tem¨¢tico Mahler anot¨® en Leipzig. Pero todo mejor¨® en los tres ¨²ltimos y, especialmente, en el extenso final. Las dos solistas vocales fueron excelentes, tanto la soprano Nikola Hillebrand como la mezzo Gerhild Romberger, que cant¨® hace pocas semanas esta sinfon¨ªa en Madrid con la ORTVE. Y la calidad del MDR-Rundfunkchor qued¨® clara tanto en el tupido arranque en pianississimo como en el apote¨®sico final en fortississimo.
La tarde del domingo comenz¨® en la Iglesia de Santo Tom¨¢s con un recital de ¨®rgano del titular de Gewandhaus, Michael Sch?nheit. Un concierto que parti¨® de una ampulosa y embarullada Fantas¨ªa y fuga en sol menor BWV 542, de Bach. Fue una pena escucharla as¨ª frente a la tumba del compositor, pero el recital mejor¨® con obras organ¨ªsticas de Franz Schmidt y Max Reger. Y la jornada se cerr¨® con la visita de la Orquesta de la Ciudad de Birmingham (CBSO), que no pudo contar con su directora titular, Mirga Gra?inyt?-Tyla, por enfermedad. Actu¨® bajo la direcci¨®n de Robert Trevi?o, titular de la Sinf¨®nica de Euskadi, que asegur¨® una versi¨®n s¨®lida y disciplinada de la inacabada D¨¦cima sinfon¨ªa en la versi¨®n eje?cutable de Deryck Cooke. La CBSO no est¨¢ al mismo nivel que Concertgebouw y Gewandhaus, pero elevaron considerablemente el finale. Se inici¨® con unos aterradores golpes de tambor, un efecto que Mahler tom¨® del entierro de un bombero en Nueva York, y prosigui¨® con un contemplativo solo de flauta, que Marie-Christine Zupancic toc¨® con una belleza inolvidable.
Mahler se cuela estos d¨ªas por todos los rincones de Leipzig. Es lo primero que uno ve cuando llega al aeropuerto y su imagen est¨¢ en carteles y murales por toda la ciudad. Pero la voracidad musical sajona no se detiene cuando se apagan las luces del Gewandhaus. La violista de su orquesta, Tahlia Petrosian, ha puesto en marcha el Festival Wunderhorn, en un local pr¨®ximo. Una propuesta underground que mezcla un recital de poemas de la famosa colecci¨®n recopilada por Achim von Arnim y Clemens Brentano con una velada de m¨²sica de c¨¢mara. Una propuesta que aspira a llegar a un p¨²blico m¨¢s amplio y diverso con precios populares que incluyen hasta una consumici¨®n. La noche del domingo, 21 de mayo, tras la D¨¦cima mahleriana, disfrutamos de una hora extra de m¨²sica de Richard Strauss, Carl Maria von Weber y Felix Mendelssohn en un ambiente distendido con m¨²sicos de la Gewandhaus combinados con colegas de la CBSO. Hoy Mahler ser¨ªa feliz en Leipzig.
Babelia
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