Chabacanos M?tley Cr¨¹e y brillantes Def Leppard en su concierto en Madrid
El cartel de rock duro ochentero se sald¨® con un resultado dispar: los estadounidenses exhibieron masculinidad casposa y los brit¨¢nicos elegancia
Cuatro tipos salieron anoche en Madrid de una c¨¢psula del tiempo. Se quedaron atrapados all¨ª a mediados de los ochenta y para ellos no han pasado los a?os. Siguen promoviendo su masculinidad casposa como si estuvieran en Sunset Strip hace cuatro d¨¦cadas, cuando la exhibici¨®n de testosterona era el pase con entrada Vip de los locales. Se llaman M?tley Cr¨¹e; si les ven, denles una clase de 1? de Feminismo, o al¨¦jense de ellos
La noche de rock duro ochentera en Madrid arroj¨® un resultado dispar. M?tley Cr¨¹e fueron machaconamente chabacanos, una actitud que desluci¨® su concierto. Def Leppard, sin embargo, derrocharon elegancia, sofisticaci¨®n rockera, un directo con gran sonido y un repertorio incandescente.
Asistieron 25.000 espectadores que casi llenaron (el aforo suma 30.000) el Auditorio Miguel R¨ªos de Rivas-Vaciamadrid, a unos 20 kil¨®metros del centro de la capital. Poca gente joven, muchas mujeres y muchos m¨¢s hombres. La mayor¨ªa de los asistentes con camisetas negras con las letras estampadas de grupos como Judas Priest, AC/DC, Metallica o Le?o. Y, claro, del d¨²o protagonista del cartel: M?tley Cr¨¹e y Def Leppard. La indumentaria es cosa seria en las concentraciones rockeras: pocas veces una fila tan larga para comprar la camiseta oficial del concierto, a 45 euros la unidad.
Primero actu¨® M?tley Cr¨¹e, una hora y media de espect¨¢culo que desprecia la empat¨ªa con los tiempos que vivimos. Desde la primera canci¨®n ya los acompa?aron chicas en el escenario que se desenvolvieron como si estuvieran en un local de striptease lleno de ejecutivos barrigones. No se entiende la presencia de las se?oritas, m¨¢s all¨¢ de que hagan ocasionalmente unos coros. Est¨¢n de atrezzo bailando en lencer¨ªa y encadenadas alrededor de los m¨²sicos en un espect¨¢culo heredado de lo m¨¢s rancio del rock MTV. Especialmente sonrojante fue presenciar el numerito de Tommy Lee (60 a?os). El famosete bater¨ªa dej¨® su instrumento y se coloc¨® en el centro de escenario para pedir al p¨²blico femenino que ense?ara ¡°las tetas¡± (lo dijo en espa?ol). Cuando un par de chicas le obedecieron, ¨¦l se puso la mar de contento, se llev¨® la mano a la bragueta y dijo: ¡°?Ense?o yo lo m¨ªo? Bueno, mejor no que igual acabo en una c¨¢rcel de Madrid¡±. Ya sabemos que Lee ejerce de embravecido machote, pero estamos en 2023: no es necesario, Tommy.
Una pena este visi¨®n retr¨®gada porque un concierto con todos los cl¨¢sicos de M?tley Cr¨¹e (y los tocaron todos) es una fiesta rockera. Las canciones son tan efectivas que la voz de trapo de Vince Neil (62 a?os) parece un asunto menor. El cantante ya ejerc¨ªa en los ochenta de zascandil con la voz justita que encandilaba a las audiencias por su presencia arrebatadoramente juvenil de rubio angelino en busca de sexo. Hoy, fuera de forma, resulta tan pat¨¦tico como entra?able. Neil se maneja cautelosamente en la tarima, como si estuviese caminando sobre un suelo repleto de serpientes venenosas. Por lo de m¨¢s, no canta, chilla. El t¨¦cnico le sube el micr¨®fono al diez y salva la papeleta, aunque el vocalista se va desfondado conforme avanza el concierto y acaba emitiendo endebles graznidos. Pero qu¨¦ m¨¢s da si cantas como una grulla si tienes zambombazos como Shout at the Devil, Too Fast for Love, Live Wire o Looks That Kill.
Realmente el que sostiene el concierto de los Cr¨¹e es el excelente guitarrista John 5, que sustituy¨® hace un a?o a Mick Mars, el seis cuerdas original. Mars se march¨® interponiendo una demanda al grupo y denunciando que Vince Neil, Nikki Sixx y Tommy Lee utilizaban partes grabadas en los conciertos. No se percibi¨® anoche, pero al menos en la voz casi lo hubi¨¦semos firmado. Con su guitarra subida casi en el pecho, John 5 dibuja melod¨ªas y punteos que cimentan el mejor armaz¨®n del sonido Cr¨¹e.
Dentro del recital de cosas-que-ya-no-se-hacen-en-los-conciertos, Nikki Sixx (64 a?os) sac¨® una gran bandera de Espa?a y la ondeo ante la divisi¨®n de opiniones del respetable: tantos aplausos como silbidos. Alguien del p¨²blico dijo: ¡°Anda que si hace esto en Bilbao le corren a gorrazos¡±.
Injertaron un popurr¨ª de cl¨¢sicos del rock y el punk (Helter Skelter, de los Beatles; Anarchy In The UK, de Sex Pistols, o Blitzkrieg Bop, de los Ramones), que superar¨ªa con facilidad cualquier banda colegial. En el tramo final, irrumpieron en el escenario dos mu?ecos gigantes hinchables. ?A que no saben lo que representaban? Efectivamente, un par de mujeres con pose sexi (y rob¨®ticas).
Lo de Def Leppard fue otra pel¨ªcula, antag¨®nica a la de M?tley Cr¨¹e. Los ingleses siempre fueron el lado elegante del rock duro, con unos discos (sobre todo Hysteria y Pyromania) de producciones experimentales y pegada pop. Instauraron el sonido opulento en el rock fuerte ochentero. Anoche demostraron que todav¨ªa siguen en forma, con un Joe Elliott (63 a?os) bien de voz y con unos instrumentistas fant¨¢sticos, incluido ese milagro que es ver a un bater¨ªa, Rick Allen (59 a?os), con un solo brazo, ya que perdi¨® el otro en un accidente de tr¨¢fico en 1984. Extraordinarios en las guitarras Phil Collen (65 a?os) y Vivian Campbell (60). Todos se desdoblaron realizando coros para ofrecer m¨²sculo mel¨®dico a unas canciones que son pelotazos de rock fuerte: tocaron Let¡¯s Get Rocked, Animal, Hysteria o Rocket.
Como los Leppard andan todav¨ªa vivos art¨ªsticamente, intercalaron entre sus ¨¦xitos algunos temas de su nuevo trabajo, Diamond Star Halos, publicado en 2022. Los 20 minutos finales fueron demoledores, cuatro trallazos ochenteros cuyos v¨ªdeos no dejaron de pasarlos por la MTV: Hysteria, Pour Some Sugar on Me, Rock of Ages y Photograph. Def Leppard completaron otra hora y media de concierto, esta vez muy distinta a la primera parte del espect¨¢culo.
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