Valeriano Bozal: el hombre que hablaba a los cuadros
El historiador del arte, fallecido este domingo en Madrid, fue autor de libros m¨ªticos que cambiaron la historia visual en Espa?a
Cuando Valeriano Bozal, el historiador del arte fallecido este domingo en Madrid a los 82 a?os, se convirti¨® en catedr¨¢tico del Departamento de Historia del Arte Contempor¨¢neo de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en 1988, ven¨ªa precedido por mucho m¨¢s que su fama de gran experto en Goya; por m¨¢s que su halo de personaje moderno que hablaba de t¨² a t¨² a las pinturas de Picasso y Mir¨® ¡ªen aquellos a?os demasiado vanguardistas para algunos¡ª; por haber revolucionado la cr¨ªtica de arte en Espa?a; por estar ligado a revistas m¨ªticas, como Triunfo o Cuadernos para el di¨¢logo, que durante el franquismo iban abriendo hueco al pensamiento progresista. Nadie sab¨ªa m¨¢s de Equipo Cr¨®nica que Bozal y tampoco m¨¢s de Kant, al haber sido su formaci¨®n filos¨®fica, de modo que no faltaba ninguno de los ingredientes necesarios para que su llegada a aquel Departamento de Arte III (Contempor¨¢neo), reci¨¦n creado y hoy extinguido, un poco aletargado como suele ser la universidad, fuera un soplo de aire fresco. Radical, incluso.
Lo era, porque a la solidez de conocimientos de Bozal, a su dimensi¨®n p¨²blica ¡ªmilitante comprometido y muy presente en la vida cultural del pa¨ªs a trav¨¦s de actividades como comisariado de exposiciones, comit¨¦s asesores, jurados, publicaci¨®n de art¨ªculos, libros¡¡ª, se un¨ªa su fama de hombre recto, de principios firmes y prop¨®sitos innovadores, deseos de cambio. Lo hab¨ªa escrito en este mismo diario, en una tribuna del 14 de mayo de 1983, Error hist¨®rico sobre la universidad, siendo vicedecano de profesorado en la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad Aut¨®noma de Madrid: ¡°Pretend¨ªamos aminorar, con vistas a eliminar, la jerarquizaci¨®n universitaria, y para ello defendimos que todos eran iguales, que las categor¨ªas administrativas no son categor¨ªas cient¨ªficas y que no se es mejor docente o investigador en funci¨®n del n¨²mero de registro personal, sino, precisamente, en atenci¨®n a la calidad docente e investigadora¡±.
Cuando lleg¨® al departamento de la UCM y se convirti¨® de inmediato en su director, trat¨® con todas las fuerzas, una vez m¨¢s, de cambiar el sistema. Y, aunque el sistema se le resist¨ªa, se apoy¨® en amigos ¡ªentre otros, Jaime Brihuega¡ª y en algunos j¨®venes profesores, con los cuales demostr¨® una enorme generosidad intelectual y humana. Se esforz¨® por potenciar la investigaci¨®n de alta calidad, involucrando en sus propios proyectos a los compa?eros de departamento.
Bajo la apariencia hosca en una primera impresi¨®n, se camuflaba la persona entra?able, cari?osa, pr¨®diga; abierta al di¨¢logo e incluso a ideas que, aunque no compartiera, escuchaba diseccionando las palabras, aprendiendo en suma, sin dejar por ello ni un instante su esp¨ªritu cr¨ªtico. En las reuniones de la revista La balsa de la Medusa se subrayaba dicho di¨¢logo. La revista ten¨ªa el mismo t¨ªtulo que una colecci¨®n de la editorial Antonio Machado ¡ªel gran amigo de Valeriano, Miguel, a menudo detr¨¢s de sus proyectos¡ª dirigida por Bozal, cuya labor como editor ha sido de enorme importancia a la hora de facilitar traducciones de textos cl¨¢sicos de la historia del arte. Las reuniones eran un lugar sin jerarqu¨ªas que, personalmente, y siendo una joven profesora, no hab¨ªa vivido antes ni he vuelto a vivir, gracias a aquel maravilloso consejo de redacci¨®n: Bozal, Carlos Thiebaud, Carlos Piera, el desaparecido Juan Antonio Ram¨ªrez, su querida disc¨ªpula Paca P¨¦rez Carre?o, entre otros. Ese amor a la discusi¨®n era lo que manten¨ªa a los alumnos alerta en las clases de Bozal y por eso le recuerdan, incluso aquellos que lo fueron en el instituto de bachillerato donde durante un tiempo Bozal ense?¨®.
Trabajador incansable, muy ligado al Prado y al Thyssen y durante a?os presidente del Patronato del Museo Reina Sofia, fue autor de libros m¨ªticos que cambiaron la historia visual en Espa?a, imposibles de enumerar porque llenar¨ªan la p¨¢gina entera. Fue, adem¨¢s, un escritor extraordinario y lo demostr¨® en un libro, Los primeros diez a?os, que para m¨ª sigue siendo uno de sus textos m¨¢s notables, escrito a mano alzada, adem¨¢s, mirando a los ojos de los cuadros, habl¨¢ndoles. Letraherido, fue lector de los cl¨¢sicos y los contempor¨¢neos y un apasionado de Proust, capaz de reconstruir su biblioteca ¡ªel tesoro m¨¢s preciado¡ª cuando las cosas de la vida se la arrebataron. Ese no darse nunca por vencido, ese seguir luchando por lo que cre¨ªa innegociable, le hizo marcharse de la universidad sin haber cumplido los 64 a?os. En su ¨²ltima lecci¨®n, otro ejemplo de coherencia, lo dej¨® claro: se iba porque nada hab¨ªa cambiado y nada iba a cambiar.
Se fue de la quinta planta, donde estaba su despacho, que hered¨¦. A¨²n conservo un perchero que dej¨® atr¨¢s en aquella salida apresurada, un poco igual que div¨¢n de Freud en Viena ¡ªaunque a Bozal no le gustaba Freud¡ª. Y sigui¨® comisariando exposiciones, dando conferencias, escribiendo libros extraordinarios, como el texto (casi) autobiogr¨¢fico de 2020 Cr¨®nica de una d¨¦cada y cambios de lugar. Pese a todo, miro el perchero y no consigo quitarme la amargura de que nuestro sistema universitario no fuera capaz de retenerle, siendo uno de sus m¨¢s brillantes y l¨²cidos profesores. Siendo, sobre todo, un hombre capaz de hablar a los cuadros.
Babelia
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