La primera lideresa de la historia de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
Las universidades de Sevilla y Viena desvelan el sexo femenino de ¡°una figura social tan destacada que ning¨²n hombre, ni remotamente, alcanz¨® su nivel¡± hace 5.000 a?os
Hace unos 4.900 a?os fue enterrada al fondo de una c¨¢mara funeraria situada en el actual t¨¦rmino municipal de Castilleja de Guzm¨¢n (Sevilla). Fue tal la riqueza del ajuar que la rodeaba que los expertos la denominan la Dama del marfil y consideran que se trata de la primera gran lideresa conocida de Iberia. ¡°Las caracter¨ªsticas del contexto en el que fue encontrada hacen de ella una figura social muy destacada; ning¨²n hombre, ni remotamente, fue enterrado en una tumba similar¡°, explican en el estudio Los an¨¢lisis de p¨¦ptidos de amelogenina revelan el liderazgo femenino en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica de la Edad del Cobre, que adelanta la prestigiosa revista Scientific Reports.
El informe ¨Dfirmado por Marta Cintas©\Pe?a, Miriam Lucia?ez©\Trivi?o, Raquel Montero Art¨²s, Andrea Bileck, Patricia Bortel, Fabian Kanz, Katharina Rebay©\Salisbury y Leonardo Garc¨ªa Sanju¨¢n, de las universidades de Sevilla y Viena¨D sostiene que los ¡°resultados invitan a reconsiderar las interpretaciones sobre el papel pol¨ªtico de la mujer en las sociedades complejas tempranas y el estudio de la evoluci¨®n social humana en general¡±.
El denominado yacimiento de Valencina es un megasitio de la Edad del Cobre ib¨¦rica (3200 al 2300 a. C.) que se extiende por unas 450 hect¨¢reas, unas proporciones mucho m¨¢s amplias que otros sitios prehist¨®ricos coet¨¢neos. Las investigaciones de los ¨²ltimos a?os han detectado sofisticadas c¨¢maras megal¨ªticas y enormes zanjas en su subsuelo, as¨ª como una cultura material que incluye objetos suntuarios producidos con marfil, cristal de roca, ¨¢mbar, pedernal o c¨¢scara de huevo de avestruz. Adem¨¢s, se han hallado abundantes restos ¨®seos humanos, tanto de hombres como de mujeres. ¡°Valencina ofrece, por tanto, un conjunto de datos ¨²nicos para analizar la interacci¨®n y la complejidad de estas sociedades y la diferenciaci¨®n por g¨¦nero¡±, recuerda Garc¨ªa Sanju¨¢n, catedr¨¢tico de Prehistoria de la Universidad de Sevilla.
Aunque las pr¨¢cticas funerarias en la Edad del Cobre en Iberia sol¨ªan ser colectivas, no ocurre as¨ª en el caso de la Dama del marfil. Esta fue enterrada sola cuando muri¨® entre los 17 y los 25 a?os. El an¨¢lisis geoqu¨ªmico de sus huesos delata que mostraba unos niveles sorprendentemente altos de mercurio, lo que revela que experiment¨®, posiblemente de manera voluntaria, una fuerte exposici¨®n al cinabrio antes de morir.
Fue enterrada con un lujoso ajuar de prestigio, que inclu¨ªa un gran plato de cer¨¢mica (en el que se detectaron rastros qu¨ªmicos de vino y cannabis), un peque?o punz¨®n de cobre y m¨²ltiples objetos de pedernal y marfil, entre ellos un colmillo completo de elefante africano de 1,8 kilos de peso, sin parang¨®n en Europa occidental.
Sorprendentemente, alg¨²n tiempo despu¨¦s del entierro, se le hizo otra ofrenda, que inclu¨ªa en este caso un juego de losas planas de pizarra, varios platos m¨¢s de cer¨¢mica de gran tama?o y objetos de marfil. Entre estos ¨²ltimos, un hermoso pu?al con hoja de cristal de roca, empu?adura de marfil y cuyo mango fue decorado con cuentas de n¨¢car perforadas. ¡°El individuo socialmente m¨¢s prominente en todo el periodo de la Edad del Cobre en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica¡±, aseveran.
El hecho de que ninguno de los entierros infantiles hallados en Valencina incluya ajuares funerarios sugiere que el estatus social de los inhumados no se lograba en este periodo por nacimiento o clase, por lo que ¡°es l¨®gico suponer que la dama se gan¨® su posici¨®n social a trav¨¦s del m¨¦rito personal y no la hered¨®¡±.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los especialistas a la hora de determinar el sexo de un fallecido tan antiguo es que su ADN suele estar bastante deteriorado. En las investigaciones iniciales de su esqueleto se pens¨® que se trataba de un var¨®n. ¡°La identificaci¨®n sexual ¨Dde crucial importancia para el an¨¢lisis antropol¨®gico, demogr¨¢fico y sociol¨®gico¨D se convierte as¨ª en un desaf¨ªo cuando la evidencia disponible tiene miles de a?os¡±, detallan. La determinaci¨®n del sexo se ve obstaculizada por factores como la composici¨®n qu¨ªmica del suelo, los agentes atmosf¨¦ricos, los animales carro?eros o el saqueo. Adem¨¢s, las sociedades prehist¨®ricas a menudo participaban en pr¨¢cticas funerarias que involucraban la manipulaci¨®n, la quema o la destrucci¨®n parcial de los elementos esquel¨¦ticos. En numerosas ocasiones esto impide que por las caracter¨ªsticas morfol¨®gicas (pelvis o cr¨¢neo) se pueda concluir el sexo del fallecido.
En los ¨²ltimos a?os, sin embargo, se ha desarrollado una nueva t¨¦cnica cient¨ªfica, basada en el an¨¢lisis de los p¨¦ptidos (mol¨¦culas formadas por amino¨¢cidos) en el esmalte dental. ¡°Su aplicaci¨®n ha arrojado resultados sorprendentes, que modificar¨¢n significativamente la forma de investigar en arqueolog¨ªa prehist¨®rica y, m¨¢s concretamente, en arqueolog¨ªa de g¨¦nero en el futuro¡±, explica Cintas-Pe?a.
A menos de cien metros del lugar donde fue hallada en 2008 la Dama del marfil, se alza otra construcci¨®n funeraria bicameral (Tholos de Montelirio), que conten¨ªa los restos de 25 personas, tres de las cuales fueron enterradas en el corredor de acceso, 20 en la C¨¢mara Grande y dos en la Peque?a. Estuvo en uso entre los a?os 2875 y 2635 a.C. De acuerdo con los estudios osteol¨®gicos, los inhumados en la sala mayor eran 15 mujeres y cinco de sexo sin determinar. Todos eran adultos en el momento de la muerte, con predominio de edades entre 20 y 35 a?os.
De esta tumba se recuper¨® una importante colecci¨®n de artefactos de alta gama, muchos de ellos fabricados con materias primas ex¨®ticas, como marfil, cristal de roca, oro, ¨¢mbar, milonita y pedernal. Adem¨¢s, algunas de las mujeres de la C¨¢mara Grande iban vestidas con atuendos hechos con miles de cuentas perforadas, talladas en conchas de grandes moluscos marinos, como la vieira, incluida una t¨²nica de cuerpo entero.
Al igual que la Dama del marfil, la mayor¨ªa de las mujeres enterradas en la C¨¢mara Grande de Montelirio mostraron niveles extraordinariamente altos de mercurio en sus huesos, lo que sugiere una intensa preexposici¨®n ante mortem al cinabrio. Posiblemente, fueran ¡°especialistas religiosas¡±, algo parecido a sacerdotisas.
Los expertos creen que cuando se construy¨® Montelirio ¨Dentre 50 y 100 a?os despu¨¦s de ser enterrada la dama¨D se depositaron las ofrendas encontradas en el nivel superior de la tumba de la Dama del marfil. ¡°Quienes construyeron Montelirio buscaron subrayar la conexi¨®n que los un¨ªa con la Dama del marfil. Ni en Valencina ni en todo el conjunto de la Edad del Cobre Ib¨¦rica se ha encontrado ninguna otra tumba que se compare remotamente en riqueza material y sofisticaci¨®n¡±.
¡°La arqueolog¨ªa de g¨¦nero surgi¨® en la d¨¦cada de 1960 y principios de la de 1970, a partir del descontento feminista con puntos de vista androc¨¦ntricos sobre la prehistoria y la historia que no tuvieron en cuenta el papel de la mujer¡±, sostiene Cintas-Pe?a.
El art¨ªculo concluye: ¡°Las evidencias de Valencina plantean m¨¢s preguntas que respuestas sobre la naturaleza de las sociedades del Neol¨ªtico tard¨ªo y de la Edad del Cobre. La tumba 10.049 [la de la Dama del marfil] y el Tholos de Montelirio sugieren que, dentro del contexto de la incipiente din¨¢mica de jerarquizaci¨®n social acaecida entre finales del IV y principios del III milenio en Valencina, las mujeres disfrutaban ostensiblemente de una posici¨®n social preeminente no alcanzada por los hombres, como demuestran sus suntuosos sepulcros, incomparables en la Edad del Cobre ib¨¦rica¡±. Una aut¨¦ntica lideresa. La primera.
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