Valeriano Bozal: su pensamiento est¨¦tico
Las publicaciones m¨¢s conocidas del fallecido historiador del arte hacen patentes su talante ilustrado y el guion de su producci¨®n y actividad p¨²blica
Valeriano Bozal, historiador del arte y fil¨®sofo, fallecido a los 82 a?os el 2 de julio, ha sido uno de los grandes pensadores de la democracia espa?ola, tanto desde el magisterio universitario y la producci¨®n cient¨ªfica, como en la vida cultural del pa¨ªs. Bozal particip¨® activamente en importantes acontecimientos de la vida cultural desde los a?os sesenta, como los Encuentros de Pamplona, el homenaje a Machado en Baeza, la Bienal de Venecia de 1976, acciones del arte conceptual madrile?o o la creaci¨®n de la editorial Comunicaci¨®n, que contribuyeron al despertar de la vida cultural tras los a?os del franquismo. Tambi¨¦n su participaci¨®n en pol¨ªtica en aquellos a?os estuvo guiada por su inter¨¦s por la actualizaci¨®n del pensamiento marxista y sobre todo por la creencia en la emancipaci¨®n mediante la cultura. Record¨® siempre con orgullo su paso por el Colegio de Doctores y Licenciados y ha descrito tambi¨¦n en qu¨¦ consisti¨® su breve paso por el Partido Comunista de Espa?a (PCE) en la redacci¨®n de Nuestra Bandera. De todo ello ha dejado testimonio en Cr¨®nica de una d¨¦cada y Cambios de lugar, textos que manifiestan una memoria afortunada para el recuerdo de sucesos y personas.
Pero m¨¢s all¨¢ del testimonio sincero, concreto y lo m¨¢s objetivo posible, Valeriano Bozal expresa en las memorias un pulso vital dirigido a la mejora de las condiciones de vida, materiales y culturales de la gente. Bozal se reconoce a s¨ª mismo (y creo que as¨ª hay que entenderle) como heredero de la tradici¨®n ilustrada, siempre en peligro en nuestro pa¨ªs, reivindicando en su trabajo cient¨ªfico y como ensayista la tradici¨®n liberal y democr¨¢tica. ¡°Sigo pensando, viejo ilustrado, que la cultura tiene muchos efectos positivos¡±, escribi¨® en el ¨²ltimo texto citado.
El car¨¢cter de Valeriano Bozal se aven¨ªa tambi¨¦n al ideal de hombre ¨ªntegro, que repudiaba los oropeles de la vida p¨²blica, a quien disgustan los discursos altisonantes y la ret¨®rica ampulosa. Los identificaba con el lenguaje de los autoritarismos y en el mejor de los casos le parec¨ªan s¨ªntoma de autoenga?o. Renunci¨® siempre a formar parte de ninguna ¨¦lite y prefiri¨® el ambiente igualitario de la mejor vida acad¨¦mica o disfrutar de la discusi¨®n literaria, pol¨ªtica o cultural con los amigos. Su personalidad independiente le llev¨® a rechazar premios y homenajes y a abandonar la universidad antes de tiempo, cuando la burocracia universitaria y los embrollos departamentales le aburr¨ªan ya demasiado.
En sus publicaciones m¨¢s conocidas, sobre Goya, se hacen bien patentes su talante ilustrado y el guion de toda su producci¨®n y su actividad p¨²blica: la defensa de la emancipaci¨®n a trav¨¦s de la educaci¨®n, la ciencia y, sobre todo, el arte. A su trabajo sobre Goya hay que a?adir el de otros viejos ilustrados como Machado, Valle-Incl¨¢n o Baroja, entre los escritores, y la tradici¨®n pict¨®rica a la que ha dedicado mucho esfuerzo desde su primera Historia del arte en Espa?a o los vol¨²menes de Summa Artis.
Por supuesto a nuestra tradici¨®n ilustrada pertenecen tambi¨¦n Saura, Millares, T¨¤pies, Luis Fern¨¢ndez y, despu¨¦s el arte conceptual, el Pop del equipo Cr¨®nica y Arroyo, Manolo Vald¨¦s, o en la actualidad Carmen Calvo y tantos otros. Todos ellos comparten la idea de un arte comprometido al tiempo con la actividad art¨ªstica y la cr¨ªtica social. Ahora bien, el convencimiento de que el arte tiene como valor fundamental la visi¨®n cr¨ªtica de la sociedad y del propio sujeto no deriva en una forma de hacer historia del arte sociol¨®gica o sociologista. En los escritos de Bozal, la descripci¨®n y el an¨¢lisis de cada obra est¨¢n siempre en primer plano. Lo fundamental es encontrar el sentido, buscar la interpretaci¨®n m¨¢s fiel a la obra y su experiencia m¨¢s completa.
Sociedad m¨¢s justa
Tambi¨¦n el inter¨¦s filos¨®fico de Valeriano Bozal por el arte est¨¢ dirigido a entender c¨®mo el arte contribuye o puede contribuir a la realizaci¨®n de una sociedad m¨¢s justa. En su pensamiento no se trataba del t¨®pico de la utop¨ªa est¨¦tica, ni del arte como propaganda pol¨ªtica, sino de un problema central sobre el valor que le concedemos a las obras de arte. Por supuesto no hay uno solo, pero Bozal se ha interesado siempre por el realismo, o el modo de representaci¨®n ver¨ªdica de la realidad. A este tema est¨¢ dedicado Mimesis: las im¨¢genes y las cosas, pero la idea del valor cognitivo del arte como forma de conocimiento del mundo y tambi¨¦n como forma de autoconocimiento est¨¢ en el n¨²cleo de su pensamiento, disperso por sus escritos de car¨¢cter historiogr¨¢fico. En particular, Bozal se interroga por el papel que el lenguaje art¨ªstico juega en esa representaci¨®n.
En Los primeros diez a?os explica el comienzo de la pintura moderna a partir de C¨¦zanne y hasta Picasso y el expresionismo alem¨¢n en esta dial¨¦ctica entre forma y naturaleza, entre lenguaje y realidad: ¡°si los primeros diez a?os ponen algo de manifiesto es esto: la exigencia de verdad, ¡°de realidad verdadera¡±, ha de debatirse en el dominio del lenguaje, no fuera de ¨¦l¡±.
Seg¨²n Bozal, las obras de arte dan forma al mundo, lo ordenan, le dan sentido, y en el fondo lo construyen, articul¨¢ndolo no a trav¨¦s de conceptos, sino mediante la forma art¨ªstica. Por un lado, el arte es el lenguaje de la sensibilidad, y el estilo de un artista, de una ¨¦poca o de un movimiento es el modo en que cristaliza una determinada percepci¨®n del mundo. No se trata de que el lenguaje art¨ªstico sea uno especialmente adecuado para plasmar una imagen del mundo ya existente, sino a la inversa, de que el lenguaje art¨ªstico haga posible la percepci¨®n m¨¢s clara, profunda y sentida de la realidad. Hacer arte es pensar la realidad a trav¨¦s del arte. El inter¨¦s de Bozal por el formalismo neokantiano y tambi¨¦n por la semi¨®tica de la imagen provienen de la confianza en el poder de la forma a trav¨¦s de la cual nos hacemos cargo sensiblemente del mundo. No solo el arte figurativo, tambi¨¦n el valor del arte abstracto derivar¨ªa de la investigaci¨®n de ese lenguaje y de su experiencia, del refinamiento del lenguaje de la sensibilidad.
Bozal no entiende que ese formalismo sea una clase de ¡°arte por el arte¡±, de arte burgu¨¦s, de entretenimiento, o de olvido de lo real. Por ejemplo, su trabajo sobre las vanguardias rusas, su admiraci¨®n por Tatlin, los constructivistas y productivistas, tambi¨¦n por la poes¨ªa de Maiakovski y despu¨¦s de Mandelstam y Ajm¨¢tova, provienen del modo en que el lenguaje se adec¨²a a la labor, primero, revolucionaria y, luego, cr¨ªtica de la revoluci¨®n, mejor que el lenguaje mim¨¦tico, ret¨®rico y ampuloso del realismo decimon¨®nico y socialista y de la arquitectura revolucionaria. Tampoco el lenguaje pop del Equipo Cr¨®nica, su arte sobre el arte, es un modo de dejar de hablar sobre la realidad espa?ola del tardo franquismo. Al contrario, es el modo en que Cr¨®nica encuentra en la tradici¨®n pict¨®rica la cr¨ªtica ir¨®nica o sarc¨¢stica del presente.
Lo humano en lo grotesco
Si habitualmente percibimos lo que sabemos o deseamos, lo que nos produce placer o inter¨¦s, las obras de arte ¨Cen principio de arte pl¨¢stico, pero no solo¨C afinan y profundizan esa percepci¨®n a trav¨¦s de la manipulaci¨®n del lenguaje art¨ªstico y de su experiencia. Al arte pertenece la responsabilidad de representar lo que solo cuando es percibido y sentido se entiende verdaderamente. Nos ense?a a ver m¨¢s all¨¢ de los clich¨¦s o de la propia satisfacci¨®n. Las categor¨ªas est¨¦ticas, es decir, las grandes formas de lenguaje art¨ªstico hacen posible la percepci¨®n diferente del mundo. Junto a la belleza, que surge de la forma medida, proporcionada, armoniosa y lo sublime, de lo inmenso que invita al pensamiento de las grandes ideas, Valeriano Bozal ha analizado otras categor¨ªas que como lo pat¨¦tico o lo grotesco pueden servir mejor a la representaci¨®n l¨²cida del ser humano y la sociedad. Con el paso de los a?os, estas categor¨ªas han ido tomando el protagonismo en su pensamiento. En ¡°La invenci¨®n de lo humano¡±, tomando el t¨ªtulo del libro de Harold Bloom sobre Shakespeare, expone c¨®mo este, Brueghel o Goya han representado lo humano en lo grotesto, lo rid¨ªculo o lo pat¨¦tico. Lo propiamente humano, distinto del ideal y lo divino nos hace d¨¦biles, feos, cobardes, mentirosos, en absoluto admirables. Pero tambi¨¦n hace d¨¦bil y risible al poderoso. La risa, la iron¨ªa, el sarcasmo son poderosos instrumentos para hacer sentir al poder que podemos ser superiores.
Ahora bien, la inmensa obra de Bozal sobre tantos artistas descubre en ellos formas de mirar y ver la realidad de formas diferentes, complementarias a veces, pero otras incongruentes. ?C¨®mo el arte puede proporcionar una representaci¨®n verdadera y completa ¨Ca veces m¨¢s verdadera que la ciencia o la filosof¨ªa¨C de lo real, si sus im¨¢genes no lo son de un mundo, sino de muchos, y si son im¨¢genes atravesadas por el tiempo, por la parcialidad hist¨®rica, por la subjetividad de una mirada? La lechera de Vermeer santifica la vida cotidiana, un momento de absorci¨®n irreflexiva e integrada en el flujo del tiempo. Lo contrario del Perro semihundido de Goya, donde percibimos la angustia y la soledad de la conciencia en el todo indiferente. Del mismo modo, los ¨²ltimos retratos de Picasso, rostros descarnados, como calaveras, de ojos espantados no tienen que ver con la dignidad de los autorretratos de Rembrandt. Todas son obras de algunos autores favoritos de Bozal, que cobran sentido contra trasfondos diferentes y apuntan a ideas diferentes.
Quiz¨¢s el modo en que Bozal le¨ªa a Proust d¨¦ una respuesta a la relaci¨®n entre el arte y lo real. Era en la escritura donde ¨²nicamente Marcel, el narrador de En busca del tiempo perdido, recuperaba sucesos que cuando ocurrieron apenas atravesaron el umbral de la conciencia. Sin la escritura, la vida pierde articulaci¨®n, sentido, los sucesos se diluyen como si no hubieran sucedido. Pero tambi¨¦n es cierto que sin la vida no tendr¨ªa sentido la escritura. Como el Marqu¨¦s de Swann, encontramos placer en reconocer en la vida fragmentos de arte, rostros, paisajes, expresiones, que conocimos en los libros o en las im¨¢genes. El tr¨¢fico entre el arte y la vida va en muchas sentidos y se realiza por diferentes motivos.
El gusto es el otro gran tema de la filosof¨ªa del arte de Bozal y la respuesta a la variedad de estilos y miradas art¨ªsticas reside aqu¨ª en buena medida. El arte busca la verdad, pero las obras de arte, seg¨²n Bozal, son ¡°propuestas¡±. No existe un ¨²nico modo de representar art¨ªsticamente lo real. Si lo hubiera, la obra ser¨ªa documento, no obra de arte. Cada retrato es una mirada propuesta sobre su modelo; cada paisaje, un paisaje visto desde una emoci¨®n o una concepci¨®n de la naturaleza o la vida. La variedad del arte tiene que ver con diferencias de gusto, y el gusto puede educarse, pero no imponerse. Seg¨²n Bozal, la experiencia est¨¦tica tiene grados, de intensidad, de complejidad y, en lo que respecta al arte, de comprensi¨®n. Pero las obras de arte no obligan, invitan. Solo cabe exigir a quienes las producen y a quienes las contemplan honestidad y valent¨ªa para mirar m¨¢s all¨¢ de la superficie, a lo que no se quiere ver, a lo que necesita ser representado y a lo que demanda nuestra reacci¨®n como seres sensibles y morales. Seg¨²n Bozal, la respuesta est¨¦tica suele ser tambi¨¦n una respuesta ¨¦tica. La educaci¨®n del gusto es tambi¨¦n una obligaci¨®n moral. Tambi¨¦n en esto era un ilustrado.
Babelia
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