Jon Batiste, el m¨²sico que derrot¨® a Taylor Swift en los Grammy: ¡°Mi nuevo disco es como ¡®El padrino 2¡±
El estadounidense, ganador del Oscar por la banda sonora de ¡®Soul¡¯, publica su trabajo m¨¢s ambicioso con colaboraciones de Lana del Rey, Kenny G o la catalana Rita Pay¨¦s
Hace quince a?os, la primera vez que Jon Batiste visit¨® Espa?a con la banda de Cassandra Wilson, era poco m¨¢s que una gran promesa del jazz: un pianista de 21 a?os, con apellido ilustre para los conocedores de los ¨¢rboles geneal¨®gicos de la tradici¨®n en su Nueva Orleans natal, aunque desconocido para la mayor¨ªa, que brillaba con un talento inmenso cada vez que acercaba los dedos al teclado. Hoy, Batiste (Louisiana, 36 a?os) es mucho m¨¢s que un m¨²sico brillante. Se ha convertido en un icono, uno de los grandes referentes de la cultura negra en Estados Unidos y, en definitiva, en algo que ning¨²n jazzista, por mucho talento que tenga, aspira a ser: una superestrella.
A lo largo de la pasada d¨¦cada, Batiste pas¨® de buscarse la vida y autoeditar sus discos a protagonizar una espiral de hitos que lo han llevado hasta lo que es hoy: de aparecer en algunos episodios de la serie Treme a fichar con su grupo Stay Human como banda residente en el televisivo The Late Show with Stephen Colbert, firmar con el sello Verve y crecer ¨¢lbum a ¨¢lbum o explotar definitivamente con su participaci¨®n en la pel¨ªcula de Pixar Soul y con su ¨¢lbum We Are, un colosal cat¨¢logo de influencias negras, del jazz al soul o hip hop. Aparte de ganar el Oscar y el Globo de Oro con la banda sonora de la pel¨ªcula, el a?o pasado acumul¨® un total de 11 nominaciones en los Grammy y gan¨® cinco premios, incluido uno extremadamente relevante y representativo: el de ?lbum del A?o con We Are, batiendo a gigantes del pop como Billie Eilish, Taylor Swift o Justin Bieber.
Llegados a este punto, est¨¢ claro que Batiste ya no es solo un brillante m¨²sico de jazz, sino un artista transversal que se nutre de todo tipo de m¨²sicas y que se dirige a audiencias masivas. As¨ª lo sentencia su nuevo ¨¢lbum, World Music Radio (se publica el 18 de agosto), con el que da un salto apabullante hacia el pop global, apoyado en un sonido contempor¨¢neo y radiable, con la firme intenci¨®n de no renunciar a una visi¨®n y concepto art¨ªsticos, tal y como el artista cuenta a EL PA?S por videollamada: ¡°Siempre he intentado coger todo lo que s¨¦ y me ha inspirado, y crear una versi¨®n personal que sintetice todo ello en algo nuevo. Pero si hablamos ¨²nicamente de m¨²sica no es toda la verdad, porque mi objetivo es transmitir lo que hago como una unidad que contin¨²a creciendo y evolucionando para ser parte de la cultura contempor¨¢nea. Esto es para lo que creo que soy bueno de forma natural, y el lugar que ocupo en la cultura, porque tengo la capacidad de hacerlo de forma aut¨¦ntica y amo hacerlo¡±.
A pesar de cierto aire esot¨¦rico en su reflexi¨®n, es indudable que Batiste ten¨ªa los mimbres para acometer esa trayectoria, porque llegar a donde est¨¢ hoy no es cuesti¨®n de talento, ni de suerte, ni de pulsar los botones adecuados en la propia carrera, sino una afinada combinaci¨®n de todos estos factores. Podr¨ªamos decir que Batiste siempre lo tuvo, pero es innegable que jug¨® un gran papel el momento y el lugar en que se crio: ¡°Mi evoluci¨®n comienza en el hecho de haber nacido en una familia musical de Nueva Orleans, pero tambi¨¦n en la particularidad de que mis primeras influencias musicales fueron la m¨²sica de videojuegos y Bach, cuando empec¨¦ a estudiar piano cl¨¢sico. Aparte, despu¨¦s estudi¨¦ tambi¨¦n con cuatro veteranos del jazz contempor¨¢neo y la vanguardia de Nueva Orleans: Ellis Marsalis, Alvin Batiste, Kidd Jordan y Clyde Kerr Jr¡±. Cuando ten¨ªa 12 a?os, Batiste estaba metido en todos estos ¨¢mbitos musicales, adem¨¢s de ¡°escuchar todo lo que sonaba en la radio: m¨²sica soul y artistas de rap como Juvenile, Lil Wayne, Mannie Fresh, Master P¡¡±.
Con este caldo de cultivo es natural pensar que a Batiste el jazz iba a, digamos, qued¨¢rsele peque?o tarde o temprano, y por esto un ¨¢lbum tan variado como We Are, lleno de influencias afroamericanas de todo tipo, moderno y tradicional al mismo tiempo, supuso la cristalizaci¨®n de todas las m¨²sicas con las que creci¨®. Sin embargo, el salto estil¨ªstico a World Music Radio es abrumador, y escuch¨¢ndolo es dif¨ªcil no pensar en un claro anhelo comercial que tiene m¨¢s que ver con la mercadotecnia que con la m¨²sica. Seg¨²n Batiste el fondo del ¨¢lbum es creativo, aludiendo a una cuesti¨®n de medios a su alcance: ¡°Mi ¨¢lbum de 2013, Social Music, quer¨ªa ser lo que hoy es World Music Radio, pero entonces a¨²n no estaba en el lugar que ten¨ªa que estar. Para m¨ª es como las pel¨ªculas de El padrino: We Are ser¨ªa como la primera de la saga, que nadie sab¨ªa que iba a convertirse en lo que acab¨® siendo, y tuvo un mont¨®n de desaf¨ªos durante su producci¨®n. Cuando tuvo un enorme ¨¦xito, hubo un gran presupuesto disponible para hacer la segunda parte, y en ese sentido World Music Radio es como El padrino 2. Mi visi¨®n art¨ªstica no ha cambiado, solo ha ido evolucionando desde 2013, con aquel concepto que represent¨® Social Music¡±.
Aparte del concepto, la aspiraci¨®n global de Batiste est¨¢ perfectamente representada en la lista de colaboradores invitados en World Music Radio, tan variada que llega a aunar en el mismo tema al rapero J.I.D, las estrellas del k-pop New Jeans o el cantautor colombiano Camilo. Ante semejante combinaci¨®n la cosa podr¨ªa no tener pies ni cabeza, m¨¢s all¨¢ de ese inter¨¦s comercial que sobrevuela el disco, aunque Batiste incide en su f¨¦rrea direcci¨®n art¨ªstica: ¡°Yo he tomado todas las decisiones creativas. Es un disco conceptual, muy narrativo, y quer¨ªa seleccionar cada colaboraci¨®n como en el casting de una pel¨ªcula. Hasta que cre¨¦ y estructur¨¦ el ¨¢lbum no supe a qui¨¦n necesitaba en cada tema. Hay cosas que vienen de lejos: pens¨¦ que Kenny G, a quien conozco desde hace mucho, ser¨ªa incre¨ªble invitarlo a tocar la manifestaci¨®n musical del vuelo de una mariposa¡±.
Tambi¨¦n hay otras colaboraciones que surgieron inadvertidamente, como la de Lana Del Rey (junto a quien Batiste ya aparece en Candy Necklace, uno de los temas de su ¨²ltimo ¨¢lbum): ¡°El productor Rick Rubin me invit¨® a sus estudios Shangri-La en Malibu para el primer mes de grabaci¨®n, y todo el tiempo pasaban por all¨ª m¨²sicos, productores, amigos¡ En aquellas sesiones se grab¨® Life Lesson, que realmente no formaba parte de la narrativa del ¨¢lbum, por eso aparece al final. Y aunque no est¨¢ integrada en el concepto, la canci¨®n est¨¢ hermanada con el resto del ¨¢lbum porque surgi¨® en las mismas sesiones¡±.
Otra colaboraci¨®n sorprendente es la de la catalana Rita Pay¨¦s; ?c¨®mo llega su nombre, mucho menos popular que el del resto de colaboradores, hasta Batiste? ¡°Rita es una incre¨ªble cantante y trombonista. Yo no la conoc¨ªa, pero mi productor ejecutivo, Ryan Lynn, me dijo que ten¨ªa que escucharla, y seg¨²n lo hice lo tuve claro: ?era perfecta!¡±.
S¨ª, no hay duda de que Batiste y su m¨²sica han evolucionado y, aunque el nuevo disco resultar¨¢ demasiado disruptivo para algunos de sus seguidores, el artista tiene claro que se encuentra en el lugar en el que quiere estar, y por primera vez en toda su carrera profesional, despu¨¦s de dejar la televisi¨®n el a?o pasado, se est¨¢ concentrando al 100% en su propia m¨²sica: ¡°Nunca he girado con mis proyectos propios, ni he grabado ninguno de mis ¨¢lbumes sin tener al mismo tiempo grandes obligaciones... hasta ahora. Los tres a?os que pasaron desde que me gradu¨¦ hasta que empec¨¦ a trabajar en televisi¨®n estaba sin blanca, intentando mantener una banda a flote y conseguir algo de dinero para grabar un ¨¢lbum en el metro de Nueva York. Desde ah¨ª pas¨¦ a estar en televisi¨®n durante siete a?os seguidos, tocar m¨¢s de 200 conciertos al a?o, trabajar en bandas sonoras, y produciendo mis propios ¨¢lbumes al mismo tiempo. As¨ª que dejar la televisi¨®n y concentrarme en mi obra es todo un cambio, y voy a aprovecharlo¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.