Ivor Bolton revela el sonido de ¡®Medea¡¯ en el Teatro Real
El coliseo madrile?o apuesta por una versi¨®n ideal de la ¨®pera de Cherubini con una brillante direcci¨®n musical para inaugurar la temporada, aunque no acierta ni con la producci¨®n esc¨¦nica ni con el reparto
Del Cielo de Madrid al infierno de Medea. La noche de apertura de la nueva temporada del Teatro Real arranc¨® el martes, 19 de septiembre, con la inauguraci¨®n de la instalaci¨®n de Jaume Plensa, proyectada sobre la c¨²pula de su sala principal. Y culmin¨®, tres horas m¨¢s tarde, con el incendio que cerraba el estreno de la nueva producci¨®n de Paco Azor¨ªn de la ¨®pera de Luigi Cherubini, que cont¨® con un auditorio repleto de personalidades y autoridades, presidido por los Reyes.
El Teatro Real sigue la estela de otros grandes coliseos al incorporar este hist¨®rico t¨ªtulo, de 1797, como apertura de una nueva temporada. La Metropolitan Opera de Nueva York abri¨® la pasada campa?a con Medea, aunque en su revisi¨®n decimon¨®nica traducida al italiano. Y la Staatsoper de Berl¨ªn inici¨®, en 2018, la temporada previa a la pandemia con una nueva producci¨®n de la versi¨®n original en franc¨¦s de esta ¨®pera con di¨¢logos hablados.
Pero el teatro espa?ol ha apostado por una versi¨®n de Medea m¨¢s interesante y arriesgada. Se trata del proyecto que tanto Cherubini como su libretista, Fran?ois-Beno?t Hoffman, hubieran querido realizar: una verdadera trag¨¦die lyrique con recitativos acompa?ados por la orquesta y no con di¨¢logos hablados. Para ello se han incorporado los recitativos compuestos por el music¨®logo y director historicista Alan Curtis. Unas intervenciones que la editorial Boosey & Hawkes a?adi¨® a la excelente edici¨®n cr¨ªtica de Heiko Cullmann y que tan solo hab¨ªan sido utilizadas por la ?pera de Ulm, en febrero de 2015, pocos meses antes del fallecimiento del propio Curtis.
El resultado resuelve el problema de un t¨ªtulo fundamental en la historia del g¨¦nero. Una ¨®pera tildada por la revista La d¨¦cade philosophique, litt¨¦raire et politique, tras su estreno, como ¡°un nuevo tipo de espect¨¢culo que no es ni comedia, ni drama, ni tragedia, ni op¨¦ra-comique, ni grand op¨¦ra, sino una mezcla bastante dispar de tragedia cantada y tragedia hablada¡±. Un h¨ªbrido admirable que cont¨® con un excelente libreto, lleno de bellos alejandrinos, en que Hoffman sintetiz¨® la tradici¨®n cl¨¢sica del mito de la hechicera (Eur¨ªpides) y lo fusion¨® con la tradici¨®n teatral francesa (Corneille, Longepierre y Cl¨¦ment). Y una novedosa partitura donde Cherubini profundiza en los hallazgos expresivos de Gluck, le insufla el dramatismo franc¨¦s y a?ade una pizca de lirismo italiano.
Pero la f¨®rmula de Medea con di¨¢logos hablados fracas¨® en Francia. Triunf¨® en alem¨¢n avanzado el siglo XIX, pero con los referidos di¨¢logos transformados en recitativos de estilo wagneriano. Una versi¨®n traducida despu¨¦s al italiano que Maria Callas inmortaliz¨®, entre 1953 y 1962, en 31 legendarias funciones y una grabaci¨®n en estudio (aparte de protagonizar la pel¨ªcula de Pasolini basada en la tragedia de Eur¨ªpides, en 1969). El Teatro Real ha querido homenajear con esta nueva producci¨®n de Medea a la diva grecoamericana en su centenario, aunque sin renunciar a la especulaci¨®n de lo que habr¨ªa sido una versi¨®n ideal de esta ¨®pera.
El director de orquesta Ivor Bolton se convirti¨® en el gran triunfador del estreno. Ya en la admirable obertura escuchamos la dosis precisa de furia, vivacidad y lirismo desde el foso. Y todo lo que sigui¨® fue siempre interesante y atractivo. No solo extrajo de la Orquesta Titular del Teatro Real el tono opaco, fluido, articulado, bullicioso y lleno de contrastes ideal para Cherubini, sino que supo manejar con imaginaci¨®n los juegos de tonalidades que plantea la obra. Ese fa menor que impregna la obertura y adelanta el terrible parricidio de su final. Pero tambi¨¦n su hom¨®nimo, fa mayor, que representa a Creonte, el rey de Corinto que se enfrenta a la hechicera, mientras que re menor, su relativo, es la tonalidad de Medea.
Bolton elev¨® las introducciones orquestales de los dos actos siguientes. Un sobrecogedor retrato del inframundo, al inicio del segundo acto, lleno de bruscas disonancias y choques din¨¢micos. Y, sobre todo, una inolvidable tormenta, al inicio del tercero, plagada de violentos contrastes como representaci¨®n sonora del terror. Su direcci¨®n aport¨® coherencia a las breves pero importantes intervenciones de Curtis en las partes habladas. Obviamente, escuchamos una selecci¨®n de los alejandrinos del libreto en recitativo, pero tambi¨¦n logros orquestales interesantes, como la dram¨¢tica entrada de Medea, en el primer acto, o conexiones con coros y con arias que sonaron en perfecta sinton¨ªa con la m¨²sica de Cherubini.
El otro protagonista de la noche fue el Coro Titular del Teatro Real, que brill¨® en cada una de sus intervenciones. Ya fuese amplificando el di¨¢logo entre los protagonistas, vinculado a marchas y ceremonias o aportando un tono luctuoso en momentos de m¨¢xima intensidad. Un inmejorable estreno para su nuevo responsable, Jos¨¦ Luis Basso, aunque el conjunto ha convocado paros parciales que afectar¨¢n a las funciones de los d¨ªas 22, 23 y 25 de septiembre.
La brillantez de los conjuntos estables de coro y orquesta contrast¨® con un reparto marcado por la irregularidad. La soprano Maria Agresta sorte¨® las terribles dificultades vocales de Medea con agudos a menudo tensos y a veces forzados, pero no fue capaz de transmitir la complejidad psicol¨®gica del personaje. Escuchamos sus mejores intervenciones en los d¨²os con Jas¨®n, como en Perfides ennemis qui conspirez ma peine, que cerr¨® el primer acto. La soprano Sara Blanch fue una excelente Dirc¨¦ y asegur¨® todas las coloraturas de su aria Hymen! Viens dissiper une vaine frayeur, que cont¨® con el brillante solo de flauta de Pilar Constancio. Y la mezzo Nancy Fabiola Herrera resolvi¨® con musicalidad la bell¨ªsima aria de la esclava N¨¦ris, Ah! Nos peines seront communes, donde tambi¨¦n destac¨® al brillante solo de fagot de Francisco Alonso. Pero todo fue peor en el apartado masculino. El tenor Enea Scala fue un Jas¨®n de voz fea, vibrato excesivo y tensos agudos, y el bajo Jongmin Park cant¨® un solvente Creonte, aunque con escasa credibilidad dram¨¢tica.
La direcci¨®n esc¨¦nica de Paco Azor¨ªn result¨® superficial y sensacionalista. Empez¨® mal al mostrarnos la innecesaria escena de Medea degollando a sus dos hijos, antes de iniciarse la obertura. Y su escenograf¨ªa, que evocaba el t¨¢rtaro o infierno mitol¨®gico por medio de una alt¨ªsima estructura de escaleras con ascensor, no aport¨® fluidez ni ayud¨® a resolver la superposici¨®n de escenas que plantea la obra, como en el final del segundo acto, en que Medea comenta la procesi¨®n nupcial de Jas¨®n y Dirc¨¦.
Tampoco hubo una precisa direcci¨®n de actores. El intemporal vestuario de Ana Garay incurri¨® en demasiados lugares comunes para ayudar a la caracterizaci¨®n de los personajes. La iluminaci¨®n de Pedro Yag¨¹e combin¨® bien con el tono l¨²gubre de la m¨²sica. Y el movimiento esc¨¦nico de Carlos Martos de la Vega no contribuy¨® a intensificar el drama con una figurante como doble de Medea, ni convirtiendo a las tres eum¨¦nides en traceurs de parkour o dando un excesivo protagonismo a los dos hijos de Medea y Jas¨®n. De hecho, Azor¨ªn justifica ese protagonismo, dentro del programa de mano, y consigue que el p¨²blico se identifique con ellos. Pero lo que no consigue, por desgracia, es que la tragedia de Hoffman y Cherubini impacte y conmueva.
Medea
Música de Luigi Cherubini. Libreto de François-Benoît Hoffman. Maria Agresta (soprano), Enea Scala (tenor), Nancy Fabiola Herrera (mezzosoprano), Jongmin Park (bajo), Sara Blanch (soprano). Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección musical: Ivor Bolton. Dirección de escena: Paco Azorín. Teatro Real, 19 de septiembre. Hasta el 4 de octubre.
Babelia
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