Cuando la literatura y el documental alertan sobre los abusos sexuales incestuosos
El libro ¡®Triste tigre¡¯, de Neige Sinno, una de las sensaciones de la ¡®rentr¨¦e¡¯ literaria en Francia, y un documental televisivo de Emmanuel B¨¦art dan un nuevo impulso a las denuncias de violaciones a menores en la familia
Hay un momento, en el documental de la actriz Emmanuelle B¨¦art sobre los abusos incestuosos a menores, en el que una mujer llamada Norma explica que de ni?a su abuelo la violaba. Y con sus confesiones aboca a la propia actriz y al espectador a un abismo vertiginoso, similar al que en los ¨²ltimos a?os han planteado en Francia testimonios literarios como los de Christine Angot y Camille Kouchner.
Recuerda Norma en el documental Un silence si bruyant (Un silencio tan ruidoso), estrenado este domingo en la cadena privada francesa M6, los abusos de su abuelo a lo largo de los a?os. Y entonces dice con espanto: ¡°Un d¨ªa, tengo 12 a?os. Y siento placer. Sexual¡±. B¨¦art se pregunta: ¡°?C¨®mo es posible sentir placer sexual durante la violaci¨®n? Yo no recuerdo haber sentido nada. Yo estaba como anestesiada¡±.
El documental mezcla el testimonio de B¨¦art con el de tres mujeres y un hombre que hablan a cara descubierta sobre los abusos perpetrados por adultos en familia. La actriz de pel¨ªculas como Manon des sources explica que fue v¨ªctima de incesto entre los 11 y los 15 a?os. En el documental no ofrece pistas sobre qui¨¦n la agredi¨®. En todo caso, deja claro que no fue su padre, el cantautor Guy B¨¦art. Prefiere dar voz a otras v¨ªctimas, a las que entrevista junto a la cineasta Anastasia Mikova.
La fuerza del testimonio Norma viene de su capacidad para afrontar el pasado sin escudo, de un modo que recuerda a lo que cuentan Kouchner en La familia grande o Angot en El viaje al Este, ambos publicados en franc¨¦s en 2021, o El consentimiento, de Vanessa Springora, editado el a?o anterior. Con el documental y el reci¨¦n publicado Triste tigre, de la escritora francesa afincada en M¨¦xico Neige Sinno, Francia vive una nueva ola de documentos autobiogr¨¢ficos sobre los abusos incestuosos despu¨¦s de una primera ola, hace dos o tres a?os. Si en Estados Unidos el movimiento Me Too avanz¨® a golpe de investigaciones period¨ªsticas, en Francia las denuncias han encontrado su principal plataforma en los libros, algunos de alta calidad literaria. Han servido para sacar a la luz las violencias sexuales contra ni?os y ni?as: 160.000 v¨ªctimas cada a?o en este pa¨ªs, seg¨²n la Comisi¨®n Independiente sobre el Incesto y las Violencias Sexuales a Menores (Ciivise).
Es el caso de Triste tigre, aplaudida por la cr¨ªtica m¨¢s exigente y seleccionada en la primera ronda del Premio Goncourt, una obra que da un giro a anteriores aproximaciones al incesto. Un giro, primero, en el escenario, el ambiente social, distinto de Springora o Kouchner.
¡°Excepto en el caso de los artistas, solo en el de los curas hemos asistido a tal impunidad¡±, lamentaba Springora en El consentimiento, donde relataba c¨®mo fue seducida por el escritor Gabriel Matzneff. Ella ten¨ªa 14 a?os; ¨¦l, 50. El ambiente era el mundo literario de Saint-Germain-des-Pr¨¨s, pr¨®ximo tambi¨¦n al de La familia grande, donde Kouchner expon¨ªa los abusos a su hermano mellizo por parte de su padrastro, el famoso constitucionalista y antiguo eurodiputado socialista Olivier Duhamel.
Neige Sinno, en cambio, viv¨ªa en la Francia rural ¨Cun pueblo en los Alpes¨C y en una familia con medios econ¨®micos escasos. Su padrastro era fan de Johnny Hallyday, el rockero de la Francia popular que la autora acab¨® detestando por ver en ¨¦l un reflejo de su verdugo: ¡°Todo este teatro del hombre valiente con el coraz¨®n puro, un tipo duro que en el fondo es tierno, un macho que sufre...¡±.
El segundo giro de Sinno es literario. Triste tigre no es solo una descripci¨®n de los abusos a los que la someti¨® el padrastro siendo ella ni?a, y por los que fue condenado a nueve a?os de prisi¨®n. Tambi¨¦n es un ensayo sobre obras como Lolita, de Vlad¨ªmir Nabokov: ¡°Lo que me gusta en esta novela, al tiempo que me perturba profundamente, es jugar a entrar en la cabeza de alguien que hace el mal deliberadamente, que sabe que est¨¢ destruyendo otro ser e igualmente contin¨²a.¡± Y es una reflexi¨®n sobre la utilidad de la literatura. Porque escribir de los abusos es dif¨ªcil: ¡°No porque me devuelva episodios dolorosos (...), sino porque esta realizaci¨®n, en la que pone todo su esfuerzo, su buena voluntad, sus a?os de lecturas, su coraz¨®n y su alma, es de nuevo un proyecto del agresor, en cuyo centro se encuentra, que casi ha predicho y deseado¡±.
Hay un cap¨ªtulo titulado Mis razones para no querer escribir este libro: ¡°1) No especializarse en la escritura sobre la violaci¨®n; 2) A priori, desconf¨ªo de los libros con temas, y aqu¨ª es dif¨ªcil escapar a ellos. ?C¨®mo escribir algo nuevo, est¨¦ticamente v¨¢lido si el tema te aplasta?; 3) Me gustar¨ªa hacer otra cosa, me gustar¨ªa pensar en otra cosa, tener otra vida con otro centro¡±. Y as¨ª contin¨²a hasta el punto 7: ¡°No creo en la escritura como terapia. Y si existiese, la idea de curarme con el libro me asquea¡±.
Sinno se debate entre la ambici¨®n literaria y el reconocimiento de que lo suyo es un testimonio. ¡°Estoy de acuerdo con los cr¨ªticos exigentes que rechazan ceder al sensacionalismo, a la emoci¨®n, al relato compasivo¡±, escribe. ¡°De otro lado, hacer arte con mi historia me asquea¡±. Unas l¨ªneas m¨¢s adelante, afirma: ¡°Al abandonar el terreno protegido de la ficci¨®n, temo que lo ¨²nico que vaya a ocurrirme con este libro sea que me inviten a programas de radio sobre el incesto, en el que se me pedir¨¢ resumir en un lenguaje todav¨ªa m¨¢s simple que el del libro lo que en ¨¦l se dice para que los auditores distra¨ªdos y desganados no tengan que esforzarse en leerlo¡±.
Triste tigre tiene en com¨²n, con los antecedentes literarios y el documental, una actitud: el coraje de lanzarse a examinar y contar ¡°este amor que forzosamente uno ha sentido, de esta atracci¨®n que uno mismo ha suscitado¡±, como escribe Springora. ¡°Para m¨ª era evidente que nunca consent¨ª, en ning¨²n momento, y mi padrastro lo ha confirmado¡±, dice Sinno. ¡°De otro lado, ¨¦l no paraba hasta que yo ten¨ªa un orgasmo (...). Al darme placer me hac¨ªa c¨®mplice de mi violaci¨®n¡±. Apunta Kouchner: ¡°Cuando un adolescente dice s¨ª a quien le educa, es incesto. Dice s¨ª en el momento en que nace su deseo. Dice s¨ª porque conf¨ªa en ti y en tu est¨²pido aprendizaje. La violencia consiste en aprovecharse, ?comprendes?¡±
Y aqu¨ª los libros, y los testimonios de Un silencio tan ruidoso, tocan el n¨²cleo de la cuesti¨®n: el consentimiento. Desde 2021, en parte gracias a los libros de Springora y Kouchner, ya no es necesario en Francia dirimir si hubo o no consentimiento cuando la v¨ªctima es un menor de 15 a?os, o de 18 en caso de incesto; la ley dice que por debajo de estas edades, no existe el consentimiento.
Pero quedan techo por recorrer, seg¨²n Emmanuelle B¨¦art. Ella lamenta no haber denunciado a su agresor. ¡°Yo no habr¨ªa soportado asumir el riesgo de escuchar que no hab¨ªa sucedido nada¡±, dice. ¡°Si no se escucha al ni?o, puede encerrarse en un silencio eterno, con todos los desastres que esto provoca¡±. El mensaje del documental, y el de los libros: hablar antes de que sea tarde, y escuchar al menor. Protegerlo.
Babelia
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