Max Oppenheimer: cuando ser pionero del expresionismo no es suficiente para triunfar
El Leopold Museum de Viena rescata del olvido al pintor vanguardista con la mayor retrospectiva dedicada al artista hasta la fecha
Max Oppenheimer (Viena, 1885-Nueva York, 1954) fue un referente clave para Egon Schiele y un enemigo a batir para Oskar Kokoschka. Retrat¨® al doctor Sigmund Freud, al arquitecto Adolf Loos, al compositor Ferruccio Busoni, a los escritores Thomas Mann, Arthur Schnitzler o Peter Altenberg con un pincel radical que luego se conocer¨ªa como expresionista. Experiment¨® con el cubismo y el futurismo; protagoniz¨® exposiciones en Berl¨ªn, M¨²nich, Par¨ªs, Z¨²rich o Viena; cre¨® arte nihilista para el revolucionario Cabaret Voltaire de Z¨²rich y arte degenerado seg¨²n el nazismo. Muri¨® en la pobreza de un oscuro apartamento neoyorquino en el exilio. Y hasta ahora.
En Viena, su ciudad natal, el Leopold Museum presenta una deslumbrante retrospectiva, Max Oppenheimer. Pionero expresionista, hasta el 25 de febrero de 2024, que ha logrado reunir casi 200 obras del artista. No era una tarea f¨¢cil, dado el nomadismo centroeuropeo de Oppenheimer, el apego destructor de los nazis y el caos de dos guerras mundiales. La sala principal del hipogeo exhibe los retratos que forjaron el movimiento expresionista a comienzos del siglo XX, y la muestra enseguida conduce a su sonada disputa con Kokoschka. Aunque el concepto parece novedoso, el fen¨®meno de las ¡°cancelaciones¡± viene de antiguo. Kokoschka acus¨® a su colega de plagio y anim¨® a sus correligionarios a boicotear su obra. Entre ellos se encontraban dos de las figuras m¨¢s creativas e incendiarias en lengua alemana, el escritor sat¨ªrico Karl Kraus y la poeta col¨¦rica Else Lasker-Schuler, popular por sus ataques de ira, que se lanzaron a una campa?a sin precedentes de acoso y derribo para satanizar a Oppenheimer. El escritor Heinrich Mann sali¨® en su defensa, pero la sentencia ¡°Oppenheimer copia a Kokoschka¡± se viraliz¨® en el ambiente innovador de las vanguardias.
Suced¨ªa, adem¨¢s, en un momento en el que para los industriales acaudalados ser un mecenas espl¨¦ndido era una cuesti¨®n de honor. Entre sus maniobras, el cen¨¢culo ¨ªntimo de OK ¡ªcomo firmaba Kokoschka¡ª intent¨® sin ¨¦xito cancelar la exhibici¨®n de MOPP ¡ªcomo lo hac¨ªa Oppenheimer¡ª en el sal¨®n de arte Paul Cassirer, su presentaci¨®n oficial ante el p¨²blico berlin¨¦s. ¡°Fue muy injusto y, en mi opini¨®n, provocado por los celos de Kokoschka¡±, dice Hans-Peter Wipplinger, comisario de la retrospectiva y director del Leopold Museum. ¡°Kokoschka no toleraba que otro dios de la pintura le hiciera sombra e instrumentaliz¨® a su c¨ªrculo cerrado para denunciarle. No hay que olvidar que Oppenheimer era una personalidad famosa en la d¨¦cada de 1910¡å.
Las obras en duelo comparten pared en el Leopold Museum: el p¨®ster creado por Oppenheimer para su primera exposici¨®n individual en la prestigiosa galer¨ªa Thannhauser de M¨²nich en 1911 y el que confeccion¨® su antiguo amigo un a?o antes para la revista berlinesa Der Sturm, icono de la eclosi¨®n del expresionismo.
En la sala siguiente se celebra la amistad entre Schiele y Oppenheimer. El Leopold Museum est¨¢ ligado ¨ªntimamente a la figura del primero (una pasi¨®n compartida con el Albertina y el Belvedere). Posee una colecci¨®n de 43 pinturas y m¨¢s de 200 acuarelas, dibujos y grabados, la m¨¢s importante del mundo. Ambos artistas compartieron atelier en Viena, se retrataron mutuamente, desafiaron el hormig¨®n de las convenciones sexuales de la ¨¦poca y tuvieron como modelo de conducta al poeta franc¨¦s Arthur Rimbaud. La influencia de Oppenheimer fue crucial en la decisi¨®n de Schiele de abandonar a Klimt y desarrollar su expresividad distintiva.
Fue una polinizaci¨®n de ida y vuelta. Una de las piezas estrella de la exposici¨®n es un autorretrato de Oppenheimer de 1911 que durante d¨¦cadas se crey¨® perdido y que se expone por primera vez al p¨²blico en 110 a?os. El museo lo adquiri¨® en agosto, tras negociar un acuerdo con un coleccionista privado y los leg¨ªtimos herederos de Oskar Reichel, m¨¦dico y marchante jud¨ªo que, tras el Anschluss, la anexi¨®n de Austria al Tercer Reich en 1938, fue perseguido por los nazis y muri¨® en Viena en 1943. En el lienzo resulta dif¨ªcil no relacionar el dibujo del quebranto en la mano con Schiele.
Mientras el mundo conocido se desmoronaba en la Gran Guerra, Oppenheimer, un dandi anarcopacifista ¡ª¡±un eterno outsider que anhelaba la sociabilidad¡±, en palabras de Wipplinger¡ª, se refugiaba en Suiza y se entreten¨ªa fundando el dada¨ªsmo con artistas de diferentes nacionalidades. En Z¨²rich particip¨® activamente en el programa nihilista del Cabaret Voltaire.
Se instal¨® en Berl¨ªn en varias ocasiones en busca de una mayor tolerancia a su homosexualidad y del hervidero art¨ªstico que relev¨® a Viena como capital cultural en los dorados a?os veinte. Frecuent¨® la sede de la bohemia en el barrio de Charlottenburg, el Romanisches Caf¨¦, conocido como el olimpo de las artes in¨²tiles, y experiment¨® con la ¡°nueva objetividad¡± cuando esta corriente a¨²n no ten¨ªa nombre y con lo que Joseph Roth defini¨® como ¡°la comercializaci¨®n de la alegr¨ªa de vivir¡±. De este periodo son emblem¨¢ticas las pinturas La orquesta y Carrera de seis d¨ªas.
Cuando los nazis asaltaron el poder, Oppenheimer, de ra¨ªces jud¨ªas, que pronto ser¨ªa catalogado como artista degenerado, ten¨ªa las horas contadas en Berl¨ªn. En la exposici¨®n se muestra una fotograf¨ªa an¨®nima en blanco y negro en la que aparece su retrato del antiguo alcalde Gustav B?ss, de 1926, colgado en el escaparate de una taberna de las SA (tropas de asalto del Partido Nazi) para difamarle. Junto a la foto, est¨¢ el lienzo original.
Oppenheimer regres¨® a Viena, pero el Anschluss le forz¨® a huir de nuevo, primero a Suiza y luego a Estados Unidos. Dejaba sus mejores obras en Austria sin saber si alguna vez podr¨ªa recuperarlas. El 20 de junio de 1938 escribi¨® a su galerista: ¡°Todos mis dibujos, unas 100 hojas, toda la obra gr¨¢fica y todo lo que dej¨¦ en mi apartamento fue robado, es decir, saqueado¡±.
Le esperaban el exilio, la apat¨ªa y el olvido. ¡°Era necesario abordar una correcci¨®n de la historiograf¨ªa del arte con una retrospectiva a gran escala¡±, afirma Wipplinger, que a?ade: ¡°En el triunvirato del expresionismo austriaco, Egon Schiele y Oskar Kokoschka ocupan siempre el centro y Oppenheimer aparece incomprensiblemente esquinado. Incluso en la escena art¨ªstica desconocen su papel pionero en el desarrollo del retrato psicol¨®gico y el paisaje del alma. A la luz de la exitosa carrera de Oppenheimer y de sus caminos innovadores, sorprende que su obra no solo no fuera reconocida a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas, sino que pr¨¢cticamente se haya desvanecido en el olvido¡±.
Oppenheimer muri¨® en 1954. Tardaron tres d¨ªas en encontrar su cuerpo sin vida en su domicilio neoyorquino.
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