El Guggenheim de Bilbao exhibe una gran retrospectiva de Oskar Kokoschka, el pintor de almas
La exposici¨®n recorre la carrera del artista austriaco, figura clave del panorama pict¨®rico europeo en el siglo XX
Oskar Kokoschka naci¨® en P?chlarn (Austria) en 1886. Sin embargo, se trata de un pintor intr¨ªnsecamente ligado a la historia del continente europeo, algo que se demuestra en la exposici¨®n retrospectiva dedicada a su vida, Oskar Kokoschka: un rebelde de Viena, que se inaugura en el Museo Guggenheim de Bilbao este viernes 17 de marzo y estar¨¢ disponible hasta el 3 de septiembre de 2023. Kokoschka fue una figura clave del panorama pict¨®rico europeo en el siglo XX hasta su muerte en 1980 ¡ªaunque tambi¨¦n escribi¨® obras de teatro, como Asesino, esperanza de las mujeres, que marcaron la tendencia expresionista literaria del momento y cre¨® poemas y relatos¡ª. Su trazo innovador, grueso y espont¨¢neo permiti¨® que sus retratos ¡ªque no solo reservaba a las personas¡ª se volvieran su se?a de identidad, porque parec¨ªan reflejar el alma del objeto dibujado.
La muestra, una de las pocas dedicadas enteramente al artista fuera de un pa¨ªs germanoparlante, recorre cronol¨®gicamente las distintas etapas de su vida y, por ende, de su obra: desde sus comienzos como enfant terrible en Viena, pasando por su etapa en Dresde, donde fue catedr¨¢tico de Bellas Artes, su periodo de viajes, su estancia en Praga, donde vio el peligro nazi crecer en los a?os treinta, su exilio a Londres durante la Segunda Guerra Mundial, hasta finalmente el resto de su vida en Suiza, donde desarroll¨® la idea de un proyecto europeo. Como se?alaba Silvia Churruca, directora de comunicaci¨®n de la Fundaci¨®n BBVA, que patrocina esta exposici¨®n, se inaugura en un momento en el que la guerra ha vuelto al viejo continente y, advierte, ¡°es esencial ver las huellas del conflicto en las obras de este pintor humanista¡±.
La primera obra que se ve al entrar en la sala es, precisamente, un retrato de 1910. El hombre en cuesti¨®n es Auguste Forel, un entom¨®logo y psiquiatra cuyas manos y rostro destacan en un fondo y ropas desdibujados, casi transl¨²cidos. Esas deformaciones de los rostros y las manos se nutren, entre otras cosas, de una influencia de El Greco. Los comisarios de esta muestra, Dieter Buchhart y Anna Karina Hofbauer, explican que Kokoschka se concentraba en mostrar la verdad de las personas: ¡°Ellos le preguntaban: ¡®?Qu¨¦ pose quiere que adopte?¡¯. Y ¨¦l respond¨ªa que no hac¨ªa falta, que se movieran como sol¨ªan hacerlo¡±. Esa naturalidad se percibe en los ojos de Forel, que tienen una mirada perdida. Al cient¨ªfico no le gust¨® ese retrato y lo rechaz¨®, ya que, seg¨²n le dijo al pintor, no reproduc¨ªa su parecido, sino que era m¨¢s bien como una expresi¨®n de su atm¨®sfera.
A finales de la d¨¦cada de 1910, Kokoschka ya era conocido en la escena intelectual de Viena. Era el protegido del preciosista Gustav Klimt y, a su vez, ¨¦l influenci¨® a un joven Egon Schiele. ¡°Sol¨ªa utilizar t¨¦cnicas muy f¨ªsicas y poco comunes entonces para dibujar, como utilizar sus propias u?as, dedos, o la parte trasera del pincel. Esto le hizo obtener una fama de transgresor¡±, anota Buchhart. Hofbauer a?ade que, aunque muchas obras parezcan inacabadas, no lo est¨¢n, ya que su firma (un ¡°OK¡± evocador para cualquier persona de hoy) cerraba la obra. ¡°Esos espacios en blanco eran otra marca de su modernidad y de su estilo expresionista¡±, justifica la comisaria.
Dos eventos dieron un vuelco a su vida: la Primera Guerra Mundial y su encuentro con la compositora Alma Mahler, que hab¨ªa sido esposa de Gustav Mahler y musa de muchos artistas como Klimt o el arquitecto Walter Gropius. Su amor con Mahler fue tan apasionado como tormentoso (se mandaron m¨¢s de 400 cartas en sus dos a?os de relaci¨®n) y su ruptura le impuls¨® a alistarse al ej¨¦rcito tras estallar la guerra. Sin embargo, en esta exposici¨®n solo hay una obra de su gran amor: un dibujo de 1913 de tiza negra sobre papel. ¡°Nos gustar¨ªa haber incluido su cuadro m¨¢s c¨¦lebre de Alma Mahler, pero el museo nacional de arte moderno de Tokio no nos lo prest¨®. As¨ª que optamos por exponer algo m¨¢s ¨ªntimo, como este dibujo¡±, aclara Buchhart.
A pesar de esa ausencia, su tumultuosa relaci¨®n se ve reflejada en cuadros como Pintor con mu?eca (1922) o El manantial (1922-1938). Para superar su ruptura, Kokoschka mand¨® a la fabricante de decorados teatrales Hermine Moos construir una mu?eca a imagen de la compositora entre 1918 y 1919. Sus directrices eran muy espec¨ªficas: ¡±Permita a mi sentido del tacto disfrutar en aquellos lugares donde las capas de grasa o m¨²sculo repentinamente dan paso a una cubierta fibrosa de piel. [¡] Si es capaz de enga?arme con semejante magia que cuando la vea y la toque imagine que tengo a la mujer de mis sue?os frente a m¨ª, estar¨¦ eternamente en deuda con usted¡±, escribi¨® a Moos en una carta. La figura femenina en esos cuadros presenta la rigidez inquietante de una mu?eca y, en ambos casos, est¨¢n desnudas junto a la figura masculina. Kokoschka acab¨® destruyendo esta reproducci¨®n de Mahler en una fiesta con sus amigos, donde le tiraron alcohol y la decapitaron.
Tras la guerra del 14, en la que el pintor fue herido gravemente en dos ocasiones, se instal¨® en Dresde. ¡°En un autorretrato de 1917 se apunta con el dedo ¨ªndice hacia la herida, cerca del coraz¨®n, donde recibi¨® la bala de una bayoneta. ¡°La grieta f¨ªsica se vuelve tambi¨¦n espiritual y canaliza el trauma que le caus¨® la guerra¡±, interpreta Hofbauer. Gracias al mecenazgo del galerista Paul Cassirer, el artista emprende viajes por Europa, el norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo. Es en esa etapa en la que extiende el concepto de retrato a las urbes (se puede ver c¨®mo ¡°retrata¡± dos versiones de la ciudad que intenta analizar en su serie Marsella, el puerto II y II) y a los animales, por ejemplo, con el magn¨ªfico cuadro de la criatura bastarda Tigr¨®n, que pint¨® en 1926. ¡°Iba a visitar el zoo de Londres y esperaba cada d¨ªa a que apareciera la criatura. El resultado es este cuadro de un animal que no cabe en su lienzo, pero que captura la esencia del animal¡±, sostiene Buchhart.
Al morir su madre, Kokoschka se mud¨® a Praga, donde fue testigo del auge del socialnacionalismo. Los cuadros que cre¨® en este periodo se dividen entre las escenas buc¨®licas que sirven de v¨ªa de escape y entre los que plantan cara al fascismo incipiente. De hecho, el r¨¦gimen nazi catalog¨® su obra como ¡°arte degenerado¡±, a lo que Kokoschka respondi¨® con la cabeza alta en su Autorretrato de un artista degenerado de 1937. Al estallar la guerra, el gobierno austriaco le nombr¨® ¡°persona non grata¡± y se exili¨® a Londres, desde donde denunci¨® la guerra y el fascismo en lienzos peque?os y muy recargados ¡°por la penuria de materiales¡±, explica el comisario. Una de las piezas m¨¢s curiosas de la exposici¨®n es la litograf¨ªa que hace para denunciar los bombardeos de Guernica ?Ayuda a los ni?os vascos!, que dibuja con un trazo suelto y usando los colores primarios.
Kokoschka fue uno de los m¨¢s longevos pintores de su ¨¦poca. Tras la Segunda Guerra Mundial se instal¨® definitivamente en Suiza, donde revisit¨® el arte cl¨¢sico y se inspir¨® en los mitos griegos. Los cuadros de esa ¨¦poca desprenden un mensaje antibelicista, como el cr¨ªtico El ocaso de Europa, en el que dos ranas se funden con un fondo agitado y que simboliza el peligro que corren el continente y la democracia europeos si no se crea una uni¨®n fuerte, o Liberaci¨®n de la energ¨ªa at¨®mica, un alegato en contra de esta arma que encarna un le¨®n que corre a sus anchas en un jard¨ªn donde hay ni?os y mujeres.
El impactante Time, Gentlemen Please cierra la exposici¨®n. No es su ¨²ltimo cuadro (lo pint¨® entre 1971 y 1972), pero s¨ª uno de sus ¨²ltimos autorretratos. El t¨ªtulo es una expresi¨®n inglesa que se utiliza cuando se va a cerrar un pub y es momento de pedir la ¨²ltima. Tras desvelarse fr¨¢gil, herido, desconfiado, desafiante, t¨ªmido a lo largo de su carrera, Kokoschka se muestra aqu¨ª en control de la situaci¨®n: ha llegado el momento de decir adi¨®s y de pasar el relevo a nuevos artistas como Jean-Michel Basquiat que beber¨¢n de su paleta de colores y de su trazo.
'Oskar Kokoschka: Un rebelde de Viena'
Fecha: Del 17 de marzo al 3 de septiembre de 2023.
Lugar: Museo Guggenheim Bilbao.
Comisarios: Dieter Buchhart y Anna Karina Hofbauer en colaboracio?n con Fabrice Hergott y Fanny Schulmann.
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