Pablo Sim¨®n, polit¨®logo: ¡°Me repele la palabra tertuliano¡±
El profesor y analista pol¨ªtico, conocido por su frecuente participaci¨®n en tertulias, lanza el libro ¡®Entender la pol¨ªtica¡¯ (Alfaguara) una amplia introducci¨®n para cualquiera que quiera conocer m¨¢s de la forma en la que nos organizamos
El polit¨®logo Pablo Sim¨®n (Arnedo, 38 a?os), profesor en la Universidad Carlos III, habla con rapidez y precisi¨®n tirando de un disco duro lleno de datos de inter¨¦s y algunos detalles de muy fino humor. Publica el libro Entender la pol¨ªtica. Una gu¨ªa para novatos (Alfaguara) que, en teor¨ªa, es para j¨®venes, pero que le vendr¨ªa muy bien a todo el mundo. Sale mucho en las tertulias de la tele y la gente le reconoce por ah¨ª. La pol¨ªtica le apasiona, eso salta a la vista.
Pregunta. ?C¨®mo se acerc¨® a la pol¨ªtica?
Respuesta. A trav¨¦s de la historia, a la que era aficionado: la Edad Media, el Imperio Romano... Luego me di cuenta de que lo que me gustaba de la historia era la pol¨ªtica. As¨ª me fui enganchando. Tambi¨¦n con videojuegos con elementos pol¨ªticos, como Civilization o Sim City. A diferencia de la pol¨ªtica real te permiten salvar partida y volver a empezar donde lo dejaste.
P. Eso es como cuando repetimos elecciones.
R. S¨ª, pero ojal¨¢ la pol¨ªtica fuera tan sencilla como en los videojuegos.
P. Su libro es una buena introducci¨®n a la pol¨ªtica, muy did¨¢ctica, para los j¨®venes, para los profanos.... Qu¨¦ demonios, para los periodistas.
R. Vimos que lo que hab¨ªa publicado de introducci¨®n a la pol¨ªtica era muy opinativo. Al escribir esta gu¨ªa, preguntando en mi entorno, me di cuenta de que hab¨ªa muchas cosas que la gente no sab¨ªa. Por ejemplo, que el voto vale m¨¢s en Soria que en Madrid. O que para votar en blanco hay que meter el sobre vac¨ªo y no una hojita de papel.
P. Qui¨¦n lo dir¨ªa, sabemos poco de pol¨ªtica.
R. Hay quien la concibe como una abstracci¨®n alejada, pero la pol¨ªtica es mucha gente, a veces con intenciones nobles, a veces malvadas, empujando en direcciones contrapuestas... y a ver qu¨¦ sale. Es ca¨®tica. Algunas veces se consigue hacer una sociedad mejor moviendo el barco solo dos graditos a babor o a estribor.
P. Lo que conocemos es la espuma.
R. Aunque el libro se titule Entender la pol¨ªtica, lo que hace falta en Espa?a es una pol¨ªtica que quiera hacerse entender. Y a veces se da una voluntad deliberada de hacer los procesos oscuros. As¨ª se deja m¨¢s espacio para la manipulaci¨®n. Si se repite mil veces que debe gobernar la lista m¨¢s votada, y la gente no est¨¢ informada, la idea acaba calando.
P. Todo va muy r¨¢pido.
R. La aceleraci¨®n de la pol¨ªtica hace que nos quedemos en las declaraciones y no vayamos a discutir lo profundo. No hablamos de las pol¨ªticas p¨²blicas, de las leyes, de las discusiones de fondo.
P. Nos gusta m¨¢s la politics que la policy. Se dice as¨ª, ?no?
R. S¨ª, politics es lo que hablamos en el d¨ªa a d¨ªa, declaraciones, maniobras, estrategias. Policy son las pol¨ªticas p¨²blicas. Hablamos de partidos y parlamentos, pero pol¨ªtica es tambi¨¦n si recibes una beca, si funciona el transporte p¨²blico, si se revaloriza tu pensi¨®n¡ Nos afecta todos los d¨ªas. Pero nos resulta m¨¢s aburrido.
P. Es que la pol¨ªtica es ahora el deporte nacional.
R. S¨ª, y eso que si uno se fija, los partidos coinciden en much¨ªsimas cosas, pero se quedan en ese 20% de discrepancia para generar el espect¨¢culo de la confrontaci¨®n.
P. Una pol¨ªtica infantilizada.
R. Y es responsabilidad de mucha gente. Los pol¨ªticos que no nos tratan como mayores de edad. Les da miedo hacer pedagog¨ªa: si usted va a tomar una decisi¨®n impopular salga la arena p¨²blica y expl¨ªquemela con buenos argumentos. Los ciudadanos muchas veces no estamos dispuestos a informarnos y tener mentalidad cr¨ªtica, sino que preferimos digerir la papilla que nos dan. Y los medios de comunicaci¨®n, como en el infotainment, simplifican mucho las discusiones entre blanco y negro, sin matices. Todos fallamos.
P. Usted est¨¢ ah¨ª. Ha cumplido el sue?o de todo espa?ol: ser tertuliano.
R. En este ¨¢mbito se cumple el principio de Mateo: al que m¨¢s tiene m¨¢s se le da. Yo empec¨¦ con Pepa Bueno, fui cogiendo soltura, y cuando est¨¢s en una tertulia te van llamando de otra y de otra. Pero me repele la palabra tertuliano.
P. ?No es usted eso que llaman tod¨®logo?
R. No, eso me pone muy nervioso. Yo no hablo de todos los temas, solo de los que tengo un conocimiento experto: cuando no s¨¦, indico al conductor que paso. Pero es que la gente toma a los tertulianos como si fueran Pok¨¦mons. Hay filias, fobias, refuerzo de tus posiciones previas, se buscan voces familiares, se genera familiaridad con los personajes. Eso tambi¨¦n explica por qu¨¦ estamos los mismos en todas partes.
P. Usted parece un tertuliano razonable, m¨¢s que emotivo, en tiempos de emoci¨®n, m¨¢s que de raz¨®n.
R. No solo importa lo que dices, sino c¨®mo lo dices. Puedes dar un juicio categ¨®rico y rotundo sobre Gaza e Israel o plantearle a la gente los dilemas que se presentan, con la incertidumbre correspondiente. La gente tiene que entender que la pol¨ªtica son dilemas, no respuestas.
P. Ese es su valor a?adido.
R. Las opiniones, como suele decirse, son como los culos: todo el mundo tiene uno y piensa que es muy bonito. Mi juicio moral es equivalente al de cualquiera, no tiene especial valor. Si planteo un an¨¢lisis creo que contribuyo a que la gente pueda comprender las cosas.
Puedes dar un juicio categ¨®rico y rotundo o plantear los dilemas que se presentan, con la incertidumbre correspondiente. La pol¨ªtica son dilemas, no respuestas.
P. ?C¨®mo le ha afectado su exposici¨®n p¨²blica?
R. Tiene pros y contras. Lo bueno es que puedo hacer sentir orgullosa a gente a la que quiero, o al menos no les averg¨¹enzo. Lo malo es que me saluda mucha gente por la calle, y mi memoria RAM es cero: no s¨¦ si me saludan porque nos conocemos o porque me han visto en la tele. Eso me genera desconcierto, porque adem¨¢s soy un poco t¨ªmido. Pero he tambi¨¦n he tenido la suerte de conocer a much¨ªsima gente interesante.
P. Las tertulias tambi¨¦n tienen pros y contras.
R. S¨ª, han conseguido atraer a mucha gente a la pol¨ªtica. Pero esa gente a veces llega con las defensas m¨¢s bajas, con niveles de informaci¨®n m¨¢s bajos, y eso les hace propensos a tener posiciones excesivamente simplificadas y perspectivas polarizadas. A veces las tertulias se presentan como un torneo entre unos campeones, de izquierda y derecha, que van a pelear por sus bandos. Pero la pol¨ªtica no tiene por qu¨¦ ser conflicto. Es polaridad. Es gestionar esa polaridad.
P. Hace mucho tiempo se hablaba del pasotismo de la juventud en la pol¨ªtica. ?Ahora?
R. A partir de la crisis econ¨®mica ha habido una politizaci¨®n muy fuerte de la sociedad espa?ola. Los j¨®venes son muy sensibles al contexto, y las ¨²ltimas generaciones han vivido una serie de hitos que las han llevado a politizarse muy r¨¢pido, m¨¢s que, por ejemplo, la de los a?os 80. Guerra de Irak, gobierno de Zapatero, 15M, nuevos partidos, Catalu?a. Eso se vivi¨® muy intensamente. Pero el inter¨¦s de los j¨®venes de ahora ha deca¨ªdo, por el paso por la pandemia o el agotamiento del ciclo de los nuevos partidos. Aunque seguimos en un nivel m¨¢s alto que en 2008.
P. ?Nos hacemos conservadores con la edad?
R. Cuando uno tiene que preocuparse por el sustento material directo se hace menos idealista y revolucionario. Pero hay un fen¨®meno muy curioso que es el de la gente mayor que se radicaliza, porque as¨ª reconecta con las luchas de su juventud. Es curioso que el independentismo catal¨¢n est¨¢ muy apoyado por la gente mayor, m¨¢s que por los j¨®venes. Los mayores, adem¨¢s, son armas de destrucci¨®n masiva de la participaci¨®n pol¨ªtica, porque tienen m¨¢s tiempo. No hay nada que asuste m¨¢s a un pol¨ªtico que una movilizaci¨®n de pensionistas.
P. Y no queda bien mandar a los antidisturbios
R. Claro, ?c¨®mo vas a pegar a las ancianitas? Cuando hay crisis los que se movilizan son los pensionistas y son los que consiguen sus reivindicaciones. Eso explica por qu¨¦ pol¨ªticamente son tan sugerentes y se les protege tanto.
Me saluda mucha gente por la calle, y mi memoria RAM es cero: no s¨¦ si me saludan porque nos conocemos o porque me han visto en la tele
P. ?Y los j¨®venes se est¨¢n derechizando?
R. Algo de eso hay. La generaci¨®n m¨¢s a la izquierda en Espa?a es la de la Transici¨®n. La que era joven al final del felipismo es la m¨¢s derechizada, porque vivieron la descomposici¨®n de la izquierda. Los j¨®venes de Zapatero a la izquierda. Y ahora vuelven a estar m¨¢s a la derecha. No solo tiene que ver con temas como la redistribuci¨®n o los impuestos, sino que solapan temas culturales y materiales.
P. Eso de lo identitario y lo material supone un conflicto dentro de la izquierda.
R. Eso afecta, pero en Europa, excepto en Alemania, no tenemos ejemplos emp¨ªricos de partidos de izquierda rojiparda, esa que prescinde de todo el pack de nuevos derechos de Mayo del 68. Pero el mayor despiste est¨¢ en la derecha, donde estamos viendo escisiones muy fuertes entre la derecha proeuropea y antieuropea, la que acepta ciertos nuevos derechos y la que los impugna, la que es proteccionista en lo econ¨®mico y la que no lo es. Y hay una cierta nostalgia en sectores de la izquierda de parecerse m¨¢s a la izquierda de antes y disputar a la extrema derecha muchos votantes obreros. No esta claro que sea factible.
P. ?Pero no es un falso dilema elegir entre lo material y lo identitario? Se ha visto en el ¨²ltimo gobierno: ha habido pol¨ªticas de ambos tipos.
R. Efectivamente, es la idea de que redistribuci¨®n y reconocimiento no est¨¢n re?idos. Y lo que vemos emp¨ªricamente es que los partidos de izquierda m¨¢s exitosos son lo que compran el pack completo. Son los que ganan m¨¢s elecciones.
P. ?Por qu¨¦ asuntos como el de la amnist¨ªa, que no influye demasiado en nuestra vida cotidiana, levanta tantas pasiones?
R. Son temas que se vinculan con s¨ªmbolos e identidades que nos dan un sentido de existir. Cuando hablas de Espa?a y Catalu?a, aunque no afecte tanto al d¨ªa a d¨ªa, si que te dan un marco de identidad en el que te sientes c¨®modo, y eso exacerba mucho las pasiones. La identidad se vuelve el motor de la pol¨ªtica: eso es lo que impide un debate racional. Para mucha gente de la derecha la amnist¨ªa supone la desaparici¨®n de Espa?a, una angustia existencial, un miedo, un pavor. Y eso hace que el que tienes enfrente solo pueda ser concebido como un enemigo, y no como un adversario.
P. ?Qu¨¦ efectos tiene la polarizaci¨®n?
R. Esto me preocupa. Hay gente que ya no habla de pol¨ªtica con familia y amigos. Hay gente que se aleja de la pol¨ªtica. Imag¨ªnate que vamos a tomar una copa a un bar, pero resulta que est¨¢ lleno de hooligans gritones. Entonces los que no lo somos nos vamos del bar. ?Qui¨¦nes se quedan dentro? Los hooligans gritones. Ese bar es la pol¨ªtica.
Babelia
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