Viajar en el tiempo para visitar aut¨¦nticas dictaduras
Decir que vivimos bajo una tiran¨ªa significa ignorar el fr¨ªo, la pobreza y el terror en el que vivieron millones de personas durante cientos de a?os y que sufren todav¨ªa muchos millones
En los l¨ªmites de la realidad era una pel¨ªcula de episodios que, en 1983, reuni¨® a los directores que cambiaron el cine comercial en los a?os setenta y ochenta: Steven Spielberg, John Landis, George Miller y Joe Dante. El primer cap¨ªtulo, dirigido por Landis, se titulaba Time Out y contaba la historia de un tipo racista y antisemita que, sin mayor explicaci¨®n, viaja en el tiempo y se encuentra perseguido por las SS como jud¨ªo en la Francia de Vichy y luego transformado en un negro a punto de ser linchado por el Ku Klux Klan. Acaba en un tren de ganado con direcci¨®n desconocida hacia el Este. No quisiera que aquellos que creen que vivimos en una dictadura o que gritan consignas racistas y fascistas por las calles de Madrid tuviesen que ser sometidos a una lecci¨®n similar, pero tampoco les vendr¨ªa mal mirar un poco al pasado.
Europa, desde hace siglos, ha sufrido las m¨¢s horrendas satrap¨ªas y sus habitantes han padecido la violencia estatal, empezando por Espa?a, que vivi¨® bajo una dictadura hasta 1975 ¡ªaunque algunos de los que protestan estos d¨ªas en Madrid parecen a?orarla¡ª. El ¨²ltimo libro de Mary Beard, Emperador de Roma (Cr¨ªtica, traducci¨®n de Silvia Furi¨®), es un apasionante recorrido por el poder en la antigua Roma pero, tambi¨¦n, una reflexi¨®n sobre el poder en general, en todas las ¨¦pocas y en todos los tiempos. Y sobre el terror en el que viv¨ªan no solo los romanos, sino toda la corte imperial: nunca estaba claro si uno iba a salir vivo de una cena con el emperador.
Pero no hace falta remontarse a una ¨¦poca tan remota ¡ªen la que un esclavo pod¨ªa ser arrojado a una piscina para ser devorado por lampreas por romper un vaso, como cuenta Beard que hac¨ªa el rico Poli¨®n¡ª. Frank Dik?tter, un experto en la China comunista y en la revoluci¨®n cultural de Mao, que cost¨® la vida a millones de personas, acaba de publicar un ensayo titulado Dictadores. El culto a la personalidad en el siglo XX (Acantilado, traducci¨®n de Joan Josep Mussarra), en el que repasa la vida de ocho s¨¢trapas del siglo XX, a cada cual m¨¢s sanguinario, eg¨®latra y despiadado.
El rumano Nicolae Ceausescu (1918-1989) destruy¨® una parte importante del centro hist¨®rico de Bucarest y arruin¨® su pa¨ªs para construirse un palacio gigantesco; instal¨® el mayor sistema de escuchas de Europa oriental; reprimi¨® a la minor¨ªa h¨²ngara; hizo vivir a la mayor parte de la poblaci¨®n rumana en la miseria. Ni siquiera le hizo falta ser especialmente cruel, aunque lo era cuando lo necesitaba: la mayor¨ªa de los disidentes hab¨ªan sido asesinados durante el mandato despiadado de su mentor, Gheorghiu-Dej. Entre 1949 y 1951, llev¨® a cabo el llamado experimento Pitesti, una de las cumbres de la crueldad en el siglo XX. Consist¨ªa en que los presos torturados eran convertidos en torturadores.
El ego de Ceausescu y de su mujer Elena no conoc¨ªa l¨ªmites: recibieron todos los t¨ªtulos acad¨¦micos posibles, ten¨ªan una legi¨®n de diplom¨¢ticos para conseguirles condecoraciones extranjeras (o invent¨¢rselas), se atribu¨ªan los nombres m¨¢s extravagantes ¡ª¡±Estrella que se encuentra al lado de otra estrella en el arco celeste¡±, por ejemplo¡ª y era obligatorio que las librer¨ªas tuviesen sus libros. Un viejo chiste dec¨ªa que en Rumania solo se vend¨ªan libros de los Ceausescu o sobre los Ceausescu. La televisi¨®n dedicaba la mitad de su programaci¨®n al matrimonio y los t¨ªtulos de los programas especiales eran muy sugerentes: La era de Nicolae Ceausescu, Veinte a?os de logros socialistas.
Estar en profundo desacuerdo con un Gobierno y con las leyes que promueve es una cosa. Decir que vivimos en una dictadura significa ignorar el fr¨ªo, la pobreza y el terror en el que vivieron millones de personas durante cientos de a?os y en el que viven todav¨ªa muchos millones. Es una afrenta a las v¨ªctimas de aquellos reg¨ªmenes, a los que sufren en la actualidad bajo la amenaza constante contra sus vidas, sus propiedades y sus familias. Tal vez no hace falta llegar tan lejos como le ocurre al personaje de En los l¨ªmites de la realidad y baste con unos segundos en una dictadura de verdad para comprobar que hay cosas que, por muchas veces que se digan, no dejan de ser un disparate.
Babelia
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