Jon Fosse, premio Nobel de Literatura: ¡°Prefiero vivir de la manera m¨¢s aburrida posible¡±
El autor, que recibir¨¢ el galard¨®n de la Academia Sueca el pr¨®ximo domingo en Estocolmo, relata en una entrevista exclusiva en Oslo: ¡°Hay gente que ama mi escritura y gente que la odia¡±
Jon Fosse (Haugesund, 64 a?os), el esquivo escritor noruego, poco dado a la exposici¨®n p¨²blica (rechaza el ¡°95% o m¨¢s¡± de las propuestas, seg¨²n sus propios c¨¢lculos), concede una entrevista exclusiva a EL PA?S poco antes de recibir el Premio Nobel de Literatura, el domingo en Estocolmo. All¨ª solo dar¨¢ el obligado discurso en la ceremonia y se abstendr¨¢ de cualquier otro acto o encuentro con la prensa.
En Oslo hac¨ªa 12 grados bajo cero el martes al mediod¨ªa. El tiempo est¨¢ loco: Noruega no es precisamente un pa¨ªs c¨¢lido, pero estas temperaturas subterr¨¢neas son demasiado bajas para la ¨¦poca. As¨ª que el escritor aparece embutido en su anorak verde, el rostro asomando de la capucha, medio tiritando, igual que est¨¢n estos d¨ªas el resto de los ciudadanos oslenses, entre sorprendidos y congelados: ¡°?Maldito fr¨ªo!¡±.
Fosse, dramaturgo, poeta, novelista, es autor de una prol¨ªfica obra: cerca de 40 novelas y colecciones de relatos, m¨¢s de 40 obras teatrales, 13 poemarios, algunos libros para ni?os. Suele considerarse Septalog¨ªa (De Conatus) como su obra cumbre, llamativamente tard¨ªa, ya que su ¨²ltima parte se public¨® en 2021. Ahora, en este viaje financiado por la Embajada de Noruega en Espa?a, se sienta a la mesa, ante la curiosidad de los clientes circundantes (?el premio Nobel!), delante de un caf¨¦ con leche, con una remesa de libros pendientes de firmar y el nudillo del dedo coraz¨®n de la mano derecha manchado de tinta azul.
Pregunta. Lo primero, enhorabuena por el premio.
Respuesta. Gracias. Llevo como 10 a?os en la lista de candidatos, en las listas de apuestas, as¨ª que muchas veces he estado atento al anuncio, muy excitado, a la una de la tarde en punto¡ pero no era para m¨ª. Este a?o estaba seguro de que no iba a ser yo. Fue una sorpresa. Aquel d¨ªa estaba conduciendo cerca de mi pueblo, que queda al norte de Bergen, en el oeste de Noruega, donde crec¨ª. Me gusta conducir por carreteras rurales. Entonces vi sonar en el tel¨¦fono un n¨²mero que empezaba por +46, el prefijo sueco¡
P.¡ Y entonces supo que era premio Nobel.
R. No, pens¨¦ que era alguien que me llamaba de Suecia para cualquier cosa; no s¨¦, mi agente. Pero claro, por la fecha y la hora, por el n¨²mero de tel¨¦fono, podr¨ªa ser tambi¨¦n la Academia Sueca. Y era quien, efectivamente, llamaba: Mats Malm, el secretario permanente de la Academia.
P. ?Qu¨¦ significa para usted este premio?
R. Cuando lo supe, sent¨ª felicidad. S¨ª, verdadera felicidad. Luego tambi¨¦n me asust¨¦ un poco, por todo lo que se me ven¨ªa encima.
P. Mi madre ten¨ªa una colecci¨®n de novelas de los premios Nobel en casa. Cuando miraba los lomos, muchos nombres ni me sonaban.
R. Mi suegro ten¨ªa una colecci¨®n similar¡ Muchos de ellos siguen vigentes. Los olvidados son, sobre todo, de los primeros a?os. Por ejemplo, en 1903 el premio fue para el noruego Bj?rnstjerne Bj?rnson, no para su coet¨¢neo m¨¢s recordado, Henrik Ibsen. Escrib¨ªa de una manera m¨¢s idealista, como quer¨ªa Alfred Nobel.
P. Luego las cosas cambiaron.
R. Cuando miro la lista, veo a muchos autores importantes para m¨ª. Veo a Faulkner. Veo a Beckett. Veo a Peter Handke. Muchos. O Pirandello y Maeterlinck, si hablamos de dramaturgos. Es una mezcla de autores que todav¨ªa son le¨ªdos y otros que han sido olvidados. Ah, y muchos de los autores que m¨¢s admiro no tienen el Nobel, como Lorca, Proust o Kafka. Tienen en com¨²n que murieron bastante j¨®venes. Yo estoy en el promedio, sesenta y tantos a?os.
P. O sea, el Nobel no garantiza la eternidad.
R. No, no, no. Lo ¨²nico que garantiza es un lugar en esta lista. Y en la colecci¨®n que ten¨ªa tu madre en casa.
EL PA?S viaj¨® a Noruega para explorar, entre otras cosas, el entorno f¨ªsico y social de Jon Fosse, aunque, en principio, sin posibilidad de entrevistarlo. Sin embargo, inesperadamente, el Nobel accedi¨® a atender a un redactor y un fot¨®grafo de este diario en Kaffistova, su cafeter¨ªa habitual en el centro de Oslo. Al escritor le hace gracia la idea: ¡°Tienes que poner eso, que vinisteis a investigar a Fosse y que, finalmente, Fosse apareci¨®¡±, dice divertido.
P. Es que usted no es muy proclive a exponerse.
R. No me gusta mucho, pero, por otro lado, estoy bastante acostumbrado. Mi primera novela [Raudt, svart, en castellano Rojo, negro] se public¨® en 1983, hace ya 40 a?os, y hubo grandes fotos m¨ªas en la prensa local de Bergen: de pronto, era una persona p¨²blica. Y cuando mis obras teatrales empezaron a viajar a cada vez m¨¢s pa¨ªses, m¨¢s creci¨® esa faceta. No puedo decir que me guste, pero he aprendido a vivir con ello. Lo regulo lo m¨¢ximo posible, rechazo casi todo. Estoy realmente cansado de los eventos, los estrenos, las recepciones¡ Prefiero reservarme para los momentos donde realmente juego un papel. El resto lo evito.
P. ?C¨®mo es, entonces, su estilo de vida?
R. Prefiero vivir de la manera m¨¢s aburrida posible. Sin ver a nadie, solo estando en casa con mi familia. En los ¨²ltimos a?os, dedico las noches a escribir. Me levanto a las cuatro y escribo de cinco a nueve. No puedo escribir todo el rato, si lo hago me sale mal, tengo que hacer pausas para recuperar la energ¨ªa, el esp¨ªritu. Pero cuando me pongo a escribir necesito como una semana seguida para ponerme a tono. Escrib¨ª Septolog¨ªa ¨ªntegramente en Austria, sin pisar Noruega, en sesiones de cinco a nueve de la ma?ana.
P. Es usted muy prol¨ªfico.
R. Soy un escritor r¨¢pido¡
P. Quiz¨¢s sea porque usa pocos signos de puntuaci¨®n. El texto fluye¡
R. En algunas de mis novelas no hay puntos, luego en otras reaparecen¡ Es una cuesti¨®n de ritmo.
El ritmo es un concepto fundamental en la literatura de Fosse, cuya prosa r¨ªtmica y reiterativa es inconfundible marca de la casa. Como explica, en su obra no es tan importante el argumento como el ritmo, la sonoridad, la resonancia, un af¨¢n que tal vez le venga de su juventud como m¨²sico aficionado, ya fuera ensayando durante muchas horas en casa con la guitarra o formando parte de una banda de rock adolescente. Es, en el fondo, un poeta. Actualmente, su poes¨ªa completa se est¨¢ publicando en Espa?a por Sexto Piso (es el primer pa¨ªs donde se dispondr¨¢ de todos sus poemas traducidos). Las obras narrativas que no estaban en el cat¨¢logo de De Conatus (una de ellas en coedici¨®n con N¨®rdica, Ma?ana y tarde) han sido adquiridas recientemente por el grupo Penguin Random House, que ya ha publicado Melancol¨ªa y Blancura, ambas en el sello Random House. De aquellos inicios musicales, Fosse ahora prefiere jugar con los silencios y el sutil flujo mental, la po¨¦tica de la repetici¨®n interior, casi on¨ªrica.
P. ?Es as¨ª?
R. Lo importante para m¨ª es la forma. La musicalidad. Incluso el contenido, por llamarlo de alguna manera, es para m¨ª parte de la forma. M¨¢s que como un escritor, funciono como un compositor. Un d¨ªa de mi juventud dej¨¦ de tocar m¨²sica y empec¨¦ a escribir, pero segu¨ª experimentado con lo mismo. Repeticiones, variaciones. Y me hice conocido por eso.
P. La m¨²sica, la poes¨ªa¡
R. Y el teatro: Lorca dijo algo as¨ª como que una obra teatral es un poema puesto de pie. Es una descripci¨®n perfecta de lo que yo siento escribiendo una obra. El teatro no necesita tanta intensidad como el poema, necesita tambi¨¦n acci¨®n, pero requiere de esa intensidad po¨¦tica para funcionar. Y en mi narrativa de ficci¨®n es parecido: mi obra larga Septolog¨ªa tambi¨¦n podr¨ªa ser vista como un largo poema en prosa. Es una novela, pero tambi¨¦n es como un poema. Y todo por la m¨²sica.
P. Algunos lectores encuentran dif¨ªcil su estilo.
R. Yo no lo encuentro dif¨ªcil. Algunas personas lo encuentran dif¨ªcil y otras, muy simple.
P. Creo que es ambas cosas al mismo tiempo. Lo que se dice est¨¢ muy claro, pero no es tan sencillo de abordar por el estilo hipn¨®tico.
R. Eso es lo que yo creo. Desde el principio hay gente que ama mi escritura y gente que la odia. Es como la m¨²sica: si eres una persona musical, te gusta. Pero hay gente no la llega a entender. O como las matem¨¢ticas: hay gente buena con los s¨ªmbolos y otra que no lo es. Eso s¨ª, a mucha gente no le gust¨® mi primera novela y con el tiempo se ha ido adaptando a mi estilo.
Pasi¨®n por las estilogr¨¢ficas
P. ?C¨®mo escribe, o, mejor dicho, compone f¨ªsicamente?
R. Empec¨¦ utilizando una m¨¢quina de escribir. Luego me pas¨¦ al Mac. Fui uno de los primeros usuarios de Mac en Noruega. Me encant¨® pasarme al ordenador: poder corregir en la pantalla, poder imprimirlo, cambiando las fuentes, Garamond, Palatino¡ Poder entregar manuscritos sin esas correcciones que ten¨ªa que hacer en los textos a m¨¢quina. Fui muy entusiasta. Todav¨ªa lo uso, pero en los ¨²ltimos a?os he perdido un poco el inter¨¦s.
P. ?Y ahora?
R. Ahora, como puedes comprobar [por el nudillo manchado], estoy interesado en las tintas: tengo una gran colecci¨®n de plumas estilogr¨¢ficas, alrededor de 300, y de diferentes tintas de todos los colores posibles, unos 150 tipos. Me gustan especialmente las plumas de punta ancha: es muy parecido a usar un pincel. Septolog¨ªa fue escrita en el Mac y corregida a mano. Por el contrario, Blancura fue escrita desde el principio a mano.
P. Buena parte de su obra es ¨ªntima y atemporal. ?No debe la literatura ocuparse de los problemas de la sociedad?
R. No del todo. La literatura est¨¢ relacionada con la sociedad de la misma manera que la m¨²sica est¨¢ relacionada con la sociedad. Como los poemas y las obras de Lorca lo est¨¢n. El arte tiene un papel en la sociedad, y por ello un impacto pol¨ªtico. Como Lorca, que tiene impacto pol¨ªtico, aunque no trate temas pol¨ªticos. Pienso que si intentas traer el mensaje pol¨ªtico, o religioso, o lo que sea, de forma expl¨ªcita, es probable que acabes escribiendo mal. O al menos as¨ª lo veo yo. No puedo recordar ninguna obra evangelizadora, por llamarla de alguna manera, que sea una buena obra.
P. Hace un rato hemos visitado la iglesia cat¨®lica de San Olav, uno de los lugares donde usted pr¨¢ctica su religiosidad. Se convirti¨® al catolicismo siendo noruego, cosa no muy com¨²n.
R. Los noruegos ¨¦tnicos cat¨®licos solo somos cuatro o cinco mil. Hay migrantes polacos o filipinos, pero noruegos ¨¦tnicos somos muy pocos. En la iglesia que mencionas hay conectadas unas 40 nacionalidades. A veces voy a misa y soy el ¨²nico de etnia noruega.
P. En Septolog¨ªa usted explora la posibilidad de ser otras personas. ?Le hubiera gustado ser otra persona?
R. No estoy muy feliz conmigo mismo, la verdad.
P. Pero tiene usted el Premio Nobel.
R. S¨ª, pero¡ Es que yo no intento expresarme cuando escribo, intento escapar de m¨ª mismo. Lo mismo que cuando tocaba m¨²sica, era para escapar. O cuando leo la poes¨ªa de Lorca, por citarlo otra vez. Pero si fuera una persona feliz, feliz con mi tel¨¦fono m¨®vil, sinti¨¦ndome bien y afortunado, no creo que escribiera. O hubiera escrito un libro y ya est¨¢.
P. Debe estar usted muy insatisfecho, porque ha escrito much¨ªsimo.
R. Esa insatisfacci¨®n me ha hecho estar una vida entera escribiendo. Hay algo mal ah¨ª, conmigo, con el resto del mundo.
Conforme con el envejecimiento
P. ?Le afecta el paso del tiempo?
R. Con eso estoy bastante conforme. Mi vida es cada vez mejor cuanto mayor me hago. Yo creo que, si no tienes problemas de salud, como tanta gente tiene, envejecer no est¨¢ mal. En mis obras, como en Septolog¨ªa, juego con el paso del tiempo, voy adelante, atr¨¢s, lo estiro, como el material del que est¨¢ hecho la novela.
P. Usted sufri¨® alcoholismo. Muchas veces se asocia el alcohol con la creatividad del artista.
R. Creo que es cierto. Desde tiempos antiguos, los romanos se quejaban de los poetas borrachos que andaban por ah¨ª. Se crea algo de conexi¨®n, porque el alcohol afloja ciertos l¨ªmites, si no se abusa. He bebido mucho en mi vida, pero tuve que parar completamente. Y dejarlo no estrope¨® mi escritura de ninguna manera, sino todo lo contrario. Empec¨¦ a escribir mejor. Y gan¨¦ tiempo para escribir. Me gusta beber, me gusta tomar vino y charlar, pero no est¨¢ bien si lo haces mucho. Por eso lo dej¨¦.
P. El futuro tiene muy mala pinta para la especie humana. ?C¨®mo afronta usted este futuro incierto que se nos plantea?
R. Estamos viviendo en tiempos muy peligrosos, estoy de acuerdo. Por ejemplo, la guerra de Ucrania es muy peligrosa, y cuanta m¨¢s parte tome Occidente, m¨¢s cerca estaremos del desastre nuclear.
P. ?Qu¨¦ siente con respecto a la situaci¨®n en Gaza?
R. Ese conflicto es trist¨ªsimo. Ham¨¢s atac¨® ni?os y ancianos, fue realmente horrible, mat¨® a m¨¢s de mil y se llev¨® secuestrados. Entiendo que Israel ten¨ªa que responder a eso de alguna manera, desde luego. Pero en esa respuesta no puede hacer lo que le d¨¦ la gana.
Babelia
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