Alexander Payne, cineasta: ¡°De estudiante en Salamanca descubr¨ª ¡®Viridiana¡¯: nunca pens¨¦ que una pel¨ªcula pudiera ser tan bella y subversiva¡±
El realizador acaba de estrenar en Espa?a ¡®Los que se quedan¡¯, otra demostraci¨®n de su pasi¨®n por personajes que reflejen la vida com¨²n. El pasado domingo el filme gan¨® dos Globos de Oro
Cuando era peque?o, la ilusi¨®n de Alexander Payne (Omaha, Nebraska, 62 a?os) era ser proyeccionista. ¡°Y m¨ªreme ahora¡±, bromea por videollamada desde su casa en Omaha d¨ªas antes de las vacaciones navide?as. El doble ganador del Oscar por los guiones de Entre copas y Los descendientes ¡ªadem¨¢s de otras cuatro candidaturas, dos en direcci¨®n y otras dos en guion gracias a t¨ªtulos como Election o Nebraska¡ª pertenece a la estirpe de los cineastas que pueden hacer lo que quieran. ¡°Bueno, me muevo en presupuestos de tama?o medio, no soy muy prol¨ªfico... Eso ayuda, pero me gustar¨ªa haber sido m¨¢s r¨¢pido¡±, confiesa. ¡°Respeto mucho el buen cine como para hacer cualquier cosa. Aunque... hay cierta pretenciosidad en tratar de no ser pretencioso. Me declaro culpable¡±.
La conversaci¨®n viene a cuento del estreno en Espa?a de Los que se quedan, la historia de tres personajes en pleno naufragio vital que se quedan solos y sin rumbo unas navidades de inicios de los setenta en un internado de Nueva Inglaterra: un profesor de Historia Antigua, un alumno d¨ªscolo y la cocinera, que acaba de perder a su hijo en la guerra de Vietnam. Dos de sus int¨¦rpretes, Paul Giamatti, que da vida al docente, y que se hizo famoso hace dos d¨¦cadas por Entre copas, y Da¡¯Vine Joy Randolph, que encarna a la cocinera, ganaron el domingo los Globos de Oro en sus categor¨ªas. El 23 de enero, cuando se anuncien las nominaciones a los Oscar, Los que se quedan podr¨ªa aparecer en al menos cinco apartados. ¡°Paso a paso, por favor, paso a paso¡±, despeja Payne. Con todo, el mi¨¦rcoles su nombre apareci¨® en el quinteto a mejor realizador de cine entre las nominaciones a los premios del Sindicato de Directores.
El director quiso estudiar cine, pero su familia le oblig¨® a hacer Derecho en Stanton. La ¨²nica universidad europea que ten¨ªa en los ochenta un convenio con la suya era la de Salamanca, y por eso en 1981 pas¨® un curso en Espa?a. De ah¨ª que conozca perfectamente el cine espa?ol y use alguna expresi¨®n en castellano ¡ªcomo ¡°a la deriva¡± o ¡°entre otras muchas¡±¡ª durante la charla. En Cannes, cuando present¨® Nebraska, el cineasta coment¨® a este periodista que si no la hubiera protagonizado Bruce Dern, en su mente solo aparec¨ªa otro nombre, Pepe Isbert, obviamente un imposible ya que muri¨® en 1966. ?Y no Fernando Fern¨¢n G¨®mez, m¨¢s cercano al f¨ªsico de Dern? ¡°Puede, aunque Isbert fue un int¨¦rprete inconmensurable¡±. Ahora, ?podr¨ªa la acci¨®n de Los que se quedan trasladarse a la Salamanca del final del franquismo, en un cambio pol¨ªtico similar al de EE UU un lustro antes? ¡°Necesitar¨ªa pensarlo, podr¨ªa ser¡±. ?Le valdr¨ªa Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez en vez de Giamatti? ¡°Desde luego, aunque Giamatti es bueno, eh. Porque aporta humanidad, hace que sus personajes los asumas como gente real¡±.
Aunque solo haya dirigido ocho largometrajes, Payne suele trabajar simult¨¢neamente en diversos estados de sus proyectos. Los que se quedan nace de una proyecci¨®n en el festival de cine de Telluride de 2011, donde Payne vio Merlusse, el cl¨¢sico de Marcel Pagnol de 1935. ¡°Ah¨ª est¨¢ la historia del profesor con un problema ocular. Pero ya. Fue la premisa, no la semilla. Porque a?os despu¨¦s me lleg¨® un guion para un episodio piloto de David Hemingson, a quien no conoc¨ªa, con una historia cercana a aquella, y le llam¨¦ y le ret¨¦: ¡®?Y si lo reescribieras para una pel¨ªcula?¡¯. Y acept¨®. El m¨¦rito es suyo¡±, explica. ?C¨®mo decidieron en qu¨¦ ¨¦poca datarla? ¡°Los cincuenta es territorio Peter Weir [por El club de los poetas muertos]. Y en la actualidad no hay colegios unisex y s¨ª demasiados m¨®viles¡±. Por eso se quedaron en los setenta, en un momento de cambios pol¨ªticos y sociales, cuyos ecos transpiran en la historia. ¡°As¨ª llegamos a la necesidad de hacerla como si estuvi¨¦semos en 1970, desde los t¨ªtulos de cr¨¦dito a los movimientos de c¨¢mara. Pens¨¦ que ser¨ªa divertido, que la har¨ªa interesante. Hace una d¨¦cada ya busqu¨¦ algo especial filmando Nebraska en cinemascope y en blanco y negro. La clave estuvo en que rodamos no como si fuese un largo de ¨¦poca, sino como si trabaj¨¢ramos en 1970, en un filme contempor¨¢neo. Toda una experiencia radical¡±.
Crec¨ª viendo las pel¨ªculas de los setenta, antes de que el cine de estudios se jodiera¡±
En aquellos setenta el mundo parec¨ªa vivir en una dimensi¨®n humana, antes de que la tecnolog¨ªa arrollara la Tierra. En el cine de Payne prima el ser humano. ¡°No s¨¦ c¨®mo plantear este tema sin meter la pata. No soy el ¨²nico cineasta que piensa sobre todo en mostrar personas antes que clich¨¦s andantes, o grandes efectos especiales... Cada vez somos menos, me doy cuenta. S¨ª, me interesa la gente¡±.
A Payne no le gusta hablar ni de ¨¦l como persona ni de su cine, sino que pastorea la conversaci¨®n hacia otros creadores y sus pel¨ªculas. Aunque en ese paseo asome su credo. ¡°De cr¨ªo me impresion¨® Tiempos modernos. Luego, en Salamanca, porque se levant¨® la censura y se hab¨ªan quedado sin estrenar en Espa?a, vi La dolce vita. Y, sobre todo, descubr¨ª Viridiana. Nunca pens¨¦ que una pel¨ªcula pudiera ser tan bella y subversiva¡±. A su vuelta a EE UU en San Francisco asisti¨® a la proyecci¨®n de una copia restaurada de Los siete samur¨¢is. ¡°Decid¨ª que intentar¨ªa estudiar cine, m¨¢s por mi pasi¨®n como espectador que por una pulsi¨®n creativa. Pens¨¦: ¡®Nunca escalar¨¦ una monta?a tan alta, pero quiero estar en esa monta?a¡¯. Y esa frase me la he repetido numerosas veces en mi vida. No importa si el resultado deviene en fracaso, lo que importa es intentar las cosas¡±.
La novela siempre gana por puntos, mientras que el cuento debe triunfar por K. O. Pues igual es una pel¨ªcula: tiene que vencer a los puntos¡±
Durante sus rodajes, los viernes por la noche el equipo se re¨²ne, bebe martinis y ve pel¨ªculas que proyecta Payne: ¡°En esta ocasi¨®n present¨¦ El graduado, Klute, Luna de papel, El casero, Harold y Maude o El ¨²ltimo deber¡±. Las tres ¨²ltimas las dirigi¨® Hal Ashby. ¡°Me gusta mucho. Sobre todo sus siete trabajos en los setenta, d¨¦cada que acab¨® con Being There. ?C¨®mo se llamaba en Espa?a?¡±. Bienvenido, Mr. Chance. ¡°Ah, otro de esos t¨ªtulos rid¨ªculos espa?oles. En fin, tambi¨¦n me gustan de aquel tiempo las pel¨ªculas de Mike Nichols o de Carlos Saura¡±.
Porque Payne pertenece a una generaci¨®n de cineastas estadounidenses que se confiesan herederos del cine del Nuevo Hollywood, como Paul Thomas Anderson, Jeff Nichols, James Gray o David O. Russell. ¡°Probablemente, porque tenemos parecidas edades y crecimos viendo aquellas pel¨ªculas, antes de que el cine de estudios se jodiera. La adolescencia es la ¨¦poca que marca tu car¨¢cter. El personaje del alumno me interesaba mucho porque est¨¢ al final de ese periodo, va a dar el salto y su vida puede cambiar radicalmente¡±.
Gracias a su libertad, Payne no ha necesitado trabajar bajo el esquema r¨ªgido de una plataforma que obliga a esos momentos What The Fuck? (WTF) que defin¨ªa Nanni Moretti en El sol del futuro. ¡°Hago lo que quiero. Nunca he rodado algo contra mi voluntad. Aunque ahora mismo tengo tres guiones en la mano, sospecho que me decantar¨¦ por un w¨¦stern escrito por Hemingson [reflexiona unos segundos en silencio con la cabeza gacha]. ?Sabe en qu¨¦ soy un privilegiado? En que dirijo cine en un tiempo en que los espectadores a¨²n van a las salas. ?Encima, la humanidad ha estado miles de a?os sin inventar el cine!¡±. Y retorna a los patrones narrativos actuales: ¡°Tengo claro que cada historia es distinta, pero que ante todo son como la vida. Agridulce. Habr¨¢ momentos de subid¨®n y otros de baj¨®n. Y que esos giros de guion WTF no suelen ocurrir en el minuto tres. Por eso me importan los finales, y los hago ni felices ni pesados, porque me preocupa la sensaci¨®n con la que salga el p¨²blico de la sala. Julio Cort¨¢zar dec¨ªa que escribir es como un combate de boxeo. La novela siempre gana por puntos, mientras que el cuento debe triunfar por K. O. Pues igual es una pel¨ªcula: tiene que vencer a los puntos¡±.
Babelia
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