La guitarra de Paco de Luc¨ªa brilla de nuevo en Nueva York
El concierto del Carnegie Hall es el primero de los actos que se celebrar¨¢n hasta el 24 de febrero en la ciudad para conmemorar el d¨¦cimo aniversario de su muerte
¡°No sabemos lo que vamos a ver¡±, dec¨ªa Gabriela Canseco, viuda de Paco de Luc¨ªa, en la recepci¨®n previa al concierto homenaje al m¨²sico en el Carnegie Hall este martes 20 de febrero. Era el primero de los actos que se celebran en Nueva York hasta el pr¨®ximo s¨¢bado en el marco del festival Paco de Luc¨ªa Legacy para conmemorar los diez a?os de la muerte del guitarrista de Algeciras.
La frase de su viuda era honesta y ten¨ªa sentido. No ha sido f¨¢cil coordinar 22 actuaciones en una con m¨¢s de 30 artistas implicados y trasladar a cien personas en total hasta Nueva York para organizarlo todo en pocos d¨ªas. Entre bambalinas, la sensaci¨®n entre los participantes era parecida. Organizar algo con tantos cambios de escena era muy dif¨ªcil. Y perfeccionarlo con solo dos d¨ªas de ensayo, dec¨ªan, lo hac¨ªa a¨²n m¨¢s complicado. Pero la mayor¨ªa del elenco le puso ganas y hasta alegr¨ªa.
No fue el caso de Diego el Cigala, que sali¨® a escena como suele hacer ¨²ltimamente: sin ganas, fuera de lugar y de tono. Y aun as¨ª, se le aplaudi¨®. Suerte que en el evento, que organiza la Fundaci¨®n Paco de Luc¨ªa, cantaron tambi¨¦n Carmen Linares, que por alegr¨ªas record¨® por qu¨¦ sigue siendo la due?a y se?ora del cante; una Silvia P¨¦rez Cruz impecable interpretando Mar¨ªa la Portuguesa, y Jos¨¦ Merc¨¦, que abord¨® una seguiriya especialmene inspirado. Pero en el Carnegie Hall el pellizco con la voz lo dio Duquende. El catal¨¢n, medio desaparecido de la escena, volvi¨® en Nueva York a ser aquel cantaor que a Paco de Luc¨ªa tanto le recordaba a Camar¨®n.
El baile no tuvo una noche brillante en Nueva York. Y eso que estaban otros dos que gustaban al maestro: Farru y Farruquito, que son siempre efectivos (el zapateado fuerte, la facilidad para las piruetas y el magnetismo que sigue inspirando su saga nunca fallan), pero tambi¨¦n fueron demasiado efectistas. Y el p¨²blico los aplaudi¨® con ah¨ªnco.
M¨²sicos de altura
Pero si algo elev¨® el concierto, y a qu¨¦ altura, fueron los m¨²sicos. Para empezar, las guitarras: las de dos veteranos como Rafael Riqueni y Pepe Habichuela; la de una mente privilegiada como Dani de Mor¨®n; la de la frescura y el comp¨¢s de Yerai Cort¨¦s, la de Antonio Rey, que interpret¨® unas tarantas del maestro que pusieron al p¨²blico en pie, o la de Jos¨¦ Mar¨ªa Bandera, especialmente inspirado tocando Monasterio de sal junto a Carles Benavent. Una menci¨®n aparte merece Ni?o Josele, que sostuvo el espect¨¢culo hasta cuando no era el protagonista y tuvo un gran momento cuando acompa?¨® (?o fue al rev¨¦s?) a Rub¨¦n Blades. Josele y Josemi Carmona, que era el director art¨ªstico, ejercieron de contenci¨®n de quienes no estaban tan concentrados y fueron generosos con todos.
?Qui¨¦n debe homenajear a Paco de Luc¨ªa?
Pero no solo guitarras hizo florecer Paco de Luc¨ªa y, por eso, no puede extra?ar que uno de los m¨¢s brillantes de la noche fuera el armonicista Antonio Serrano al marcarse uno de los grandes momentos musicales de la noche con el pianista Chano Dom¨ªnguez. Juntos interpretaron Canci¨®n de amor, de Paco de Luc¨ªa, y entre los dos consiguieron que ni siquiera se echara de menos la guitarra.
Jorge Pardo, Javier Colina, Carles Benavent y Rubem Dantas demostraron tambi¨¦n por qu¨¦ fueron m¨²sicos a la altura de Paco de Luc¨ªa. Y viceversa, porque el talento no se contagia pero s¨ª se pegan las formas. Por ejemplo, la de sentir respeto por la m¨²sica, el p¨²blico, los compa?eros y uno mismo. De eso sab¨ªa mucho Paco de Luc¨ªa, y de eso dieron muestra anoche muchos de sus amigos, disc¨ªpulos o ambas cosas. Y ese compromiso fue lo que suaviz¨® en muchas ocasiones los errores.
Gracias a los guitarristas, los percusionistas y el resto de instrumentistas tambi¨¦n acab¨® teniendo sentido este homenaje titulado Paco de Luc¨ªa Legacy, porque muchos estuvieron a la altura de su legado. ?Cu¨¢l es y c¨®mo se demostr¨® en el Carnegie Hall? Aqu¨ª van tres apuntes.
Uno, la profesionalidad que ¨¦l ten¨ªa la pusieron en pr¨¢ctica quienes se esforzaron para enmendar carencias del espacio, de la falta de tiempo y de otros contratiempos relacionados con la propia ciudad de Nueva York y las exigencias del Carnegie Hall. Segundo, el don que tuvo el de Algeciras para, tocara con quien tocara, conseguir que el flamenco se mezclara en perfecta proporci¨®n con otras m¨²sicas, aliment¨¢ndose de ellas y aliment¨¢ndolas. Lo lograron en Nueva York Ni?o Josele con Blades y Josemi Carmona con Madou Diabat¨¦. Tercer apunte: si Sabicas independiz¨® la guitarra del cante y del baile y la convirti¨® en solista, Paco de Luc¨ªa la multiplic¨® al arrimarle arm¨®nicas, flautas, cajones y m¨²sicas de otras latitudes. De ese modo, puso el flamenco a un nivel alt¨ªsimo. Y tambi¨¦n muy exigente. Por eso cabe que plantearse si deben ser quienes responden a esa exigencia, y solo ellos y ellas, los que deben homenajear a Paco de Luc¨ªa. Sean o no guitarristas. Sean o no flamencos.
Qui¨¦n es cada uno se pudo confirmar durante el fin de fiesta, en el que los ya citados salvaron los muebles y los de siempre, tambi¨¦n citados, actuaron a su antojo convirtiendo el cierre del show en un peque?o sinsentido. Como nota final, los artistas subieron al escenario, con toda la raz¨®n y todo el m¨¦rito, a Pepe de Luc¨ªa, hermano del homenajeado que fue tambi¨¦n su cantaor. La ¨²ltima experiencia, en el Teatro Real, no fue del todo bien pero en esta ocasi¨®n se mostr¨® contento de que aunque no estuviera en el programa se acordaran de ¨¦l, y zanj¨® un fin de fiesta ca¨®tico cantando un poquito de Buana Buana King Kong, las buler¨ªas con las que su hermano cerraba muchos conciertos, y dando Pepe de Luc¨ªa una lecci¨®n a m¨¢s de uno en Nueva York.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.